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sábado, 14 de febrero de 2015

Minimalismo isleño


…Más cine por favor,…y mejor. Pues tras el fiasco personal, no familiar, en opinión de mis hijos, tres días más tarde, mi esposa y yo, los más decepcionados con lo que habían montado los hermanos – hermana y hermano- Wachowsky, teníamos que apostar por ver una buena película, por supuesto huyendo del envite  valentinero, y superando la presión mediática de Grey. Así que ni cortos ni perezosos apostamos por ver la película más premiada en los Goyas de la semana pasado y hemos visto: La isla mínima. 
Reconocer que no hay obra de Alberto Rodríguez que no sea buena ni te deje pasar desapercibido . Se trata de un director que sabe de cine y que ha encontrado en el thriller y en el manejo de actores jóvenes un dominio absoluto, demostrándolo desde su primera película El factor Pilgrim (2000), a una producción de carácter amateur rodado en Londres sin financiación y – creo- que casi sin permiso de las autoridades británica pero por la que recibió una Mención Especial del Jurado de Nuevos Realizadores del Festival de San Sebastián del año 2000, que pude ver en Canal2 Andalucía, cuando este todavía existía, pero con los recortes - ¡Ay , Susana, qué mala eres! y cómo hundes en la miseria al funcionariado en general, y al profesorado , en particular, en Andalucía- , y no ahora que dedicas el HD a publicitar todos los días tu imagen con los palmeros de turno-, pasando por la magnífica y triste 7 vírgenes (2005), llegando al esplendor con Grupo 7 (2012) que ya comenté en la entrada que lleva por título  "Pudo ser el 6 o el 10".

La isla mínima es una película española , con afortunadamente acento andaluz- del año  2014 de género policíaco, dirigida por el citado Alberto Rodríguez y que se ha estrenado en el mercado americano con el título de Marshland.
 Este largometraje fue presentado en la Sección Oficial de la 62 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en septiembre de 2014, donde la película fue galardonada con la Concha de Plata al mejor actor para Javier Gutiérrez y el premio del jurado a la mejor fotografía para Álex Catalán. Aquí empezó su periplo, y tras todo un ciclo de éxito tanto de crítica como de público culmino la pasada semana , pues fue la gran triunfadora de la XXIX edición de los Premios Goya, en la que obtuvo 10 galardones, incluido el correspondiente a la mejor película. 
La película sigue el guión del director Alberto Rodríguez y de Rafael Cobos. En la producción están Atípica Films, Sacromonte Films y Antena 3 Films, aunque la distribución la lleva Warner Bros. Pictures Intl. España. Gran parte del éxito de la misma estriba en su fotografía que ha corrido a cargo de Álex Catalán - ¡ qué magníficas son sus imágenes cenitales de las marismas, del cementerio y que magníficos atardecer y alboradas ha sacado en la pantalla- . También buena parte del éxito lo encontramos en el montaje de José M. G. Moyano y en la música ochentera de Julio de la Rosa que no tiene reparos en recordarnos algunos hits cercanos a la época en la que se desarrolla la película como alguno de Abba o la magnífica Yes Sir, I Can Boogie de las Baccara. La inversión global alcanzó los 4 millones de euros (€). 

Los actores principales que interpretan a la pareja de policías que investiga el caso son Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez que interpretan a Pedro y a Juan. Junto a ellos nos encontramos a Antonio de la Torre que interpreta a Rodrigo, a la premiada Nerea Barros como es Rocío, al protagonista del Niño, la película de Daniel Monzón – otro grande que surge de aquellas crónicas cinematográficas de días de cine- el guaperas Jesús Castro como Quini, Mercedes León como la señora Casa Coto, Adelfa Calvo como Fernanda y Manolo Solo como el periodista. A estos se unen Salvador Reina como Jesús, Jesús Carroza como el guardia civil Miguel – el de 7 vírgenes- o Juan Carlos Villanueva. 

