Poco veces me imagine la obsesión de Abel Gance por Napoleón. Por supuesto conozco la obra monumental que Abel Gance hizo sobre el primer Napoleón allá por 1927, pero desconocía que en la década de 1920 Abel Gance había escrito una biografía de seis partes de Napoleón y que el Napoleón (1927), era sólo la primera y que resultó ser un desastre financiero.
Para paliar este desastre vendió la sexta parte a Lupu Pick , que rodó Napoleón en Santa Elena (1929). Queriendo hacer una reaparición a finales de la década de 1950, Gance reescribió la tercera parte y se transformó en "Austerlitz" o The Battle of Austerlitz que fue exhibida en español bajo el título Historia escrita con sangre.
Gance cuya carrera se prolongó durante 60 años. Comenzó en 1909 trabajando como actor y guionista cinematográfico. Dos años después, en 1911, fundó, con la ayuda de algunos amigos, su propia compañía, y dirigió su primera película, La Digue, un drama costumbrista. Su segunda película fue Le Nègre blanc (1912). La Primera Guerra Mundial no paralizó su obra ni su afán de experimentar en nuevas técnicas cinematográficas. incluyendo en ellas el montaje.
A partir de 1917, el interés de Gance se centra en los dramas sociales, con películas como Le Droit à la vie y Mater Dolorosa, las dos de 1917. Su obra más interesante en esta etapa es La Dixième symphonie (1918). Tras el final de la guerra, Gance estrenó J'accuse! (Yo acuso) en (1919), un durísimo alegato contra la carnicería organizada que supuso la I Guerra Mundial. El filme tuvo un gran éxito, tanto en Francia como en el extranjero. Gance viajó a Estados Unidos para exhibir la película ante un público entre el que se encontraba el propio Griffith y las hermanas Lillian y Dorothy Gish.
La siguiente obra de Gance, La rueda (La Roue), fue rodada entre 1919 y 1920, pero no se estrenó hasta 1923. Se trata de una producción monumental, de 32 bobinas, que tuvo que ser estrenada en tres sesiones sucesivas, y que desarrolla la melodramática historia de un maquinista enamorado de su hija adoptiva. El interés del filme radica sobre todo en el tratamiento poético que le imprime su director, desarrollando metáforas como la de la vida como una interminable rueda.
Abel Gance rodó después su obra más importante: la monumental Napoléon (1927), uno de los grandes clásicos del cine mudo. Gance invirtió dos años en la realización de esta película, que recrea la primera parte de la biografía de Napoleón Bonaparte, desde su infancia hasta la campaña de Italia, en 1796, y que pretendía ser el inicio de un proyecto de seis largometrajes sobre la vida de Napoleón, nunca realizados.
Gance no esconde en la película su admiración por el personaje, al que retrata como un líder idealista y visionario, en la línea de los grandes escritores románticos (Byron, Víctor Hugo o Heine), que habían visto en Bonaparte la encarnación del espíritu revolucionario.
En Napoleón, Gance hizo un verdadero alarde de innovaciones técnicas y recursos experimentales, como la asociación de ideas a través de la sobreimpresión de varias imágenes en la pantalla, el tríptico o pantalla triple (que él llamó Polyvision ) que, por su mayor superficie horizontal, le permitía desplegar sus escenas más grandiosas en una inmensa panorámica. También empleó cámaras muy ligeras ubicadas en lugares insospechados, como en un caballo al galope o en un proyectil disparado al aire. Los encuadres obtenidos resultaron espectaculares. Una escena de persecución, por ejemplo, está rodada con una cámara situada en el lomo de un caballo al galope; la escena inicial del filme, la batalla de bolas de nieve, fue rodada por un operador cámara en mano, algo completamente inusual en la época. Para las secuencias de la tormenta en alta mar y la disputa en la Convención, la hizo colgar como un péndulo, moviéndose de un lado a otro. Además de dirigir esta película, Abel Gance participó como actor, realizando una sobria y aclamada interpretación del famoso revolucionario Louis de Saint-Just, uno de los máximos representantes del Reinado del Terror de la Revolución francesa. Para el clímax final de la película, la campaña de Italia de 1796, Gance utilizó un sistema panorámico especial, con tres pantallas y tres proyectores, al que denominó Polyvision, y que le permitía también mostrar tres acciones simultáneas, en forma de tríptico.
La excesiva duración del filme (alrededor de seis horas) hizo que se exhibiese generalmente en versiones mutiladas (en Estados Unidos, por ejemplo, se proyectó una versión de sólo 72 minutos, es decir, poco más de una quinta parte del metraje original).
Pero la carrera de Abel Gance no se detuvo con la llegada del cine sonoro y en 1931, Gance estrenó su primera película hablada, La Fin du monde, aunque no tuvo demasiado éxito.
En 1934, añadió diálogos a un nuevo montaje de Napoleón y sonorizó el film con un procedimiento que puso a punto con André Debrie y que ellos llamaban "perspectiva sonora", que era un antecedente del sonido estereofónico.
Una obra importante de este período es Lucrèce Borgia (1935), Un gran amor de Beethoven (1936), y una reinterpretación del J'accuse. Aunque utiliza parte del metraje del film anterior, se trata en esencia de una nueva película, oportunamente estrenada en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Tras eso pasaron veinte años en los que hizo únicamente siete películas entre ellos un cortometraje, Quatorze juillet y una película sobre Lumière et l'invention du cinématographe (1953).
Al inicio de los 60 vuelve al cine con Austerlitz (1960) , realizando después Cyrano et d'Artagnan (1963) y Marie Tudor (un telefilme del año 1966) y Valmy (1967). Fallecía a los 92 año en 1981 con el fallecía el más inquieto del grupo francés de la Escuela Impresionista.
Pinceladas del que fue impresionista cinematográfico hay en la película que he visto y que obviamente es Austerlitz, una película de 1960 dirigida por Abel Gance y con la que contó con gran parte de los astros del cine europeo -o americanos que trabajaban en la Europa de la época- como Jean Marais , Rossano Brazzi , Martine Carol , Jack Palance , Claudia Cardinale , Vittorio de Sica , Orson Welles , Leslie Caron y Jean-Louis Trintignant .
La película fue producida por Antoinette Coty , Alexander Salkind con las compañías y productoras - hablamos de una coproducción entre Francia-Italia-Yugoslavia-Liechtenstein- integrada por Compagnie Internationale de Productions Cinématographiques (CIPRA), Lyre Films, Galatea Film, Michael Arthur Films y Dubrava Film y contó con un presupuesto de $ 4,000,000 , según se estima.
Como ya he dicho el guión formaba parte de la obra monumental escrita e ideada por Abel Gance allá por los años veinte, aunque ahora se sumaban lo escrito por Nelly Kaplan y Roger Richebé.
