"No era el hombre más honesto ni el más piadoso pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y había luchado como soldado en los tercios viejos de Flandes". Una obra que empieza así, promete, te engancha.
Pero el cine no es literatura. Es otro lenguaje, por lo que muchas veces grandes obras literarias que se llevan a la gran pantalla acaban naufragando en imágenes.
Hace años puede ver la película y el grado de decepción que sentí fue altísimo. Las siete novelas transformadas en una única película, de algo más de dos horas, dejaban el producto final casi en nada. Mal sabor a boca nos dejó creo que a muchos.
Así lo he pensado desde 2007, año en que Agustín Díaz Yanes, tras una serie de éxitos, más o menos relevantes, con Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muertos (1995) o Sin noticias de Dios (2001), se lanzó a rodar la película una vez que Telecinco y sus Estudios Picasso, se quedaron con los derechos para rodar la película. Hoy he terminado de verla y mi percepción ha cambiado.
He visto más luces que sombras en donde antes era oscuridad absoluta. En su contra, he visto en esta revisión de Alatristre que algunos de los actores y actrices están bien seleccionados, no así sus personajes, pues pongo en duda que ayude en la película la inclusión en la historia la presencia de Iñigo de niño o de Angélica de niña, o el papel asignado a Blanca Porttillo en el papel del inquisidor Bocanegra por muy buena que sea.
La historia de Íñigo y Angélica, - que si están bien introducidos en los libros- aquí ralentizan y dispersan la trama. Como profesionales, tampoco Unax Ugalde está del todo afortunado, a diferencia de Elena Anaya, una preciosa y malvada Angélica, vez han crecido.
El resto, como actores y actrices, perfectos en sus papeles. A veces, breves (Cámara, Echanove, Noriega o Paco Tous, entre otros), pero precisos. Diferente es lo de Mortensen, o incluso Carbonell o Dechent, a los que no los voy a descubrir yo ahora. Especialmente, la gente de los tercios, todos "cortos de palabras y largos de espadas", como dice el autor de los libros.
En contra también veo el gusto por presentar los lienzos que aparecen descritos en los libros, momentos culminantes de las obras literarias, pero que aquí no dejan de ser un telón de fondo y que , como lo anterior, no desarrollan realmente la historia. Por lo tanto, la película no avanza bien, desde mi punto de vista bien, lo hace a empujones.
Entre lo negativo está el hecho de que la película presenta algunos hiatos y elipsis que no la hacen del todo comprensible, salvo para aquellas personas que previamente hemos leído los libros. En ocasiones la brevedad de las historias, o de eso que yo he llamado "lienzos", no permite - o no favorece- la narración, pues se hace breve e imprecisa, casi atolondrada.
Sin embargo, además de su brillante puesta en escena con una buena recreación de la España del siglo XVII y sus afortunadas localizaciones, cosa que ya pensé cuando la vi por primera vez, he descubierto ahora que la película también tiene otros elementos positivos entre ellos las escenas de lucha que, si bien es cierto, que gran parte de ella se desarrollan en penumbra - la acción se remite a lo que ocurre en la noche- no es menos cierto que en aquellos momentos donde la luz lo permite, podemos ver escenas brillantes y vibrantes cuya acción se desarrolla con coreografías muy bien trabajadas y que son francamente afortunadas.
Dentro de las escenas de acción debo, además de los múltiples duelos, algunos rápidos - como tenían que ser- destacar la de la batalla de Rocroi al final de la película y no sólo por la composición casi de lienzo en movimiento de la historia, sino también por la inclusión la banda sonora de música de semana Santa que parece remitirse a la Pasión que va a sufrir el tercio de Cartagena en su última batalla.
Posiblemente la película me generó rechazo, pues esperaba encontrarme con narraciones bien desarrolladas como en los libros, y no tan breves y apocopadas como las que he visto.
No obstante, la película merece una revisión, al menos, una segunda visión pues es mucho mejor de lo que recordaba y una recomendación habría que verse en dos sesiones, pues su duración es excesiva para lo mucho e interesante que nos tiene que contar. Así no abruma y responde a lo que, sucintamente, recuerdas de las siete entregas.
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