miércoles, 8 de abril de 2015

Las revoluciones de Octubre


Si hace poco hablábamos de un agosto en Oklahoma, hoy vamos a hacerlo de un octubre en San Petersburgo. Octubre no es el octavo mes como pudiera parecer , sino el décimo. Pero, octubre, realmente el Octubre del año 1917, fue ante todo un momento absolutamente trascendental en la historia de Rusia y en la historia mundial. Desde entonces octubre fue y será siempre Октябрь , o sea, Octubre, la película dirigida por Sergei Eisenstein en 1927 .
De ella como del Acorazado Potemkim se ha dicho casi todo, lo mismo que de su director: Serguéi Eisenstein. Se trata de una película rodada con motivo del décimo aniversario de la revolución bolchevique de Octubre de 1917. Un verdadero monumento cinematográfico de la filmografía comprometida, del cine soviético y una obra épica que reproduce los hechos acontecidos durante la revolución., desde la óptica del marxismo con intenciones marcadamente didácticas.
Octubre (Diez días que estremecieron al mundo) presenta un guión de Grigori Aleksándrov y Serguéi Eisenstein realizado para la Productora soviética Sovkino, pero , parece ser que se basa en la obra del periodista norteamericano John Reed, el corresponsal norteamericano que escribió aquella novela titulada “Diez días que conmovieron al mundo”, fue enterrado en el Kremlin, y que sirvió de inspiración de esa escarizada película de Warren Beatty que lleva por título el de Reds, o sea, Rojos. 
La fotografía fue dirigida por Vladimir Nilsen, aunque también he leído que se basó en el magnífico trabajo de Eduard Tissé. 
Dos celebridades destacan sobremanera en los apartados técnicos Dimitri Shostakovich, encargado de la música y Serguéi Eisenstein del montaje. 
Siguiendo la filosofía comunista, en Octubre no hay personajes principales. Muchos participantes de la revolución tales como los Guardias Rojos, soldados, marineros o personajes históricos aparecen en el film, dando buena prueba de la fidelidad que pretende reflejar. Los protagonistas de Octubre son las masas revolucionarias y solamente aparecen algunos personajes individuales como Lenin, Trotsky (que fue eliminado de las imágenes) y Kerensky. Pero para la realización de su película contó con actores profesionales para los principales papeles, pero sin protagonismo, ya que el protagonista en toda su película es el pueblo. Como Deleuze planteaba, es imposible extraer una identidad individual del colectivo, las similitudes vienen de la diferencia, y entre esa masa de ideas y de personas, es difícil lograr entrever la identidad, la esencia de la obra. 
Partiendo de estas referencias históricas y siguiendo dictados como el de realizar una historia coral, donde el protagonistas fuese el pueblo más que algún personaje en concreto, finalmente tiene que seleccionar en ella de cualquier manera por su protagonismo histórico a Nikolay Popov (Kerenski), Vasili Nikandrov (Vladimir Ulyanov - Lenin),los dos de un parecido asombroso con los reales; Liashenko o Layaschenko (el ministro Aleksandr Konoválov Konovalov), Chibisov (el ministro Matvéi Skobolev), Boris Livanov como el ministro Mijaíl Tereshchenko, Mijaliev o Mikholyev (el ministro Nikolái Kishkin), Nikolai Padvoisky (Bolshevik), Smelsky como el ministro Dmitri Verderevsky o Verderevski), Eduard Tisse (Soldado alemán). Junto a ellos Nikolái Podvoiski, , Vladímir Antónov-Ovséyenko, (ambos en un Cameo), Apfelbaum como Grigori Zinóviev, y Yuri Sazónov que interpreta a un comunista.

La película está claramente estructurada en cinco partes que van siguiendo cronológicamente los acontecimientos que se suceden entre febrero y octubre de ese año: la formación del gobierno provisional de Kerensky tras la caída del zar, el intento de golpe de estado de Kornilov y las disensiones internas entre mencheviques y bolcheviques que finalizarán con la toma de poder de estos últimos y establecimiento de los soviets. 

Comienza con una introducción escrita, de unos 3 minutos de duración, donde se describe clara y minuciosamente la situación previa al estallido de la revolución rusa. En febrero de 1917 se produjo la primera gran victoria del proletariado, que tras sus huelgas y movilizaciones consiguieron hacer caer al zar, derribando la gran estatua de Alejandro III, en Moscú. 