En el apartado musical destaca la composición de Jean Ledrut y la fotografía de Henri Alekan y Robert Juillard y el montaje de Léonide Azar e Yvonne Martin.
El elenco lo integra Pierre Mondy que asume magistralmente el papel de Napoleón y Leslie Caron interpreta el papel de su amante Élisabeth Le Michaud d'Arçon.
Junto a ellos aparecen personajes de la historia de su tiempo, muchos de ellos, inspirados en personajes históricos como Jean Marais como Lazare Carnot, Martine Carol como la futura emperatriz Joséphine de Beauharnais, Elvire Popesco - en la que sería su última película- como Lætitia Bonaparte, Georges Marchal como el Mariscal Jean Lannes, Vittorio De Sica como el Papa Pio VII, Michel Simon como el veterano soldado Alboise, Rossano Brazzi como Lucien Bonaparte, Claudia Cardinale como Pauline Bonaparte, Ettore Manni como Murat, Jack Palance como el general Franz von Weyrother, Daniela Rocca como Carolina Bonaparte, Orson Welles como el promotor del vapor Robert Fulton.
Junto a ellos aparecen Nelly Kaplan como Juliette Récamier, Jean-Louis Trintignant como hijo de Ségur, Lucien Raimbourg como Joseph Fouché, Rowland Bartrop como Almirante Horatio Nelson, Anna Moffo como Giuseppina Grassini, Janez Vhrovec como el Emperador Francisco II de Austria - François II, Guy Haurey como Friant, Jean Mercure como Talleyrand, Anna Maria Ferrero como Élisa Bonaparte, Anthony Stuart como William Pitt, Maurice Teynac como Schulmeister, Henri Vidon como Fox, Jacques Castelot como Cambacérès, Guy Delorme como General Exelmans, Louis Eymond como Lebrun, Jean-Louis Horbette como Constant, Pierre Tabard como General Andrault, conde de Langeron, Claude Carliez como Margaron, Polycarpe Pavloff como Koutouzoff, Jean-François Rémi como Duroc, Jean-Marc Bory como el Mariscal Soult, Georges Demas como Daumesnil, André Randall como Whitworth, André Certes como Berthier, Antoine Baud como Bernadotte, Jean Berger como Hédouville, Raoul Billerey como Savary, Jean-Louis Richard como el zar Alejandro I de Rusia , Pierre Marteville como Joseph Bonaparte, Pierre Peloux como Daru, Davout d'Auerstaedt como Davout, Claude Conty como Dolgoroukov.
En pequeños papeles aparecen Henri Cote, Sophie Daria, Henri-Jacques Huet, Robert Lepagès, José Squinquel, André Oumansky y Dominique Zardi, entre otros.
La película aborda los hechos acontecidos entre la Paz de Amiens (1802) y la batalla de Austerliz o también conocida como la batalla de los tres Emperadores.
La acción empieza poco antes de que Bonaparte sea elegido cónsul vitalicio. Ya vemos algunos de sus tic autoritarios en forma de pequeñas caprichos estéticos (sus trajes, zapatos o sus sombreros), o complejos como la altura como comprobamos que sufre su mayordomo Constant (Jean-Louis Horbette).
Poco después es informado por sus colaboradores entre los que se encuentran Tyllerand ( Jen Mercure) y por el embajador británico de la firma del Tratado de Amiens o Paz de Amiens , de un acuerdo que puso fin a la guerra entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y la Primera República Francesa al que se había sumado sus aliados (España y la República Bátava), y que será firmado en Amiens (Francia) el 25 de marzo de 1802.
En ese momento el primer cónsul francés, Napoleón Bonaparte, aprovechando la salida del poder de Grenville y William Pitt (el Joven), que desconfiaban de Bonaparte, logra un acuerdo con Henry Addington. El secretario de Relaciones Exteriores de Addington, Robert Jenkinson, abrió inmediatamente conversaciones con el comisario francés de prisionero de guerra en Londres, Louis Guillaume Otto. Éste, bajo instrucciones detalladas de Bonaparte, entabló negociaciones con el nuevo gobierno británico a mediados de 1801.
Descontento con el diálogo con Otto, Hawkesbury envió al diplomático Anthony Merry a París, quien abrió una segunda línea de comunicaciones con el ministro francés de Asuntos Exteriores Charles Maurice de Talleyrand. A mediados de septiembre, las negociaciones escritas habían progresado hasta el punto en que Hawkesbury y Otto se reunieron para redactar un acuerdo preliminar.
El 30 de septiembre firmaron el acuerdo preliminar en Londres; que se publicó al día siguiente. Los términos del acuerdo preliminar requerían que Gran Bretaña restaurara la mayor parte de las posesiones coloniales francesas que había capturado desde 1794, evacuara Malta y se retiraría de otros puertos mediterráneos ocupados. Malta debía ser restaurada a la Orden de San Juan, cuya soberanía debía ser garantizada por una o más Potencias que se determinarían en la paz final. Francia debía restaurar Egipto a control otomano, retirarse de la mayor parte de la península italiana y acordar preservar la soberanía portuguesa. Ceilán, anteriormente un territorio holandés, debía permanecer con los británicos, y los derechos pesqueros de Terranova debían ser restaurados a la condición de antes de la guerra. Gran Bretaña también debía reconocer la República de las Siete Islas establecida por Francia en las islas del Mar Jónico que ahora forman parte de Grecia. A ambas partes se les debería permitir el acceso a los puestos avanzados en el Cabo de Buena Esperanza. En un golpe a España, el acuerdo preliminar incluía una cláusula secreta en la que Trinidad debía permanecer con Gran Bretaña.
Las noticias de la paz preliminar fueron recibidas en Gran Bretaña con fuegos artificiales. La paz, se pensaba en Gran Bretaña, conduciría a la retirada del impuesto sobre la renta impuesto por Pitt, a una reducción de los precios de los cereales y a una reactivación de los mercados.
En noviembre de 1801, el marqués Charles Cornwallis fue enviado a Francia con poderes plenipotenciarios para negociar un acuerdo final. Los negociadores franceses, entre ellos hermano de Napoleón, José . y Talleyrand, cambiaron constantemente sus posiciones, dejando a Cornwallis para escribir: "Lo siento como la circunstancia más desagradable de este desagradable negocio que, después de haber obtenido su aquiescencia en cualquier punto, Que finalmente se ha resuelto y que no se apartará de él en nuestra próxima conversación".
La República holandesa de Batavia, cuya economía dependía del comercio que había sido arruinada por la guerra, designó a Rutger Jan Schimmelpenninck, su embajador en Francia, para representarlos en las negociaciones de paz; Llegó a Amiens el 9 de diciembre. El papel holandés en las negociaciones estuvo marcado por la falta de respeto por parte de los franceses, que los consideraban un cliente "vencedor y conquistado" cuyo gobierno actual "les debía todo". Schimmelpenninck y Cornwallis negociaron acuerdos sobre el estatus de Ceilán (para permanecer británico), el Cabo de Buena Esperanza (para ser devuelto a los holandeses, pero abierto a todos), y la indemnización de la Casa de Orange-Nassau depuesta por sus pérdidas. Sin embargo, José Bonaparte no estuvo de acuerdo inmediatamente con sus términos, presumiblemente necesitando consultar con el Primer Cónsul sobre el asunto.