La película empieza con una imagen cenital de los fractales formados por los cientos de meandros visibles desde el cielo finales que forma el Guadalquivir en su curso más bajo en su tránsito por Sevilla y fronterizo con Huelva justo antes de entrar en el Coto de Doñana.
Tras la alucinación que supone la visión moribunda de nuestro río grande descubrimos a dos policías, tirados en la carretera que llegan sobre un tractor a un pequeño pueblo de las marismas del Guadalquivir, olvidado y detenido en el tiempo y que han sido enviados desde Madrid a este oscuro pueblo de colonos de Sevilla. Estamos en el año 1980 y Franco sigue presente en las paredes y en el ambiente. 
Se trata de dos policías ideológicamente opuestos, que son expedientados y castigados – a Juan por un escrito en prensa- a desplazarse a un remoto pueblo de las marismas a investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. Nada más llegar empiezan a indagar sobre la desaparición. Su primer contacto es con la Guardia Civil local. Los miembros del cuerpo le comentan que las chicas son algo ligeras, cosa que molesta a Juan. Sin embargo, Pedro, aprovechando que son las fiestas patronales, obtiene la información de unos lugareños invitándolos a unos cubatas.
Al día siguiente se entrevistan con Rodrigo, el padre de las chicas desaparecidas un siempre inquietante Antonio de la Torre y con Rocío (Nerea Barros), la madre. Se ve que la situación entre ellos es tensa y no aportan pistas algunas, aunque de los pequeños detalles se sobreentiende que algo grave ha pasado pues parece que las chicas iban a salir con su maleta y con su cartilla. Después se entrevistan con la persona que las vio por última vez y comenta que se subió en un Citroen o Diane y le informa que una vidente que trabaja en una barca en el río alguna información más le puede dar. 
Tanto ella como las compañeras de clase de la desaparecida – por cierto, el único error de la película, pues dudo que el pueblo para 1980 tuviese instituto para chicas de 16 años- alguna indicación le dan.

Al igual que un furtivo. Lo cierto es que el cuerpo de las chicas es encontrado en un canal por parte de otros furtivos y han sido brutalmente violadas y mutiladas. 
Esa misma noche se presenta un tipo bebido al hostal en que se encuentran y le comenta que hace un año hubo otra desaparición – se trataba de su novia- y que de ella sólo se encontró un pie. Pedro y Juan, cada uno con su perfil y su método van atando cabos que lo llevan a un chico guaperas de nombre Quini (Jesús Castro) y a una Finca. Eso, unido a unos negativos encontrados semidestruidos que son reconstruidos por un fotógrafo del periódico El Caso (Manolo Solo) y que vagamente conoce a Pedro van cercando al posible asesino. 
Pero la propia comunidad aislada, opaca y plegada sobre sí misma impide una resolución definitiva, visible en la difícil relación con el juez que en una reunión con los policías les dice que "ustedes no saben como están organizadas las cosas aquí". 
En este difícil proceso, la relación entre Juan y Pedro se irá estrechando y sus métodos se harán parecidos, pero , a la vez, deberán enfrentarse a sus propios miedos, a su pasado y a su futuro. Lo único importante es dar con el asesino. 
Tras mil y una pista compleja aportada /ocultada por una chica seducida o por la guardesa de la finca del Guadalquivir y que hace pensar a Pedro que el asesino es el cacique local, y tras no pocas persecuciones por pistas de tierra y carreteras peligrosas, descubrimos en los últimos momentos de la película que el asesino es un guardés de nombre Sebastián, mientras que Quini era quien las seducía y las llevaba a la casa a cambio de dinero. 
Finalmente, y aunque heridos los policías desenmascaran al asesino y resuelven el caso. Juan pasa a ser reconocido por la prensa nacional, por lo que acaba siendo nombrado inspector y le ascienden, consiguiendo un traslado a Alcobendas, cerca de su casa. Por su parte, Pedro con problemas médicos y que es quien realmente ha resuelto el caso ni se le menciona. No obstante parece no importarle y ambos celebran el éxito policial en la discoteca del pueblo en la que Pedro tienen éxito. 
Sin embargo, y como contrapunto el zoógrafo que ha ayudado a Juan le pasa a éste fotografía que incriminan a Pedro como “El Cuervo” miembro de la brigada política franquista, brutal agente sobretodo en los interrogatorios y asesino de una estudiante que se manifestaban. Ambos se disponen a regresar a casa y Pedro, que le ha salvado la vida a Juan, nota resentimiento en la mirada del otro policía y le pregunta que ocurre este no responde y Pedro se mete en el coche. El pasado siempre está presente en uno y acaba aflorando,  también la película. 

