Era verano. Estaba en Flagstatt (Arizona) la mayor ciudad que hay en el condado de Coconino en una gasolinera de la ruta 66 con la rueda reventada por haber dado en golpe a un bordillo. La gasolinera la atendía una nativa americana, supongo que navajo. Esperábamos a una grua. En la espera , yo estaba fuera, a la espera me ocurrió una cosa curiosa. En un momento dado me abordó una chica y me preguntó con mucho interés si era irlandés. Le dije que no, que era español. Vi como quedaba decepcionada. Lo cierto que un detalle la llevó al error, llevaba yo una camiseta de color gris con letras en gaélico escrito en color verde. Sospecho que la chica era de origen irlandés y le hacía ilusión hablar con uno en aquel espacio urbano en las afueras de la ciudad de Arizona.
Eso confirmaba mi teoría. No hay irlandés o descendiente de irlandeses que no se sienta orgulloso de su tierra, que se vincule a ella en tierra y alma. John Feeney, un ciudadano estadounidense nacido en Cape Elizabeth en el estado de Maine, hijo de John Augustine Feeney y Barbara "Abbey" Curran, que habían nacido respectivamente a mediados del siglo XIX en Spiddal , un ciudad de Condado de Galway y en la ciudad de Kilronan en la isla de Inishmore (Inis Mór), la mayor de las Islas Aran, en la desembocadura de en la Bahía de Galway. Irlanda era una tierra que imprime carácter e identidad.
Uno y otra emigraron desde el oeste de la isla y llegaron a Boston y la Portland de Maine. Ya como pareja la familia de John Augustine Feeney se instaló en Sheridan Street, en el vecindario irlandés de Munjoy Hill en Portland, Maine, junto a muchos paisanos.
Como ellos se buscaron la vida en múltiples trabajos ocasionales para mantener a su extensa familia formada por 11 hijos. El cuarto de ellos fue llamado Francis Ford, aunque para algunos será Martin "Jack" Feeney - pero también podía responder al nombre de Sean Aloysius o por el apellido O'Feeny u O'Fearna.
Este hombre inteligente, erudito, sensible y sentimental, que había crecido con sus 11 hermanos a los que idolatraba, en un mundo agitado en el que había boxeadores, bebedores y peones , optó para protegerse de la atmósfera de Hollywood por cultivar la imagen de un "hijo de puta irlandés duro, tacaño y bebedor". Ese señor fue el mismo que dijo “Me llamo John Ford y hago westerns” . No sólo hará western pues sabemos que a lo largo su muy dilatada trayectoria hizo filmes sobre perdedores, sobre la pobreza y por supuesto de Irlanda y los irlandeses.
Una de estas películas fue El delator o The Informer fue el primer gran clásico de John Ford .
La película partía de un guion escrito por Dudley Nichols en 6 días, pero está basado en la novela homónima de su primo irlandés Liam O'Flaherty, quien participó activamente en la lucha por la independencia de Irlanda y en la revuelta de 1922.
La película es una producción en la que están implicados John Ford y Cliff Reid por medio de la productora RKO Pictures y contó con un presupuesto de $ 243,000.
En cuanto a los técnicos en la música estará Max Steiner, mientras que en la fotografía en un magnífico blanco y negro será responsabilidad de Joseph H. August. Responsable del sonido fue Hugh McDowell Jr.
. El montaje recayó en George Hively y el vestuario de Walter Plunkett.
El reparto lo encabeza Victor McLaglen como "Gypo" Nolan , Heather Angel como Mary McPhillip , Preston Foster como Dan Gallagher , Margot Grahame como Katie Madden, Wallace Ford como Frankie McPhillip, Una O'Connor como Mrs McPhillip, JM Kerrigan como Terry , Joe Sawyer como Bartly Mulholland , Neil Fitzgerald como Tommy Connor , Donald Meek como Peter Mulligan , D'Arcy Corrigan como El ciego , Leo McCabe como Donahue , Steve Pendleton como Dennis Daly , Francis Ford como "juez" Flynn , May Boley como Madame Betty .
