Casi un año después vuelvo a repetir la entrada. La razón está estrechamente vinculada al hecho de que mañana iré a ver la tercera parte de la trilogía sobre el Hobbit, trilogía que completa el estudio jacksoniano sobre las dos principales novelas de Tolkien y que el director neozelandés ha tenido el buen gusto de realizar centrando su trabajo en la primera década del siglo XXI a este universo de la tierra media en el que comviven hobbit, elfos, orcos y trasgos, así como humanos y magos. Yo me siento absolutamente integrado en ese universo Tolkieniano vía Jackson y estando a la espera de la película de mañana, La batalla de los cinco reinos, he vuelto a ver - y a disgfrutar como unn enamno, nunca mejor dicho- junto a mi familia está obra que acaba con una frase premonitoria y con la que acaba esta segunda entrega que tiene como protagonista a Bilbo Bolsón, de Bolsón cerrado, a Gandalf y a trece enanos y que es: Pero que hemos hecho. Mañana lo sabremos. Mientras tanto os dejo la entrada sobre la película que hice a finales del pasado año y que llevaba por título Una segunda aventura.
Esta entrada está expresamente
colocada aquí. La razón, quería que el año se cerrara como lo empecé. La
primera entrada de este blog y en este año fue una nueva aventura,
y ésta, como última del año, se llamará una aventura que continua.
Lo hice con el hobbit, pues lo lógico es que el seguimiento sea con El
hobbit II o como se llama ahora, El hobbit: la desolación de Smaug.
Las primeras señales de vida sobre el filme llegaron el 25 de marzo de
2013, desde Nueva Zelanda y vía streaming para todo el planeta, Peter
Jackson presentó en sociedad El Hobbit: La desolación de Smaug.
El estreno de la película a nivel mundial se realizó el 13 de diciembre
del 2013, unos días antes en la decadente ciudad de Los Ángeles. Nueve
días después estábamos los cinco en el cine.
Como lector de Tolkien me ha dolido que se hallan realizado tantas
partes sobre el libro, más bien , librito – por el grosor, no por la
calidad- , de Tolkien.
Esta es la segunda de las tres partes en las que se ha dividido la
novela El hobbit, del escritor británico J. R. R. Tolkien, para su
adaptación al cine.
Esta segunda parte fuimos a verla el día 22 a la sesión de las ocho, en
los cines del Guadalquivir. Y todavía, y anunciada para el próximo
invierno queda la tercera y última parte, que por ahora se llamara en
inglés, The Hobbit: There and Back Again, más o menos, El Hobbit: Viaje
de ida y Vuelta.
Ya sabemos que la idea de realizar la adaptación para la pantalla grande
viene desde 1995, cuando Peter Jackson y Fran Walsh rodaban The
Frighteners. Tras el rotundo éxito de la trilogía cinematográfica de El
Señor de los Anillos (en 2001, 2002, y 2003 respectivamente), Jackson y
Walsh volvieron sobre el proyecto de realizar El hobbit, pero esta vez
con el director Guillermo del Toro a la cabeza.
Tras la quiebra de los estudios MGM, Del Toro se salió del proyecto,
acreditado al mexicano únicamente como guionista.
Peter Jackson se ocupó entonces de la dirección y puso en marcha la
película en 2010, comenzando el rodaje el 21 de marzo de 2011. Del Toro y
Jackson ya habían contactado previamente con algunos de los actores que
habían interpretado a alguno de los personajes en la trilogía anterior.
La dirección artística de este amplio proyecto recayó en Alan Lee,
mientras que la producción fue del propio Peter Jackson, acompañado de
Carolynne Cunningham, Philippa Boyens y el ya nombrado Fran Walsh. El
diseño de producción fue de Dan Hennah para las productoras y
distribuidoras formadas por Metro-Goldwyn-Mayer y New Line Cinema. La
inversión, estartosférica, alcanzando la friolera de 215 millones de
dólares.
Como señalamos en la entrada de enero de 2013 el guión fue elaborado por
Fran Walsh, Philippa Boyens, Guillermo del Toro y Peter Jackson
basándose en la obra El hobbit, de J. R. R. Tolkien.
En los apartados técnicos estuvieron presentes Howard Shore en la
vertiente musical, siguiendo el hilo marcado por El señor de los anillos
(desde ahora ESDLA); el sonido impactante de Christopher Boyes. En el
apartado fotográfico destaca Andrew Lesnie.
Los efectos especiales, impresionantes en todo el filme, fueron
realizados por Weta Workshop.