En enero de 1802, Napoleón Bonaparte viajó a Lyon para aceptar la presidencia de la República Italiana, una república cliente francesa nominalmente independiente que cubrió el norte de Italia y se había establecido en 1797. Esta ley violó el Tratado de Lunéville, en el que Bonaparte acordó garantizar la independencia de la República Italiana y otras repúblicas clientes. También continuó apoyando el golpe de estado reaccionario del general francés Pierre Augereau, del 18 de septiembre de 1801, en la República de Batavia, y su nueva constitución, ratificada por una elección simulada, que la acercó a su socio dominante.
El acuerdo implicaba , además de la liberación de prisioneros de guerra, que el El Reino Unido devolviera la colonia de El Cabo a la República Bátava, al igual que la mayor parte de las Indias Orientales Holandesas y la Guayana Neerlandesa . Obligaba a la retirada francesa y británica de Egipto y su devolución al Imperio Otomano. También la restitución por parte de Gran Bretaña de todas las conquistas hechas a Francia y sus países aliados, excepto Ceilán (actual Sri Lanka), Gibraltar y la isla de Trinidad, así como Tobago. Eso sí, la isla de Menorca sería devuelta a España. También la evacuación de Nápoles y los Estados Pontificios por parte de Francia. Igualmente se acordó la fijación del río Araguari como frontera entre la Guayana Francesa y la Guayana portuguesa. Y, por ultimo, la devolución de la isla de Malta, Gozo y Comino a los Caballeros Hospitalarios. Todas estas islas fueron declaradas neutrales.
A la firma del acuerdo comparecieron Charles Cornwallis en nombre de Jorge III del Reino Unido, José Bonaparte por la República francesa, José Nicolás de Azara, consejero de Estado de España en nombre de Carlos IV, y Roger Jean Schimmelpenninck, embajador de la República Bátava.
El tratado, que significó el colapso final de la Segunda Coalición, dejó sin solucionar cuestiones muy importantes, por lo que la paz duró tan sólo un año: el Reino Unido organizaría la Tercera Coalición, declarando la Guerra al Primer Imperio francés tras la llegada al poder de William Pitt (el Joven).
Esto éxito internacional supondrá para Napoleón la concesión del título de Cónsul Vitalicio desde agosto de 1802, el año X , algo que le anuncia Tayllerand (Jean Mercure), lo que obliga a Napoleón contratar nuevos trajes, a verse de nuevo con su esposa Joséphine de Beauharnais (Martine Carol) y recibir a su extensa familia en Palacio entre las que se encuentra su hermana Pauline (Claudia Cardinalle) , su madre Leticia ( Elvire Popesco), Lucien (Rossano Brazzi) , su hermana Caroline ( Daniela Rocca)o Elisa ( Anna Maria Ferrero) , así como algunos de sus colaboradores como Murat ( Etorre Manni), Soult (Jean-Marc Bory) o el Mariscal Jean Lannes (Georges Marchal).
Además, recibe una interesante visita del ingeniero e inventor norteamericano Robert Fulton (Orson Welles) que le ofrece al general francés su barco de vapor y el primer submarino de hélice, denominado el Nautilus que fue probado por primera vez en 1800.
Con la esperanza de consolidar su puesto, Fouché (Lucien Raimbourg) le sugirió a Bonaparte que la mejor forma de apaciguar conspiraciones sería transformar el consulado vitalicio en un imperio hereditario, el cual, dado que tendría un heredero, quitaría toda esperanza de cambiar el régimen por asesinato. Bonaparte acoge la sugerencia.
Apoyado por buena parte de la aristocracia, en una ceremonia realizada en la catedral Notre Dame de París (1804) ante la presencia del papa Pío VII (Vittorio de Sicca) al que recibe ante de su llegada a la capital gala. Esta tendrá lugar el 28 de mayo de 1804 , en la Catedral se proclama emperador. En ese entrevista previa, el todavía cónsul le dice que en la ceremonia Napoleón se coronará a sí mismo, lo cual dio origen a la creencia popular de que ese acto fue una demostración de negación a la autoridad pontificia.
Después de unas escenas contextuales llega el momento de la coronación como emperador, pero en esta ocasión Gance prefirió evitar las escenas pomposas viendo como Napoleón se autocorona frente a la estupefacción de los asistentes a Notre Dame y del papa Pío VII, y se conforma con que uno de los jóvenes militares de la corte, el hijo de Ségur ( Jean-Louis Trintignant) relate lo sucedido, como un cuento, a los sirvientes y a Letizia, la madre de Napoleón, (Elvire Popesco) que no acude a la coronación y lo hace sobre una maqueta de Notre Dame con los asistentes.
En diciembre de 1804 un acuerdo anglo-sueco llevó a la creación de la Tercera Coalición, como ya hemos señalado.
El primer ministro británico William Pitt empleó 1804 y 1805 en una intensa actividad diplomática orientada a formar una nueva coalición contra Francia y, en abril de 1805, Gran Bretaña y Rusia firmaron una alianza. Habiendo sido derrotados dos veces en tiempos recientes por Francia, Austria se unió a la coalición unos meses después en busca de venganza. Era la III Coalición.
Antes de la formación de la Tercera Coalición, Napoleón había reunido una fuerza de invasión llamada el Ejército de Inglaterra en seis campos alrededor de Boulogne, en el norte de Francia, con la intención de utilizarla para atacar las islas británicas. Aunque nunca pusieron pie en suelo inglés, las tropas de Napoleón recibieron una cuidadosa y muy valiosa formación para cualquier operación militar. A pesar de que el aburrimiento hizo mella en las tropas, Napoleón las visitó en varias ocasiones y realizó varias vistosas paradas militares para levantar su moral.
Después de ello ya se van viendo los preludios de la que será la gran victoria de Napoleón, primero el intento de invadir una Inglaterra - ahora dirigida por William Pitt (Anthony Stuart) - , con las tropas concentradas en Boulogne, pero también la decepción que le produce la noticia de que la flota franco española está anclada en Cádiz esperando el ataque del Almirante Nelson (Roland Bartrop).
Los hombres de Boulogne formaron el núcleo de lo que Napoleón más tarde llamaría La Grande Armée. Al principio, este ejército francés contaba con unos 200 000 hombres organizados en siete cuerpos, que fueron grandes unidades de campo que contaban con entre 36 y 40 cañones cada uno y eran capaces de acciones independientes hasta que otros cuerpos acudieran a su rescate. Un solo cuerpo bien situado en una fuerte posición defensiva podía sobrevivir al menos un día sin apoyo, dando así a la Grande Armée un sinnúmero de opciones estratégicas y tácticas en cada campaña.
