Esta mañana, una vez vista anoche la película, grabada de la televisión, en esa maravilla que es "la nube" que nos ofrece la Tv digital de Movistar, mientras caminaba para el trabajo. Iba pensando en qué título pondría a esta artículo y en ese momento me he acordado de dos cosas. Por un lado, del grupo musical ochentero de Polanski y el ardor, que pasó a la historia con un par de canciones "Ataque preventivo de la URSS" y "Chantaje emocional", y me ha remitido a esto el nombre del grupo, pues reconozco que a mí esta película no me ha gustado nada, es más, me ha aburrido mucho, aunque no me ha causado ningún ardor. Eso sí, me duele el haber dejado minutos de mi sueño por verla. Y , vinculado, con el sueño, y siguiento con el camino que me llevaba al trabajo, mientras pasaba por los antiguos terrenos del desaparecido Cine La Fuensanta, he recordado que allí fuí, en octubre de 1982, en la misma época en la que sonaba Polanski y el ardor, a ver una película de Woody Allen titulada "El sueño sexual de una noche de verano". Para mí, que por aquel entonces tenía 17 años, e íbamos - un compañero y yo- al cine acompañados de dos chicas para ver la película y lo que pudieros pillar, y nos tragamos lo que recuerdo como un rollo tremendo , un auténtico tostón. Pues anoche una sensación parecida a la de aquel año: la de pérdida de tiempo.
Algo parecido me pasó igualmente con otra película en 1991 que tenía, en este caso, como protagonista a Venus. Se trataba de Cita con Venus, la película de István Szabo, otro tostón de película. Esta claro que no tengo suerte con aquellas películas que pretenden ser obras de autor, surgidas de las obsesiones de los mismos y que contienen en su título a Venus. Puede que hoy no esté para reflexiones de gran calado.
Lo cierto es que anoche pude ver la Venus de las Pieles o "La Vénus a la fourrure", una película del año 2013 de Roman Polanski que sigue un guión del mismo Polanski y de David Ives, que a su vez realizó la adaptación cinematográfica de su misma obra teatral, inspirada en la obra del decimonónico austriaco Leopold von Sacher-Masoch, Venus im Pelz, y origen directo de la palabra masoquismo. Cuenta con la música de un habitual Alexandre Desplat y la fotografía de Pawel Edelman Se trata de una producción francesa en la que están presentes R.P. Productions y Les Films Alain Sarde. El reparto lo componen únicamente un actor Mathieu Amalric, y una actriz, Emmanuelle Seigner, mujer de Polanski.
La película comienza con un impresionante travelling, para mí, lo mejor de la película que con música de Desplat nos introduce bajo la lluvia en un teatro. Quien entra es una chica y en su interior se encuentra un hombre. Ella es Wanda, mientras que él se trata de Thomas.
Después de un día de audiciones a actrices para la obra que va a presentar, Thomas Novachek, un director y dramaturgo de teatro que ha escrito una pieza sobre ‘La Venus de las Pieles’ de Sacher-Masoch y está buscando actriz para interpretar el papel de Wanda von Dunayev. Se lamenta de la mediocridad de las candidatas; ninguna tiene la talla necesaria para el papel principal.
En ese momento llega Vanda Jordan, es una actriz algo excéntrica que llega tarde a la audición y le ruega a Thomas que le haga la prueba. Él accede a regañadientes.
Pero cuando Thomas la deja probar suerte, pero poco a poco se irá dando cuenta de que Vanda es la actriz perfecta para el papel cuando saca a la luz un torbellino de energía que encarna todo lo que Thomas detesta: es vulgar, atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. Thomas se queda perplejo y cautivado por la metamorfosis que experimenta la mujer y asume el papel del protagonista masculino, Severin,: comprende perfectamente el personaje y conoce el guión de memoria.
Pronto, se verán identificados con los personajes de la novela y empezarán a perder la noción de la realidad envueltos en esa historia de amor, sumisión y perversión. El creador teatral asume cada vez más el sentir de Severin y cuenta cómo se había enamorado de Wanda a la que extorsiona para conseguir que le trate como su esclavo, en formas cada vez más humillantes con la presencia de detalles fetichistas como la vestimenta de cuero o piel asociada a la dominación, el collar de perro que pasa de ella a él, e incluso la firma de un contrato de sumisión.
La película acaba con la transformación de la actriz en la diosa, en su forma de bacante, como venganza frente al hombre que intenta dominarla. Finalmente, una serie de imágenes de Venus de la tradición pictórica renacentista y barroca pone fin a la película.
Después de un día de audiciones a actrices para la obra que va a presentar, Thomas Novachek, un director y dramaturgo de teatro que ha escrito una pieza sobre ‘La Venus de las Pieles’ de Sacher-Masoch y está buscando actriz para interpretar el papel de Wanda von Dunayev. Se lamenta de la mediocridad de las candidatas; ninguna tiene la talla necesaria para el papel principal.