El elenco de actores y actrices – pocas- está encabezado por Ian
McKellen como el mago Gandalf el Gris y Martin Freeman como el hobbit
Bilbo Bolsón de Bolsón Cerrado – si no lo digo reviento-.
A estos se le unen Richard Armitage como el enano Thorin Escudo de
Roble, Ken Stott como el enano Balin, James Nesbitt como el enano Bofur,
Graham McTavish como el enano Dwalin, William Kircher como el enano
Bifur, Stephen Hunter como el enano Bombur, Dean O'Gorman como el enano
Fíli, Aidan Turner como el enano Kíli, John Callen como el enano Óin,
Peter Hambleton como el enano Glóin, Jed Brophy como el enano Nori, Mark
Hadlow como el enano Dori, Adam Brown como el enano Ori. A estos enanos
, principalmente, se le suman Orlando Bloom como el elfo Legolas,
Evangeline Lilly como la elfa Tauriel, Lee Pace como Thranduil, rey de
los elfos del Bosque Negro, Cate Blanchett como la elfa Galadriel,
Benedict Cumberbatch como el dragón Smaug el Terrible y El Nigromante, y
Mikael Persbrandt como el hombre beórnida Beorn, Sylvester McCoy como
el mago Radagast el Pardo, John Bell como el hombre Bain, Luke Evans
como el hombre Bardo el Arquero, Stephen Fry como el gobernador de
Esgaroth, Ryan Gage como Alfrid, Manu Bennett como el trasgo Azog el
Profanador y Conan Stevens como el trasgo Bolgo.
Recordad , - yo volví a ver la película ese mismo día, entre los cuatro y
las siete y media de la tarde- , que dejábamos a los enamos , con
Gandalf y con Bilbo en el bosque huyendo de los orcos. Los enanos
intentan escapar de los orcos y se ocultan en la casa de un extraño ser
conocido como Beorn, el último cambia pieles de la Tierra Media.
Ahora, con aspecto de un inmenso oso, protege el bosque del mal, pero
también ataca al grupo nombrado anteriormente.
Este expresa su desagrado con los enanos, pero decide ayudarles cuando
se entera de que estos están siendo perseguidos por los orcos, los
mismos que exterminaron a su raza.
Bilbo y los enanos prosiguen su camino y se adentran en el ahora
peligrosísimo Bosque Negro, pues es el camino más directo hacia Erebor.
Gandalf, por su parte, abandona la compañía de Bilbo y los enanos para
dirigirse a los Páramos de Rhudaur, con la intención de inspeccionar las
tumbas de los Nazgûl. Antes de partir Gandalf insiste en que nadie
salga del camino, pues fuerzas ocultas están ocupando lo que antes fuese
el mejor bosque de la Tierra Media.
En su travesía por el Bosque Negro los enanos comienzan a padecer los
efectos del aire tóxico que allí se respira, y pierden el sentido de la
orientación. Comienzan a dar vueltas y , por supuesto, se salen de la
senda. Ante esto Bilbo decide subirse a un árbol para intentar conocer
su ubicación actual.
Cuando Bilbo desciende se percata de que los enanos han desaparecido, y
tropieza con una tela de araña que le hace caer al suelo. Allí una araña
gigante intenta envolverle con su tela, pero Bilbo logra zafarse
clavándole su espada, la que fue entregada en la primera parte por
Gandalf, a la cual bautiza como Dardo. Tras esto, el hobbit decide
ponerse el anillo, para así pasar desapercibido entre la multitud de
arañas.
Al acercarse a ellas pudo escuchar sus voces, y como hablaban de comerse
a los enanos. Bilbo, beneficiándose de la invisibilidad que le
proporcionaba el anillo, comenzando a atacarlas por sorpresa, mientras
estas se veían desconcertadas por no saber quien les atacaba.
De repente entraron en escena los arqueros elfos, entre ellos Legolas
que derrotaron a las arañas y capturaron a los enanos, no así al
invisible Hobbit.
Mientras, en el Páramo de Rhudaur Gandalf y Radagast descubrieron que
los Nazgûl habían escapado de sus tumbas, y se ponen en camino hacia la
antigua fortaleza de Dol Guldur, donde supuestamente se escondía el
enemigo.
En la fortaleza Dol Guldur el Nigromante se va haciendo cada vez más
poderoso y va reuniendo a su alrededor a los jefes orcos. La orden
inicial a uno de los más brutales orcos es atrapar a los enanos.