Como corolario a estas fuerzas, Napoleón creó una reserva de caballería de 22 000 unidades organizada en dos divisiones de coraceros, cuatro de dragones montados, una de dragones desmontados y una de caballería ligera, todos con el apoyo de 24 piezas de artillería
Para 1805 la Grande Armée había aumentado hasta los 350 000 hombres, en general bien equipados, entrenados y dirigidos por oficiales competentes.
Después del desastre de Trafalgar, y con una rapidez espectacular, los hombres de Napoleón se desplazan hacia el interior del continente para poner fin en la batalla que da nombre a la película, Austerlitz.
Aquí comienza la segunda mitad de la película que cubre la batalla real, donde venció a las fuerzas austríacas y rusas en su avance hacia el este.
La batalla de Austerlitz, también conocida como la batalla de los Tres Emperadores, enfrentó el 2 de diciembre de 1805 a un ejército francés comandado por el emperador Napoleón I contra las fuerzas combinadas ruso-austríacas del zar ruso Alejandro I y el emperador austríaco Francisco I . Fue una de las mayores victorias de Napoleón pues el Primer Imperio francés aplastó definitivamente a la Tercera Coalición tras casi nueve horas de difícil combate.
La batalla estuvo precedida de la victoria de los franceses ante el ejército austríaco durante la campaña de Ulm que nos es narrada sobre un mapa de Europa muy didáctico. Sobre el mismo vemos. Tras la rápido avance de los franceses sobre el área del Rhin.
Tras la victoria de Ulm, las fuerzas francesas lograron tomar Viena en noviembre de 1805. Los austríacos evitaron otro choque hasta que la llegada de los rusos les otorgó ventaja numérica.
Pero Napoleón buscaba un lugar para la victoria final y lo encontró en un lugar cerca de Austerlitz, actual Slavkov u Brna, a unos 10 km al sureste de Brno, en Moravia, entonces parte del Imperio austríaco y hoy en la República Checa. Austerlitz puso fin rápido a la guerra de la Tercera Coalición y pocas semanas después se firmó el Tratado de Presburgo.
El enemigo a batir es el ejército ruso que en 1805 conservaba muchas características de la organización del Antiguo Régimen: no tenía formación permanente por encima del nivel de un regimiento, los oficiales de alto rango procedían en su mayoría de los círculos aristocráticos y las comisiones eran generalmente vendidas al mejor postor, independientemente de la competencia. Estaba dirigido por el General Koutouzoff ( Polycarpe Pavloff) o el general Príncipe Dolgaroukow (Claude Conty).
El soldado ruso, en línea con la práctica del siglo XVIII, era regularmente maltratado y castigado «para inculcarle disciplina». Además, muchos oficiales de bajo rango estaban pobremente entrenados y tenían dificultades para lograr que sus hombres realizaran las maniobras a veces complejas requeridas en una batalla. Por el contrario, los rusos tenían una buena artillería a cargo de soldados que luchaban muy duro para evitar que sus piezas de artillería cayeran en manos del enemigo. El sistema de suministro del ejército imperial ruso dependía de la población local y de sus aliados austríacos, que le proveían de hasta el setenta por ciento de sus necesidades. Sin un sistema de abastecimiento eficaz y organizado y sin extensas líneas de suministro los soldados rusos encontraron dificultades para mantenerse listos para el combate y con buena salud.
Por su parte en el bando de los austriacos, el archiduque Carlos, hermano del emperador Francisco II (Janez Vrhovec ) , había empezado a reformar el ejército austríaco en 1801 mediante la retirada de poder al Hofkriegsrat, el consejo militar y político responsable de la toma de decisiones en las fuerzas armadas de Austria. Carlos era el mejor comandante de campo de Austria, pero era impopular en la corte real y perdió mucha influencia cuando, en contra de su consejo, decidió ir a la guerra contra Francia.
Karl Mack se convirtió en el nuevo comandante principal del ejército austríaco e introdujo reformas en la infantería en vísperas de la guerra que llevaron a que un regimiento estuviera compuesto por cuatro batallones de cuatro compañías, en lugar de los anteriores tres batallones de seis compañías. Este cambio súbito no se acompañó del correspondiente entrenamiento de oficiales, por lo que estas nuevas unidades no fueron tan bien dirigidas como lo podrían haber sido.
La caballería austríaca era considerada la mejor de Europa, pero la disgregación de sus unidades entre varias formaciones de infantería redujo su efectividad contra sus agrupadas contrapartes francesas, pero fue derrotado en Ulm.
Y es que en agosto de 1805 Napoleón, emperador de los franceses desde diciembre del año anterior, había puesto su mira ya no en el Canal de la Mancha sino en el río Rin con el fin de hacer frente a las amenazas austríacas y rusas.
El 25 de septiembre, después de una frenética y secreta marcha, 200 000 soldados franceses comenzaron a cruzar el Rin en un frente de 260 km. Mack había reunido la mayor parte de las tropas austríacas en la fortaleza de Ulm en Suabia (hoy en día el sur de Alemania).
Como ya hemos señalado, Napoleón movió sus fuerzas al norte y realizó un movimiento de rodeo que los puso a retaguardia de los austríacos. La maniobra fue bien ejecutada y el 20 de octubre Mack y 23 000 soldados austríacos se rindieron en Ulm, haciendo ascender la cifra total de prisioneros austríacos en la campaña a 60 000.
A pesar de que esta espectacular victoria se vio ensombrecida por la derrota de la escuadra franco-española en la batalla de Trafalgar al día siguiente, los éxitos franceses en tierra continuaron con la caída de Viena en noviembre, donde fueron capturados 100 000 mosquetes, quinientos cañones y varios puentes intactos a lo largo del Danubio.
Tras esta victoria en Ulm, el zar Alejandro I (Jean-Louis Richard) designó entonces al general Mijaíl Kutúzov (Polycarpe Pavloff) como comandante en jefe de las tropas rusas y austríacas, quien llegó al campo de batalla el 9 de septiembre de 1805 para recoger información.
Éste se puso rápidamente en contacto con el emperador austríaco y sus cortesanos para discutir los planes y las cuestiones logísticas. Bajo la presión de Kutúzov, los austríacos acordaron suministrar municiones y armas de una manera oportuna y suficiente. Kutúzov también observó deficiencias en el plan de defensa de Austria, que calificó de «muy dogmático». Además, se opuso a la anexión de las tierras recientemente caídas bajo control de Napoleón, porque esto haría que la población local desconfiara de los aliados. Sin embargo, muchas de las propuestas de Kutúzov fueron rechazadas.
