martes, 29 de septiembre de 2015

La guerra de Dios


Una nueva película de Historia de nuestro cine me ha dado a conocer una obra de unos de los  directores más importantes de la historia del cine español de los años cincuenta. Se trata de  Rafael Gil  y de su película La guerra de Dios. Una película de Aspa Producciones Cinematográficas S.A, diistribuida por la por la principal empresa distribuidora de la época, la mítica Compañía Industrial Film Español S.A. (CIFESA). 

La  película parte de un guión de Vicente Escrivá y cuenta con la música de un grande, el maestro Joaquín Rodrigo, así como la fotografía en blanco y negro de un grande como  Alfredo Fraile.

El reparto lo encabeza el actor francés Claude Laydu como el Padre Andrés Mendoza , al que le acompañan un grupo de actores grandiosos de la época con Francisco Rabal como Martín a la cabeza, seguidos José Marco Davó como Don César , Fernando Sancho como Barrena , María Eugenia Escrivá, Jaime Blanch como Daniel, Gerard Tichy como El Negro , Alberto Romea, Carmen Rodríguez, Ricardo Calvo, Julia Caba Alba como Hermana de D. César , Félix Dafauce, Juan José Vidal, Mariano Azaña como Fermín, el cartero.

La historia cominza en 1930 cuando  Andrés (Claude Laydu), un joven sacerdote recién ordenado que acaba de salir del Seminario y profundamente interesado por los problemas sociales. Las altas expectativas que su madre tiene depositadas en él, se truncan para ella cuando el obispo envía a Andrés a un pueblo minero, donde se necesita un ministro de Dios. 

Es destinado a un pequeño pueblo minero, al  imaginario pueblo de Aldemoz, una entidad que vive en la pobreza y dependiente de la mina. Nada más llegar es recibido con suma frialdad por las fuerzas vivas del pueblo como son César (José Marco Davó) y el propietario de la mina, el alcalde , el doctor y algunos mujeres vinculadas con la autoridad y afines a los poderosos.  
 
Las relaciones entre los mineros y don César, propietario de la mina, son tensas, dominadas por el llamado "odio de clases" que se extiende hasta a los mismos niños del pueblo, lo que dificulta la labor del joven cura. Andrés lo descubre esa misma noche  cuando se dirige a casa de un obrero Martín (Paco Rabal) y éste no le deja entrar a darle  la extremaunción a la mujer que está gravemente enferma. Al día siguiente, Martín entierra a su mujer en el cementerio civil de la localidad, aunque Andrés se persona para dar consuelo a padre e hija. 

Andrés se da cuenta que está solo en el pueblo, pues a la misa asisten unicamente los poderosos, estando el resto apartados. El joven sacerdote lo intenta yendo al bar, pero ve el rechazo en la actitud de los mineros, aunque consigue acercarse a los niños mediante el fútbol. Pero el odio se manifiesta en el pueblo entre los niños. Los de los mineros repudian al hijo de Don César, no queriendo jugar con él. 

Entonces Andrés opta por dar protagonismo a los mineros en la iglesia. Para ello señala a Barrena (Fernando Sancho), para qu sa el mayordomo de la virgen en las fiestas patronales y el encargado de prender la mcha en los fuegos artificiales. Andrés intenta por todos los medios llevar la palabra de Dios a los mineros y se produce un acercamiento del párroco a miseria y a la defensa de  la justicia social.  Con mucha voluntad, lleva a la práctica la doctrina social de la Iglesia, aplicando el Evangelio como medio para combatir las injusticias y buscar la conciliación frente al odio. Esta apuesta por los trabajadres le lleva a que le abran un expediente ya que tiene unas teorías un tanto atrevidas que causan recelo entre sus superiores.

Este discurso cercano a los trabajadores no es recibido por Martín que resiste a creer el consejo del padre Andrés, y que es más partidario de la violencia sólo conlleva a perder la razón. Incluso cuando Andrés una muerte en la mina, a pesar de los intereses del empresario y del médico que intentan escamotear una indemnización por fallecimiento.

Un incidente fortuito provoca un cambio en la situación. Dos de los niños, el hijo de don César y la hija de Martín desaparecen en las galerías abandonadas. Durante la búsqueda se produce un derrumbamiento, quedando enterrados el cura, don César y algunos mineros, muriendo Barrena (Fernando Sancho).Incluso en estos momentos su fe es inquebrantable (atrapado en la mina contesta con naturalidad "No, no todo se termina aquí abajo")

La película es uno de los grandes triunfos del cine español en la década de los cincuenta y una película que cosechó notable éxito a nivel nacional e internacional. Obtuvo diversos premios en el Festival de San Sebastián de 1953 como fueron la Concha de Oro a la mejor película y al mejor mejor director. En el Festival de Venecia de ese año ganó el Premio OCIC consiguiendo el León de Bronce a la mejor película.
Paco Rabal ganó el premio al mejor actor por parte del Círculo de Escritores Cinematográficos.

La película se rodó en lugares como Rivas, Torre del Bierzo y el seminario de Salamanca. Fue estrenada en Francia en febrero de 1954.

Se trata de uno de los títulos más célebres de Rafael Gil, tanto por el realismo de sus escenas como por su intento de mostrar la lucha de clases en el mundo rural.

La película presentó tuvo su polémica e incluso fue prohibida durante algunos meses cuando el Colegio de Médicos protestó porque dejaba en mal lugar la "praxis" y la ética del médico de la mina. Con todo fue   declarada “de Interés Nacional”.


Gil nos presenta una película de contenido social con protagonismo absoluto de Andrés, el cura,  enfrentado a caciques y mineros, protagonizado por  la suave y contenida interpretación de Claude Laydu, un actor francés que acababa de interpretar un personaje similar de cura atormentado, solitario y místico en la famosa “Diario de un cura de rural “, de Robert Bresson. Claude Laydu borda su personaje aportando en todo momento la pureza, la voluntad y la inspiración necesarias.

Para la banda sonora Rafael Gil contrató a Joaquín Rodrigo,  compositor del célebre Concierto de Aranjuez, lo que da idea de la ambición, el cuidado y el alto nivel artístico que se procuró para la obra . 

Rafael Gil se adentra en el mundo interior y en la vida pastoral de un sacerdote un pueblo minero, donde muchos hombres se han apartado de la fe. Su fe se pone a prueba, pero es sólida, resiste, soporta el sacrificio, perdona las ofensas, y sobre todo se pone al servicio de los pobres .

La película presenta un cura comprometido, con una Iglesia que se manifiesta también comprometida , pero con fracasos tal y como lo asume el Obispo al final de la película.  

Además de la interpretación contenido y sosegada de Laydu, destaca el carácter rocoso de Martín, así como la descripción del trabajo la mina con tonos oscuros sacados magníficamente por  la fantástica fotografía de Alfredo Fraile y con una puesta en escena y ambientación absolutamente admirables,

Se suma a la película la espléndida dirección de actores destaca a todos pero sobremanera a Franciso Rabal y  Fernando Sancho, así como esos magníficos secundarios del cine español de los cincuenta con  José Marco Davó,  Alberto Romea y Julia Caba Alba, así como  Gerard Tichy que completan el elenco. Destaca igualmente la buena dirección de los niños. 

A pesar de que no lo esperaba y que el tema religioso en el cine no me atrae gran cosa, reconozco que estamos ante una buena película que podría presentarse en su vertiente social en el neorrealismo, pero que tiene un unívoco sentido de rendir homenaje a los sacerdotes comprometidos de una Iglesia que, por lo general. había tomado partido por los poderosos. En cierto sentido es una película moderna.


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