Por su parte, los elfos llevaron a los enanos ante el rey Thranduil, que
al conocer las intenciones de estos de recuperar Erebor, les exigió una
parte del tesoro a cambio de su liberación, a lo que Thorin se negó en
rotundo, pues la desconfianza entre sus ancestrales aliados lo preside
todo.
Ya en las celdas, Balin se quejó de la torpeza de Thorin a la hora de
negociar un acuerdo para liberarles. Durante el tiempo que los enanos
estuvieron encerrados, Kili se enamora de la elfa Tauriel, que a su vez
también se sintió atraída por el enano y su talla, algo más alta que el
resto.
Por fin, Bilbo todavía aprovechando su invisibilidad consigue las llaves
de las celdas y libera a los enanos, luego les llevó hasta las bodegas y
les pidió meterse dentro de unos barriles. Los enanos dudan al
principio, pero al saber que no tenían alternativa, decidieron hacerle
caso.
A continuación el hobbit tira de una palanca y los enanos caen por una
trampilla que iba a parar al río.
Bilbo se quedó unos instantes atrapado en las bodegas, pero finalmente
logro deslizarse también por la trampilla.
Los enanos viajan en los barriles río abajo, pero los elfos se dan
cuenta de inmediato de la fuga y les encuentran enseguida, comenzando a
perseguirles por la orilla del río.
En ese momento una horda de orcos asaltan el reino de Thranduil. Tras
matar a los centinelas descubren a los enanos a los que atacan sin
piedad. Los enanos consiguen sobrevivir al ataque, aunque Kili ha sido
gravemente herido por una flecha envenenada de los orcos. Los enanos,
por suerte, contarán con la inestimable ayuda de los elfos. Finalmente
los enanos lograron escapar y llegaron hasta la orilla del Lago Largo.
Allí serán sorprendidos por Bardo el arquero, un humilde cazador que
reside en Esgaroth, conocida comunmente como la Ciudad del Lago. Los
enanos acordaron pagarle una buena suma de dinero a cambio de que éste
les llevase hasta la Ciudad del Lago.
Para pasar desapercibidos, Bardo tuvo la idea de que los enanos se
metieran de nuevo en los barriles, y los lleno de pescado para
ocultarlos.
Ya en la Ciudad del Lago, y no sin pasar dificultades, se refugiaron en
la casa de Bardo, que vive junto a sus hijas Sigrid y Tilda, y su hijo
Bain. Allí, Bardo se entera de que los enanos planeaban recuperar
Erebor, e intenta impedírselo ya que temía que el dragón Smaug puede ser
despertado y decidiera destruir Esgaroth al igual que hizo con la
ciudad del Valle.
Los habitantes de la Ciudad del Lago presencian la discusión entre
Thorin y Bardo. Mientras que el cazador intenta hacer entrar en razón al
enano, éste promete al codicioso gobernador de Esgaroth y a su gente
una parte del tesoro si logran recuperar su reino en la Montaña
Solitaria, a lo que estos aceptan sin dudarlo.
Al día siguiente, Bilbo y la compañía de enanos partieron hacia Erebor,
dejando atrás a Fili, Bofur y Oin que se quedaron a cuidar de Kili que
había sido alcanzado por una flecha durante la huida en los barriles.
Mientras tanto, Gandalf llegó a la fortaleza de Dol Guldur y pidió a
Radagast que se marchase y le dejase sólo. El mago gris se adentró en la
fortaleza y es emboscado por Azog y los orcos, contra los que tuvo una
feroz pelea. Cuando parecía que Gandalf había vencido a los orcos, una
sombra oscura se avalanzó sobre él, era el nigromante, que tras
intercambiar unas breves palabras con el mago se descubre como un
renovado Sauron. Gandalf se enfrentó a Sauron en una espectacular
batalla, pero finalmente el mago fue derrotado y apresado en una celda. A
continuación, Azog mandó a su hijo Bolgo y a una horda de orcos a
atacar la Ciudad del Lago, con el propósito de encontrar y eliminar a
los enanos.
Bilbo, Thorin y los otros llegaron a la Montaña Solitario y se
dispusieron a buscar la entrada secreta. No sin muchas dificultades,
Bilbo encuentra unas escaleras que permiten acceder a donde
supuestamente está la entrada. Allí Thorin y los enanos esperan a que se
cumpliese la profecía y que la última luz del día de Durin (el
solsticio de invierno) iluminase la cerradura, pero tras una intrigante
espera en la que no ocurre nada se produce la caída de la noche sobre
ellos.