Pedazo de thriller el visto. Es cine en estado puro. La película ha sido calificada como un asfixiante «thriller» policíaco con una sutil subtrama sociopolítica, siendo considerada por la crítica como una de las mejores películas españolas del año. 
El director, Alberto Rodríguez, ha manifestado que la primera inspiración sobre el escenario de la película fue una exposición del fotógrafo Atín Aya sobre las marismas del Guadalquivir y considera que el resultado obtenido es el producto de haber metido en una batidora lo que ha visto y leído en los últimos 30 o 40 años de cine y novela negra, desde directores como Pilar Miró a Ladislao Vajda y películas como Conspiración de silencio de John Sturges, con Spencer Tracy. “Me gustan los thrillers, porque te permiten hablar de problemas. Lo cierto es que 'La isla mínima' deslumbra, una cinta que "engancha al espectador" a través del suspense. 
El propio director comenta en una entrevista al diario “El País” que el 2000, “puede que 2001”, Rodríguez vio una exposición del fotógrafo Atín Aya, maestro del fotoperiodismo español, un hombre que en los noventa, durante años, viajó a las marismas a retratar a sus habitantes. “Me impresionó. Cuando acabé Siete vírgenes en 2005, Rafael Cobos [su guionista habitual] y yo escribimos un primer tratamiento. Y se olvidó. Se quedó en un cajón. Hasta que el año pasado vimos dos documentales, Atado y bien atado y No se os puede dejar solos, de los hermanos Bartolomé, que nos dieron la clave. Hechos a pie de calle, estudian la Transición sin el filtro del tiempo, porque están montados en 1981. Encontramos sentido a todo lo que teníamos. 
Escribimos el guión rápido, en cinco meses, y rodamos del tirón”. Así nacieron los dos policías, uno procedente del franquismo, otro más joven, en choque permanente contra la vieja escuela, en una España en la que ETA mataba casi todos los días, en la que aún primaban las formas de la dictadura y los miedos provocados durante décadas por el Gobierno franquista, que investigan en un terreno, las marismas, abonado para la caza furtiva, el caciquismo y el estraperlo. El cineasta vuelve a entregar otro análisis excepcional de una época y un momento, extrapolable a lo que ocurría por toda la Península. Y culmina que diciendo que este gusto por combinar la realidad en historias de ficción es posible que esté en el hecho de que “ de joven quise ser periodista me gusta usar elementos reales y próximos”. 
Algunos fotogramas de la película están basados en fotografías de Atín Aya, cuyo trabajo impresionó a los realizadores cuando sabían que su trabajo en una exposición retrospectiva. También señalar que en imbd de dice que las fotografías aéreas al comienzo de la película y otras que se pueden ver sobre ella, fueron digitalizadas por Israel Millán a partir de las de Héctor Garrido. Este fotógrafo ha publicado un libro, "Armonía fractal de Doñana y las Marismas" que incluye algunas de las imágenes utilizadas en la película. En La isla mínima hay más influencias. En su ideología está el alma del libro de viajes Por el río abajo, de Alfonso Grosso y Armando López Salinas, “o dos comunistas recorriendo el Guadalquivir”. 
La trama de La isla mínima arranca en las marismas del bajo Guadalquivir, una extensión inmensa y no demasiado conocida a unos 30 kilómetros al sur de Sevilla. Su rodaje se realizó a lo largo de 2013 en un espacio inhóspito. “Es un espacio de dimensiones bestiales en el que se produce más arroz que en Valencia y que cuenta con tres islas, la Mayor, la Menor y la Mínima, y nos pareció un buen lugar para comenzar una historia”, explica Rodríguez. La isla mínima mezcla “elementos de vida, muerte y redención”, explica Rodríguez. El rodaje terminó el 25 de septiembre de 2013. 
Con ocasión del éxito de la película, en la que destacan sus paisajes; . 
Los escenarios del rodaje de la película que comprende distintas localizaciones como Puebla del Río, Isla Mayor, Finca Veta la Palma, Vetaherrado, el Poblado Cotemsa, Playa de los Morenos y el Brazo de los Jerónimos y la Isla Mínima sitas en gran medida en localidades de Sevilla como Coria del Río, Isla Mayor, o Las Cabezas de San Juan, parajes que se están difundiendo gracias a la película. Algunos de ellos como la finca Veta La Palma, una piscifactoría privada dedicada también a la acuicultura forman parte del Espacio Natural Doñana. La Diputación de Sevilla, junto con la Andalucía Film Comission (AFC) y y la Junta de Andalucía han presentado una ruta turística que recorren estos parajes sevillanos.
La producción fue muy complicada en ese paisaje fluvial, misterioso y atormentado de las marismas del Guadalquivir y que desde época de Queipo de Llano fue el granero de Arroz, pero también de una importante actividad ligada al contrabando. Fue en Isla Mayor, el pueblo más cercano a las marismas, en donde se alojó el equipo durante el rodaje, y que atraviesa la única carretera y con un camino en las marismas estrecho, lleno de rodaduras, limitado a ambos lados por dos canales profundos que levantaron especialmente en los años cuarenta y cincuenta represaliados del régimen franquista y del que pusieron en aprovechamiento una importante comunidad de colonos valencianos. Durante el rodaje efectivamente sufrieron varios accidentes de tráfico con incluso caídas al canal.