La primera escena, mostrando la estatua del zar Alejandro III, rodeada de águilas que simbolizan el poder imperial es prueba de un formalismo único. Es sorprendente como una sola escena puede expresar tanto. Alejandro III fue conocido por dar marcha atrás a las reformas políticas y sociales iniciadas por su padre, Alejandro II. El hecho de filmar una imagen de Alejandro III y, además, que esta imagen sea una estatua, es decir, el paradigma del estatismo y la rigidez, hace que se relacione al poder imperial con lo anticuado y lo opresivo. La muchedumbre corriendo que aparece a continuación muestra el dinamismo propio del proletariado, irrefutable y triunfante heredero histórico del poder según la teoría marxista. Es una zar Alejandro, como el “futuro zar” Kerenski. 

A continuación, pasamos a la segunda, en donde se nos muestra la preocupación de la gente por la subida de Bolcheviques y el azote del hambre en la población, situación aprovechada por el gobierno provisional, para obtener sus votos tras la promesa de proveerles de pan y alimentos.
Se crea el gobierno provisional mientras la I Guerra Mundial continúa, aunque como consecuencia de los compromisos del gobierno provisional con los aliados los soldados rusos comienzan a confraternizar con los alemanes en las trincheras. Pero como consecuencia del conflicto llega la hambruna a la población que el nuevo gobierno no sabe atajar, formándose largas colas de racionamiento cada día para poder conseguir cada vez una cantidad de alimentos menor. 
El 3 de abril llega a la estación de Finlandia, en Petrogrado Lenin, que es recibido por la multitud ante la que pide que no apoyen al gobierno provisional burgués que no les ha traído ni pan, ni paz, ni tierra. Julio es el mes de la ira popular.

Los mítines se suceden advirtiendo los dirigentes de los partidos de izquierda que no es la hora de la insurrección, pidiendo que no se dejen provocar, y que el partido les dirá cuál es el mejor momento. 
Unos días más tarde las masas se manifiestan para pedir el cese de los ministros capitalistas del gobierno. Pero cuando la manifestación llega a la confluencia de Sadovaia con Nevski, el ejército ataca a los manifestantes, muriendo un gran número de personas, siendo arrasada la sede del periódico Pravda, siendo lanzadas al agua todos los periódicos. El gobierno ordena además el levantamiento de los puentes sobre el río Neva que comunicaban los barrios del centro con los barrios obreros, aislándolos de ese modo. 
El triunfo de la contrarrevolución lleva a que sea arrasado el estado mayor de los bolcheviques y el comité del Partido, siendo además castigado el primer regimiento de ametralladores por su solidaridad con los obreros. Se restablece la pena de muerte y el 6 de julio el gobierno provisional da la orden de arrestar a Lenin, que pasa a estar en la clandestinidad, pese a lo cual dirigirá el VI Congreso del Partido, en el que se establece como objetivo la insurrección armada.
Destituido Lvov, Kerensky accede al poder como primer ministro, pareciendo un nuevo Zar que se aposenta en las habitaciones de los zares, pareciendo sus actuaciones una reconstrucción del estado zarista, incluida la de la estatua del zar. 
En la tercera parte se muestra el implacable avance del general Kornilov hacia Petrogrado. Los proletariados deben defender Petrogrado a toda costa, por ello, hombres, mujeres y niños se unen para liberar a sus camaradas capturados de la prisión, alcanzando el arsenal y aprovisionándose de armas.
Los trabajadores ganan y arrestan a Kornilov. Después, Lenin, Trotsky y otros líderes Bolcheviques deciden avanzar - la revolución estaba en marcha - era el 10 de octubre el 25 de 1917. El general Kornilov se prepara para atacar Petrogrado, aunque mientras sus tanques avanzan hacia la ciudad, el pueblo libera a los presos y se apodera del arsenal, saboteando las vías del tren que trasladaba a la llamada "división salvaje", que acaba confraternizando con los bolcheviques. 
En el Comité Central de los bolcheviques debaten si deben esperar o comenzar la insurrección armada, propuesta defendida por Lenin y que es finalmente aprobada. 
La cuarta parte empieza con el barco Aurora navegando hacia Neva, lleno de soldados listos para atacar. Todo está ya preparado para la insurrección, recibiendo los obreros instrucción militar, llegando el Acorazado Aurora a la ciudad y abriéndose de nuevo los puentes, cuyo control pasará a ser ostentado por los insurrectos.
