lunes, 3 de marzo de 2014

Una rosa, una rosa es


Hacía años que no les proyectaba cine a un grupo de alumnos/as. En este caso, ha sido para 2º de ESO, y he retomado una práctica antigua - que había tenido que arrinconar- dadas las necesidades del desarrollo del temario, el perfil de alumnado que he tenido últimamente y las limitaciones técnicas que implicaba el reservar el aula de video, en competencia con otros muchos profesores y profesoras, así como por la duración de los filmes elegidos. Lo cierto es que con la aparición de la pizarra digital el tema del aula específica para la proyección a finalizado y las únicas limitaciones son las didácticas y el eco de afrontar las otras muchas estupideces que nos hace afrontar las inútiles lees educativas, las pasadas – muy malas- y la que entrará en vigor, con la que tampoco comulgo. Lo cierto es que entre unos y otros la casa sigue sin barrer y la educación continúa siendo un arma ideológica por parte de unos y otros, arrinconando el verdadero debate profesional y centrándose , unos más que otros, en estupideces tipo la Educación para la Ciudadanía o en el peso o no de la religión o su alternativa. Vamos, las sandeces de los políticos de turno. 
Pero vayamos a lo que para mí supone este blog, hablar de cine, o reflexionar mínimamente sobre lo que he visto, sólo como casi siempre o, en ocasiones acompañado, esta vez de mi alumnado. La película que hemos visto la he utilizado en su adecuado contexto y con un grupo que lo permitía. Así que para explicar el papel de la iglesia en la Edad Media ha seleccionado un clásico de los ochenta, El nombre de la rosa (título original Il nome della rosa en italiano) basada en la una novela histórica de misterio firmada por Umberto Eco y publicada en 1980. 
El nombre de la rosa (Der Name der Rose) es una película del año 1986, realmente una coproducción realizada entre Italia, Francia y, la por entonces, Alemania Occidental basada en la trama de intriga de la novela homónima de Eco. Hemos visto una edición especial para coleccionistas que básicamente contempla dos escenas más que fueron eliminadas en el metraje final: una la que refleja el interés de Adso de Melk por las condiciones en las que vive la chica y, por extensión, la gente del pueblo, y otra en la que vemos la huida de Umbertino da Casale escondido en un tonel ante la inminente llegada del Inquisidor de Gui y la presencia de la legación Papal. 
Igualmente, reconozco haber prescindido de una escena, la de Adso teniendo sexo con la chica, por cuestiones obvios, pues polemizar con los padres no es mi estilo. Y si quieren verla completa, que lo hagan en su entorno familiar, si así lo desean sus progenitores. 
La película fue dirigida por Jean-Jacques Annaud, realizador francés, y director de entre otras "La Victoire en Chantant" (1976), oscar a la mejor película extranjera , así como otras conocidas películas como son "En busca delfuego" (1981), "El oso", "El amante" (1992), "Siete años en el Tíbet" (1997), "Enemigo a las puertas" (2001). Participaron como asistentes del director Victor Tourjanski y Gianni Arduini. Participaron como productores los alemanes Bernd Eichinger y Thomas Schuhly para Neue Constantin Filmproduktion de Munich ; Pierre Hebey como productor asociado y Anne Groes participa como productora ejecutiva para Les Films De Arianne y France 3;  Franco Cristaldi como coproductor para Cristaldi Films y la RAI. La inversión se elevó a los 20 millones de dólares, mientras que la distribución fue cosa del conglomerado formado por la alemana – por aquel entonces occidental- Constantin Film , la francesa Acteurs Auteurs Associés / France 3 Cinema y la norteamericana 20th Century Fox. 
Para el guión de la película contó Annaud con todo un grupo de afamados guionistas encabezados por Gérard Brach, Alain Godard, Howard Franklin y Andrew Birkin que parten de la obra del italiano Umberto Eco. Como asesor histórico participó Jacques Le Golf (asesor histórico y uno de los más prestigiosos medievalistas franceses) y como asesor en la investigación policial contó con la inestimable colaboración de Michel Lebrun (asesor policíaco y escritor de novela negra). En temas técnicos participa Tonino Delli Colli como director de fotografía , mientras que la música fue labor de James Horner y el diseño de vestuario de Gabriella Pescucci. 
Annaud contó con los actores Sean Connery (en el papel del fraile franciscano Guillermo de Baskerville) y un jovencísimo y prometedor Christian Slater (en el del novicio Adso de Melk) para los principales papeles a los que se les une F. Murray Abrahan (Bernardo de Gui , el inquisidor), Michel Lonsdale ( El abad), Valentina Vargas (La chica), Helmut Qualtinger ( Remigio de Varagine), Feodor Chaliapin Jr ( Jorge de Burgos), Elya Baskin ( Severino), Ron Perlman (Salvatore), Volker Prechtel (Malaquias), William Hickey (Umbertino da Casale), Michael Habecj (Berengario) y Urs Althaus (Venancio) . Participaron igualmente en papeles mucho más secundarios Leopoldo Trieste (Michele da Cesena), Vernon Dobtcheff (Hugo de Newcastle) Lucien Bodard (Cardenal Bertrand), el escritor Peter Berling (Juan d'Anneaux), Donald O'Brien (Pietro de Assissi) y Pete Lancaster (Obispo de Alborea). 
El rodaje se realizó en la Abadía de Eberbach, en las cercanías de Frankfurt (Alemania), y en los estudios de Cinecittá en Roma (Italia), en donde se construyó una abadía para rodar gran parte del filme.