El propio director señalaba en esa entrevista al Diario El País  que el rodaje fue duro “Yo tuve fiebre durante toda la filmación, varios técnicos más enfermaron, y en general fue bastante incómodo. Hubo un día de lluvia torrencial, los mosquitos devoraron a los actores… Me compliqué mucho la vida”. 
Desde su presentación oficial en Donosti la película generó un aluvión tanto de críticas positivas como de espectadores. Ya en otoño y en las primeras semanas - la película había sido estrenada 26 de septiembre- había llevado al cine a más de medio millón de espectadores. El director Alberto Rodríguez «Estoy muy feliz con la respuesta del público, y sólo espero que siga creciendo y que la gente disfrute de este thriller». 
La película ha sido galardonada con los siguientes premios Concha de Plata del Festival de San Sebastián 2014 al mejor actor para Javier Gutiérrez, Premio del jurado del Festival de San Sebastián 2014 a la mejor fotografía para Álex Catalán.
Más tarde será galardonada con dos Premios Forqué a película estrenadas en 2014, al mejor largometraje de ficción y al mejor actor para Javier Gutiérrez, así como cinco Premios Feroz a la mejor película (drama), a la mejor dirección para Alberto Rodríguez, al mejor actor protagonista para Javier Gutiérrez, a la mejor música original para Julio de la Rosa y al mejor tráiler.
Obtuvo igualmente ocho medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos en su septuagésimo aniversario (película, director (Alberto Rodríguez), actor (Javier Gutiérrez), actriz revelación (Nerea Barrios), guión original (Alberto Rodríguez y Rafael Cobos), fotografía (Alex Catalán), montaje (José M. G. Moyano) y música (Julio de la Rosa).
La película contó con 17 candidaturas a los goya en su 29 edición y arrasó con 10 premios, quedando por delante de “El niño” (4 galardones), o de “Ocho apellidos vascos” . entre los premios destacan el de mejor película, mejor dirección para Alberto Rodríguez, mejor actor protagonista a Javier Gutiérrez, mejor actriz revelación a Nerea Barros, , mejor guióon original a Alberto Rodríguez y Rafael Cobos, mejor dirección de fotografía a Álex Catalán, mejor música original a Julio de la Rosa, mejor montaje a José Moyano, mejor dirección artística a Pepe Domínguez, mejor diseño de vestuario a Fernando García.
En cuanto las críticas todas han sido positivas, tanto las nacionales como las extranjeras. De estas últimas destacar Jonathan Holland en The Hollywood Reporter que dice "Este thriller, magníficamente realizado y con una rica textura, es una de las películas españolas más potentes del año. (...) cine negro que ofrece tensión a diferentes niveles" , o la de Fionnuala Halligan en Screendaily al afirmar que se trata de "Un drama policíaco asombrosamente elegante (...) magnífica dirección de arte (...) Rodríguez consigue una narrativa sólida" . 
Ya en la madre patría, muchas veces madrastra, Carlos Boyero del Diario El País nos dice que "Alberto Rodríguez te engancha con los anzuelos más sólidos y menos tramposos." Por su parte, Luis Martínez del Diario El Mundo sentencia que "Sin duda, la cinta española más reveladora del año." 
En el Diario ABC E. Rodríguez Marchante comenta que se trata de una "Película triste, crepuscular, magníficamente filmada por fuera como por dentro, con un pulso que no deja ni un instante de latir (...), mientras que en el Diario La Vanguardia Jordi Batlle Caminal afirma que es un "Thriller de alto nivel, fibroso y apasionante, que revalida el talento para el género de Alberto Rodríguez (...) impecables Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo (...)
En la revista de Cinemanía Andrea G. Bermejo dejo negro sobre blanco la siguiente crítica: "Rodríguez coge carrerilla hacia la película perfecta. (...) mirada con denominación de origen que el director lleva cultivando desde el salto en bomba a la piscina de '7 vírgenes' (...) , y en la otra de referencia del cine español, Fotogramas, Mirito Torreiro escribe que es "Una gran, inmensa película. Pegada a la realidad pero al mismo tiempo, inteligente pasatiempo. Denunciatoria pero sutil, el director respeta a su espectador (...). 
Por último,  Juan Herbera en su blog inserto en la web de televisión española afirma que “ El sábado antes de conocerse las nominaciones se exhibía en 12 salas (había llegado a estar en 280 locales en su tercera semana allá por el mes de octubre) y llevaba acumulados €6,12 millones; tras ellas incrementó presencia hasta las 41, las 59, las 66 y las 90 del fin de semana anterior a la entrega de los Goya. El pasado fin de semana se podía ver en 127 cines y el acumulado, antes de recibir los premios, era de 6,4 millones de euros (€). Le toca ahora disfrutar durante un par de semanas de ese efecto crecida que le supondrá haberse llevado esos galardones tan publicitados”.