Los franceses continuaron avanzando, pero pronto se encontraron en una posición poco envidiable: las intenciones prusianas eran desconocidas y podían ser hostiles, los ejércitos rusos y austríacos se habían unido y las líneas de comunicación francesas eran ya extremadamente largas y requerían de fuertes guarniciones para seguir abiertas. Napoleón se dio cuenta de que la única manera lógica de conseguir el éxito en Ulm era forzar a los aliados a combatir y derrotarlos.
En el lado ruso, el comandante en jefe Kutúzov también se dio cuenta de ello, por lo que en lugar de aferrarse al plan suicida de defensa austríaco, decidió retirarse. Envió a Piotr Bagratión con seiscientos hombres a contener a los franceses en Viena y dio instrucciones al ejército aliado para aceptar la propuesta de alto el fuego de Murat y así tener más tiempo para la retirada.
Napoleón pronto se dio cuenta de los errores de Murat y le ordenó perseguirlos, pero para entonces los aliados ya se habían retirado a Olmutz.
De acuerdo al plan de Kutúzov, los aliados se retirarían más, hasta la región de los Cárpatos y, según sus palabras, «en Galitzia, enterraré a los franceses». Sin embargo, Napoleón no se quedó quieto. El emperador francés decidió montar una trampa psicológica con el fin de atraer a los aliados como se centra esta segunda mitad de la película.
Días antes de cualquier combate, Napoleón había dado la impresión a los aliados de que su ejército se encontraba en un estado débil y que deseaba una paz negociada. Solo unos 53 000 soldados, incluidas las fuerzas de Soult, Lannes y Murat, tomarían posesión del camino de Austerlitz y Olmutz, atrayendo la atención del enemigo.
Las fuerzas aliadas, con 89 000 hombres, parecerían ser muy superiores y podrían intentar el ataque. Sin embargo, los aliados no sabían que los refuerzos de Bernadotte, Mortier y Davout ya estaban a distancia de dar apoyo y podrían ser llamadas desde Iglau y Viena, respectivamente, aumentando las fuerzas francesas a 75 000 soldados y reduciendo la desigualdad numérica. El plan de atracción no se detuvo ahí.
El 25 de noviembre el general francés Savary fue enviado al cuartel general aliado en Olmutz con el fin de examinar en secreto la situación de las fuerzas aliadas y entregar un mensaje que expresaba el deseo de Napoleón de evitar una batalla. Como era de esperar, ello fue visto como un signo inequívoco de debilidad. Cuando Francisco I ofreció un armisticio el 27, Napoleón expresó un gran entusiasmo en la aceptación del mismo. El mismo día, Napoleón ordenó a Soult abandonar tanto Austerlitz como los Altos de Pratzen y también crear una imagen de caos durante la retirada, lo que haría que los aliados ocuparan los altos.
Al día siguiente, 28 de noviembre, el emperador francés solicitó una entrevista personal con Alejandro I, tras lo que recibió la visita del ayudante más impetuoso del zar, el conde Dolgorouki. La reunión fue parte del engaño, pues Napoleón expresó intencionadamente ansiedad y duda a sus adversarios y Dolgorouki informó de todo al zar como una indicación adicional de la debilidad francesa. El plan tuvo éxito.
Muchos de los oficiales aliados, incluidos los ayudantes del zar y el jefe del estado mayor austríaco, Franz von Weyrother (Jack Palance) apoyaron firmemente la idea de atacar inmediatamente y, aparentemente, influyeron en la opinión del zar. La idea de Kutúzov fue rechazada y las fuerzas aliadas cayeron en la trampa que Napoleón había creado. Napoleón pudo reunir unos 72 000 hombres y 157 cañones para la inminente batalla, aunque cerca de 7000 soldados bajo mando de Davout estaban todavía muy lejos hacia el sur en dirección a Viena.
Los aliados contaban con alrededor de 85 000 soldados, el setenta por ciento de ellos rusos, y 318 cañones. El ejército francés era inferior en número y al principio Napoleón no estaba seguro de su victoria.
En una carta al ministro de Asuntos Exteriores, Talleyrand, Napoleón le pidió que no le dijera nada a nadie de la próxima batalla, pues no quería molestar a la emperatriz Josefina. De acuerdo con Frederick C. Schneid, la principal preocupación de Napoleón no era la tranquilidad de Josefina, sino cómo explicarle una derrota del ejército francés.
La batalla tuvo lugar a unos diez kilómetros al sureste de la ciudad de Brno, entre esa ciudad y Austerlitz (en checo: Slavkov u Brna) en lo que hoy es la República Checa.
La parte norte del campo de batalla estaba dominada por los 210 m de la colina Santon y los 260 m de la colina Zuran, ambas con vistas sobre el vital camino Olomouc/Brno, en dirección este-oeste.
Al oeste de las dos colinas se encontraba el pueblo de Bellowitz (Bedřichovice), y entre ellos el arroyo Bosenitz (Roketnice) que corría al sur para enlazar con el arroyo Goldbach (Ricka), que fluye entre los pueblos de Kobelnitz (Kobylnice), Sokolnitz (Sokolnice) y Telnitz (Telnice).
El centro de toda el área eran los Altos Pratzen (Pracký kopec), una colina de suave pendiente de unos once o doce metros de altura. Un asesor afirmó que Napoleón dijo en repetidas ocasiones a sus mariscales: «Caballeros, examinad cuidadosamente este terreno, será un campo de batalla; ustedes jugarán un papel en él».
Un consejo aliado se reunió el 1 de diciembre para discutir propuestas para la batalla. La mayoría de estrategas aliados tenía dos ideas fundamentales en mente: contactar con el enemigo y asegurar el flanco sur que mantenía la línea de comunicación a Viena. Aunque el zar y su entorno inmediato presionaron para una batalla, el emperador Francisco de Austria era más cauteloso y como se ha mencionado, era secundado por Kutúzov, el comandante en jefe de las tropas aliadas.
Sin embargo, la presión para luchar de los nobles rusos y de los comandantes austríacos fue muy fuerte, por lo que los aliados adoptaron el plan del jefe del estado mayor austríaco Franz von Weyrother.
Este planeó un ataque principal contra el flanco derecho francés, que los aliados pensaban más débil, y ataques de distracción contra su flanco izquierdo. Los aliados desplegaron la mayoría de sus tropas en cuatro columnas que atacarían la derecha francesa. La Guardia Imperial rusa se mantuvo en la reserva mientras las tropas rusas bajo el mando de Piotr Bagratión protegieron el flanco derecho de los aliados.
Por otra parte, el zar Alejandro retiró bruscamente su autoridad al comandante en jefe Kutúzov y se la dio a Franz von Weyrother.
En la batalla Kutúzov solo pudo comandar el IV Cuerpo del ejército aliado, a pesar de que todavía era el comandante de jure porque el zar tenía miedo de asumir la responsabilidad en caso de que su plan fallase.
