viernes, 7 de febrero de 2014

La última carga o aquellas derrotas que son victorias


Me ha resultado llamativa la última película que he visto. En primer lugar, pues tiene un aire moderno en su concepción, pero, en algunos momentos, rezuma los 46 años años que tienen. Por otro lado, y después de haber visto tan recientemente Behind the candelabra, el biopic sobre Liverace, hay elementos comunes en lo vital entre el músico norteamericano y el director británico.
De hecho, ambos mueren en fechas muy cercanas y de los mismo, pues Cecil Antonio "Tony" Richardson , el director de la película que he visto hace unas horas, muere al igual que el showman americano del SIDA , a los 63 años en 1991. Es más, fueron de los – digamos- grandes nombres que cayeron en este plaga que arrasó el mundo, especialmente del cine y de la música en esas fechas, pero que todavía hoy hace estragos en el continente africano y sigue bastante más cerca de nosotros de lo que creemos. 
La película en cuestión que vi ayer se trata de la británica La última carga, también conocida como La carga de la brigada ligera (The Charge of the Light Brigade) que presentó José Luis Garcia en aquellos magníficos programas de cine de los lunes por la noche en su programa ¡Qué grande es el cine!. En los mismos tan importante como la película eran la presentación por parte de Garci y los invitados como el debate posterior.

La película es obra de Cecil Antonio "Tony" Richardson , el máximo exponente del free cinema, fallecido en 1991, tras dejar tras de sí obras de peso como La soledad del corredor de fondo (1962), película que sigue pendiente de ser revisada tras la lectura del libro en verano, y especialmente la obra que le dio más fuste como director la película Tom Jones que fue Premio de la Academia de Hollywood en 1964. 
La película es, como he dicho al principio del año 1968, y estuvo producida por Neil Hartley para la Woodfall Film Productions, mientras la distribución recayó en la United Artists, aunque la Metro-Goldwyn-Mayer no se quedó al margen. Se invirtió en la misma 6.500.000 de dólares, aunque apenas se recuperó en taquilla la mitad. Unos tres millones. 
La última carga, tienen un guión firmado por Charles Wood y John Osborne s de 1968 y fue dirigida por Tony Richardson, y pretende ser auténtica versión de la desastrosa batalla de Bataclava, una de las más importantes de la ya olvidadísima Guerra de Crimea(1853-1856), y que está basada en las investigaciones realizadas por Cecil Woodham-Smith y presentadas en su libro The Reason Why (1953), es decir, la Razón del por qué. 
Contrastaban con la meticulosa dirección artística de Edwad Marshall y la cinematografía o fotográfica del reputado David Watkin, así como la musica de John Addison. Para el montaje se contó con Kevin Brownlow y Hugh Raggett.

A lo largo de la película destaca tanto al inicio de la misma, como en otros momentos con en la declaración de guerra y las primeras informaciones, nada reales de los éxitos británicos, en Crimea, las animaciones realizadas por Richard Williams en el estilo contemporáneo del Punch Magazine, revista especializada en explicar los acontecimientos políticos en torno a la batalla. En la que, al parecer, los Monty Phyton tuvieron mucho que hacer y decir. 
De hecho cuando empezó la película mi hijo me preguntó si la película era americana y yo le dije, tras ver las animaciones, que no podían ser que responden al modelo británico y explicativo que tanto gustaba a la audiencia literaria y de revistas británicas del último cuarto del siglo XIX y de la primera mitad del XX, y que, según he leído, tenía como finalidad informar a la audiencia estadounidense de la que fue política británica de mitad del siglo XIX. 
La película contó con la presencia de algunos de los grandes de la escena británica de los sesenta como fueron John Gielgud como Lord Raglan, Trevor Howard como Lord Cardigan y Vanessa Redgrave como Clarissa Morris,. Igualmente participan en la misma David Hemmings como capitán Nolan y Mark Burns como capitán William Morris, Peter Bowles como el Capitán Duberly, así como Harry Andrews como Lord Lucan. En otros papeles están Jill Bennett como la señora Fanny Duberly, Marcos Dignam como general Airey, Leo Britt como General Scarlett, Howard Marion-Crawford como Sir George Brown, TP McKenna como William Howard Russell, Corin Redgrave como Featherstonehaugh, Alan Dobie como Mogg, Ben Aris como Maxse, Norman Rossington como el Sargento Mayor Corbett, Georges Douking como St. Arnaud y Willoughby Goddard como Squire.