Es entonces cuando Thorin, hundido por la decepción, se rinde y entrega
el mapa y la llave a Bilbo. Los enanos comienzan a descender por las
escaleras pensando que todo ha terminado y que no han podido cumplir su
misión. Bilbo, negándose a rendirse, intenta descifrar la profecía:
«Estad en la puerta secreta cuando llame el zorzal, y la última luz del
día de Durin ilumine la cerradura». De repente las nubes empiezan a
disiparse y dejan paso a la luz de la luna. Es entonces cuando Bilbo se
percata de que la última luz se refería a la luz de la luna, y no a la
luz del sol como pensaban los enanos. Un zorzal aparece entonces y
golpea la pared rocosa con una cáscara de caracol, y la luz de la luna
ilumina el hueco de la cerradura.
Rápidamente Bilbo llama a los enanos y estos suben corriendo. Thorin
introduce la llave en la cerradura y la puerta secreta se abre.
Tras unos momentos de euforia, los enanos le cuentan a Bilbo la razón
para la que le habían traído, que no era otra que encontrar la piedra
del arca y que la misma está custodiada por un dragón.
Bilbo se arma de valor y desciende por el pasadizo él sólo, hasta llegar
por fin a los salones donde se encuentra el tesoro.
El hobbit empieza a buscar la piedra, pero pronto descubriría que no
estaba sólo. De entre los montones de monedas de oro surge un dragón:
Smaug. Bilbo se apresura a ponerse el anillo para evitar ser visto, pero
Smaug es capaz de oler al hobbit y comienza a perseguirlo a ciegas.
Finalmente Bilbo se vio obligado a quitarse el anillo y mostrarse ante
Smaug. El dragón y el hobbit tienen una larga conversación en la que la
astuta bestia desenmascara los planes de Bilbo y los enanos.
Por su parte, los orcos asaltan Esgaroth buscando a los enanos, pero
Légolas y Tauriel, que han seguido a los enanos igualmente, intervienen a
tiempo para salvar la ciudad.
Al no encontrar a los enanos, y tras perder algunos de sus orcos
acompañantes, Bolgo ordenó la retirada a Dol Guldur, y la ciudad se
salva, de momento.
En Erebor el dragón intenta atrapar a Bilbo pero este logra escapar.
Justo en la entrada del pasadizo, Thorin se encuentra con Bilbo y le
pregunta con tono amenazante si había logrado encontrar la piedra del
arca, a lo que Bilbo reconoce que no. A continuación el resto de enanos
bajan por el pasadizo y se reúnen con Thorin y Bilbo, tras unas palabras
acuerdan derrotar al dragón entre todos.
Smaug los encuentra y comienza a perseguirlos, hasta que los enanos
idean un plan para vencerle. Así, los enanos llevan al dragón hasta los
hornos y entre todos logran echarle un enorme recipiente de oro fundido
encima. Cuando parecía que Smaug había muerto, resurge de nuevo más
enfurecido que nunca, y como venganza decide dirigirse a la Ciudad del
Lago para aniquilarla y matar a sus habitantes.
Thorin y el resto, sienten que han fracasado y se lamentan por lo que les está a punto de ocurrir a los habitantes de Esgaroth.
Hasta aquí la segunda parte que te deja en vilo hasta diciembre próximo.
Lo cierto es que la mayor parte del rodaje estaba terminado en julio de
2012. Pero durante mayo de 2013, se hizo un rodaje adicional para la
película. Así que volvieron a grabarse algunas imágenes nuevamente en
Nueva Zelanda. Este rodaje adicional se extendió durante unas 10
semanas.
Como en la anterior entrega la banda sonora de El hobbit: la desolación
de Smaug fue compuesta por Howard Shore. Para la ejecución de la misma
se contó con la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda.
Durante la primavera de 2013 Jackson comentó que el papel de Tauriel,
estaría desempeñado por Evangeline Lilly, y que ella formaría parte de
la guardia élfica como miembro de los guardaespaldas del Rey
Elfo,Thranduil. Además, reveló una escena de la película en la que
Gandalf el Gris y Radagast el Pardo buscan a la fortaleza del Nigromante
y descubren que los Nazgûl han sido liberados de sus tumbas. Más tarde,
nos enteraríamos que a ese se le había unido el elfo más famoso de la
historia: Legolas, léase Orlando Bloom.