Napoleón tenía la esperanza de que las fuerzas aliadas atacaran y, para forzarlos a ello, debilitó deliberadamente su propio flanco derecho.
El 28 de noviembre Napoleón se reunió con sus mariscales en el Cuartel Imperial y estos le informaron de sus dudas sobre la inminente batalla. Incluso sugirieron una retirada, pero el emperador restó importancia a sus quejas. El plan de Napoleón preveía que los aliados lanzaran numerosas tropas para envolver su flanco derecho con el fin de cortar la línea de comunicación francesa con Viena. Como resultado, los flancos central y derecho de los aliados quedarían más expuestos y serían más vulnerables. Con el fin de que así lo hicieran, Napoleón incluso abandonó la estratégica posición de los Altos Pratzen, fingiendo debilidad y nerviosismo.
Mientras tanto, la fuerza principal de Napoleón se escondería frente a los Altos y, de acuerdo al plan, atacaría y recapturaría la loma para a continuación lanzar un ataque decisivo al centro de la línea aliada, paralizarla y rodearla por la retaguardia.
El empuje masivo a través del centro aliado fue conducido por los 16 000 hombres del IV Cuerpo del mariscal Soult. La posición de este cuerpo fue envuelta por una densa niebla durante los compases iniciales de la batalla, una niebla que ocultó momentaneamente el sol de Austerlitz; de hecho, el tiempo que duró esa niebla fue vital para el plan de Napoleón. Las tropas de Soult serían descubiertas si la niebla se disipaba muy pronto pero, si permanecía demasiado tiempo, Napoleón no podría saber si los aliados habían abandonado los Altos Pratzen y le impediría lanzar su ataque en el momento justo.
Mientras tanto, para dar soporte a su débil flanco derecho, Napoleón ordenó al III Cuerpo de Davout marchar desde Viena para unirse a los hombres del general Legrand, que ocupó el flanco del extremo sur pues iba a soportar la mayor parte del ataque aliado.
Los soldados de Davout tenían 48 horas para recorrer 110 km. Su llegada fue crucial para el éxito del plan francés, pues la disposición de Napoleón en su flanco derecho era muy arriesgada por la debilidad de las tropas allí guarnecidas. Sin embargo, la razón por la que Napoleón pudo usar un plan arriesgado fue porque Davout, comandante del III Cuerpo, era uno de sus mejores mariscales, porque la posición de su flanco derecho estaba protegida por un complicado sistema de arroyos y lagos y porque los franceses ya se habían establecido en una línea secundaria de retirada a través de Brunn (Brno).
La Guardia Imperial en la que se integraban muchos veteranos de las guerras napoleónicas por Europa y África como el veterano Alboise ( Michel Simon) y el I Cuerpo de Bernadotte se mantuvieron en la reserva mientras el V Cuerpo bajo mando de Jean Lannes guardaba el sector norte del campo de batalla, donde se encontraba la nueva línea de comunicación.
El 1 de diciembre las tropas francesas se habían desplazado de acuerdo con el movimiento de los aliados hacia el sur, tal como esperaba Napoleón.
Las acciones de combate dieron comienzo sobre las ocho de la mañana del 2 de diciembre de 1805, cuando la primera columna aliada atacó la villa de Telnitz, defendida por el tercer Regimiento de Línea. Este sector del campo de batalla fue escenario de numerosos combates en los momentos posteriores con varias cargas aliadas que expulsaron a los franceses de la localidad y los obligaron a retroceder a la otra orilla del arroyo Goldbach.
Los primeros hombres de los cuerpos de Davout llegaron en ese momento e hicieron salir a los aliados de Telnitz, pero a continuación fueron atacados por húsares y nuevamente arrojados de la localidad. Otros ataques aliados en Telnitz fueron detenidos por la artillería francesa.
Las columnas aliadas comenzaron a embestir la derecha francesa, pero no a la velocidad deseada pues los franceses les pusieron freno con éxito. En realidad, los ataques de los aliados estaban equivocados y llegaban a destiempo: los destacamentos de caballería de Liechtenstein en el flanco izquierdo aliado tuvieron que ser colocados en el derecho y, en el traslado, se encontraron y retrasaron a parte de la segunda columna de infantería que avanzaba contra la derecha francesa. Los planificadores pensaron en ese momento que era un desastre, pero luego resultaría una ayuda.
Mientras tanto, la vanguardia de la segunda columna estaba atacando el pueblo de Sokolnitz, defendida por el 26º Regimiento Ligero y tirailleurs, hostigadores franceses. Los asaltos aliados iniciales no tuvieron éxito y el general Langeron (Pierre Tabard) ordenó el bombardeo de la villa, lo que expulsó a los franceses.
Al tiempo la tercera columna acometía el castillo de Sokolnitz. Los franceses contratacaron y retomaron el pueblo para ser expulsados de nuevo. Los combates en el sector cesaron temporalmente cuando la división de Louis Friant, parte del III Cuerpo, se hizo con la localidad. Sokolnitz fue quizá la más disputada del campo de batalla y cambió de manos varias veces a lo largo del día.
Mientras las tropas aliadas atacaban el flanco derecho de los franceses, el IV Cuerpo de Kutúzov se detuvo en los Altos Pratzen y se quedó allí. Al igual que Napoleón, Kutúzov se dio cuenta de la importancia de Pratzen y decidió proteger la posición, pero el zar no lo entendió así y expulsó al IV Cuerpo de los Altos, empujando al ejército aliado a su tumba.
Los ataques decisivos en el centro aliado de St. Hilaire y Vandamme dividieron al ejército enemigo en dos y dejaron a los franceses en una posición inmejorable para ganar la batalla. Sobre las 8:45 de la mañana, satisfecho por la debilidad del centro enemigo, Napoleón preguntó a Soult cuánto tiempo tardarían sus hombres en llegar a los Altos Pratzen, a lo que el mariscal respondió: «Menos de veinte minutos, sire».
Aproximadamente un cuarto de hora después el emperador francés ordenó el ataque, añadiendo: «Un golpe fuerte y la guerra ha terminado».
Una densa niebla ayudó a cubrir el avance de la división de Saint-Hilaire, pero, a medida que ascendían, el legendario «Sol de Austerlitz» disipó la niebla y les infundió coraje.
Los soldados y oficiales rusos que se encontraban en la parte superior quedaron sorprendidos al ver la cantidad de soldados enemigos que avanzaban hacia ellos. Tras una hora de lucha, la cuarta columna aliada quedó casi completamente destruida, aunque otros soldados de la segunda, en su mayoría austríacos sin experiencia, también participaron e igualaron fuerzas en la refriega contra una de las mejores fuerzas de combate del ejército francés, a la que expulsaron momentáneamente del alto.