La historia - que por conocida omitiré en gran medida - se desarrolla en una abadía benedictina del norte de Italia – los Apeninos ligures- que ha sido sacudida por un hecho inexplicable: uno de sus monjes ha muerto de una forma muy misteriosa. 
Para investigar tan extraño suceso, deciden confiar a un monje franciscano, fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery), quien llega a la abadía acompañado de su joven discípulo Adso de Melk (Christian Slater), para una reunión entre la legación papal (entonces radicada en Aviñón, Francia) y los llamados "espirituales" de la recién nacida orden franciscana, entre quienes se encuentra Ubertino da Casale. 
El film , y por extensión la novela en la que se inspira, está narrada en forma de viejo manuscrito, en el que un monje, Adso de Melk, cuenta sus andanzas de joven novicio, cuando acompañaba como aprendiz a fray Guillermo de Baskerville, el indiscutible protagonista de la historia. La narración se desarrolla en el invierno de 1327, bajo el papado de Juan XXII. 
El fraile franciscano fray Guillermo de Baskerville y su novicio Adso de Melk llegan a una abadía benedictina del norte de Italia. Una misteriosa muerte se ha producido antes de una importante conferencia de la Iglesia teológica. A su llegada Guillermo es requerido por el abad para que investigue ese extraño suceso que supone la muerte de un monje en extrañas circunstancias.

Guillermo, conocido por su mente deductiva y analítica, se enfrenta a la preocupación del Abad y recibe su permiso para investigar la muerte de un joven iluminador que parece haberse suicidado. En los próximos días, se producen varias otras muertes extrañas, y los dos poco a poco descubren que no todo es Ora et labora en la abadía. 
El de Baskerville es también miembro de la orden franciscana, que predica la pobreza de Cristo como ejemplo a seguir por sus discípulos. Esta idea no era muy del agrado del Papado, de la Inquisición, y de muchas de las órdenes religiosas que se decían seguidoras de Jesús. Esta simpatía de la curia papal por los bienes terrenales la lleva a forzar un enfrentamiento con todos los que discrepan, convirtiendo a los convencidos de la humildad y la pobreza en herejes, y llevándolos en muchos casos a la tortura y la hoguera. Hechos estos, por cierto, que no son en absoluto ficticios.

Este encuentro entre religiosos se va a producir en una abadía situada en algún lugar montañoso del norte de Italia, al que Guillermo y Adso son los primeros en llegar, y donde se encuentran con varias sorpresas. Por un lado, se encuentran con una es una serie de misteriosos y peculiares crímenes que tienen como victimas a los hermanos de la comunidad, y por otra, la existencia de una mítica biblioteca donde hay maravillosos libros, valiosísimos códices, y obras legendarias que se creían pérdidas. 
La historia va avanzando a través de pequeñas pistas y testigos, que ayudan a unir todo el rompecabezas, mientras Fray Guillermo y su ayudante Adso, quien se mete en algunos problemas, investigan, siguen ocurriendo una serie de asesinatos, lo más intrigante es que todos los fallecidos tienen el dedo con tinta y la boca también, es como si se envenenaran con esta.

Fray Guillermo logra entrar a una misteriosa biblioteca y descubre que es un libro que esta escrito en latín y que tiene tinta envenenada, lo que producía la muerte de estos monjes que después de leer el libro, en el que decían numerosos pecados y temas tabú para la iglesia, morían misteriosamente. La abadía benedictina es famosa por su impresionante biblioteca con estrictas normas de acceso. 
Guillermo debe organizar una reunión entre los delegados del Papa y los líderes de la orden franciscana, en la que se discutirá sobre la supuesta herejía de la doctrina de la pobreza apostólica, promovida por una rama de la orden franciscana: los espirituales. La celebración y el éxito de dicha reunión se ven amenazados por una serie de muertes que los supersticiosos monjes, a instancias del ciego ex-bibliotecario Jorge de Burgos, consideran que siguen la pauta de un pasaje del Apocalipsis.

Guillermo y Adso conocen igualmente a Salvatore, un jorobado demente que habla una mezcla en varios idiomas, y a su guía y protector, Remigio da Varagine que, como los hechos demuestran, también tiene un pasado turbio. Guillermo deduce rápidamente que Salvatore una vez había sido miembro de una secta herética, la dulcinista, e infiere que Salvatore y Remigio pueden haber estado involucrados en los asesinatos.
Mientras tanto, Adso se encuentra con dudas existenciales cuando conoce carnalmente a una campesina que se ha colado en la abadía para intercambiar favores sexuales a cambio de comida, ella lo seduce, y él se enamora de ella. Investigando y con ganas de atajar las acusaciones de posesión demoníaca , los protagonistas descubren y exploran una biblioteca laberíntica en la Torre Prohibida principal de la abadía. Guillermo se asombra al descubrir que se trata de "una de las mayores bibliotecas de toda la cristiandad", que contiene decenas de obras de maestros clásicos como Aristóteles , que se creían perdidos durante siglos. 
En la abadía, cuyo nombre se omite a propósito, viven monjes que vienen de lugares remotos y acuden al santo lugar para poder acceder a libros que solo se encuentran en esa biblioteca; al mismo tiempo, llegan con algún rollo o alguna edición “rara” que contribuir al acervo de la Abadía. Los monjes extranjeros copian a mano los textos que solicitan y elaboran cuidadosamente una nueva “edición” para poder regresar a su monasterio con el texto requerido.

