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miércoles, 11 de noviembre de 2015

El río de Missoula





Missoula, una familia y un río son los protagonistas de esta sencilla y contenida película de Robert Redford que es A River Runs Through It o El río de la vida, como se llamó aquí. Son muchas cosas, algunas en lo personal, otras en lo cinematográfico, las que me han llevado a ver esta película y que, sin saberlo, me unen a ella. 

La primera, el haber estado este pasado verano durante algo más de una semana en esta ciudad, la segunda ciudad de Montana, por cierto, muy cercana a Idaho. 

La segunda, haber compartido techo, mesa y mantel con una familia de allí que se han portado de maravilla y a los que, además, aprecio muchísimo. 

El tercer punto de coincidencia ha sido los buenos ratos que hemos pasado bañándonos en los ríos locales como el Clark Fork, uno de cuyos afluentes es el Big River Blackfoot que desemboca aproximadamente a unas cinco millas (8 kilómetros) al este de la ciudad de Missoula, aunque no sólo allí, sino también en el Bitterroot o en el Rattlesnake creek o el, más alejado, Jocko creek. Eso en lo personal.

En lo cinematográfico, reconozco haber estado buscando esta película desde este verano, y que casualmente la encontré ayer noche, en las película que vienen con Movistas+. A pesar de que era tarde y que la película duraba un par de horas me puse a verla, aunque la misma terminara cerca de las dos de la mañana. Merecía la pena recordar los espacios que en los viví, aunque fuese una sóla semana, y que disfruté, no sólo de Montana, sino también de Wyoming. Hablamos del Oeste de la auténtica y América salvaje. 

La película es un drama del año 1992 que fue dirigida por Robert Redford época basada en A River Runs Through It, una novela semi-autobiográfica escrita en el año 1976 por Norman Maclean (1902 -1990). Tras tomar el libro de referencia, un grupo formado por Jake Eberts, Robert Redford y Amalia Mato apostó por llevar la producción de la película, asumida por la Productora Allied Filmmakers. Para la distribución intervino la Columbia Pictures. 

Una vez con los derechos de la novela, Norman Maclean la fue transformado en guión - que no , que la pongo con tilde- por Richard Friedenberg.

Al proyecto se sumaron en el apartado técnico Mark Isham en la música , Philippe Rousselot en la fotografía y Robert Estrin y Lynzee Klingman en el montaje , adaptado para la pantalla por Richard Friedenberg. Reconocer que todos cumplen más que sobradamente en lo suyo. 


El elenco está formado por Craig Sheffer como Norman Maclean, Brad Pitt como Paul Maclean, Tom Skerritt como el reverendo Maclean, Brenda Blethyn como la señora Maclean, Emily Lloyd como Jessie Burns, Edie McClurg como la Sra Burns , Stephen Shellen como Neal Burns, Nicole Burdette como Mabel, Susan Traylor como Rawhide, Michael Cudlitz como Chub, Rob Cox como Conroy, Buck Simmonds como Humph, Fred Oakland, David Creamer, y los chicos Joseph Gordon-Levitt como el joven Norman, Vann gravage como el joven Paul Maclean.



La película comienza con una voz en off - que parece ser que en la versión original de Robert Redford (aunque no está acreditado), nos va narrando la historia de dos hermanos que crecen en la pequeña comunidad de una incipiente Missoula, una ciudad maderera del oeste de Montaña, en la que se van asentando grupos de colonos y de indios y en la que hay, junto a la línea ferrea, - la Northem Pacific-, una calle principal con sus pocos almaneces y algunos prostíbulos. 


En las cercanías de la ciudad vive la familia Maclean, formada por Norman (Craig Sheffer) y Paul Mclean (Brad Pitt), que son hijos de un pastor protestante -un ministro presbiteriano- y que viven en una pequeña casa de campo con su padre y su madre. 

Ellos crecen en un ambiente en que "no había una línea clara entre la religión y la pesca con mosca." Y aunque recibieron una rígida educación, tambien disfrutaron de una enorme libertad. 


De niños ya se les ve diferentes, con un Norman más sumiso y obediente y un rebelde y tozudo Paul. Norman, es un joven juicioso y reservado, y Paul, en cambio, es extrovertido. A pesar de todo, hay algo que siempre los mantendrá unidos: el río salvaje que atraviesa Montana, donde aprendieron a pescar.

Mientras son pequeños viven en esta región de las Montañas Rocosas pasando allí la intervención norteamericana en la Gran Guerra (1917-1918). 

Cuando son adolescentes ya demuestran su carácter, como vemos cuando Paul apuesta por tirarse por una catarata. 