La historia comienza con las animaciones de Richard Williams imitando a las del ya comentado Punch Magazine y nos presenta como estaba el mundo dividido por animales que representan a los países: Turquía (Turkey, por un pavo), Rusia (un oso), el Reino Unido (el león)… 

Casi de inmediato vemos al coprotagonista de la historia un altivo Lord Cardigan arengando a los jinetes que componen uno de los cuerpos más prestigiosos de la caballería británica. A ese cuerpo se va a incorporar de manera inminente el capitán Nolan, un militar que ha llevado a cabo su carrera en la India. 
Desde la incorporación del mismo descubrimos de que se trata de un magnífico jinete, experimentando además en la guerra en el subcontinente asiático.

El capitán Louis Nolan , es como digo un veterano de las campañas en la India, y además se trata de un militar que ha subido en el escalafón gracias a su experiencia y su alto grado de competencia. Frente a Nolan, se encuentra una jerarquía que ha adquirido su rango a través de su estrato social aristocrático. La incorporación al regimiento de Lord Cardigan no es fácil. Como tal, es mirado con desprecio a sus colegas, que en su mayoría aristocráticas lo que le lleva desde el inicio a enfrentarse a los mismos y especialmente por ser considerado un oficial de inferior categoría por sus compañeros. 
Todo esto se produce en los meses previos del inicio de la Guerra de Crimea (1853-1856) lo que lleva a un alistamiento de soldados en los barrios marginales de un Londres pobre y brumoso. 
Nolan mantendrá continuos enfrentamientos con el rudo Lord Cardigan a causa de su despótica actitud, pues trata el regimiento bajo su mando como su propiedad personal. 
Un regimiento elegantemente uniformado y relativamente bien equipado y mejor entrenado , pero que soportan unas condiciones de vida miserables- especialmente visibles cuando llegan como reclutas al cuartel- y que son castigados sin piedad por los errores leves en sus funciones. 
Nolan se enfrenta una y otra vez con Cardigan, tanto es así que pide contra él un consejo de guerra con el fin de publicitar el carácter despótico e inhumano del Lord director del regimiento. Mientras tanto, el Imperio ruso invade un territorio perteneciente a ese enfermo crónico del siglo XIX, el Imperio Otomano. 
Gran Bretaña se une a la alianza de otras naciones europeas , incluso muy a su pesar a Francia – la memoria de Waterloo está en la mente de algunos de sus dirigentes como Lord Raglan - , así que se crea un cuerpo multinacional para acudir en ayuda de Turquía, aunque todos están más interesados en la adquisición de territorios, especialmente los ingleses que ven en los rusos unos competidores para sus intereses en la India. Gran Bretaña quiere demostrar que todavía es la dueña del mundo, y lo quiere mostrar a través de su poderío militar. 
Las fuerzas británicas han de ser dirigidas por Lord Raglan , un hombre amable y educado, pero con poco espíritu, hombre que recibe a Nolan y le pide que olvide su conflicto con Cardigan. No obstante, Lord Raglan es un pobre estratega militar algo que demostrará a lo largo de la guerra. 

Entreverada – si me sirve este símil jamonero- está el reencuentro entre dos amigos, la del capitán Louis Nolan y el capitán William Morris. El reencuentro de la vieja amistad entre ellos, se reactiva y en esa misma historia se introduce la novia, Clarissa, que, al poco de comenzar la película se convierte en la mujer de William, pero en la amiga, la mejor amiga, la íntima amiga, y casi amante de Clarissa.

Una casi poética declaración de amor de Clarissa ante Louis, es evitado por el caballeroso militar. Poco antes de partir al conflicto armado, Clarissa le comenta a Louis Nolan que está embarazada y que desearía que el hijo que lleva en su interior fuese suyo. Louis sale de la casa y se embarca con William al frente. 

Tras la declaración de guerra presentada magníficamente con la recreación de la cartelería de la época se inician los preparativos de la campaña.

Desde el principio las decisiones parecen erróneas. Lord Cardigan será el elegido para dirigir la caballería, pero en este cometido estará acompañado de su ¿cuñado? Y archienemigo, el igualmente desagradable Lord Lucan . El capitán Nolan, alistado igualmente para la guerra, será nombrado ayudante de campo del general Raglan, se alegra de alejarse de Inglaterra para evitar el asunto moralmente incómodo con Clarissa Morris, la esposa de su mejor amigo William . También viajan con el mando británico algunas mujeres. Entre las mismas Fanny Duberly, la esposa del oficial menor , que quiere observar la batalla de primera mano (y estar cerca de Lord Cardigan, de quien está platónicamente enamorada).