Estamos ante un gran thriller, de lo mejor que se ha hecho en la historia del cine de este país, con unos personajes torturados por su propia vida presente (la mujer de Juan , literalmente, lo tort ura con sus llamadas telefónicas intimidantes, la enfermedad que emponzoña a Pedro, la miseria moral y económica personal de Rodrigo , la soberbia del señorito, la mezquindad de la guardesa que no quiere saber , pero intuye, la miseria de los furtivos...), por su pasado (especialmente la de Pedro, tan eficaz  ahora como criminal era antes), y la del futuro sólo interesante para Juan, personaje al que uno  no acaba por apreciarlo y que , en el fondo, tiende a ser tan cruel como lo fue su compañero.

Una historia magnífica, una película negra con una calidad notable y en un entorno en que el sueño se combina con la pesadilla y con elemento que  me encanta: escuchar en el cine el acento de mis paisanos, qué lujo, todo un placer. Una joya, tanto la natural como nuestra habla dialectal,  aún no valorada , salvo para el sainete, en el cine español.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Pudo ser el 6 o el 10


Yo creo que todos los andaluces de una determinada edad nos acordamos magníficamente de la Expo 92 sevillana. Recordamos como se cambió la faz de Sevilla, como surgió la horrible mascota Curro, el puente del Alamillo, el de la Barqueta, como se adecentó la calle Torneo y ese espacio baldío que había en la isla de la Cartuja y del que sólo adivinábamos sus extrañas torres. Más tarde surgieron los pabellones el de Andalucía, el de España con la bicicleta de Indurain, el de Chile con su trozo de glaciar, el de Yugoslavo paralizado por la guerra, y los temáticos como el de Medioambiente o el de los descubrimientos. Pantallas espectaculares o el Palenque musical daban un ambiente especial. Yo, de hecho, fue en varias ocasiones. Estuve incluso días antes de la inauguración en una apertura en pruebas visitando algunos pabellones. En otras fuimos a los espectáculos nocturnos. 

La ciudad de Sevilla se volcaba a una fiesta que duró desde abril hasta octubre. Se hicieron negocios. Una turba de especuladores se hicieron de oro. Todavía recuerdo las noticias de enriquecimiento ilícito raramente probado que venían en el ABC de Sevilla. Lo cierto es que la fiesta que satisfizo especialmente a F. G. y sus acólitos terminó, y lo que tenía que ser un motor se convirtió en una ruina, como casi todo en Andalucía. Los edificios y el espacio que fue hoy viven en un letargo cuando no en una lenta muerte. 

Esa Sevilla de los milagros que no fue como la Barcelona del 92, será la protagonista de la película que vimos anoche: Grupo 7. Estamos en la Sevilla que construye la Expo, aquella que tenía su casco histórico degradado y en donde la droga y sus consumidores pululaban como auténticos zombies. Los “gorrillas” esa especie de impuesto revolucionario que pagamos todos por dejar el coche se acercan a esas fechas. 

Grupo 7 es una película policiaca española de 2012 de género policíaco, dirigida por Alberto Rodríguez Librero y con guión de Rafael Cobos. Esta película que apenas sobrepasa los 90 minutos cuanta con la música de Julio de la Rosa y la fotografía de Alex Catalán. El ayudante de dirección fue Adán Barajas. En la producción de la misma participaron Atípica Films, La Zanfoña, TVE y Canal Sur, aunque la distribución contó con la inestimable participación de la Warner Bros. Pictures Intl. España. 

La historia empieza en 1987, año de infausto recuerdo para mí. Ese año, especialmente ese caluroso verano verá el nacimiento de una unidad policial que tiene como objetivo limpiar de droga las calles del centro de Sevilla en los años previos a la inauguración de la Expo 92. Es el Grupo 7. Sus métodos son poco ortodoxos e incluyen desde lo poco ético hasta lo abiertamente ilegal como las agresiones, que por otro lado siempre se admitieron pero pocas veces se denunciaron. 

El Grupo 7 lo componen: Ángel (Mario Casas), un aspirante a inspector con diabetes; Rafael (Antonio de la Torre), un policía duro y que no tiene reparos en apostar por medios expeditivos, sobre todo condicionado por la muerte por sobredosis de su hermano Pablo; Mateo (Joaquín Núñez), veterano, putero y socarrón, y Miguel (José Manuel Poga) que odio especialmente a las “mariconas” continuamente hace mención a ellos, sospecho que se hartaría en la Alameda de Hércules. 