En ese momento llega Vanda Jordan, es una actriz algo excéntrica que llega tarde a la audición y le ruega a Thomas que le haga la prueba. Él accede a regañadientes.
Pero cuando Thomas la deja probar suerte, pero poco a poco se irá dando cuenta de que Vanda es la actriz perfecta para el papel cuando saca a la luz un torbellino de energía que encarna todo lo que Thomas detesta: es vulgar, atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. Thomas se queda perplejo y cautivado por la metamorfosis que experimenta la mujer y asume el papel del protagonista masculino, Severin,: comprende perfectamente el personaje y conoce el guión de memoria.
Pronto, se verán identificados con los personajes de la novela y empezarán a perder la noción de la realidad envueltos en esa historia de amor, sumisión y perversión. El creador teatral asume cada vez más el sentir de Severin y cuenta cómo se había enamorado de Wanda a la que extorsiona para conseguir que le trate como su esclavo, en formas cada vez más humillantes con la presencia de detalles fetichistas como la vestimenta de cuero o piel asociada a la dominación, el collar de perro que pasa de ella a él, e incluso la firma de un contrato de sumisión.
La película acaba con la transformación de la actriz en la diosa, en su forma de bacante, como venganza frente al hombre que intenta dominarla. Finalmente, una serie de imágenes de Venus de la tradición pictórica renacentista y barroca pone fin a la película.
‘La Venus de las pieles’ transcurre en un único espacio, un teatro y para que el espectador no se aburra es necesaria una maestría en la dirección y en el uso de la cámara que el señor Polanski dominan a la perfección.
Para mi sorpresa la crítica valoró muy positivamente la obra, incluso recibió diversos premios.
Recuerdo, por el programa de Dias de cine que fue presentada en Festival de Cannes en la sección oficial. Entre estos destacan los Premios César al mejor director para Polanski,aunque llevó a obtener hasta siete nominaciones, incluyendo Mejor película. Fue igualmente nominada a los Premios David di Donatello, a la mejor película europea.
Entre las críticas únanimemente favorables destacan las de los estadounidenses como la David Rooney de The Hollywood Reporter "La inclinación de Roman Polanski por los juegos psicosexuales de la mente realizados en espacios claustrofóbicos se revisa deliciosamente en 'Venus in Fur' (...) Emmanuelle Seigner es una fresca revelación"
Junto a ella está la de Scott Foundas de Variety quien dijo que " Con 'La Venus de las pieles' Roman Polanski transporta un éxito de los escenarios de Nueva York a la pantalla con la máxima fidelidad y habilidad, y con el mínimo esfuerzo."
Entre los británicos tabién fue positiva la de Peter Bradshaw en The Guardian al decirnos que domina en ella la "'Elegancia e ingenio. (...) la ilusión y la realidad, dirigida como si se tratara de un acto sexual. (...). En esta misma línea de valoración positiva se encuentra Keith Uhlich en Time Out cuando nos dice que "Como siempre con Polanski, las excentricidades de la narrativa están bañadas de un experto barniz de clasicismo".
En España también todos los críticos fueron positivos con la película. Por ejemplo, Carlos Boyero en el Diario El País nos comenta que "Polanski extrae con talento todo lo que pretende de sus intérpretes, aporta su malicioso sentido del humor, sale triunfador del osado experimento. No es una película deslumbrante, pero sí divertida y con un punto de inquietud".
En ese mismo diario, Javier Ocaña plantea que "No puede ser más puramente Polanski: en su tono y en su carácter obsesivo; en sus diferentes planos de ataque y en su vertiente opresiva; en su fascinante intelectualidad" Destaca de la misma el hecho de que aparezcan "Dos únicos personajes y sin embargo, cuántas capas, como cajas chinas una tras otra, hasta conformar algo difícil de igualar". Destaca el crítico que esta obra es Polanski: en su tono y en su carácter obsesivo; en sus diferentes planos de ataque y en su vertiente opresiva; en su fascinante intelectualidad.A través de una puesta en escena clásica, sin estridencias, -prosigue el articulista y de un leve acompañamiento de piano de Desplat, que solo se torna hermosamente- y únicamente grandilocuente en el estirón de degradación final.Y acaba el crítico con esta afirmación "En definitiva, el infinito juego del combate sexual y de la dominación"
En ese mismo diario, Javier Ocaña plantea que "No puede ser más puramente Polanski: en su tono y en su carácter obsesivo; en sus diferentes planos de ataque y en su vertiente opresiva; en su fascinante intelectualidad" Destaca de la misma el hecho de que aparezcan "Dos únicos personajes y sin embargo, cuántas capas, como cajas chinas una tras otra, hasta conformar algo difícil de igualar". Destaca el crítico que esta obra es Polanski: en su tono y en su carácter obsesivo; en sus diferentes planos de ataque y en su vertiente opresiva; en su fascinante intelectualidad.A través de una puesta en escena clásica, sin estridencias, -prosigue el articulista y de un leve acompañamiento de piano de Desplat, que solo se torna hermosamente- y únicamente grandilocuente en el estirón de degradación final.Y acaba el crítico con esta afirmación "En definitiva, el infinito juego del combate sexual y de la dominación"