Con un mapa marítimo europeo vemos el transporte de tropas por el Mediterráneo, especialmente la de Gran Bretaña y su aliada Francia. El destino será Estambul / Constantinopla. Desde el Bósforo viajan directamente a la guerra de Crimea , donde tras un cómodo desembarco, marchan hacia el interior para atacar la ciudad estratégicamente importante de Sebastopol . 
En el camino a las fuerzas británicas empiezan a sufrir los efectos del calor y sobre todo de la enfermedad, especialmente el cólera , algo que no parece afectar a los comandantes. El capitán Nolan, aunque no es amigo de sus subordinados, se asusta al ver la desorganización del ejército pues ve como los hombres van cayendo poco a poco consumidos por la enfermedad. 
Cuando pasa el estallido, las fuerzas británicas y francesas ganan una batalla de infantería frente a un nido de resistencia rusa en lo alto de una colina. Lord Raglan se niega todavía a usar a la caballería para mantener su ventaja en los movimientos. 
Pero las relaciones entre los Lores, Cardigan y Lucan, no mejoran, a pesar de que ahora el destino es Sebastopol. La prensa inglesa empieza a transmitir la idea de que Sebastopol se ha tomado. De que el ejército británico ha tomado la ciudad del mar Negro y que el gobierno de Rusia ha sido humillado. Nada más lejos de la realidad. De hecho, los rusos refuerzan el camino de Sebastopol y dificultan el avance de los británicos. 
Además la sinrazón se apodera del mando británico. El orden de las tiendas es aparentemente más importante que la preparación y la estrategia. Prueba del absurdo son las cenas de gala programadas por Lord Cardigan, cada vez más fuera de la realidad. En una de ellas seduce a la señora Duberly. Sin embargo, la situación parece irse de las manos y casi nadie aprecia esto. 
Únicamente el Capitán Nolan que poco a poco se va exasperado a la ineptitud de Raglan y de los otros oficiales, lo que está causando la muerte innecesaria y un retraso inaceptable en la campaña. Sus emoción alcanza un punto crítico cuando un grupo de asalto ruso captura una bateria británica casi sin resistencia y sin ayuda de sus propios soldados, lo que conlleva el robo de las baterías de artillería tan necesaria en la defensa y en la ofensiva. 
Lord Raglan, comandante en jefe del ejército, tarda en darse cuenta de lo que está sucediendo, y Nolan prácticamente le exige que tome medidas para recuperar el valioso equipo. La primera orden de Raglan envía está tan mal redactada que los líderes de caballería lo interpretan como que se mantenga inamovibles. La orden era la siguiente «Lord Raglan desea que la caballería avance rápidamente hacia adelante, persiga al enemigo, e intente impedir que retire sus cañones. La artillería montada puede acompañarle. La caballería francesa se encuentra a su izquierda. Inmediato».

Nolan asegura que la orden es otra, y decide entregarla personalmente, y solicita permiso para entregarle a Cardigan la orden de actividad para la brigada ligera , con un objetivo: perseguir a los rusos. Cardigan dirigió 673 (ó 661) jinetes directamente a través del valle existente entre la colina de Fedyukhin y la de la calzada, el valle que más tarde el poeta Alfred Tennyson denominará Valle de la muerte.

Como suele suceder, los soldados de caballería británicas están en un valle cómodo para la cabalgada, que se bifurca en dos direcciones: uno contiene los asaltantes que escapan, y el otro una batería de artillería y una reserva considerable de la caballería rusa. Lord Raglan no ha molestado en mencionar esto en su orden, ya que la disposición de la tierra es evidente desde su alta posición ventajosa. Pero Cardigan, a su nivel más bajo, sólo se fija en los cañones, y supone que se debe cargar contra ellos. 
Conforme la caballería avanza hacia el fuego de los cañones Nolan se da cuenta de su error, pero es asesinado por la metralla de la artillería antes de que pueda advertir a Cardigan. 
La brigada ligera, desgarrada por los cañones, choca con los rusos, entrando entre la batería, pero luego, tras sufrir muchas bajas, se retira. Con la mayor parte de su fuerza, de baja por la muerte de caballos y jinetes o heridos, Lord Cardigan, regresa. Irónicamente, a pesar de haber atacado en primer lugar – cuidado en que alguien se adelante- sale ileso. 
Como consecuencia de esta acción, tan valerosa como inapropiada, la Brigada Ligera, compuesta por cinco regimientos de Dragones Ligeros, Lanceros y Húsares, fue casi totalmente destruida Tras la batalla, tras la derrota comienza un debate absurdo en que nadie reconoce sus errores. Unos oficiales discuten con otros sobre quién debe asumir la culpa por el desastre. 
Mientras vemos en el campo de batalla como el caballo de Nolan se va cubriendo de polvo y transformándose en un esqueleto. Acabando así la película. 