La película comienza mostrándonos el contexto de la revuelta dublinesa de 1922 y con la descripción de las 30 monedas que finalmente tiró Judas tras vender a Jesús. Estamos en un agitado Dublín y por sus calles vagabundea Gypo Nolan (Victor McLaglen ), un hombre fuerte, pero en paro, sin oficio definida ni beneficio, expulsado del Ejército de Liberación Irlandés por uno de los jefes locales Dan Gallagher (Preston Foster) al no haber cumplido la orden de ejecutar a un coloborador de los ingleses (Black and Tan) que mató a un hombre del IRA y que había sido condenado por la organización. A eso se suma que lleva tiempo separado hace tiempo de su mejor amigo Frankie McPhillip (Wallace Ford) que lleva tiempo en busca y captura por el que dan una recompensa de 20 libras esterlinas si alguién delata su paradero o lo entrega vivo o muerte, como vemos en un cartel.
La idea le ronda la cabeza , pero más aún cuando se encuentra con su novia Katie que al igual que él está en la indigencia más absoluta, tanto es así que se ha lanzado a la calle para intentar vender su cuerpo a los pocos clientes que se lo pueden permitir.
Tras discutir con ella y agreder a un tipo que se le ha acercado se fija que el pasaje para ir a Estados Unidos y tener un mejor futuro cuesta 10 libras , 20 pues su intención es es viajar en compañía de su novia, Katie Madden ( Margot Grahame ).
Katie se lamenta de que no tiene £ 10 para el pasaje a Estados Unidos para comenzar de nuevo. Gypo, tras esto, decide convertirse en informante por la recompensa de £ 20, suficiente para el pasaje a América para ambos.
Tras ir a un comedor social se encuentra con Frankie que le pregunta si sabe si la casa de su madre está libre de vigilancia y Gypo le comenta que hace tiempo que la vigilancia ha desaparecido. Frankie le dice que quiere ir a su casa, pues la echa en falta tanto a ella como a su hermana y está cansado de esconderse durante seis meses.
Se dirige a casa para visitar a su madre ( Una O'Connor ) y a su hermana Mary ( Heather Angel ) al amparo de la noche brumosa.
Animado por la recompensa que ofrecen las autoridades, Gypo delata el paradero del activista Frankie McPhillip, su viejo amigo y compañero y recibe una recompensa de £ 20 por su cabeza.
Las fuerzas lealistas que están con los británios, los Black and Tans, encuentran a Frankie en su casa, y Frankie muere en el tiroteo que siguió.
Los británicos le dan a Gypo su dinero de sangre con desprecio y lo dejan ir. Nada más salir Gypo se encuentra con un ciego (D'Arcy Corrigan ) al que entrega una libra.
Gypo posteriormente compra una botella de whisky y le dice a Katie que obtuvo dinero golpeando a un marinero estadounidense en un callejos aprovechando que es una noche de niebla. Cuando se va a subir a un carro para ir a casa, junto a Katie, descubre que es evidente que tiene que ir al velatorio de su amigo Frankie, ya que si no va pensarían que el tienen algo que ver con su muerte.
Nada más llegar ve que la casa está llena de vecinos, amigos e integrantes del IRA. Cuando ve a la madre y hermana de Frankie se pone a llorar y a lamentar en alto su muerte. Mientras actúa de forma llamativa se le cean algunas monedas del bolsillo. Casi de inmediato Gypo habla de la existencia de un delator, pero los hombres allí presentes no sospechan que Gypo sea el informante.
Pero tras salir es invitado a encontrarse con Dan Gallagher por varios de sus antiguos compañeros del IRA como Terry ( JM Kerrigan ) y Tommy Connor ( Neil Fitzgerald). En una entrevista entre ellos le preguntan, siendo amigo de Frankie, de quién sospecha sobre el que informó sobre Frankie. Gypo afirma que era un hombre insignificante simpatizante con la causa y que trabaja como sastre llamado Mulligan ( Donald Meek ) ha sido el delator. Aunque Gypo ya está borracho ya que no ha parado de beber desde que llegó a la reunión y no para de decir tonterías, los demás comienzan a sospechar de él, pero todavía no tienen pruebas suficientes.
Gypo se va y se dirige a un bar de fish & chips e invita a todos los clientes del bar con un par de libras, pero la gente del IRA que lo sigue se pregunta cómo es posible que ahora un muerto de hambre como Gypo tenga tanto efectivo e invite a tanta gente.
Mientras tanto, Mary la hermana de Frankie le dice a su novio, Dan Gallagher, dirigente del IRA que la única persona con la que Frankie habló ese día fue Gypo. En ese momento los hombres del IRA deciden llevar a cabo una investigación sobre la muerte.