Más tarde cuando la vida les obliga a ir creciendo optan por seguir caminos diferentes lo que les lleva a distanciarse mucho más , especialmente cuando Norman va a estudiar a la ciudad y Paul se queda ahí, en Missoula. Este hecho despierta viejas rencillas infantiles y enfrentamientos que son prácticamente continuos entre los dos. 

Norman pasa varios años fuera, y se forma como profesor de literatura inglesa , su carácter se llena de sensibilidad y, al poco de llegar, se enamora de una chica,  Jessie Burns (Emily Lloyd), con una extensa e insoportable familia metodista. 

La llegada del hermano de Jessie a la familia Maclean supone un cierta turbación en la vida tranquila de Norman. Son los años previos a la Gran Depresión (1929-41), y, por supuesto, de la prohibición (1919 a 1933).

Igualmente desde la capital de estado, Helena, llega Paul, que trabaja como periodista, y al que le encanta disfrutar de la vida. Allí se vincula con una joven mujer india. 

La presencia en Missoula de Neal Burns (Stephen Shellen) que vive en California lleva a los hermanos a juntarse en ese río donde aprendieron a pescar. 


En esos días, Norman recibe una carta de la Universidad, la de Chicago, cumpliendo su sueño y el de su padre: enseñar. Pero, Paul, sigue con su vida, ahora como reportero en su ciudad, donde le gusta divertirse, beber y jugar y nunca  siente interés en colaborar con los estudios académicos. 

Las diferencias entre él y Paul se hacen cada vez más evidentes. Paul ha apostado por la bohemia, la bebida, las mujeres, la bebida y el juego, acumulando muchas deudas. Pero Paul, para su hermano sigue siendo el mejor pescador de la familia. 


A pesar de capacidad limitada como pescador, Norman mejora, siguiendo las enseñanzas de su padre. Finalmente, Paul, renuncia a salir de Montana y se queda trabajando para un periódico. Pero su modo de vida, lo lleva a situaciones complicadas que terminan con su vida. Muere asesinado a golpes con la culata de un arma de fuego en 1942. Con una nueva reflexión sobre la pesca con mosca, sobre la vida , sobre la naturaleza en estado puro, acaba la película. 


La película está contada desde el punto de vista de Norman al que vemos .tanto al principio como al final de la misma.

La película, al igual que la novela, se caracteriza por el uso de descripciones detalladas de la pesca y la naturaleza trufándolas con cuestiones metafísicas profundas como aquella que dice que " Son aquellas personas a las que tenemos más cerca a las que más nos cuesta comprender...". 

Aunque la película transcurre en el río Blackfoot en las cercanías de Missoula (Montana) el rodaje tuvo lugar en el suroeste de Montana, más concretamente en las ciudades por las que pasamos con destino a Yellowstone, como son Bozeman y sobre todo, Livingston, ya en los alrededores del Parque Nacional de Yellowstone. 

Los ríos filmados son el río Gallatin y el río Boulder que bordean el parque. La cascada que aparece en la película es Granite Falls en el estado de Wyoming. Las escenas de la iglesia fueron filmadas en la Iglesia Luterana Redentora en Livingston. Missoula queda como vemos en el reflejo literario, aunque no se rodó en esa ciudad universitaria tan interesante. 

Señalar que la ciudad ha sido refigio de escritores y que leí en una guía que había una auténtica "escuela de Missoula" desde el punto de vista literario. 

Cuando la obra se publicó, en el Chicago Tribune, el crítico literario Alfred Kazin declaró sobre la novela que contenía pasajes que muestran " un éxtasis físico ante la presencia de la más auténtica e inmaculada América y es tan hermosa como cualquier cosa de Thoreau y Hemingway ". 

Valorada ya únicamente como película decir que la misma recaudó $ 43.440.294 en los Estados Unidos y recibió diversos premios y reconocimientos. 

Comentar que Mark Isham, quien llegaría a componer la banda sonora para la película, realmente parece ser que sustituyó a un gigante como Elmer Bernstein, quien fue contratado originalmente para realizar la banda sonora de la película. Sin embargo, un desacuerdo entre Redford y Bernstein sobre el tono de la música, hizo que Bernstein fuese reemplazado por Isham. Éste completó la banda sonora en cuatro semanas en los Schnee Studios de Signet Sound Studios en Hollywood. La música fue recibida con críticas positivas y reconocida con dos nominaciones a los Grammy y Premios de la academia. 