Como ya hemos señalado el guión fue escrito por Charles Wood a partir de un primer borrador (sin acreditar) por John Osborne . Su objetivo era ser reflejar de manera auténtica y brutal la derrota de la caballería británica en esta batalla. La historia , dicho queda, está basada en parte en la investigación de Cecil Woodham-Smith en su obra La razón del por qué (1953). Y es que Laurence Harvey había comprado originalmente los derechos cinematográficos esta obra para su propia compañía de producción . Tras una entrevista con Richardson, Harvey exigió un papel en la película. Se le dio el papel de Príncipe Radziwell, un oficial polaco con la brigada pesada , pero su parte no fue editada de la película terminada. Esta demanda condujo a un enfrentamiento entre Tony Richardson y John Osborne, cuando éste se negó a alterar su guión por ser demasiado cercano al libro de Woodham-Smith. 
Mención aparte merece los extraordinarios carteles que veo que fueron de los Monty Python en los títulos de créditos y a lo largo de varios insertos de la película, a medio camino entre la psicodelia y el realismo industrial. Sólo las que abren la película y sirven de fondo a los títulos de crédito ya dan una idea bastante ajustada del tono cáustico que predominará durante los 140 minutos siguientes. 
En sus memorias, Tony Richardson menciona que intentó contratar al actor Rex Harrison para el papel de Lord Cardigan. Sin embargo, un periódico informó erróneamente que George C. Scott podía ser el elegido para el papel. Esta noticia enfureció a Harrison y se salió del proyecto, dejando finalmente a Trevor Howard. Es curioso pero para estas fechas el director Tony Richardson estaba casado – se supone que la película se rodó en 1967- con la actriz Vanessa Redgrave, cuyo matrimonio duró desde 1962-1967. Pues bien, las dos hijas que tuvo la pareja , Natasha (1963-2009) y Joely Richardson (nacido en 1965), las dos actrices, aparecen en la película en muy pequeños papeles sin acreditar. Ese año dejó a Redgrave por la actriz Jeanne Moreau , que , a su vez, abandonó por Grizelda Grimond (1972) . Pero lo cierto es que Richardson era bisexual, y fue sus relaciones homosexuales les que le llevaron a contraer el VIH y con ello la muerte por SIDA en 1991. 

La película fue rodada en Londres - Carlton House Terrace en St James, en el Hospital Naval Real de Greenwich, en la Real Casa de la Moneda , frente a la Torre de Londres, como el cuartel general del Ejército. Mientras que las escenas de cuarteles en la primera mitad de la película fueron filmadas en Aldershot , en Hampshire, mientras que las escenas de "Crimea", incluyendo la propia carga, fueron filmadas en Turquía con las secuencias de acción, dirigida por Bob Simmons . 

La dirección realiza una ambientación muy cuidada y ocupa a más de 600 extras a caballo en la escena final y que pudo inspirar las escenas de batallas al propio Stanley Kubrick en “Barry Lyndon”. 

La música, nominada al Anthony Asquith Award, combina fanfarrias marciales, melodías dramáticas y aires heroicos, mientras que la brillante fotografía es de David Watkin , el mismo de "Memorias de África", 1985.

La película fue estrenada en 11 de abril 1968 y tiene una duración de 139 minutos y la película recibió críticas generalmente positivas, pero resultó ser un fracaso en taquilla. La carga de la Brigada Ligera fue nominada a seis premios BAFTA Film Awards, pero no pudo ganar en cualquier categoría. Entre los mismos estaban Mejor Música ( John Addison ), Mejor Actor ( Trevor Howard ), Mejor Dirección de Arte ( Edward Marshall ), Mejor Fotografía ( David Watkin ), Mejor diseño de vestuario ( David Walker ), Mejor montaje ( Kevin Brownlow ) y Mejor Sonido ( Simon Kaye ). 
Fue criticado por presentar al impulsivo y arrogante Capitán Louis Nolan como un héroe y por presentar a Fanny Duberly la esposa de un oficial como una infiel y ávida de sangre. Miguel Ángel Palomo en el Diario El País dijo de ella que se trataba de un "Terrible retrato de la locura del ejército británico en la guerra de Crimea. (...) torrente de imágenes, pretenciosas si se quiere, pero recorridas por la ira de un cineasta comprometido. Adorna la película la flor y nata del cine británico, con una maravillosa Vanessa Redgrave a la cabeza." 