Los Bolcheviques crean sus propias fuerzas y forman un gobierno provisional. Los Mencheviques cuentan sólo con un reducido grupo de militantes de los partidos burgueses, unos cosacos y con las 140 mujeres del Batallón de la Muerte para defender el Palacio de Invierno .
 El gobierno provisional Menchevique seguía unido pero el capital estaba controlado por los trabajadores y los soldados. Es por esto, que en una dramática votación y por voluntad popular los Bolcheviques obtienen el poder. Lenin adopta el mando mientras Kerenski huye y el ministro de guerra trata de organizar la defensa, no encontrando el apoyo de los cosacos, que se mantendrán neutrales, debiendo recurrir a los cadetes de las Academias Militares y al batallón Femenino de choque
Mientras se celebra el II Congreso de los Soviets, que comienza el 25 de octubre, los de Smolny, o sea los bolcheviques, entran en el palacio de invierno por los sótanos del Hermitage. Dan un ultimátum al gobierno, ante el que el Batallón Femenino se rinde, produciéndose tras ello el asalto de los proletarios al Palacio de Invierno, siendo tomadas todas sus dependencias y detenidos los ministros.
En la última parte de la película se narra la división de los Bolcheviques en dos facciones, una que desea esperar y apaciguar la situación y otra que desea atacar y imponer el nuevo estado socialista en Rusia que pronto se convertiría en la unión soviética. 
Finalmente gana la segunda facción y la batalla final es librada, llevando a los bolcheviques oficialmente al poder el 25 de octubre de 1917. Así, el 25 de octubre (7 de noviembre según el calendario occidental), Antonov Ovseienko declara destituido el Gobierno Provisional, tomando el mando el gobierno del pueblo que comienza a aprobar decretos. 
En el Comité de los Soviets toma Lenin la palabra para anunciar a todos que "la revolución obrera y campesina de cuya necesidad hablaron los bolcheviques ha sido consumada". Para señalar a continuación que en Rusia "debemos dedicarnos a la edificación de un estado proletario socialista".

Nos comentaba Terenci Moix en su Historia del Cine , volumen II, que para su realización Eisenstein abandonó el rodaje de "La línea general". Fue Vsevolod Pudovkin, a la sazón director de cinematografía para el Décimo Aniversario de la Revolución, recomendó personalmente  a Eisenstein para este proyecto y el Estado puso en sus manos un despliegue de medios inusual.
El año de estreno fue 1928. Serguei Eisenstein trataba de realizar un film conmemorativo que celebrase el décimo aniversario de la revolución que había tenido lugar en 1917 y acabado con el régimen zarista. Basada en el libro de John Reed Diez días que estremecieron al mundo, Octubre es una obra épica que refleja con bastante fidelidad -dadas las circunstancias- unos acontecimientos que en aquel momento todavía se encontraban muy frescos en el imaginario colectivo, en una obra que a pesar de ello es, evidentemente, una loa a la lucha que acabó con el Zar y permitió posteriormente llegar al poder a los bolcheviques.

Llegaron a rodarse cincuenta kilómetros de negativo, en concreto,  se emplearon 49.000 metros de película; si bien finalmente tan solofueron empleados para la versión definitiva 3.080 metros. En el momento en que se rodó la película se respiraban aires de una alta represión política que llevó a mutilar más de 500 metros de película para eliminar la figura de Trosky, pasando de esos 3.080 metros a 2.180 metros. Octubre era una obra colosal.
En este proceso de montaje los descartes no se debieron tan sólo al propio Eisenstein, sino también a la prisa con la que las altas instancias acuciaban al director para que la película estuviese lista para el primer día del aniversario (algo que finalmente fue imposible), y a la censura debido a los cambios que el desarrollo político en la Unión Soviética acabaron imponiendo a la obra, pues su visión de los hechos históricos no coincidía con la oficial del Partido Comunista. ya que la caída de Trotsky obligó a eliminar el metraje donde este aparecía. Se dice que el propio Stalin visitó el laboratorio de montaje, indicando diversos cortes en escenas con Trostky salía de forma favorable y una en la que Lenin era mostrado bajo «un enfoque insatisfactorio». 