Además de esos premios, la película fue nominada a tres premios de la Academia , los Oscars, en 1993, incluyendo el Mejor Fotografía (Philippe Rousselot); la mejor música, banda sonora original (Mark Isham); y al mejor guión adaptado basado en material de otro medio (Richard Friedenberg). Rousselot ganó a la mejor fotografía. 

En los Globos de Oro, Robert Redford fue nominado a mejor director y a la mejor película, pero no ganó. 

Recibió otros premios como al mejor filme extranjero para su director Robert Redford en los Kinema Junpo Awards 1994; al mejor guion (Richard Friedenberg) n los USC Scripter Award 1993: ). y en los Young Artist Awards 1993, al mejor actor infantil (Joseph Gordon-Levitt). 


La crítica fue favorables con la película. El 9 de octubre de 1992, Rogert Ebert publicó una crónica de la película que empezaba diciendo que "La Pesca con mosca es sinónimo de vida en esta película". Ebert sobre todo narraba como el libro de Norman Maclean, profesor de Inglés en la Universidad de Chicago, fue publicado por la prensa de la universidad, y de inmediato encontró un público convirtiéndose en uno de libros sagrados en las bibliotecas de muchas personas. 

Para Ebert, Redford toma la prosa de la narración, y la transforma en recuerdos y las lecciones sacadas de ellos. El crítico que fue hasta el 2013, año de su fallecimiento, del Chicago Sun Times, entendía que la película había sido difícil de realizar y que de ella lo único que queda son algunos personajes interesantes, que nacen, crecen, y toman varias direcciones en la vida. " Redford y el guionista, Richard Friedenberg, entienden que la mayoría de los eventos en cualquier tipo de vida son accidentales o arbitrarios, especialmente los más cruciales, y podemos ejercer poco control consciente sobre nuestros destinos. En lugar de ello, asumen que las lecciones del reverendo Maclean fueron acerca de cómo comportarse, no importa lo que trae la vida; acerca de cómo meterse en la corriente impredecible y hacer frente a lo que sucede con gracia, el coraje y la honestidad. Es el mejor logro de la película, comunicar ese mensaje con tanto sentimiento". 

Por otro lado, Caryn James en las páginas del The New York Times defendía que "He aquí dos cosas que pensé que nunca diría: me ha gustado una película sobre la pesca con mosca, y que Robert Redford ha dirigido una de los films más ambiciosos y logrados del año." 

Un artículo publicado en el diario "montanes" Independent Record Helena en julio de 2000 y que se basaba en los recuerdos de personas que conocíeron a ambos hermanos, señalaba que algunos detalles acerca de los Maclean - notablemente diversos detalles cronológicos y educativas sobre la vida adulta de Paul Maclean - diferían un poco de lo que se presentaba tanto en la película como en la novela. 

En España, Luis Martínez en el diario El País escribía que se trata de un "Relato condensado en la mirada cálida de los héroes que van de paso (...) Redford construye a ritmo pausado un drama tenso, evocador y emotivo" 

Menos generoso se mostró Jordi Batlle Caminal en Fotogramas al decir de ella que es una "Película facilona, apacible". 

Decir que la película tuvo tal impacto en su momento que reativó la afición no sólo a la pesca con mosca sino por todo lo que tenía que ver con este deporte. 

Por mi parte comentar que estamos ante una estupenda y fraternal película de tono introspectivo e intimista dirigida sabiamente por Robert Redford en su tercera incursión como director cinematográfico. Se trata de una historia sencilla, llena de nostalgia, de poesía visual y sonora altamente naturalista y poético como el espacio natural del Estado de Montana. 

La película sigue como los ríos en sus cursos medios o bajos un ritmo apacible como suele ser el transcurrir de una vida, vista ya por los ojos de un anciano pescador - el escritor al que le costo escribir casi 40 años los recuerdos de su juventud- que tira de su memoria familiar , subrayada por la sugestiva banda sonora de Mark Isham, la fotografía de Philippe Rousselot y un cuidadoso diseño de producción a cargo de John Hutman. A destacar el buen trabajo de un casi desconocido Craig Sheffer como Norman y el muy loable el de el Brad Pitt, que recuerda al que hará poco después en Leyendas de pasión. 