Mientras tanto Gypo sigue de farras con un conocido tan borracho como él Bartly Mulholland (Joe Sawyer) que lo lleva a una fiesta en la que le dice que está Katie. No es cierto. Se trata de una fiesta de personas algo más pudientes que ellos, pero igual de miserables. Allí cree ver a Katie, pero no lo es. Se emborracha y paga distintas rondas de bebidas, incluso le paga el pasaje y la deuda que tiene la chica que se parece a Katie con su miserable casera.
La fiesta acaba cuando Gypo es llamado por sus antiguos camaradas del IRA pues habían acordado realizar un juicio para dilucidar quién había delatado a Frankie. Cuando llega ve que hay un tribunal en el que están el ciego, Dan y el "juez" Flynn (Francis Ford). Igualmente está Mary, la hermana de Frankie así como gran parte de los integrantes del IRA. En un taburete para ser interrogado está Mulligan .
El juicio comienza y se ve que Mulligan es inocente siendo Gypo el principal encausado. donde interrogan a Mulligan y Gypo que lo acusa torpemente una vez más. Sin embargo, los camaradas no le creen a Gypo y dan una explicación detallada de dónde gastó toda su recompensa de £ 20.
Gypo luego confiesa ante Mary que está presente haber delatado a Frankie. . Lo llevan a una sala del "tribunal" .
Gypo está encerrado, pero antes de que lo ejecuten , tras sortear a quién le toca, escapa por un agujero en el techo. Corre al apartamento de Katie, donde le dice que informó sobre Frankie.
Katie va a ver al comisionado que presidió el juicio, que no es otro que su antiguo jefe Dan Gallagher ( Preston Foster), para rogarle que dejara a Gypo en paz ya que ella, su hambre, el deseo de buscar una nueva vida en Estados Unidos es la responsable de todo. El rígido Gallagher dice que no puede hacer nada, y que Gypo podría entregar toda la organización a la policía si se le permite vivir.
Mientras otros miembros del IRA, habiendo escuchado a Katie, van a su apartamento y disparan a Gypo, para horror de Katie al escuchar los disparos.
Gypo, aunque acaba con un par de ellos, es finalmente alcanzado cuando ya está en la calle. Herido de muerte entra en una iglesia donde se encuentra la madre de Frankie rezando y le pide perdón mientras se confiesa. Ella lo perdona, diciéndole que no sabía lo que estaba haciendo, y una vez absuelto Gypo muere contento cayendo al suelo de la iglesia después de llamar a Frankie con alegría diciendo "Frankie, Frankie, tu madre me ha perdonado", acabando así la película.
La película fue rodada en apenas 3 semanas, en 17 días. El rodaje estuvo marcado por la relación entre John Ford y Victor McLaglen. El director mantuvo siempre al actor fuera del set , emborrachándolo, cambiando sus horarios, abusando verbalmente de él dentro y fuera del set y filmando escenas cuando le había dicho a McLaglen que solo estaban ensayando. Para la escena crucial de la corte rebelde. La historia cuenta que a Ford que el actor estuviese tembloroso y que se presentara como un giñapo desastroso. Así que le prometió de antes de rodar esa escena como un día libre. esa noche salieron para beber divertirse y le dijo que no se preocupase por sus líneas.
A la mañana siguiente lo llevó al estudio temprano y con mucha resaca, insistiendo en que escupiera sus líneas. McLaglen estaba tan furioso con Ford por esto que amenazó con dejar de actuar y matar al director. A John Ford le preocupaba que la escena en la que el "rey" borracho Gypo entrara en el burdel para buscar a Katie no pasara la censura. Al estudio se le ocurrió la idea de "ponerles sombreros a los gatos", es decir, hacer que todas las prostitutas usen sombreros dentro, disuadiendo así a la junta de censura de pensar que eran prostitutas.
El delator es una historia circular, un relato oscuro que se desarrolla entre la niebla y el hambre que vive en el Dublín de 1922. Su protagonista, Gypo Nolan, definido por su novia Katie como un "pobre hombre ciego", acabará viendo destapada su mentira por otro ciego.
RKO tenía serias dudas sobre el proyecto, dado el tema deprimente y el patético personaje principal. Sin embargo, tras el éxito de La patrulla perdida (1934) de John Ford, el estudio acordó aumentar el presupuesto, siempre que no costara más de 250.000 dólares. Ford tuvo que renunciar a su propio salario para asegurarse de que la película cumpliera con esa restricción presupuestaria. Llegó a 243.000 dólares.