Guillermo deduce que la biblioteca se mantiene oculta porque tiene un conocimiento avanzado, de los filósofos paganos, y que le resulta difícil conciliar esto conocimientos con el cristianismo. Uno de esos libros es de Aristóteles, y se hace evidente que la única copia que queda de segundo libro de la Poética de Aristóteles- de alguna manera- está relacionado con las muertes. Deduce, además, que todos los que murieron habían leído el libro. 
Guillermo de Baskerville, otrora inquisidor, posee una inteligencia y perspicacia que, parece, no concondar con la humildad de un buen franciscano, pero es precisamente por pensadores de la época como Roger Bacon y Guillermo de Ockham, promotores de la ciencia y el razonamiento lógico como un don divino, que Guillermo de Baskerville va desentrañando los secretos que oculta esta abadía enclavada en el norte de la península itálica del siglo XIV. 
Son tiempos en los que el emperador Federico ha calificado al Papa Juan XXII de herético, y éste a su vez mantiene una guerra en contra de los frailes de la vida pobre, quienes son representados por la orden de San Francisco, la cual tiene algunas décadas de haber sido “reconocida”, pero que atenta —según el pontífice de Aviñón— contra los intereses de la Iglesia Católica, pues sustentan que los apóstoles y Cristo jamás poseyeron nada ni en común ni en uso, lo cual es precisamente el asunto a dirimirse durante el encuentro de la Legación Papal y la joven orden franciscana, encabezada por Michele da Cesena. 
En un momento de la historia, y volvemos a la película, se acuerda un encuentro entre franciscanos, miembros de la Curia Romana – realmente del Papa asentada en Avignon- y de los benedictinos y dominicos, representantes de las dos tendencias eclesiásticas, los que predican la pobreza y los de defienden la fe y el poder papal. 
La orden de los dominicos será la responsable de dirigir la Inquisición y la defensora de la pureza de la fe. Guillermo es el jefe de la delegación franciscana, frente a él se encuentra Bernardo Gui, que aparece como inquisidor y dominico, y con quién Fray Guillermo ya había tenido un tropiezo del que salió mal parado. En el fondo, lo que le preocupa a la alta curia no es que se sepa si Jesús fue pobre o no: en todo caso, la angustia nace de la idea que pueda gestarse entre los fieles sobre si debe ser pobre o no la Iglesia Católica. 
En caso afirmativo, la influencia y poder que ha ostentado peligrarían. Algunos de quienes forman el grupo de los “espirituales” franciscanos integraron el Capítulo de Perusa y cuentan con el respaldo del emperador, a quien conviene que se pregone la pobreza como forma de vida y la “regla” franciscana. La reunión de ambas legaciones es pues de suma importancia. 
Sus investigaciones se restringen tras la llegada de Bernardo Gui, representante de la Inquisición , convocado para la conferencia y con ganas de enjuiciar a las personas que considere responsables de las muertes. Los dos hombres se enfrentaron en el pasado, y el inquisidor celoso no tiene tiempo para teorías fuera de la suya propia, que parte de la condena absoluta. 
Salvatore y la chica son descubiertos peleándose por un gallo negro, mientras que en una jaula se encuentra un gato negro. Gui presenta esta prueba irrefutable de que están en contacto con Satanás y tras aplicar la tortura para que confiensen Salvatore habla de su pasado dulcinista.