En definitiva una película sobre la familia, sobre la búsqueda de lo importante, que es lo esencial para Norman Mclean: Dios, la naturaleza, el fluir de la vida, el aprendizaje, el amor y la belleza. Como decía mi abuelo habla de lo que tiene que hablar, de la vida. Una película conmovedora, que me ha gustado y que me ha remitido a lo que vi, y todavía siento, la naturaleza en estado puro, que me ha hecho recordar algunos momentos emocionantes que viví por un cortísimo periodo de tiempo en Missoula, y en aquel río en el que me bañé. 





lunes, 30 de enero de 2012

Secretos y mentiras


Hace mucho tiempo vi la película británica “Secretos y mentiras” (1996). La noche pasada volví a cometer el mismo acierto y recuperé esta película de Mike Leigh y protagonizada por Brenda Blethyn y Marianne Jean-Baptiste. 
La acción tiene lugar en Londres en 1995/96, a lo largo de algo más de 2 meses (junio/agosto). Cuenta la historia de Hortense Cumberbatch (Marianne Jean-Baptiste), mujer negra que vive en Londres que al morir sus padres adoptivos. Con la ayuda de una empresa especializada, obtiene la documentación de su nacimiento. A partir de la información que contiene intenta localizar a su madre, Cyntia Purley (Brenda Blethyn), y contacta con ella. Cynthia Rose Purley, es una mujer blanca de la clase obrera, la cual la dio en adopción nada más nacer. 
La película se inicia con una escena de un matrimonio cualquiera, los Purley. Una pareja como tantas, con un problema, la ausencia de hijos en el matrimonio, así como una relación con la familia contrariada, sobre todo por parte de ella. Él, Maurice, es un fotógrafo con estudio propio que también es contratado para reportajes fotográficos de bodas y otros acontecimientos. Tiene una hermana, Cynthia, a la que no ve desde hace unos meses. Es una madre soltera y está algo neurótica. A esto se le suma una díscola hija, Roxanne, que va a cumplir veintiún años. Pese a que la familia está distanciada, Maurice y su esposa Mónica deciden organizar una fiesta de cumpleaños para el 21 aniversario de Roxanne, no muy esperanzados de que ésta se digne asistir. 

Las escenas nos van trasladando por los episodios corrientes de la rutina de estas personas. Pasamos por la algo deteriorada casa (desesperadamente carente de orden y de arreglos) de Cynthia, una mujer que con un presente gris de trabajo en una fábrica de cartones, y Roxanne, respirando la tensión, la incomunicación y el desencuentro entre madre e hija. Vamos captando pedazos del pasado, de los golpes de la vida y de las circunstancias que hicieron que Cynthia se encontrase con demasiadas responsabilidades a temprana edad para las que no estaba preparada. A pesar de todo la madre siente que lo ha hecho lo mejor que ha podido… Y se siente desgraciada. Siente que ha perdido su juventud… Y esconde secretos ante los que cerró los ojos y que no se atreve a afrontar. 
Por otro lado, aparece Hortense durante el entierro de su madre, una joven cuyos padres han muerto, y que guarda una historia que ha pesado en su interior durante muchos años: la de su adopción por parte de otra familia… Y a la que ya está preparada para hacer frente. Hortense da el paso. 

El secreto va a salir a la luz poco a poco, haciendo trizas el débil equilibrio tras el que permanecía oculto… 
Leigh expone, a través de las excelentes actuaciones de todos los protagonistas, un drama familiar que encubre intensos dolores nunca acallados, actos pasados imprudentes y desesperados, decisiones devastadoras, pérdidas y reencuentros, distancias y aproximaciones entre parientes que se quieren por encima de todo pero que tienen demasiadas heridas que rumiar. Y también es el drama de una persona que busca sus raíces extraviadas. 
Magistral final con el hermano (Timothy Spall), poniendo a cada uno en su sitio. Con una nuera, que se derrumba después de, orgullosamente, envidiar a su suegra. Con la ayudante de Maurice, tímidamente al fondo, sin abrir la boca (enfocada en varias ocasiones); pero que en el momento oportuno, dice algo, y ese algo, enternece más todavía al bueno de Maurice. 

El largometraje se estrenó en el Festival de Cannes de 1996, donde ganó la Palma de Oro y Brenda Blethyn recibió el premio a la mejor interpretación femenina. Aunque según los créditos Leigh escribió el guion, la mayor parte de las actuaciones fueron en realidad improvisadas: Leigh orientó a cada uno de los actores sobre sus papeles, y los dejó crear sus propias líneas. 
Secretos y mentiras fue filmado en parte en Whitehouse Way, Southgate, Londres. La escena emocional en la mesa, en la cual Cynthia descubre que ella es de hecho madre de Hortense, fue filmada en una sola toma ininterrumpida de casi 8 minutos. 
En el año 1996 consiguió múltiples premios. Destacan las 5 nominaciones al Oscar: Película, actriz, actriz secundaria, director, guión original; el premio del Globo de Oro a la mejor actriz drama (Brenda Blethyn). Las 3 nominaciones del Festival de Cannes: Palma de oro, actriz (Brenda Blethyn), Jurado Ecuménico. Los 3 premios BAFTA, incluyendo guión, actriz (Brenda Blethyn), tras 7 nominaciones. Los Premios Goya a la Mejor película europea o el Premio Cesar con su nominación a la mejor película extranjera. 