Ford apuesta por tomar partido por el IRA ante la realidad política en la isla ("un traidor puede destruir un ejército") y el catolicismo ("para un delator es fácil jurar en nombre de Dios", "te digo que es el diablo"), realizando una metáfora por la cual un rebelde irlandés es el Mesías de la nación oprimida, y su amigo Gypo es el reflejo del famoso traidor bíblico algo que sabemos que a Ford le tocaba el corazón.
El director recurre a objetos comunes para convertirlos en símbolos que marcan el curso de la película como veremos años después en El fugitivo al igual que música y canciones populares irlandesas tan del gusto del director . Igualmente, junto a ese discurso ideológico, proirlandes del director, hay un escenario bien conseguido, el de una noche oscura y nebulosa, que intenta ocultar la miseria y la situación.
La película todavía tiene elementos propios del cine silente en el que tanto trabajó el director como las sobreimpresiones del cartel de la recompensa, las sobreactuaciones en algunas reacciones del propio Victor McLaglen y de otros compañeros de reparto.
De cualquier manera su descenso a los infiernos es memorable y su conversión en un alcoholizado Judas desoreintado y casi sin cabeza que busca el perdón a gritos, muy meritoria. La banda sonora de Max Steiner, grandiosa.
De cualquier manera en ella Ford consigue mostrar el drama de una población hambrienta, en lucha, y logra crear una gran ambientación de espacios oscuras apenas iluminados casi expresionistas en su concepción - Ford era un gran admirador de Amanecer (1927 ) de Murnau- o esa escaleras que llevan al protagonista literalmente a su juicio y a una mazmorra que no dejan de ser claustrobóficos
La película obtuvo éxito de público y de taquilla con $ 950,000 y recompensa en los premios Oscars de 1936. Mientras que en año anterior la triunfadora fue un musical Una noche de amor de la Columbia Pictures con dirección de Victor Schertzinger y que contaba con el guion de S.K. Lauren y James Gow, basado en una historia titulada "Don't Fall In Love", de Dorothy Speare y Charles Beahan, en 1935 la triunfadora fue la película de Ford al ganar 4 premios Óscar en 1936 como el Mejor actor (Victor McLaglen), mejor dirección (John Ford), al mejor guion (Dudley Nichols) - pero lo rechazó debido a desacuerdos sindicales siendo la primera vez que se rechazó un Oscar, aunque lo reclamó tres años después- y a la mejor música para Max Steiner.
La película fue nominada a Producción sobresaliente siendo George Hively nominado a la Mejor Edición de Película aunque el ganador fue Ralph Dawson por El sueño de una noche de verano.
National Board of Review la premiço como la Mejor película 1935 al igual que el Círculo de críticos de Nueva York que aparte del premio a la Mejor película, consideró el premio al mejor director. Inicialmente un fracaso de taquilla, la película ganó millones cuando fue relanzada después de sus múltiples victorias en los Premios de la Academia.
En cuanto a la crítica Graham Greene que publicaba entonces en The Spectator la elogió la película como "una película memorable" cuya sustancia constituía "un material excelente para la pantalla". Greene destacó la actuación de Victor McLaglen, un actor que fue militar británico durante la I Guerra Mundial en la Campaña de Mesopotamia y boxeador profesional que aspiró al título mundial contra Jack Johnson por el campeonato mundial de pesos pesados, y señaló que "nunca había hecho una actuación más capaz".
Otro escritor, Jorge Luis Borges dijo de ella que "Entiendo que el objeto perseguido es la verosimilitud, pero los directores suelen olvidar que las muchas justificaciones son contraproducentes. La realidad no es vaga, pero sí nuestra percepción general de realidad".
Era de las películas favoritas del actor Walter Matthau y de los directores Samuel Fuller y Sam Peckinpah. Para este último, es la que más le interesaba de entre todas las que había rodado John Ford, siendo su primer gran clásico, aunque aquel consideraba que el mejor Ford fue el de sus inicios.
En el blog de Cinepatico se señala como Ford en esta película no incluye "un atisbo de su habitual y socarrón humor, para contarnos de una forma sombría y amarga, rozando estilisticamente el expresionismo alemán, una historia sobre la debilidad de humana. Victor McLaglen compone un personaje memorable".
Fue seleccionada para su preservación en el Registro Nacional de Cine en 2018, por la Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".
Se trata de un buen título para conocer las primeras obras sonoras, su pasión irlandesa ya especialmente conocida en El hombre tranquilo, precisamente de un hombre que decía llamarse John Ford y que hacía western , pero que también afirmaba que "No hago películas para hacer obras de arte. Ruedo películas para poder pagar las facturas".
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