Salvatore, Remigio, y la chica son llevados a rastras ante un tribunal, donde Gui intimida al abad en concurrencia con su juicio de herejía. Pero Guillermo, también "invitado" por Gui para formar parte del panel de jueces, se niega a confirmar las acusaciones de asesinato. Con todo Gui, para obtener una confesión de Remigio, al que amenaza con la tortura, y entonces se autoinculpa de todo. Aunque dice repetidas veces que el no ha matado en el monasterio a nadie. 
Guillermo confía en su declaración y su intuición. Cuando otro monje sucumbe como los demás, Guillermo y Adso ascienden por la biblioteca prohibida, y se encuentran cara a cara con el Venerable Jorge, el más antiguo habitante de la abadía, con el libro, que describe la comedia y la forma en que se puede utilizar para enseñar. Creyendo que la alegría , las risas y lo jocoso son unos instrumentos del diablo, Jorge ha envenenado las páginas para detener la propagación de lo que él considera ideas peligrosas: los que leen pueden ingerir el veneno, ya que contaminó de veneno las esquinas del libro y para moverlo pasado de los dedos para ayudar a pasar las páginas a la boca, envenenando a los lectores. Descubierto, Jorge lanza una vela sobre el fraile y su novicio, provocando en la biblioteca un incendio que devora rápidamente el edificio y muchas obras. 
Guillermo insiste en que Adso huya, mientras toma aquellos libros de valor incalculable para salvarlos. Sin embargo, ve que es imposible y el volumen de la Poética y el resto de la biblioteca se pierden. Mientras tanto, Salvatore y Remigio se han quemado en la hoguera. La chica ha sido marcada para el mismo destino, pero los campesinos locales aprovechar el caos del fuego de la biblioteca para liberarla y la emprenden contra Gui por incluir a uno de los suyos. 
Gui intenta huir pero su carro cae por un precipicio, provocando su muerte. Guillermo y Adso se despiden. Un Adso envejecido y que nos cuenta la narración de cierre nos dice que nunca se arrepintió de su decisión de seguir adelante con Guillermo, y que la chica había sido el único amor de su vida terrenal, pero nunca aprendió su nombre. 
No obstante y aunque lo anterior sea la carga de profundidad de la películas y el libro, los acontecimientos en los que se centra son los oscuros asesinatos que se van produciendo en el monasterio. Siendo pues Guillermo de Baskerville un hombre agudo, descubre que todos en la abadía tienen algo que ocultar: algunos, vicios de la carne; y otros, vicios del espíritu.
Es precisamente la sed de conocimiento (que en el libro de Umberto Eco denomina como “lujuria del intelecto”) la que origina los más trágicos acontecimientos vistos en tan tranquilo y santo lugar, dedicado a la oración. Por eso, en la biblioteca de la Abadía, se guardaban con tanto celo algunos libros considerados como “prohibidos”: tal es el caso de "Poética", escrito por Aristóteles, cuya única copia se encuentra resguardada de ojos curiosos en la Biblioteca ya que el filósofo sostiene a través de sus ejemplos – todos cómicos - que es a través de la risa que se puede dar gloria a Dios, cosa que Jorge de Burgos – uno de los monjes benedictinos más viejos entre los que habitan este monasterio - sostiene que la risa no es buena para el hombre: afirma que el libro podría incitar a los hombres a perder el miedo al infierno y no necesitar a Dios. 
En la cinta, magistralmente dirigida por Jean-Jacques Annaud, se observa en un agudo diálogo protagonizado por Jorge de Burgos y Guillermo de Baskerville, donde precisamente éste último ejemplifica cómo algunos santos apelaban a la risa para burlarse de los infieles mientras que el anciano y ya ciego monje de Burgos sostiene que ello no es sino la puerta abierta para el pecado. Este tipo de conocimiento aparece como un delito para la Iglesia Católica, en este caso representada por el “Venerable Jorge”. Fuera de la religión, no se permitía la libertad de pensamiento. Sólo la compostura y el más estricto cumplimiento de “La Regla” eran permitidos. Como claro ejemplo, está este libro misterioso: quien leía su contenido moría.

Cuenta Umberto Eco que la idea de escribir una intriga criminal en un monasterio le vino de las ganas que tenía de envenenar a un monje, después de largos años de estudio de la Edad Media. De este modo, el siglo XIV se convirtió en escenario de la serie de enigmáticos crímenes en esta “Abadía del crimen” titulo primitivo del Nombre de la Rosa. El mismo autor señalaba en una obra posterior llamada "Apostillas al nombre de la rosa" decía lo siguiente: "Mi novela tenía otro título provisional: La abadía del crimen. La descarté porque fija la atención del lector exclusivamente en la intriga policíaca, y podía engañar al infortunado comprador ávido de historia de acción, induciéndolo a arrojarse sobre un libro que lo hubiera decepcionado. Mi sueño era titularlo Adso de Melk. Un título muy neutro, porque Adso no pasaba de ser el narrador. La idea de El nombre de la rosa se me ocurrió casi por casualidad, y me gustó porque la rosa es una figura simbólica tan densa, que por tener tantos significados, ya casi los ha perdido todos: rosa mística, y como rosa ha vivido lo que viven las rosas, la guerra de las dos rosas, una rosa es una rosa , los rosacruces, gracias por las espléndidas rosa, rosa fresca toda fragancia. Así, el lector quedaba con razón desorientado, no podía escoger tal o cual interpretación; y, aunque hubiese captado las posibles lecturas nominalistas del verso final, sólo sería a último momento, después de haber escogido vaya a saber qué otras posibilidades. El título debe de confundir las ideas, no regimentarlas".
Umberto Eco concibió una típica novela negra, con la particularidad de ambientarla en el pasado remoto de las luchas entre las distintas órdenes monacales, en este caso benedictinos, franciscanos y dominicos. Frente a ellos o con ellos el omnipotente poder del Papado. A todo esto se le une un complejo entramado de herejías que habían asolado y enfrentado a la humanidad cristiana desde sus comienzos (arrianismo, nestorianismo, dulcinismo...).