La película , todavía en cartelera, ha tenido críticas mixtas tanto por
parte de los crítticos, como por parte de mis amigos. No así en mi
familia , que la ha elogiado con toda la razón del mundo. De los cinco,
cuatro hemos leído la obra original de Tolkien, y todos estamos de
acuerdo que llevarla a una trilogía ha sido una exageración. Pero, dicho
lo dicho, habrá que reconocer que Peter Jackson ha vuelto a reescribir
la historia de este profesor de origen sudafricano desde el momento que
alarga las vivencias de los protagonistas del hobbit, e incluso tira de
algunas descripciones incluidas en el Silmarillion, especialmente
aquellas que hacen referencia a la aparición del Nigromante / Sauron, o
incluso al universo elfo / Orco. Lo cierto es que la concatenación de
acontecimientos y el gusto narrativo de Jackson dinamizan notablemente
la película. No obstante, aquellos críticos con los que he hablado de la
misma afirman estar cansados realmente del universo ESDLA de Jackson.
Digamos que tienen ya una sobredosis, por lo que en este sentido –
pienso- que alargar la historia para mercantilizar el proyecto va contra
la imagen del creador neozelandés.
En cuanto a los críticos profesionales, es decir, aquellos que reciben
una remuneración por lo que escriben han presentados en sus críticas una
heterogeneidad notable. Van desde las más elogiosas hasta las que les
falta calificar esta segunda parte del Hobbit como execrable.
De entre los primeros destaca la crítica en positivo de Nick De Semlyen
publicada en la revista Empire al referirse al film en los siguientes
términos: "La Tierra Media ha recuperado su encanto. Una gran mejora
respecto a la entrega anterior, ésta lleva a nuestros aventureros hacia
un territorio desconocido y ofrece espectáculo a toneladas. (...). En
esta misma línea se encuentra Peter Bradsha del diario The Guardian que
afirma que“"Es un cuento de aventuras alegre, entretenido y estimulante
(...) es misterioso y extraño y, aún así, Jackson evoca con facilidad
la genial calidad que distingue a 'El Hobbit' de las historias más
solemnes de 'El señor de los anillos'. (...). En Variety, Justin Chang
describe algo similar: "Esta aventura robusta y llena de acción se
beneficia de una excitante sensación de que la historia avanza y un
flujo constante de emociones que mejoran con el 3D". Incluso, en muchas
veces, muy crítico – como el anterior- Todd McCarth del The Hollywood
Reporter dice : "Después de exhibir una fidelidad casi cobarde hacia su
fuente en la primera entrega, Jackson consigue poner el drama en marcha
desde el principio con un sentido de la narración que posee un propósito
y una energía palpables." Michael Phillips del Chicago Tribune va en
esa línea , al afirmar que "Es más viva y mejor que su predecesora.
(...) [una] imponente aventura que ofrece diversas secuencias de acción
impresionantes. (...).Y en la habitual columna del The New York Times
Manohla Dargis deja negro sobre blanco que estamos ante "Un cuento de
incesantes aventuras, trabajo en equipo con una acción alborotada,
enemigos babeantes y gimnasia élfica".
Hasta aquí lo bueno.
Presentemos lo malo. El más crítico ante el film ha sido Robbie Collin
del Telegraph que comenta en su columna que "Tal vez esto realmente es
lo que mucha gente espera de una versión cinematográfica de 'El Hobbit',
pero vamos por lo menos a aceptar que Tolkien probablemente no habría
sido uno de ellos. (...). Y no tan crítica, pero igualmente incisiva
Claudia Puig del USA Today comenta que "Al igual que su predecesora,
muestra demasiada caminata a través de los bosques. (...) . Algo similar
a lo descrito en Rolling Stone por Peter Travers cuando deja por
escrito lo siguiente: "Oh, ese dragón. Me gustaría soportar otra
caminata a través de la Tierra Media sólo para pasar más tiempo con
Smaug. (...).
En España, las críticas igualmente han sido más positivas que negativas,
pero realmente han dejado más huella las malas que las buenas. Entre
las malas destacan las publicadas en El País , tanto por Jordi Costa
como Carlos Boyero. En el primer caso, Jordi Costa nos dice "Los
problemas de la primera entrega se acentúan en la segunda (...) todas
[las escenas] parecen funcionar con la mecánica desesperante del
tutorial de un videojuego o de la animática para una futura atracción de
parque temático", y Boyero matiza algo más "Mejor que la primera. (...)