Ángel está casado y es tremendamente ambicioso. Inicialmente se le presenta como tremendamente respetuoso con las normas, pero un incidente al principio de la película con un traficante y la expeditiva resolución de Paco, le llevan a cambiar de comportamiento. Haciéndose brutal y eficaz a cualquier precio. Entre Ángel y Rafael surgirá una extraña comprensión y terminarán pareciéndose el uno al otro más de lo que hubieran imaginado nunca. Ángel transita, cada vez con más soltura, por el camino de la ambición y de los excesos policiales, mientras que algo en el interior de Rafael se transforma gracias al amor inesperado de la bella y enigmática Lucía. El primero tras un registro policial se queda con una parte de lo incautado y extorsiona a la “camella” Caoba – amante esporádica de Mateo- para que silencie el robo. Igualmente ella pasa a convertirse en “colaboradora” del grupo dando chivatazos. 
Por su parte Paco brutal y sin medida al principio encuentra en una chica la dulzura y poco a poco va derivando hacia actitudes más humanas. El grupo 7 será tremendamente eficaz. En un momento dan su toque de identidad: "Somos el grupo 7, y aquí no vende droga ni Dios!".

Cuando con una red de yonkis chivatos a los que les pasan parte de lo que incautan. Especial relevancia tiene Joaquín, el yonki que es interpretado por Julián Villagrán. Es el principal informador junto con Caoba. Especialmente importante es el intento de frenar el menudeo de droga en la Barriada de “Los Canarios” (¿Pajaritos?). Su actuación allí les dará nombre entre estos marginales, pero estimulará el odio de los demás. De hecho Ángel sufrirá varios atentados conforme su prestigio policial aumenta, pero también las dudas sobre la legalidad de sus actuaciones, que empiezan a ser difundidas por la prensa. 

El juego de traiciones, lealtades y sentimientos se complicará a medida que el Grupo 7 acumula éxitos y condecoraciones. Y del éxito a la duda y de ésta al fracaso profesional y personal. Finalmente el grupo se va a ver sobrepasado por los acontecimientos. 
Ellos intimidarán a una periodista, Marisa Morales, del Diario Sur que está destapando los abusos de esos condecorados agentes que han multiplicado por diez las incautaciones de droga mientras sus jefes apartan la mirada de sus brutales métodos. En una sutil escena, dos tipos se llevan durante unos segundos a su hijo pequeño a la salida del colegio para advertirle, al devolvérselo ileso, de que peligra lo que más quiere si sigue rascando en los bajos fondos policiales. Y un agente antidroga que asiste a la operación masculla: "Y ahora escribe lo que te salga del coño". 

Pero esto es sólo el principio de su fin. Pues se equivocarán en algún registro, Ángel verá como su perro es quemado, al igual que más tarde lo sufrirá Caoba – la amante de Mateo-, o el golpe que sufre Paco al conocer que Lucía es una yonki, la muerte por sobredosis de Lucía le cambiará la vida, etc… Éxitos como el del enorme alijo incautado en una ambulancia, no compensan los desastres debido a las traiciones de sus “chivatos” que lo llevarán a las miserias de una parte de la ciudad. 

Al final, serán juzgados y serán absueltos en los profesional pero no en lo vital. Paco abandona el cuerpo y se marcha su pueblo; Mateo pasa a la unidad del DNI; Miguel se casará pero está enfermo por hepatitis que le ha pegado un mierda en la emboscada; y Ángel le han dado traslado a Málaga. Le dice a Paco que todo va bien, pero lo vemos sin su anillo de boda y con la sensación de que miente. El grupo está disuelto, parece que la amistad también. 
El guionista de la película, Rafael Cobos, afirma que no está "basada en hechos reales, aunque bebe del entorno que nos rodea." Se inspiró en el sumario judicial de un caso de corrupción en la Policía Nacional de Sevilla. 
Los dos personajes principales están inspirados en policías reales miembros del Grupo 10: Ángel (Mario Casas) corresponde a Domingo Delgado mientras que Rafael (Antonio de la Torre) refleja el jefe del grupo, José Robles. Ambos fueron investigados por sus métodos, ingresaron en prisión y finalmente fueron absueltos.
El personaje de Marisa Morales, periodista de Diario del Sur que denuncia los excesos del Grupo 7, está inspirado en la periodista real Rosa María López, de Diario 16 de Andalucía, el único diario realmente independiente que hubo en los ochenta. Esa investigadora de ficción llamada Marisa Morales era en la realidad que la inspira Rosa María López, periodista de 'Diario 16 de Andalucía' que entonces dirigía Francisco Rosell, actual director de El Mundo de Andalucía, y el acoso que sufrió fue peor de lo que sugiere la pantalla. Pero no se calló. Siguió escribiendo, no lo que le salió del coño, sino de su conciencia periodística. Porque «mucho peor que mentir, es silenciar la verdad», dice Rosa. 