La novela de Eco se publicó en 1.980, y su éxito fue tan fulminante que pronto será traducida a 24 idiomas. Cuando J.J. Annaud leyó el libro se sintió tan identificado con él que decidió de inmediato hacerse con sus derechos para poder llevarlo al cine. Sin embargo, los derechos habían sido ya adquiridos por la RAI ( Radio Televisión Italiana), por lo que tuvo que marchar a Roma para negociar con ellos y, de paso, convencer al propio Umberto Eco de que era mejor una película de dos horas antes que una miniserie de seis capítulos. El escritor italiano y la RAI aceptaron sobre todo cuando habían rechazado el proyecto otros grandes directores como Ettore Scola, Marco Ferreri y Michelangelo Antonioni.
Annaud para estar a la altura de la obra literaria, empezó a leerse la misma bibliografía empleada por Eco para documentar su historia. A fines de 1.982, Annaud se pone a trabajar en el guión con Alain Godard, pero será con Gerard Brach con quien ya habla trabajado en la película “En Busca del Fuego”, y con el resto de guionistas ya nombrados en la ficha técnica, cuando logre el guión definitivo tras recortar las previsibles cuatro horas del guión inicial. Ahora sólo hacia falta buscar a un productor.

Inicialmente parecía la Fox, pero tras analizar los presupuestos se alarmó de tal manera que abandonó el proyecto. Tendrá que aparecer la productora de Berd Eichinger, Neue Constantin Produktion, quien se haga cargo de la aventura fílmica. Es en este punto donde empieza la aventura; donde no faltan secretos, claves escondidas, pasadizos, terribles asesinatos, personajes malvados y seres misteriosos.

Según se muestra en la película los sacerdotes no tenían un alto nivel cultural, ya que sus pensamientos son cerrados e idealistas, a excepción del Fray Guillermo. Estos se aprovechaban del pueblo, y se dedicaban solo a meditar, transcribir y almacenar todo tipo de libros y no tanto a predicar su palabra. Las debilidades más notables que se presentan en el seno del monasterio son la mentira y el miedo a mostrar algo en contra de su creencia, la avaricia también esta presente ya que los mismos monjes se aprovechaban de su pueblo, preocupándose solo de ellos mismos, un ejemplo de esto era que a cambio de un poco de comida obtenían los “servicios” de una mujer. Se controlaba y censuraba toda la información sobre las misteriosas muertes de los monjes porque esto mostraba debilidad de la iglesia al permitir ingresar un espíritu maligno y diabólico a su abadía. Por esto mismo se guardaba con tanto celo los libros prohibidos en una oculta biblioteca que solo algunos podían ingresar.
El conocimiento que aparece como delito en la película es el saber sobre otros temas fuera de la religión, el no preocuparse solo de la iglesia, la libertad de pensamiento, ya que debían tener solo un ideal sobre la compostura y las reglas religiosas, como claro ejemplo esta el este libro misterioso ya que el que leía su contenido, moría, por que hablaba de muestras de alegría, risas y temas en general que para algunos monjes y la iglesia eran unos de los pecados mas graves.
Guillermo de Baskerville es una mezcla de Sherlock Holmes, el famoso detective, Roger Bacon y Guillermo de Occam. Estos últimos fueron celebres pensadores medievales que intuían la llegada de la apertura a la cultura, el arte y la civilización del Renacimiento. Es un “perspicaz investigador, erudito, amante de los libros y de la filosofía, seguidor de Aristóteles y de la inteligencia lógica”. El método científico de Guillermo se ve enfrentado al fanatismo religioso representado por Jorge de Burgos, el anciano bibliotecario que mantiene oculto el libro.
Desde este último plano Umberto Eco pretendió dejar remarcar que el nombre de las cosas puede ser más importante que éstas. Con esto hace mención a un concepto filosófico muy de moda entre los siglos XIII y XIV, el nominalismo, defendido por Guillermo de Ockham. Annaud lo que intentó a lo largo de la película fue reflejar el mundo bajomedieval con toda su belleza pero también con su fealdad. Este el motivo por el cual aparecen retratados auténticas monstruosidades como tenía que ser, en una época en la cual el promedio de vida apenas era de cuarenta años por lo que a los 35 años una persona ya era viejo.
Annaud nos lleva a una época en la que no se habla ni médicos, ni dentistas, en donde las enfermedades de la piel, los piojos y las chinches eran compañeros inseparables del hombre y de las mujeres. En donde la información es inexistente, en donde incluso la referencia horaria responde a las normas que regían la vida monástica.