Los rumores suscitados sobre el retraso llegaron incluso a provocar una carta de Eisenstein en la revista Kino: «A las historias que circulan podemos agregar: 1) Estamos haciendo dos películas: Antes de Octubre y Octubre. Esto debe también expresar en cierto modo nuestra situación. 2) De por sí, el trabajo de montaje a realizarse en Octubre resulta sumamente dificultoso y necesita una gran cantidad de tiempo, pues enfrentamos una serie completa de enfoques sumamente complicados y sin precedentes para varias secuencias y temas». Tras todos esos problemas Octubre fue estrenada el 14 de marzo de 1928 con un metraje de 2.800 metros en una única parte que abarcaba de febrero a octubre, con la breve inclusión de una única escena sobre la Guerra Civil (ese proyecto de Antes de Octubre del que hablaba en su carta Eisenstein). 
Por otra parte el film chocaba frontalmente con la idea stalinista de un cine realista y popular, que buscaba que las ideas expresadas en las películas fuesen fáciles de entender para un espectador que en su mayor parte carecía de estudios. Esto hizo que la crítica contemporánea la recibiese de una forma mayoritariamente negativa, con frases como “Eisenstein no ha conseguido tratar de modo orgánico y auténtico el tema de la Revolución proletaria” (I. Anismov en Vecernjaia Moskva, 9 de marzo de 1928) o “Octubre es un fracaso en el mismo sentido que la Revolución de 1905 fue un fracaso, si bien prosperó la de 1917” (V. Shklovsky). 
Esta película trata de conjugar la narración de los hechos con las imágenes simbólicas para conducir psicológicamente al espectador hacia las ideas de Eisenstein. La habilidad de Eisenstein y su experiencia se ve en los rápidos movimientos y en el ritmo en el montaje, así como en la construcción de intensas secuencias que no fueron bien entendidas por las tempranas generaciones rusas. 
Eisenstein prosigue en esta obra -como ya hizo previamente con El acorazado Potempkin- mostrando su genialidad técnica especialmente en lo que a técnicas de montaje y uso de simbolismos se refiere, lo que convierte a esta obra en un término medio entre las propuestas fieles más comunes en la época y una vanguardia experimental. Así, mientras se pretende mostrar la realidad de la manera más estricta rodando en los lugares donde ocurrieron los acontecimientos y trabajando con algunos de los personajes que realmente participaron en la revolución, recurre a un simbolismo que va mucho más allá del comúnmente usado hasta entonces, ya que Eisenstein buscaba suscitar asociaciones de ideas que, en la mente del espectador, creasen el verdadero sentido del film. Estos condicionamientos que sufrió la película hicieron de Octubre una obra relativamente poco valorada dentro de la filmografía de Einsentein. 
Sin embargo además de encontrarnos ante una obra plena de fuerza, una ojeada comparativa nos muestra la evolución que tras la cámara había tenido el genio soviético apenas tres años después de filmar Acorazado Potempkin.
Y es que Sergei Mikhailovich Eisenstein letón – de Riga- nacido en 1898, y muerto en 1948, en Moscú, que era hijo de un arquitecto judío de origen alemán y de madre de ascendencia rusa , y que como burgués tuvo una formación en arquitectura y bellas artes, se enroló en las milicias populares para participar en la Revolución de Octubre de 1917. Desde muy pronto se unió al mundo del espectáculo haciendo decorados y dirigiendo e interpretando teatro para los soldados. En 1920 ingresó en el Teatro Obrero y poco después fue nombrado su director. Se apartó del teatro cuando vio las excelencias del cine al rodar el largo La huelga (Stachka, 1924) y tras entrar en contacto con el director de teatro y cine, Vsevolod Meyerhold. Sin embargo, el paso por el Teatro de la Cultura del Proletariado (Proletkult) le permite trabajar en la negación de los héroes individuales, que son sustitutidos por los colectivos en aras de una gloriosa épica  del poder de la masa. Debido a su procedencia teatral y a los maesros que le influyen  rechaza la idea de la representación en la puesta en escena por medio de acciones realistas y propone "el libre montaje  de acciones o atracciones arbitrariamente elegidas, independientes (incluso fuera de la composición dada y la vinculación narrativa de los personajes), pero con orientación precisa hacia un determinado efecto temático final".