Sin embargo, presa de la desesperación, los hombres de Saint-Hilaire cargaron de nuevo a la bayoneta y ganaron la posición.
Al norte, la división del general Vandamme atacó en un área llamada Staré Vinohrady («Viejos viñedos») y gracias a sus hábiles tirailleurs y sus mortales descargas de fusilería acabaron con varios batallones enemigos. La batalla se había vuelto claramente a favor del bando francés, pero estaba lejos de terminar.
Napoleón ordenó al I Cuerpo de Bernadotte dar soporte a la izquierda de Vandamme y trasladó su propio centro de mando desde la colina Zuran a la capilla de San Antonio en los Altos Pratzen.
La difícil situación de los aliados fue confirmada por su decisión de enviar a la Guardia Imperial rusa, bajo mando del gran duque Constantino, hermano del zar Alejandro, a contratacar en la sección del campo de Vandamme, forzando sangrientos combates y la única pérdida de una unidad francesa en la batalla, un batallón del 4º Regimiento de Línea.
Previendo problemas, Napoleón ordenó avanzar a su guardia de caballería pesada, que aniquiló a sus contrapartes rusas pero no consiguió decantar la batalla por la gran cantidad de unidades montadas de ambos bandos implicadas en la lucha.
Los rusos tenían ventaja numérica, pero la intervención de la división Drouet, segunda del I Cuerpo de Bernadotte, permitió a la caballería francesa buscar refugio tras sus líneas. La artillería a caballo de la guardia de Napoleón también causó numerosas bajas a la caballería y los fusileros rusos, que abortaron la acción y cayeron en gran número perseguidos durante casi medio kilómetro por la fortalecida caballería gala.
Las víctimas rusas en Pratzen incluyeron a Kutúzov, gravemente herido, y a su hijastro Ferdinand von Tiesenhausen, muerto en combate.
Hacia las 14:00 el ejército aliado había sido peligrosamente separado. Napoleón tenía entonces la opción de atacar una de las alas, y eligió la izquierda ya que otros sectores habían sido ganados o estaban luchando para retirarse.
Mientras tanto, la parte norte del campo de batalla también era testigo de intensos combates. La caballería pesada del príncipe de Liechtenstein comenzó a asaltar a las fuerzas de caballería ligera francesa de Kellerman tras haber alcanzado su posición correcta en el campo. El combate comenzó favorable a los franceses, pero los efectivos de Kellerman se cubrieron tras la división de infantería del general Caffarelli una vez que quedó claro que el número de rusos era demasiado elevado.
Los hombres de Caffarelli detuvieron los asaltos de los rusos y permitieron a Joaquín Murat enviar a la lucha a dos divisiones de coraceros, comandadas por d'Hautpoul y Nansouty, para acabar de forma definitiva con la caballería zarista. La refriega fue encarnizada y larga, pero se impusieron los franceses. Entonces Lannes lanzó su V Cuerpo contra los efectivos de Piotr Bagratión y, tras duros combates, consiguió expulsar al experto comandante ruso del campo de batalla. Lannes quería perseguirlo, pero Murat, a cargo de ese sector, estuvo en contra de la idea.
La atención de Napoleón se desplazó entonces hacia el extremo sur del campo de batalla, donde sus tropas y los aliados continuaban luchando por Sokolnitz y Telnitz.
En un doble ataque, la división de St. Hilaire y parte del III cuerpo de Davout arremetieron contra el enemigo en Sokolnitz y persuadieron a los comandantes de las dos columnas, los generales Kienmayer y Langeron, para huir rápidamente.
Buxhowden, comandante ruso del ala izquierda de los aliados y hombre responsable de liderar el ataque, estaba completamente borracho y también emprendió la huida. Kienmayer cubrió su retirada con la caballería ligera de O'Reilly, quien además derrotó valientemente a cinco de los seis regimientos de caballería francesa antes de tener que retirarse también.
Entonces se apoderó del ejército aliado un pánico general y comenzó a abandonar el campo de batalla en todas las direcciones posibles.
Durante esta retirada se produjo un famoso y terrible episodio: las fuerzas rusas derrotadas por los galos se retiraban al sur, hacia Viena, a través de los estanques helados Satschan. La artillería francesa los atacó y rompió el hielo, provocando que muchos hombres se ahogaran en las aguas heladas y se hundieran decenas de piezas de artillería. Las estimaciones de las fuentes sobre cuántos cañones fueron capturados en esta acción difieren, pues pueden ser desde 38 a más de 100, así como el número de bajas, que oscila entre 200 y más de 2000. Muchos rusos ahogados fueron rescatados por los franceses.
La Columna Vendôme de París, como pide Napoleón tras la batalla, fue hecha en parte con el bronce de los cañones capturados en Austerlitz.
Austerlitz y la campaña previa alteraron profundamente la naturaleza de la política europea. En tres meses los franceses habían ocupado Viena, destrozado dos ejércitos y humillado al Imperio austríaco.
La gran victoria se recibió con asombro y delirio en París, pues pocos días antes la nación estaba al borde de un colapso financiero. Napoleón escribió a Josefina: «He vencido al ejército austro-ruso comandado por dos emperadores. Estoy un poco cansado… Un abrazo.»
Quizá el mejor resumen de los tiempos duros para los aliados lo hizo el zar Alejandro: «Somos bebés en las manos de un gigante». Francia y Austria firmaron una tregua el 4 de diciembre y firmaron el Tratado de Presburgo veintidós días después.
Austria accedió a reconocer el territorio francés capturado por los tratados de Campo Formio (1797) y Lunéville (1801), ceder tierra a Baviera, Wurtemberg y Baden, que eran aliados alemanes de Napoleón, pagar cuarenta millones de francos en indemnizaciones de guerra y entregar Venecia al Reino de Italia. Fue un final duro para Austria, sin duda, pero no una paz catastrófica.
Al ejército ruso se le permitió retirarse a su patria y los franceses acamparon en el sur de Alemania. El Sacro Imperio Romano desapareció en 1806. Napoleón creó la Confederación del Rin, compuesta por una serie de estados alemanes en la frontera entre Francia y Prusia. Prusia vio estos movimientos como una afrenta a su condición de principal potencia de Europa Central y emprendió la guerra contra Francia en 1806.
Las palabras de Napoleón a sus tropas tras la batalla fueron muy elogiosas: ¡Soldados! Estoy muy orgulloso de vosotros.). Tras lo cual los veteranos , representados por un veterano Alboise ( Michel Simon) cantan ruidosamente La Marsellesa.
Con el monumento a la Paz en Prace diseñado y construido por Josef Fanta entre 1910 y 1912, y que contiene cuatro esculturas alegóricas femeninas de Francia, Austria, Rusia y Moravia con una capilla y un osario así como placas que hablan de lo que supuso empieza y acaba la película con el sonido de la música de Jean Ledrut .