La fotografía está especialmente bien conseguida por parte de Tonino Delli Colli, un fotógrafo especializado en la Edad Media. Delli Colli había colaborado con el director italiano Pier Paolo Pasolini en películas con un ambiente similar como fueron " El Decameron o los “Cuentos de Canterbury”. Se utiliza una iluminación y una fotografía que recalcan el sentido simbólico del film con referencias a la iconografía y el arte religiosos medievales (luz-oscuridad como reflejo del antagonismo bien-mal). La óptica usada por el director para potenciar el tratamiento expresionista de los rostros (además de la elección de los actores y el maquillaje) en un intento de aproximación al arte románico y del primer gótico. Los personajes son psicológicamente bastante esquemáticos (representan posturas o pasiones humanas sin apenas matices). Podemos relacionar alguno de ellos con las cualidades o defectos morales que representan. El fotógrafo así que capta el ambiente de la Edad Media Cristiana con unas habitaciones oscurecidas, poco caldeadas, en donde no había cristales y estos eran sustituidos por pergaminos a los que el aceite había convertido en traslúcidos. Por la noche las velas se encendían lo menos posible ya que eran de sebo y para fabricarlas era necesario matar a muchos corderos o consumir mucho aceite de oliva. De igual manera destacar el trabajo del vestuario a base de gruesos tejidos y sargas propias de la época.
La película no sólo se centra en lo material, sino también en temas tan espirituales como la fe o el poder. Refleja los esfuerzos por parte de las autoridades de la iglesia católica de aquel entonces por callar cualquier información que pudiese contradecir la existencia de dios o su divinidad.
En la película se presenta el contraste entre el estilo de vida de las autoridades vaticanas, que representan el poder y la riqueza de la Iglesia, frente a una de las órdenes mendicantes, en este caso los franciscanos quienes creían siguiendo los dictámenes de Jesús que los que sirven a Dios debían vivir en la humildad y sin bienes materiales. Según muestra la película la inquisición es la encargada de mantener el orden y la paz espiritual y física dentro de la iglesia, ellos tenían el poder de decidir frente a problemas y conflictos, sin perdonar ni hacer excepciones, con tal de hacer regir la ley de Dios. Entre las discusiones ideológicas que se suceden en un concilio desarrollado en la abadía, la suposición de los monjes de la llegada del Apocalipsis deducible por los mortales hechos acaecidos, la aparición de la Santa Inquisición para el castigo de los incentivadores del culto al diablo que, liberado, prosigue con sus asesinatos.
Mientras tanto, Guillermo de Baskerville y su novicio, Adso de Melk, se muestran dispuestos a averiguar de una forma deductiva qué está ocurriendo realmente. Durante el transcurso de sus investigaciones, el bibliotecario y su ayudante parece que tienen mucho que esconder tras sus impenetrables rostros. Dentro de toda biblioteca, obviamente se hayan almacenados libros; sin embargo, en esta abadía medieval se encuentra un libro que es capaz de matar durante el transcurso de la lectura.
El autor de la película juega entonces con las ideas de un libro que se desea encontrar, a pesar de que según afirman sus detractores religiosos puede corromper el espíritu humano, y que es capaz de matar a aquel que lo lee. Y este último es uno de los planteamientos más ingeniosos de la novela.
La abadía y sus partes no son ajenas a la película. Por lo pronto, la arquitectura vista en la película, es un reflejo del arte románico, y completa el entorno de los monjes y consta de ventanas pequeñas, muros gruesos, grandes y fuertes y bóvedas de piedra, la sencillez de este arte lo transforma en algo bello y emotivo, este se utilizo para enseñar al pueblo analfabeto la fe a Dios. Si se lee la novela se pueden advertir las diferencias en la intriga entre el desarrollo literario y el fílmico. El film potencia claramente la trama policiaco, de las varias líneas que tiene el libro. Hay cambios muy marcados en la historia de la muchacha y en el fin del Inquisidor.

En cuanto a la imagen, el director Annaud, acostumbrado a manejarse en exteriores (En busca del fuego, El oso), usa con maestría los planos generales, los primeros planos para recalcar la expresión de algunos de los protagonistas, los movimientos de cámara (especialmente los travellings) y abusa un poco de algunos ángulos especiales.
Es muy interesante la banda sonora (y no sólo nos referimos a la música ya que a veces los silencios llenan un filme por encima de la banda sonora. Ella puntúa y matiza algunos momentos claves del film.

El libro acaba con el último folio de la narración de Adso de Melk, y creo que no voy a revelar ningún secreto, si os digo que finaliza con la frase latina: Stat Rosa pristina nomina, nomina nuda tenemus, que puede ser traducida al castellano por "De la rosa nos queda únicamente el nombre".
Cuando desaparece el Imperio Romano de Occidente, la Iglesia intenta ocupar no sólo el papel de baluarte espiritual sino también el temporal o político. Al mismo tiempo será la depositaria de la cultura clásica y de la lengua latina. Con todo su papel será especialmente importante gracias a dos instituciones claves como fueron el monacato o la vida en los monasterios y el papado. El monacato o la vida monástica tiene sus precedentes en la zona oriental del Imperio Romano con los eremitas del desierto y en los anacoretas.
Sin embargo, en el Occidente arraigó el cenobitismo, es decir, la vida en común. Será importante en Irlanda y sobre todo en Italia, lugar desde el que se extienden los monasterios por toda Europa. La primera gran orden monástica será la de los benedictinos (siguen la reglas de San Benito, fundador del monasterio de Montecassino y su lema : “ Ora et labora” – Reza y Trabaja - .
Los monasterios están dirigidos por un Abad, el cual sería elegido por los monjes de entre sus miembros más nobles y mejor formados intelectualmente, que tendrá una autoridad absoluta en el monasterio. Los monjes hacían voto de castidad, pobreza y obediencia, y empleaban su tiempo en la oración litúrgica comunal, la oración mental individual y el trabajo físico.
El monasterio se concebía como un lugar de apartamiento para llegar hacia Dios. Los monasterios eran enormes y tenían muchas dependencias: la iglesia, el comedor o refectorio, la sala capitular en la que se reunían todos los monjes, la hospedería en la que dormían los peregrinos, el claustro o patio en el que los monjes paseaban y meditaban, la biblioteca, los huertos...
En algunos monasterios todos los monjes dormían juntos en una gran habitación, pero en otros cada uno tenía su propia celda. En todos los monasterios había una biblioteca y escritorios, convirtiéndose en la única fuente cultural de la Edad Media. Se escribía en latín y se copiaban algunos textos clásicos del mundo grecorromano con un sólo fin: conocer mejor el lenguaje de la Iglesia. La vida en el monasterio estaba regida por una regla, es decir, por un conjunto de normas, que afectaban a las tareas que podían hacer, a los horarios en los que debían realizar cada actividad y a su forma de vida: por ejemplo, algunas órdenes prohibían hablar; otras eran de clausura, esto es, los monjes no podían salir al exterior ni ser vistos por nadie que no perteneciera a la orden. Cada orden tenía su propia regla.
En los monasterios los monjes se dedicaban principalmente a la oración y la meditación. Pero también realizaban trabajos manuales. Unos trabajaban en el huerto, ayudados por numerosos siervos. Otros copiaban manuscritos en la biblioteca del monasterio y los decoraban con hermosas miniaturas.
Sin la labor de estos monjes, gran parte de los escritos de los antiguos griegos y romanos, y de los intelectuales de la Edad Media se habrían perdido para siempre.
Las órdenes monásticas se renovarán a lo largo del tiempo. Entre los siglos X y XI los monjes benedictinos de la abadía de Cluny, los cluniacenses, — monjes con el hábito negro — van a convertirse en los protagonistas de la vida monástica. Estos monjes se interesan sobre todo por el esplendor de la liturgia y en la defensa de la autoridad monástica ( los abades de los monasterios cluniacenses sólo dependen del abad de Cluny, y no de nobles feudales) y pontificia, formulando en este caso una doctrina teocrática, en la que se afirma que el poder espiritual, - el de Dios y sus representantes en la Tierra , los sacerdotes , - es superior al temporal, , es decir , al de los reyes y nobles por lo tanto el poder está en manos del Papa antes que del Emperador.