Mientras rodaba "La huelga" le encargaron otra película conmemorativa de los orígenes de la revolución y acabó haciendo su obra maestra El acorazado Potemkin, la película sobre la que más se ha escrito de toda la Historia del Cine. El propio Eisenstein atribuía buena parte de la fuerza de El acorazado Potemkin al guión original escrito por Nina Agadzhanova-Shutko, para un proyecto, “1905”, sobre el «ensayo general» de la Revolución de Octubre. Las malas condiciones meteorológicas obligaron al equipo de Eisenstein a interrumpir el rodaje y a dirigirse a Odessa para rodar allí el episodio del motín a bordo del acorazado Potemkin. El episodio del Potemkin reflejaba a la perfección la atmósfera de descontento y revuelta existente en Rusia a comienzos de siglo, por lo que llegó a considerarse sinónimo del proyecto total. Así se abandonó “1905” y Eisenstein concentró todas sus fuerzas en El acorazado Potemkin. Posteriormente realizó Octubre (Oktiabr, 1927) . 
Tras años más tarde, en 1930, Eisenstein, fue a Europa y Estados Unidos, dando conferencias en Columbia y Harvard y fichando por la Paramount para trabajar en Hollywood, si bien su paso por Hollywood fueron rechazados , especialmente ante las dudas que partían hacia su persona , dudas visibles en panfletos en su contra llamándole «Eisenstein, ese perro rojo». (y su posterior vuelta a la URSS) no fue tan buena como el habría deseado.
Eisenstein no pudo filmar nada en Hollywood y se dirigió a México, donde inició el desastroso proyecto de dirigir una película mexicana. Comenzó a rodar ¡Que viva México! (1931). Cuando llevaba rodados más de 50.000 metros, según Eisenstein, lo mejor que había rodado nunca, se ordenó parar la producción, por lo que el director debió volver a Moscú. La película quedó inacabada, siendo objeto de varios montajes nunca realizados por él. Su figura y estilo de montaje tuvo una decisiva influencia sobre el cine mexicano de la década de los cuarenta 
El propio Eisenstein entró en la lista de sospechosos a raíz de su polémico y tenso viaje a Estados Unidos, para estudiar el cine sonoro y perfeccionarse. En Moscú, Eisenstein no consiguió sacar adelante ningún otro proyecto de película pues desde las altas esferas del régimen se le rechazaban todas las ideas que sugería. El director se dedicó a la enseñanza y a escribir libros para dejar su experiencia escrita. 
Su siguiente película, El prado de Bezhin (Bezhin Lug, 1937), sobre un cuento de Iván Turgeniev, fue prohibida y no se vio jamás. Durante algún tiempo se creyó que había sido destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Queda de ella fragmentos , pero no se desanimó y realizó Alexander Nevsky (Aleksandr Nevskii) en 1938, su primera película sonora, una epopeya patriótica que relataba la lucha de los rusos contra los caballeros teutónicos en el siglo XI. Con ella ganó el premio Stalin y le concedieron la Orden de Lenin. 
Pero, al poco, entró definitivamente en la lista negra cuando, siguiendo su inspiración (que no siempre concordaba con la censura dominante), rodó, alejándose del estilo documental, la biografía de Iván el Terrible, película de 1944, al menos, su primera parte. Iván el Terrible (Iván Grosny), que contaba la ascensión al trono y traición sufrida por Iván IV, un zar del siglo XVI. Finalmente, en 1946, la noche en que terminó el montaje de La conjura de los Boyardos, segunda parte de Iván el Terrible, que contaba la venganza de Iván, Eisenstein sufrió un grave infarto. 
Esta película fue prohibida durante diez años y no se estrenó hasta la muerte de Stalin. Eisenstein vivió dos años más y nunca consiguió hacer la tercera parte. El gran cineasta del régimen soviético no pudo ver su último filme estrenado, pues fue censurado hasta varios años después de la muerte de Stalin en 1953. Cuando la segunda parte de Iván el terrible fue proyectada en 1958, Eisenstein ya había fallecido 10 años atrás. 
En un pasaje del conocido libro de Aleksandr Solzhenitsyn “Un Dia en la Vida de Ivan Denisovich”, dos prisioneros rusos de los campos de trabajo estalinistas discuten sobre el cine de Sergei Eisenstein. Uno de ellos, director de cine, defiende el magnífico estilo y la influencia del cine de Eisenstein por sobre su mensaje ideológico; el otro prisionero difiere amablemente y sustenta su posición argumentando que el verdadero genio creativo debe estar de acorde a la búsqueda de la verdad y en ese aspecto Eisenstein, al estar al servicio de Stalin, no puede ser considerado como tal. 
