Me apetecía volver a ver esta buena película sobre la Guerra Fría y , en concreto, la del papel silencioso , profesional y ético que jugó el abogado norteamericano James B. Donovan, abogado estadounidense que desde las sombras del anonimato jugó un papel importante en episodios concretos de este complejo periodo de la humanidad.
Ya escribí largo y tendido sobre la película en una entrega anterior titulada El Puente de Glienicke tras verla en su estreno en los cine de aquí.
Sobre la película destacar el papel soberbio en su interpretación del actor británico Mark Rylance como Rudolf Abel que , finalmente - en su momento dije que estaba pendiente- fue reconocido con distintos premios de prestigio como mejor actor de reparto en los Premios Oscar, en los Premios BAFTA, por el Círculo de Críticos de Nueva York y una nominación en los Globos de Oro, el Sindicato de Actores (SAG), Asociación de Críticos de Chicago y la Asociación de Críticos de Los Angeles. También el buen guión de la misma - también reconocido por el Sindicato de Guionistas (WGA) al ser Nominada a Mejor guión original y la Asociación de Críticos de Chicago. Puede que el trabajo de Tom Hanks, soberbio como siempre, no fuese premiado, como también lo fue el trabajo impecable de Amy Ryan y la brillante labor - corta ,pero intensa de Alan Alda- .
Tampoco fue reconocido ni la gran ambientación , ni la adecuada fotografía, pero he vuelto a disfrutar con ella, con la historia de espías que me retrotraen a otro mundo , que resultaba apasionante. Tampoco se premió la labor como director de Spielberg que vuelve a tocar el papel del padre, ausente desde la óptica infantil, que para mi realiza una soberbia dirección dando lugar a una de las grandes películas de ese año. Un buen rencuentro con una gran película que btuvo entre otros el Premio David di Donatello.
Tampoco fue reconocido ni la gran ambientación , ni la adecuada fotografía, pero he vuelto a disfrutar con ella, con la historia de espías que me retrotraen a otro mundo , que resultaba apasionante. Tampoco se premió la labor como director de Spielberg que vuelve a tocar el papel del padre, ausente desde la óptica infantil, que para mi realiza una soberbia dirección dando lugar a una de las grandes películas de ese año. Un buen rencuentro con una gran película que btuvo entre otros el Premio David di Donatello.
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