Pagó caro su compromiso profesional a la hora de denunciar ésta y otras tramas corruptas de las fuerzas de seguridad: cuenta que tuvo que vivir escoltada tras una llamada al periódico que le advertía de que iba a aparecer en la morgue, que sufrió dos misteriosos intentos de atropello y el lanzamiento de un proyectil que le hizo un corte con siete puntos en el cuello, que la calumniaron desde ámbitos de la Policía y el PSOE diciendo que obtenía la información acostándose con un juez y un comisario y que era cocainómana... Lo peor vino cuando arremetieron contra su hijo, Antonio. Rosa y él cuentan que en 1995 dos guardias civiles y un auxiliar detuvieron ilegalmente al muchacho en la puerta de un bar. Le colocaron unas esposas diciéndole que las había llevado un enfermo de sida, le hicieron un simulacro de pegarle un tiro en la cabeza, amagaron con violarlo con una cucharilla. Al acabar la tortura y soltarlo, uno de ellos, recuerda Antonio, le avisó: «Y dile a tu madre que cierre la boquita». Rosa se lamenta de que la agresión al hijo le provocó a su marido un infarto cerebral que lo dejó paralítico. Dejó la profesión para cuidarlo. El acoso sufrido por López fue, según sus declaraciones, más grave de lo mostrado en la película. 

El director sevillano Alberto Rodríguez y el guionista Rafael Cobos la entrevistaron para documentar 'Grupo 7'. En la realidad, matiza ella, se trataba del Grupo 10 de la Brigada de Seguridad Ciudadana , famoso en Sevilla por sus redadas masivas e indiscriminadas, aunque "en el Grupo 7 auténtico también se produjeron abusos por los que detuvieron a varios agentes". La película no identifica literalmente a los policías reales pero respira autenticidad. Mientras la ve, le asaltan los recuerdos. Esa prostituta y confidente de la pantalla, 'la Caoba', evoca a 'la Chari' que ella conoció. Y el toxicómano Joaquín de la película, que ejerce de chivato del inspector Ángel (Mario Casas) a cambio de dosis de heroína le trae a la memoria al hermano de la Chari: «Un día lo encontraron en los Jardines del Valle con una bolsa de plástico en la cabeza y la cara desfigurada». 
El aviso al final de los títulos de crédito de la película Grupo 7 de que todos los hechos narrados son ficción y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Pero si bien no existió ese Grupo 7 si hubo en Sevilla, los Grupos 6 y 10 de la Brigada de Seguridad Ciudadana de Sevilla y que sí que recibieron a finales de los ochenta el mismo encargo: limpiar la ciudad de yonquis, camellos y demás maleantes relacionados con el menudeo callejero de droga ante la llegada de la Expo 92, que iba a convertir la capital andaluza en escaparate mundial y a culminar la apertura definitiva del Sur de España al resto del país. 
A cargo de aquel Grupo 10 de la Brigada de Seguridad Ciudadana, también conocido como Grupo X, estuvo José Robles tal y como se nos relata en El Cultural del Diario El País. Hoy tiene 51 años y está jubilado desde hace cinco del Cuerpo Nacional de Policía. Algo que también ratifica Francisco Climent Valladares que hoy tiene 58 años el hombre que aceptó, bajo el mismo encargo del X, liderar el Grupo 6. El director Rodríguez admite que conoció la historia de ambos grupos policiales durante la gestación de la producción. "Nos entrevistamos con otros policías y con periodistas de la época, pero esta película no aborda una realidad concreta. Ni hemos pretendido contar la historia de los grupos 6 y 10. Es una ficción. Lo que sí está reflejado es el ambiente de la calle en aquel momento. Zonas de la ciudad como El Pumarejo o La Alameda eran entonces territorio comanche". 

En la vida real, los Grupos 6 y X de la policía sevillana se emplearon a fondo repartiéndose zonas de la ciudad. La heroína llevaba años corriendo libre por España. "Y toda Sevilla era entonces un punto caliente del narcotráfico", reconocen miembros de ambas unidades. Cada una de ellas estaba integrada por dos docenas de agentes cada una. "Las zonas más conflictivas estaban en los barrios de Torreblanca, las 3.000 viviendas, alguna parte del Polígono de San Pablo y la Alameda en según que rincones". La dura batalla de ambos equipos contra el menudeo cosechó éxitos, estadísticas favorables, condecoraciones y fama local, sobre todo en el caso de las incautaciones llevadas a cabo por el Grupo X. Pero también llegaron las traiciones de confidentes que precipitaron la apertura de un proceso judicial bajo la acusación a varios miembros de formar una supuesta mafia policial que no dudaba en emplear el robo, la tortura y el trapicheo con drogas en sus intervenciones. Varios agentes ingresaron en prisión durante las investigaciones preliminares, incluidos los responsables de los Grupos 6 y X. Todos los acusados fueron exculpados. 
A las órdenes del encargado del Grupo X estuvo Domingo Delgado Pino. Conocido entonces como El cara niño, era el miembro de la unidad que normalmente entraba durante las operaciones en los puntos de venta de droga haciéndose pasar por comprador con un revólver del 38 especial escondido en el pantalón. Delgado recuerda haber tenido 76 lesiones en acto de servicio y recuerda que cuando el Grupo X comenzó sus andanzas se vendía droga impunemente en todas las esquinas de Sevilla. "Nos encargaron acabar con aquello. Pero no hubo carta blanca ni presiones para aumentar las estadísticas. No hacía falta que nos dijeran nada. Sabíamos lo que teníamos que hacer. Y lo hicimos". 