Luis Martínez en el Diario El Mundo afirma que "El resultado es brillante, divertido, profundo, ocurrente y procaz. Todo en uno. Y, por supuesto, inquietante"
Sergi Sánchez en La Razón escribe que "Desde la humildad de la obra que se sabe menor, parece un compendio juguetón de todas sus obsesiones [de Polanski] (...) Tanto Seigner como Amalric parecen pasárselo bomba, y el público con ellos"
En ABC A. Rodríguez Marchante
nos dice que la película es "Un juego de entrada y salida al texto y de mezcla de ficción perversa y realidad maligna, algo que la película consigue gracias a la excelente capacidad de Emmanuelle Seigner para ser, según convenga, chabacana y refinada"
Por su parte Nando Salvá
en una de las revistas especializadas como es Cinemanía señala que la película "Rebosa tensión psicosexual, dinámicas recíprocas de dominación masoquista y un montón de momentos hilarantes. Buena." Rubén Romero
también en Cinemanía nos cunta que es
"Una de las declaraciones de amor más hermosas jamás filmadas. (...) En otra , en Fotogramas, Jordi Costa
afirma que "Polanski construye una cámara de ecos de su filmografía anterior (...)
Lo mejor: su sintética lucidez. Lo peor: que se malinterprete como un
Roman Polanski menor (...)
En el diario más prestigioso de esta Cataluña que quiere secesionarse Salvador Llopart
escribe en el Diario La Vanguardia
que "El poder planteado como la lucha de sexos. El poder que implica mando y sometimiento. Y la lucha entre sexos, ¿implica masoquismo? Es la cuestión que afronta este habilidoso filme de Polanski (...).
Lucía Ros, editora de blog de cine, escribe en el blog que "Puede que ‘La Venus de las pieles’ sea una película menor del realizador, ya sea por su puesta en escena y su escaso reparto —sólo hay dos actores—, porque no obtuvo el reconocimiento sonado al que nos tienen acostumbrados sus últimos trabajos (...) ‘La Venus de las pieles’ bien merece más de un visionado, porque tras su aparente sencillez se esconde una comedia de humor negro con tintes eróticos que demuestra que el maestro Polanski lo ha vuelto a hacer.Destaca Lucía que "se esconde una mordaz comedia negra llena de capas y una evolución de personajes tan bien trazada y creíble que puede llegar a resultar escalofriante.
La opinión del cono sur también interesa y así en Argentina Javier Porta Fouz escribe en el Diario La Nación que etamos ante "Una película intensa y concentrada. (...) Polanski dirige y dispone su mejor perfil malicioso con no poco de perversión.". Mientras que Pablo O. Scholz del Diario Clarín señala que estamos ante "El mejor Polanski (siniestro, inconformista, manipulador) regresa en este filme, con sólo dos personajes."
La opinión del cono sur también interesa y así en Argentina Javier Porta Fouz escribe en el Diario La Nación que etamos ante "Una película intensa y concentrada. (...) Polanski dirige y dispone su mejor perfil malicioso con no poco de perversión.". Mientras que Pablo O. Scholz del Diario Clarín señala que estamos ante "El mejor Polanski (siniestro, inconformista, manipulador) regresa en este filme, con sólo dos personajes."
Estoy de acuerdo con la idea de que la película es una reflexión del director sobre los temas que le obsesionan como un woody Allen cualquiera: el amor, el intercambio de roles, los extremos, la dominación, la sumisión y la perversión y sobre todo la fina linea que separa la realidad con la ficción.
Venus, Polanski y el ardor una combinación explosiva que, a mí, personalmente, me ha inspirado poco, puede que por el excesivo peso de su representación teatral, salvo de la misma el valor del espacio escénico, la iluminación y el reconocimiento al trabajo de los actores que llevan en sus diálogos el peso absoluta de la película. Sin embargo, para elegir películas con dos actores me quedo con La Prueba (Sleuth, 1972), la película de Joseph L. Mankiewicz con Michael Caine y Lawrence Oliver. Pero eso es otra historia qu será contada en otro momento.
Venus, Polanski y el ardor una combinación explosiva que, a mí, personalmente, me ha inspirado poco, puede que por el excesivo peso de su representación teatral, salvo de la misma el valor del espacio escénico, la iluminación y el reconocimiento al trabajo de los actores que llevan en sus diálogos el peso absoluta de la película. Sin embargo, para elegir películas con dos actores me quedo con La Prueba (Sleuth, 1972), la película de Joseph L. Mankiewicz con Michael Caine y Lawrence Oliver. Pero eso es otra historia qu será contada en otro momento.
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