Sigo la intriga, a veces me pierdo (...) pero me parece superior." En
la Razón, Carmen L. Lobo nos comenta algo que ya dijeron mis amistades:
"Una pena que la película dure dos horas y media bastante largas y que
no pueda evitar por ello ciertos desmayos en cuanto al ritmo entre
medias, y, tampoco, una molesta sensación de «dejà vu»."
En transición entre lo negativo y lo positivo está la pluma de Jordi
Batlle Caminal del Diario La Vanguardia al decir que es "Una película
farragosa (...) Salvando estos escollos, vuelve a ser un megaespectáculo
deslumbrante. (...) Y las puntuales escenas de acción tienen, cómo no,
el nervio del mejor Jackson (...)
Pero también ha habido críticas y, positivas. Por ejemplo, Luis Martínez
en el Diario El Mundo dice "Literalmente, la invitación de Jackson es
la de viajar al fondo de un universo perfecto y completo (...) ahora el
cuento se trenza (...) cada vez más cerca de lo real como última
manifestación del entretenimiento". En el Diario ABC E. Rodríguez
Marchante comenta que estamos ante "Otro milagro de san Peter Jackson.
(...) Es imposible sentirse defraudado (...) Es un prodigio de principio
a fin, a pesar de algunos pesares (...). En esta línea está Yago García
de Cinemanía que nos dice que "Consigue ser mejor cuanto más aspira a
ser ella misma. Lástima que no siempre se atreva a intentarlo. (...)
Jackson lima asperezas, asienta el tono y comienza a hacer suya la
historia: ya era hora (...).
Todavía no se han concedido grandes premios, pero en , apenas , este mes
de exhibición que lleva la película , la misma ha obtenido 5
nominaciones, incluyendo Mejor actriz de acción (Evangeline Lilly) en
los Critics Choice y una nominación en los Satellite Awards de 2013 a la
Mejor canción original.
He leído, y estoy de acuerdo, que imaginarse un mundo como el universo
de la Tierra Media es fácil, puesto que las descripciones de Tolkien son
tan precisas que prácticamente nos lo daba todo cuadrado. No obstante,
llevar este mundo fantástico a la gran pantalla es tan complejo que ,
como mínimo, tendríamos que ser justos con la obra de Jackson, y valorar
la complejidad de concretar ese universo. Pero es más, es ahora cuando
el director de la anterior trilogía de Tolkien se libera del libro y
creo un universo derivado. Por eso, volvemos a ver a Legolas y
descubrimos al padre de Gimli. En el Hobbit Jackson parece liberarle del
corsé literario y apuesta por lo que vimos en otras obras como King
Kong. Su cameo en estas dos entregas es revelador.
Pero evidentemente cada vez hay más acción, más narración visual, más
imaginación, pero igualmente más drama y, en ocasiones, más violencia.
La disposición narrativa de las adaptaciones de Jackson suelen ser
similares, comenzando con una cierta calma y dosificación de escenas
puntuales de acción para encaminar el relato hacía unos cuarenta o
cincuenta minutos de éxtasis audiovisual y emocional. Al no necesitar
presentación de personajes como en el anterior film, la relación entre
ellos es más fluida y estable, y la incursión de nuevos personajes se
produce de manera más suave y natural.
Asimismo, presenciamos la increíble evolución de Bilbo, convertido
prácticamente en el líder de la expedición.
Como todas sus predecesoras, esta es una película road movie. El film
está planteado de forma que aventura, divertimento y cierto aire
dramático vayan de la mano, logrando Jackson su objetivo gracias a la ya
habitual división de la trama. Esta segmentación, que afecta no solo a
la trama en si sino también a determinados personajes, facilita que el
posterior climax final posea un ritmo endiablado y que nuestro interés
no se ubique solo en un objetivo.
The Desolation of Smaug vuelve a ahondar sobre el concepto de amistad y
compañerismo entre individuos de distintas razas y sexos. Sin embargo,
la novela también reflexionaba sobre la codicia innata de hombres y
demás seres que habitan en la Tierra Media, y de las continuas pruebas a
las que son sometidos para probar su resistencia a los vicios. El valor
y el coraje, palabras en desuso en nuestra sociedad moderna, son las
cualidades a las que más recurren los personajes del relato para salir
adelante de situaciones imposibles, darse ánimos mutuos y coger fuerzas
para enfrentarse al mal que los combate.
Estaremos a la espera del siguiente y último capítulo: The Hobbit: There
and Back Again. Pero, mientras tanto, os dejo con una entrevista al
director, y , por supuesto, feliz año y que nos sea a todos de cine.
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