El director de Grupo 7, Alberto Rodríguez, insiste en que toda la película, a pesar de las magistrales dosis de realismo que respira, es una ficción.. A Francisco Climent Valladares, responsable del Grupo 6 de la Brigada de Seguridad Ciudadana, afirma que "Es verdad que algunas operaciones aparentemente sencillas acababan en chivatazo y tuvimos que salir por piernas, tiroteados o esquivando bombonas de gas que caían de los balcones. Pero no hubiéramos dejado que pasara algo así. Es pura ficción". 

Quizá hay algo cierto que sale en la película y en lo que sí coinciden todos los agentes consultados entre quienes durante los años previos a la Expo patrullaron Sevilla con los Grupos 6 y X. Hacia los últimos minutos de metraje, uno de los policías dice: "¿Sabes lo peor de todo? Que yo me lo pasaba muy bien". 
La crítica ha sido unánimemente positiva con la película. Carlos Boyero en el Diario El País señaló que era “Una de las mejores películas españolas que he visto en mucho tiempo" . En Diario La Vanguardia Lluís Bonet Mojica escribe que "El director recrea con gran precisión la característica diferencial del género. Es decir, la ambigua y difusa frontera que suele separar el mal del bien (...) 
En revistas especializadas como Cinemanía y Fotogramas la crítica ha sido igualmente positiva. Carlos Marañón en Cinemanía Dice "Alberto Rodríguez ha hecho el milagro (...) buenos personajes universales pulidos por un guión con soluciones autóctonas perfectas. Encabezados por un inconmensurable Antonio de la Torre (...)M. Torreiro en Fotogramas nos dice que "Rodríguez logra salir airoso gracias a una sólida descripción de ambientes y personajes marginales, además de un toque crítico hacia la institución mucho más áspero de lo habitual y de una dirección de actores que para sí querrían muchos de sus colegas" 
La película ha recibido diversos premios y reconocimientos, algunos nacionales a través de los Goya, otros internacionales. De estos últimos destacamos el reconocimiento que ha tenido la película en el Festival neoyorkino de Tribeca por su fotografía. Sin embargo, el mayor reconocimiento ha sido del público y de los Goya. 

Obtuvo dos Premios Goya, al mejor actor de reparto (Joaquín Núñez) y al mejor actor revelación (Julián Villagrán), pero es que obtuvo 16 nominaciones tales como mejor película, mejor director (Alberto Rodríguez Librero), mejor actor protagonista (Antonio de la Torre), Mejor actriz revelación (Estefanía de los Santos), Mejor guión original (Alberto Rodríguez Librero y Rafael Cobos López) Mejor música original (Julio de la Rosa), Mejor fotografía (Álex Catalán), Mejor montaje (José M. G. Moyano), Mejor dirección artística (Pepe Domínguez del Olmo), Mejor dirección de producción Manuela Ocón, Mejor diseño de vestuario (Fernando García), Mejor maquillaje y peluquería (Yolanda Piña), Mejor sonido (Daniel de Zayas Ramírez, Nacho Royo-Villanova y Pelayo Gutiérrez) y Mejores efectos especiales (Juan Ventura). 
En definitiva estamos ante una gran película por su historia, por su intensa y ágil narración, por las actuaciones de los protagonistas, por su ambientación en los escenarios (sórdidos y marginales), por sus diálogos , por sus buenas referencias a The Wire – con polis buenos o no, y malvados malos o no- . Por las buenas, o por las malas, lo que importa es el resultado. Es precisamente esta falta de moral en la que el fin justifica los medios la base del toque argumental en la que el excelente guión de Rafael Cobos sitúa a cada uno de los fascinantes personajes al borde del abismo. 
Técnicamente, estamos ante una cinta hecha en Andalucía, por andaluces, sino que además con pocos recursos se ha optimizado tanto que el resultado sea un producto espectacular, una gran película de acción. Pero es mucho más que esto. Tiene algunos aspectos temáticos que hacen de ésta una cinta sólida y completa: el recuerdo atormentado y melancólico de un hermano fallecido, la redención de un hombre lacónico, violento y amargado; la imposibilidad de salir del sombrío mundo de las drogas y la marginalidad (visibles en la Caoba y Lucía); la marginalidad, en fin, en la lucha entre la eficacia y el salvajismo, entre la justicia y la venganza, entre el deber y compromiso y el amor y la falsedad.