No obstante, entre las posibles causas que expliquen el poco éxito de la película, especialmente en los Estados Unidos, fue la de su propia fecha de realización, 1968, con un país metida hasta las cejas en la guerra de Vietnam, en plena efervescencia del pacifismo, antimilitarismo, el absurdo - Trevor Howard tratando de encajarse en los ceñidos pantalones rojos del 11º de Húsares. “Forward the Light Brigade! / Charge for the guns´ he said…”- y descontento general son evidentes, y se ha argumentado que, en retrospectiva, puede considerarse como una advertencia contra las intervenciones militares en otras tierra, o que la humillante derrota en la batalla de Balaklava (el 25 de octubre de 1854 ) quedaba ya demasiado alejada del mito británico, especialmente tras el olvido de la sociedad victoriana, ya definitivamente olvidada tras la segunda guerra mundial como refleja esa soledad del corredor de fondo.

La guerra no es un juego, sino un lugar terrible, asfixiante y desprovisto de espectáculo. Es más la guerra de Crimea fue la primera guerra documentada fotográficamente , incluso alejada de la poesía que intentó dar un recuerdo permanente a los héroes con la pluma de Lord Alfred Tennyson en un celebérrimo e histórico poema:
“¡Adelante, Brigada Ligera!” 
“¡Cargad sobre los cañones!”, dijo. 
En el valle de la Muerte 
cabalgaron los seiscientos. 
 “¡Adelante, Brigada Ligera!” 
¿Algún hombre desfallecido? 
No, aunque los soldados supieran 
que era un desatino. 
No estaban allí para replicar. 
No estaban allí para razonar. 
No estaban sino para vencer o morir. 
En el valle de la Muerte 
cabalgaron los seiscientos. 
 Cañones a su derecha, 
cañones a su izquierda, 
cañones ante sí descargaron y tronaron. 
Azotados por balas y metralla, 
cabalgaron con audacia 
hacia las fauces de la Muerte, 
hacia la boca del Infierno 
cabalgaron los seiscientos. 
Brillaron sus sables desnudos, 
destellaron al girar en el aire 
para golpear a los artilleros, 
cargando contra un ejército, 
que asombró al mundo entero: 
zambulléndose en el humo de las baterías 
cruzaron las líneas. 
Cosacos y rusos 
retrocedieron ante el tajo de los sables. 
Hechos añicos, se dispersaron. 
Entonces regresaron, pero no, 
no los seiscientos. 
Cañones a su derecha, 
cañones a su izquierda, 
cañones detrás de sí, 
descargaron y tronaron. 
Azotados por balas y metralla, 
mientras caballo y héroe caían, 
los que tan bien habían luchado
entre las fauces de la Muerte 
volvieron de la boca del Infierno. 
Todo lo que de ellos quedó, 
lo que quedó de los seiscientos. 
¿Cuándo se marchita su gloria? 
¡Oh qué carga tan valiente la suya! 
Al mundo entero maravillaron. 
¡Honrad la carga que hicieron! 
¡Honrad a la Brigada Ligera, a los nobles seiscientos!” 

"La última carga" (1968) ofrece una combinación de lucha y de muerte, de desconcierto e de incapacidad, de errores y de arrojo, de sacrificio y de torpezas, de amor y de insatisfacción, de irresponsabilidad del mando y de didáctica, especialmente para aquellos cuyas referencias históricas sobre la guerra de Crimea son más bien, escasas, muy escasas.
Pero lo que más me duele, además de mi desconocimiento histórico detallado sobre el conflicto, es que tras grabar la película, no grabé el debate. Un debate en el que, además de José Luis Garcia, participaban Clara Sánchez, Javier Rioyo, Juan A. Porto. Por suerte existe Youtube, un portal, una herramienta, que nos permite recuperar momentos que , desgraciadamente, perdimos por ganar un poco de sueño. Aquí tenéis un fragmento interesante e inteligente de aquel debate televisivo tras la película.




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