Las transformaciones que vive Europa a partir del siglo XII, provocan que las órdenes religiosas y monásticas evolucionen. De entre las más destacadas está la de los benedictinos del Cister , los cistercienses, —monjes con hábito blanco — quienes propugnan el trabajo manual y un espíritu de austeridad, frente a la pompa y el lujo defendida por los cluniacenses.
Junto a ellos aparecen otras órdenes religiosas de enorme importancia como los cartujos, fundados por San Bruno en el siglo XI, dedicándose principalmente a rezar, quienes deben de mantener un voto de silencio. Entre los siglos XI y XII la Iglesia será sacudida por algunas herejías o desviaciones de la doctrina de la Iglesia. Las herejías se inician desde el origen del cristianismo, arrianismo, nestonianismo,...) pero en estos momentos van a tener un gran impacto social y generan fuertes movimientos sociales.
La causa de estas revueltas se debe a que la Iglesia se integrará en el orden feudal: al recibir tierras como donaciones los obispos y los abades quedaban sometidos a los señores y soberanos que les habían nombrado, lo que les obligaba a observar los deberes y la fidelidad de todo vasallo.
Esta situación fomentó toda suerte de corrupciones como la simonía obtención de una dignidad eclesiástica por compra) y el nicolaismo ( disfrute de rentas de un cargo eclesiástico sin haber recibido órdenes sagradas, sino tan sólo una investidura, por lo que se podía continuar llevando la vida propia de un laico). Estas situaciones serán muy criticadas por los cluniacenses y los cistercienses. Con todo 1os movimientos populares son los que más van a mostrar su oposición a este modelo “inmoral” eclesiástico defendiendo la vuelta a la pobreza evangélica, huyendo de las riquezas mundanas. Estos movimientos tendrán un fuerte arraigo en el norte de Italia y sur de Francia. El más importante será el de los cátaros o albigenses, pero hubo otras como la de los pataninos, dulcinistas, maniqueos, etc.
Ante el peligro de las herejías la Iglesia reaccionó acudiendo a la predicación y, en algunos casos , a la violencia. Uno de los medios creados por la Iglesia para acabar con las desviaciones en el dogma católico fue la creación de la Inquisición en el 1.231 por el Papa Gregorio IX y autorizando la tortura para arrancar las confesiones en el 1.252 por el Papa Inocencio IV.
En el siglo XIII .y coincidiendo con el desarrollo de las ciudades, se fundan nuevas órdenes religiosas destinadas a la predicación popular en las mismas y a defender la austeridad religiosa. Estas órdenes deben de vivir de la limosna de ahí que reciban el nombre de órdenes mendicantes. Entre las más importantes destacan dos: la de los franciscanos, fundada por Francisco de Asís, que buscaba la imitación de la vida apostólica, practicando la predicación itinerante, y la de los dominicos, creada por el español, Santo Domingo de Guzmán, dedicadas a la preparación intelectual y teológica de sus monjes,y a la defensa de la fe católica frente a las desviaciones y los herejes, por lo tanto presiden los tribunales inquisitoriales.
La película consiguió un total de 16 premios en distintos festivales y concursos internacionales, los más destacados de los cuales fueron el César de la Academia francesa a la mejor película extranjera en 1987 y los dos Premios BAFTA británicos: uno para Sean Connery como mejor actor y otro para Hasso von Hugo por el mejor maquillaje en 1988.
La gran repercusión de la novela provocó que se editaran miles de páginas de crítica de "El nombre de la rosa", y se han señalado referentes que incluyen a Jorge Luis Borges, Arthur Conan Doyle, y el escolástico Guillermo de Ockham.
La idea original de Eco, como ya hemos señalado, era escribir una novela policíaca, pero sus novelas «nunca empezaron a partir de un proyecto, sino de una imagen. De ahí la idea de imaginar a un benedictino en un monasterio que mientras lee la colección encuadernada del manifiesto muere fulminado».
Extensamente familiarizado y apasionado del medioevo por anteriores trabajos teóricos, el autor trasladó esta imagen de modo natural a la Edad Media, y se pasó un año recreando el universo en que se desarrollaría la trama: «Pero recuerdo que pasé un año entero sin escribir una sola línea. Leía, hacía dibujos, diagramas, en suma, inventaba un mundo. Dibujé cientos de laberintos y plantas de abadías, basándome en otros dibujos, y en lugares que visitaba.».
De ese modo, pudo familiarizarse con los espacios, con los recorridos, reconocer a sus personajes y enfrentarse con la tarea de encontrar una voz para su narrador, lo que tras repasar las de los cronistas medievales le recondujo de nuevo a las citas, y por ello la novela debía empezar con un manuscrito encontrado y firmado por  Adso.
El personaje de Guillermo podría remitir a Ockham, que efectivamente intervino en la disputa sobre la pobreza apostólica a petición de Miguel de Cesena, concluyendo que el Papa Juan XXII era un hereje. La descripción que hace la novela de Guillermo recuerda a Sherlock Holmes: «Su altura era superior a la de un hombre normal y, como era muy enjuto, parecía aún más alto. Su mirada era aguda y penetrante; la nariz afilada y un poco aguileña infundía a su rostro una expresión vigilante, salvo en los momentos de letargo a los que luego me referiré.» En cuanto al apellido Baskerville, remite también a la novela de Conan Doyle protagonizada por Sherlock Holmes, El sabueso de los Baskerville, otro referente señalado.