Carlos Boyero la llegó a calificar como “Magistral. Maravillosa, tierna y humorística” o Antonio Albert en Cinemanía como “Soberbia”. 

Se trata de un film independiente, escrito y dirigido por Mike Leigh ("El secreto de Vera Drake", 2004). Se rodó en Londres y alrededores y en estudio, con un presupuesto de 4 millones de dólares y que se estrenó el 25-X-1996. 
La película se sumerge en la vida cotidiana de una familia inglesa de clase baja, disfuncional, con problemas de comunicación, enemistades y aversiones basadas en prejuicios, malentendidos, secretos y mentiras. La matriarca, Cynthia, empleada manual de una fábrica de manipulados de cartón, es una madre soltera, que dio a luz a su hija Roxanne hace 21 años. Ambas viven en la misma casa, pero su convivencia es difícil a causa de diferencias de caracteres: Roxanne, barrendera municipal, es adusta y poco comunicativa, mientras Cynthia es melosa y cariñosa. Maurice, hermano de Cynthia, regenta un estudio fotográfico y está casado con Mónica (Phyllis Logan), que no se lleva bien con Cynthia y con Roxanne. La irrupción de Hortensia en la familia, llena el alma de Cynthia del cariño que necesitaba y da nuevo sentido a su vida. Maurice, un buenazo de gran corazón, sufre porque las tres personas que más ama, su esposa, su hermana y su sobrina, se llevan de mal traer. 
La narración del director destaca por su sobriedad, austeridad y naturalidad. Traslada a la cinta un retrato emotivo y sincero de las frustraciones de personas modestas y normales, tomadas de la realidad cotidiana.
La música, de cuerdas (harpa, violoncello y contrabajo) y viento, subraya con potentes solos de contrabajo la soledad de los personajes y con composiciones de aire festivo, los momentos de satisfacción. La fotografía busca encuadres próximos y medios y usa una gama de colores corrientes, con claro predominio de los blancos (vestido y coche de la novia, visillos, sillas de la terraza, paredes, etc.). 
El guión desarrolla un argumento muy sencillo, que crea situaciones emotivas, en ocasiones desgarradoras, sin concesiones al sentimentalismo y con fino humor. 
De entre las interpretaciones destacan las de Marianne Jean-Baptiste (Hortense) es rica y flexible, poderosa, muy dominadora de los matices de su capital personaje; la de Timothy Spall, sentida, dota a Maurice de una grandiosa bondad; y la de Brenda Blethyn (Cynthia), intensiva, acusa baches histriónicos, por lanzarse a un patetismo que quiere apretar el nudo más de lo conveniente. También aparece la de Claire Rushbrook (Roxanne) es caricaturesca la mayor parte del tiempo. 
La dirección busca la naturalidad y espontaneidad ocultando a los actores los secretos del relato hasta el momento de su filmación. La película se enmarca en la corriente del cine social inglés. Exalta la riqueza de la vida y el valor de las personas. Está considerada la mejor obra del realizador. 
Realmente no hay palabras para describir la intensidad emocional de esta película. Creo que en ninguna otra película he derramado tantas lágrimas. Y todo ello, sin más armas que una buena historia transitada por unos personajes entrañables. Unos personajes, que como casi todos nosotros, viven escondiendo unas profundas heridas, cuyo último destino -no podría ser de otra manera- es remontar el pozo de la vergüenza y la culpa, y finalmente salir a la luz. Es en esta exteriorización donde se encuentra la llave de la curación. Y a la postre, también del perdón. 
Nos encontramos con la foto de una familia al completo. El fotógrafo emplea una iluminación y un escenario artificiales. Hay maquillaje, y las expresiones de los fotografiados tampoco son verdaderas, son más bien forzadas, llegando algunas a la caricatura. Se busca el efecto en detrimento de lo verosímil. Y, a pesar de todo, la foto conmueve. 
El ritmo de la película es ejemplar, la fotografía exquisita, los momentos de humor (especialmente las sesiones fotográficas) están perfectamente insertadas como amenos paréntesis. El guión, obra también de Mike Leigh, es tan maravilloso como funcional. En realidad es lo de menos. Me he encariñado tanto con los personajes (especialmente con la inconmensurable Brenda Blethyn) que me hubiera dado exactamente igual lo que hubiesen dicho o hecho.