La historia parecería darle la razón a Solzhenitsyn, pues el cine de Eisenstein sufrió de presiones, condicionamientos y censuras por parte de un régimen que no dio tregua ni a sus colaboradores más cercanos.
Sin embargo, el cine de Sergei Eisenstein es una de las expresiones más logradas y geniales de la historia fílmica de todos los tiempos, sobre todo sus obras maestras El acorazado Potemkin (1925) y Octubre (1928). En él, el director desarrolló una serie de técnicas cinematográficas consideradas de vanguardia para la época, sobre todo el montaje de imágenes, cuyo objetivo según el propio Eisenstein era la de crear un profundo efecto en las ideas de los espectadores creando un concepto nuevo gracias a la mezcla de imágenes.

Con un lenguaje cinematográfico poco desarrollado las imágenes que muestra Octubre bien podrían haber tenido el efecto deseado por el director. El filme también tiene otros aciertos, como su acercamiento realista documental, donde resalta la presencia de un “Lenin” interpretado por un trabajador ruso, que a duras penas podríamos distinguir del real. Incluso durante varios años algunos fragmentos de la película fueron utilizados por medios de prensa y documentales de todo el mundo como filmaciones del mismo año 1917.
Octubre no es un filme para ser sentido, sino para ser pensado. El cine de propaganda política, en el sentido estricto de la palabra, es fundado por Sergei Eisenstein. El poder de difusión y aceptación del Séptimo Arte rápidamente llamó la atención de las naciones o de los mismos cineastas que también deseaban enseñar –en el sentido pedagógico de la palabra- los aciertos y ventajas de determinada posición ideológica. Este tipo de cine no deja nada al azar, todo está determinado por el discurso oficial y por la ideología, pero en el aspecto creativo visual tuvo una amplitud y libertad propia de un arte en formación. Paradójicamente, este tipo de cine fundado por los rusos para ensalzar su revolución va a ser utilizado masivamente por sus enemigos para transmitir sus propios proyectos ideológicos. 
Octubre es una película llena de mensajes. El primero es la falta de protagonistas identificables. Son las masas las protagonistas de la revolución rusa, según la historia oficial así que son ellas las que protagonizan el filme. 
El segundo es el tratamiento visual de los personajes (arquetipos). Los bolcheviques son mostrados como inteligentes, combativos, líderes, mientras que los mencheviques y otros “enemigos” de la revolución aparecen como seres viles, desagradables o repulsivos. 
El tercero es el relato de los hechos, lineales e inevitables, el mensaje es claro: la revolución era inminente pues era deseada por las masas proletarias frente a la dictadura burguesa. Eisenstein fue un experimentador. Su estilo cinematográfico estuvo condicionado parcialmente por Pavlov y Freud, en el sentido que el efecto de imágenes impactantes puede provocar respuestas psicológicas y perdurar en el subconsciente. Pero también fue un teórico del cine, alguien que sabía que estaba contribuyendo a crear un nuevo arte y que se preocupó en demostrarlo en diversos libros. Fue quizá esa visión vanguardista y experimental la que le trajo tantos problemas hacia el fin de su vida, cuando a duras penas Moscú le permitía filmar algunos proyectos. 
Finalmente, si hay un lugar indiscutible para Sergei Eisenstein sería al lado de David Griffith y Charles Chaplin, otros grandes creadores y desarrolladores de cine del periodo mudo. La secuencia completa de las escaleras de Odessa, es una muestra única para explicar ese tipo de montaje y que tendrá influencias enormes en grandes directores como Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick o Briam de Palma.
Eisenstein rompe con los moldes tradicionales de montaje. El acorazado Potemkin constituye un buen ejemplo. En lo que Eisenstein describió como montaje intelectual, o montaje ideológico, los objetos y los personajes se unen y se separan, entran y salen, se unen de variadas formas provocando el desconcierto del espectador, que se obliga a pensar, preguntándose qué sucede en la pantalla, adquiriendo conciencia por sí mismo de los hechos que ve con estupor. 
La habilidad de Eisenstein y su experiencia se ve en los rápidos movimientos y en el ritmo en el montaje, así como en la construcción de intensas secuencias que no fueron bien entendidas por las tempranas generaciones rusas. 