Por su parte, Adso de Melk, la voz narradora de la novela, es presentado como hijo de un noble austríaco, el Barón de Melk, que en la novela combatía junto a Luis IV de Baviera, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Novicio benedictino, mientras se encontraba con su familia en la Toscana es encomendado a Guillermo por su familia como amanuense y discípulo, y ayuda a su mentor en la investigación. El personaje, como se menciona en la novela, comparte nombre con Adso de Montier-en-Der, abad francés nacido en 920 que escribió una biografía sobre el anticristo titulada De nativitate et obitu Antichristi.
Con respecto al monje español Jorge de Burgos presentado como un monje anciano y ciego, encorvado y «blanco como la nieve»; antiguo bibliotecario de la abadía, que se empeña su vida en ocultar un libro, es un homenaje de Umberto Eco a Jorge Luis Borges; Eco tenía en mente un ciego que custodiase la biblioteca, y comenta en Apostillas que «...biblioteca más ciego sólo puede dar Borges, también porque las deudas se pagan». 

Ubertino da Casale se inspira en el auténtico Ubertino da Casale , un religioso franciscano italiano, líder de los espirituales de la Toscana. En la novela es presentado como amigo de Guillermo. Por su parte, Michele de Cesena fue el general de la orden franciscana y teólogo, y líder de los franciscanos «espirituales», que estaban enfrentados al papa Juan XXII en la disputa sobre la pobreza evangélica, mientras que Bernardo Gui o Bernardo Guidoni , fue un religioso dominico, Inquisidor de Toulouse entre 1307 y 1323. En la novela es presentado como inquisidor y líder de la delegación papal, némesis de Guillermo de Baskerville.
Bertrando del Poggetto o Bertrand du Pouget o Bertrando del Poggetto fue un diplomático y cardenal francés que aparece como legado papal. Otros personajes en la novela y en la película son el hermano Adelmo da Otranto, el novicio, ilustrador y miniaturista, primera víctima. Venancio de Salvemec, el monje, traductor de manuscritos, especialista en griego y árabe, segunda víctima. Berengario da Arundel otro ayudante del bibliotecario, tercera víctima. El hermano Severino da Sant'Emmerano encargado del herbolario, cuarta víctima. Malaquías de Hildesheim es un monje alemán, bibliotecario, quinta víctima. La sexta víctima es Abbone da Fossanova el Abad del monasterio.
En 1985 el autor publicó Apostillas a El nombre de la rosa, una especie de tratado de poética en el que comentaba cómo y por qué escribió la novela, aportando pistas que ilustran al lector sobre la génesis de la obra, aunque sin desvelar los misterios que se plantean en ella. El nombre de la rosa ganó el premio Strega en 1981 y el Premio Médicis Extranjero de 1982, entrando en la lista «Editors' Choice» de 1983 del New York Times.
Para el trabajo de mis alumnos /as prepara una web en la que incluía parte de lo aquí escrito y sobre todo una batería de preguntas con la que quería validar la atención prestada. El resultado final de la misma fue este sites titulado El nombre de la rosa.
Al final, Umberto Eco no lo dice, pero yo que soy más atrevido, en ocasiones, creo que esa concepción abstracta de la rosa me remite a su simplicidad, o a lo que es lo mismo, al título de una canción de Mecano, pues una rosa, una rosa es.

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