Austerlitz es a veces comparada con otras grandes batallas tácticas, como Cannas o Höchstädt. Algunos historiadores sugieren que Napoleón tuvo tanto éxito en Austerlitz que perdió contacto con la realidad, y lo que solía ser la política exterior francesa pasó a ser tras la batalla algo personal de Napoleón.
En la historia de Francia, Austerlitz es reconocida como una impresionante victoria militar, y en el siglo XIX, cuando la fascinación por el Primer Imperio estaba en su apogeo, la batalla fue venerada por Víctor Hugo que, «en el fondo de [su] pensamiento», estaba oyendo el «sonido de los cañones pesados rodando hacia Austerlitz».
Después de la batalla, el zar Alejandro I culpó de todo a Kutúzov, comandante en jefe del ejército aliado. Sin embargo, está claro que el plan de Kutúzov era retroceder a la retaguardia, donde el ejército aliado tenía una ventaja logística.
Un ejército francés en el límite de sus líneas de suministro, en un lugar sin abastecimientos, podría haber tenido un final muy diferente al que tuvo en Austerlitz.
La batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805 fue una de las más brillantes victorias de Napoleón en su lucha contra las potencias absolutistas europeas. Es normal que Gance se fijara en este héroe francés y que más de treinta años después de la publicación de su película biográfíca sobre Napoleón, Abel Gance volvió a inspirarse en la figura de Bonaparte para dirigir esta épica y colosal reconstrucción de la batalla de Austerlitz (o de los Tres Emperadores), en la que el emperador francés derrotó a los austríacos y a los rusos.
La película fue producida por Alexander Salkind , responsable entre otros de Superman, un productor de origen ruso polaco perteneciente a una dinastía de productores y que desarrolló gran parte de su carrera en Francia, produciendo películas desde 1945 apostó por recuperar a Gance y para ello optará por contar con un reparto estelar.
En 1960, y después de ver el éxito en público y crítica de Napoleón (Sacha Guitry, 1955) decidió seguir adelante con su proyecto vital. Eran años de recuperación económica de Europa, pero dada la trayectoria decreciente de Gance después de las pésimas versiones de Napoleón y del poco trabajo realizado contó con un presupuesto menor de lo esperado. Parte de este presupuesto fue desviado para la contratación de grandes estrellas del cine europeo y americano, como Claudia Cardinale y Orson Welles, relegando notablemente el peso a las escenas bélicas de la batalla de Austerlitz, dejando únicamente algunas escenas más bien anecdóticas. Los cierto es que la aparición de tantos actores de peso, fue meramente anecdótica como es el caso de Orson Welles, que aparece tan solo en dos escenas, y en la segunda no tiene ni diálogo, interpretando el papel de Robert Fulton, un inventor americano que ofrece una navío a vapor a Napoleón o la misma Claudia Cardinale o el mismísimo Vittorio de Sicca.
La película se rodó entre el otoño de 1959 -y el invierno de 1960 y en parte en los Estudios de Saint-Maurice y en los Franstudio de Joinville-le-pont, ambos en Val-de-Marne, en Francia; pero también en los Cinecittà Studios de Roma, y en los Machinograd Studio, de Central Exhibit Hall, de Belgrado (Serbia), así como en los alrededores de Zagreb, Croacia, para las escenas de batalla así como en el Monumento de la paz, de Pratzen Heights, en Moravia, República Checa, visible al inicio y al final de la película.
El compositor Jean Ledrut afirmó que "La Marche d'Austerlitz" de su partitura que suena al principio de la película había sido plagiada por el productor / compositor Joe Meek en el hit pop de 1962 " Telstar ".
La película fue vista en Francia por unas 346,070 personas por lo que habrá que reconocer que no fue el éxito esperado de Gance retomando la historia del corso.
Y existen varias versiones. La versión original en francés es más larga que la versión internacional doblada en inglés. La versión en francés contiene escenas extra, incluidas las de Napoleón visitando a su amante y Jean Louis Trintignant imaginando la coronación para el personal del palacio.
Hay que reconocer que momentos de buen cine tiene: la representación doméstica de la coronación imperial; la presentación de su ejército y el avance del mismo. Choca si acaso el tono cómico o cercano en el que nos muestra al héroe, su héroe.
En Rotten Tomatoes se dice que Podría haber sido un genio del cine mudo, pero en este momento de su carrera, Abel Gance era una sombra creativa de sí mismo, aunque Dennis Schwartz es más tajante y sentencia diciendo que es "Un aburrimiento".
La escenificación de la batalla, podría haber dado mucho más de sí, combinando grandes escenas de caballería con primeros y medios planos en escenarios, pero la importancia de la película se desplaza al diálogo y a pequeños detalles.
De cualquier manera Gance cuidó hasta el más mínimo detalle, como el paseo nocturno previo a la batalla del Emperador.
A destacar el papel de Pierre Mondy, un pequeño actor galo, no muy conocido, pero de la altura apropiada para realizar el papel de Napoleón, pero es que además sorprende el parecido con el Emperador, o como mínimo con alguna de sus representaciones, véase el caso de un busto de 1886 perteneciente a la colección del Museo Napoleonico de Roma
Destaco igualmente el tono cómico que rodea la relación entre Napoleón y su mayordomo Constance (o Constant) , con el que comparte el día a día, incluso le deja dormir en su litera la noche antes de la gran batalla.
Un detalle que sorprende es la decoración de las paredes de los despachos, en lugar de tener frescos o cuadros, están decorados con enormes mapas, los de los británicos con sus islas y ríos, y los de los franceses con una enorme Francia, a la que, con un juego de sombras, Napoleón cubre con su silueta.
También destaca en la película el gusto por los colores por los que apuestan Henri Alekan y Robert Juillard, así como el papel de los responsables de arte de la película : Gilbert Brugaillère , Marc Desages y Jean Taillandier, así como los responsables del vestuario Madeleine Charlot , Ferdinand Junker y Léon Zay , así como Elisabeth Simon.
La película resulta un fresco histórico de una de las batallas más famosas de la historia, la más grande victoria de Napoleón que es presentada al detalle en cuanto su origen, la preparación, la lucha y su posterior desenlace de la contienda. Hay menos exteriores de los que podría haberse rodado salvo lo rodado en Croacia.
Reconocer que salen muchos personajes que son presentados en bosquejos, pero son desarrollar. Por supuesto el más destacable Pierre Mondy La cinta cuenta con una gran recreación histórica especialmente en el vestuario, en la artillería , en las escenas bélicas aunque algunas en el montaje parecen ser muy repetitivas.
Por último decir que esperaba mucho más de la misma , especialmente, si el responsable era Abel Gance, pero lo que sí voy a dar es el valor a esas píldoras de calidad que aparecen poco, pero aparecen en escenas de conjunto, algunas monumentales como la de la caballería, o en la capacidad de reducir la historia a un escenario teatral.
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