Para Pablo Kurt en filmaffinitty la califica de Una obra maestra con impresionantes y elaboradas escenas que confirmaron a Eisenstein como uno de los directores más importantes del cine mundial. Octubre como lo El acorazado Potemkin (1925) fue un monumento al montaje y una puerta hacia nuevos horizontes cinematográficos que juega entre el realismo y la vanguardia de corte experimental. Así, por una parte, se pretende mostrar la realidad de del ideal bolchevique-estalinista utilizando como escenarios los auténticos lugares donde ocurrieron - escenarios de los enclaves donde sucedieron (siendo los más reconocibles los del Hermitage o Palacio de Invierno de Petrogrado, antigua capital de Rusia, y actualmente San Petersburgo)- , o incluyendo a personajes que realmente participaron en la revolución; pero por otra parte, el constante recurso al simbolismo, que lo acercan al cine experimental. 
Fiel a su ideología, Eisenstein no daba protagonismo a ningún personaje individual, todos sus actores y extras eran amateurs (en “Octubre”, como dato de gran interés documental, se incluyeron imágenes reales de Lenin y Trotsky), y reflejaba el alma de la revolución con multitud de planos inquietos, multitudinarios, efectos simbólicos y planos de inaudita movilidad y plasticidad. 
Eisenstein propone el montaje con libertad de situaciones y escenas arbitrariamente elegidas, independientes entre sí pero con una orientación precisa hacia un determinado efecto temático final. Es un montaje dinámico y cargado de recursos. El montaje de “Octubre” está dotado de una gran complejidad. La utilización de planos de corta duración es abundante, habiéndolos de todos los tipos: generales (las escenas de las huelgas), medios (discursos políticos, conversaciones telefónicas), primeros planos (algunas conversaciones entre los personajes), incluso varios planos detalle (visibles en los pies de los soldados en las marchas militares, o en la introducción de las balas en los fusiles). Muchos de los planos están enlazados durante gran parte del metraje de forma breve, dando sensación de dinamismo y rapidez para incrementar el realismo de las situaciones y para lograr mayor impacto y poderío visual.
En la versión restaurada se le añade la música del compositor Dmitri Shostakóvich nerviosa, violenta y vanguardista, una auténtica obra de arte.
Analizando la película con más profundidad, observamos que está rodada de una forma que parece casi un documental , sin presentación de personajes, sin protagonistas principales. En su lugar muestra una serie de hechos históricos que el espectador debe hilvanar para entender su sentido. 
Es de destacar también la violencia mostrada en algunas escenas, algo que para la época era inusual (la paliza al bolchevique por los contrarrevolucionarios o la muerte y caída del caballo por el puente levadizo). Se debe señalar el uso de metáforas y simbolismos del militarismo (planos de figuras de águilas, por ejemplo), el poder político (la estatua del zar Alejandro III en la escena inicial) o del triunfo de los partidarios del zarismo (cuando, con la técnica del rebobinado, se reconstruye la estatua de Alejandro III).
En Octubre, está presente su idea básica inicial, la esencia de su cine como director: su deseo de canalizar las emociones en el espectador, a la agitación fde su estado de ánimo y la divulgación de los resortes propagandísticos. De la dialéctica de sus imágenes, como señalaba Terenci Moix, debe surgir  un motivo ideal final que al principio se vincula al espíritu de masa, en torno al cual se organiza el material.
"Octubre" esta llena de escenas multitudinarias y de una representación maniquea, de los buenos y malos como ya hemos dicho es un filme para más pensado que sentido o como refleja Terenci Moix en su Historia del Cine "un poema lírico sobre la revolución, una nueva muestra de como Eisenstain podía trascender el encargo y el compromiso, en aras de sus necesidades creativas. En realidad, la creatividad y las necesidades expresivas alcanzan una conjunción rara vez conseguida en la historia del cine".
Para el cronista catalán ya desaparecido " Es difícil imaginar que director actual podría alcanzar, con mejores medios, la impresionante temperatura épica de la toma del Palacio de Invierno o igualar la inventiva del montaje en la secuencia del puente levadizo. En todas esas propuestas "Octubre" es el resultado de una inspiración única. 
El novelista Graham Greene, en su etapa de crítico de cine, escribió." Ha llegado el sonido y sin duda llegarán el color y el relieve, pero nade destruirá los vivos recuerdos de "Octubre"...".No puedo decir Nada más y nada menos.Visionario.

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