lunes, 12 de febrero de 2018

La esvástica sobre el Bidasoa


Hay historia en las que no caemos , aunque alguna vez hayamos hecho referencia a ella. En concreto, es que España fue frontera directa con la Alemania nazi a través de la Francia ocupada. Desde el el 22 de junio de 1940 la frontera que unía España con Francia estuvo controlada por las fuerzas del Tercer Reich y en la frontera en vez de ondear la tricolor ondeaba una esvástica.

Esta presidía la orilla norte del Bidasoa, al otro lado del puente internacional que unía las localidades vascas de Irún y Hendaya. Esa frontera y ese puente , el de Santiago o Saint Jacques, verá como será cruzado por soldados alemanes que iban a descansar, a huir del frente en localidades como San Sebastián y otras a la orilla del Cantábrico, en la cara sur del Golfo de Vizcaya. Posiblemente Hondarribia /Fuerterrabia o Bera / Vera de Bidasoa, además de Irún serán lugares para el traiego y descanso de unos soldados que iban al País Vasco Francés (lo que algunos llaman Iparralde) procedentes del frente ruso.

Lo cierto es que en muchos momentos ciudades como Saint Jean de Luz o Biarritz / Biarriz se llenaron de soldados que , en ocasiones cruzaban al sur, para no sentirse en un país ocupados. Entre los que cruzaron algunos no eran soldados, pero trabajaban para el aparato de propaganda nazi, quedando maravillados de lo que encontraban en el sur del ese río.

La historia de lo que encontró uno de los realizadores del régimen , Herbert Brieger, especializado en el cine documental que realizaba la productora estatal de Alemania, la poderosa UFA, en estos años dará lugar a la película "Im lande Basken", que , a su vez, su "descubrimiento" ha dado lugar al documental Esbastika bat bidasoan o lo que es lo mismo, Una esvástica sobre el Bidasoa, es una película documental dirigida por Alfonso Andrés y Javier Barajas. Se trata de una producción participada por Televisión Españala (TVE) y Euskal Telebista (ETB) siguiendo el guión escritor por Javier Barajas. La película presenta la música de Pascal Gaigne y la fotografía de Aitor Sarabia.

Los productores de la misma son Ion Collar y Fernando Sa, así como Eider Nunes . La edición o montaje fue labor de Alfonso Andrés Ayarza . El sonido fue responsabilidad de Haimar Olaskoaga y Mikel F. Krutzaga.

Durante el reportaje son entrevistados diversos personajes relacionados con el director, como su hijo, Nicolas Brieger, o los profesores de la Universidad del País Vasco (UPV) Santiago de Pablo y Lugder Mees, así como Teresa Sandoval de la Universidad Carlos III de Getafe.

Herbert Brieger fue un realizador de documentales nazi que durante la II Guerra Mundial rodó "Im lande Basken", un filme en el que muestra un País Vasco idílico. A su figura se acerca "Una esvástica sobre el Bidasoa", filme presentado en el 61 Festival de Cine de San Sebastián.

Sus directores, Alfonso Andrés y Javier Barajas, estaban preparando una crónica sobre los nazis en el País Vasco francés y sus visitas a las localidades vascas de este lado de los Pirineos durante la contienda, cuando conocieron el hallazgo por parte de una profesora de la Universidad Carlos III de Madrid de una película alemana cuyo título traducido es "En tierra de vascos".

La firmaba un cineasta alemán afiliado al partido nazi y adscrito a la Filkammer, que la rodó probablemente entre 1941 y 1942 durante su paso por Francia -filmó al menos otra en el sur de Vizcaya, pero no se conserva.

Andrés y Javier Barajas decidieron entonces ampliar el enfoque de su documental e indagar el porqué de surgió esta pequeña película de doce minutos, de la que destacan su gran calidad cinematográfica.

Javier Barajas explicó en una entrevista con EFE que, aparentemente, es un filme sobre el folclore y las costumbres de los vascos, pero con una visión de un lugar cerrado, casi medieval, que no ha recibido influencias externas y mantiene la pureza racial.

El director a EFE declaró que  "Había ciertas claves que llamaban la atención, como la grabación de platos vascos decorados con esvásticas (anteriores al nacimiento del nacionalsocialismo) o esa fijación por los rostros y por el misterioso origen de los vascos".

Después, fueron los investigadores de la Universidad del País Vasco Ludger Mees y Santiago de Pablo quienes les pusieron en la pista "de lo que había detrás de todo eso, de esa visión propagandística, de esos planes de los nazis de llegar a determinadas alianzas con algunas nacionalidades sin Estado desde el punto de vista racial".

Además de ellos que aparecen a lo largo de todo el documental, destaca la presencia de  Nicolas Brieger, hijo del autor de "Im landen der Basken", que dice ante las cámaras , en unas declaraciones realizadas posiblemente en los Alpes de Baviera, que no sabe el grado de implicación que tenía su padre en el partido, y que duda , en estos momentos, entre su integración en el Partido Nazi por convicción o por la posibilidad de rodar documentales para el régimen.

Lo cierto es que por esa posición  el realizador alemán tuvo la opción de desplazarse en plena guerra a filmar estas imágenes. De cualquier manera , el guionista Javier Barajas no tiene duda de que fue un encargo del partido nazi.

El documental del que parte este documental estuvo auspiciado por la UFA, el gran estudio cinematográfico que pasó a ser controlado por los nazis tras la caída de la República de Weimar, y en sus títulos de crédito aparecen Victor von Inhe, Marcel Grignon, Carl Ebert, Henri Forterre y Reinh Harm, algunos de ellos con cargos cercanos a la Secretaría de la Cancillería del Reich.

De cualquier manera"Una esvástica en el Bidasoa"  surgido de la colaboración de  TVE y ETB, y que tuvo un circuito por festivales  hace referencia también a las relaciones que mantuvieron algunos miembros del PNV con los nazis e introduce además imágenes y testimonios que ilustran cómo fue la estancia de los militares alemanes en el sur de Francia en plena guerra. Así que vemos durante el reportaje a soldados y mandos que aprovechaban su paso por Biarritz para descansar y bañarse en la playa, como solían pasar la frontera para sentarse en las terrazas de San Sebastián y visitar otros pueblos de Gipuzkoa. Durante el documental se dice que "Había estacionadas divisiones enteras que hacían turismo. Y también espías y colaboradores como en toda frontera".

Estas circunstancia son las que permitieron que en medio del fragor bélico de la Segunda Guerra Mundial, en un momento de éxito por las victorias del Tercer Reich, un cineasta alemán y su equipo , en el que se detecta un par de franceses, se embarcaron este insólito proyecto: el rodaje de una película sobre la vida de los vascos.

Los vascos son presentados aquí como un pueblo, casi desde la perspectiva racial de los nazis,  y no resulta extraño, tal y como se menciona en el documental , que en el fuero interno de los nazi fuese de interés para un futuro plan para establecer una alianza con el movimiento nacionalista vasco y con los representantes de otras etnias con el fin de construir un nuevo orden territorial en Europa.

Acabado el conflicto bélico el film se perdió y su director cayó en el olvido hasta que medio siglo más tarde fue descubierta la única copia existente de “Im lande der Basken” (En tierra de vascos).

Es evidente el interés de los nazis por el pueblo vasco y sus particulares señas de identidad. Partiendo inicial del idioma propio, y desconocimiento de su origen, hasta llegar a la defensa de una pureza racial hicieron que desde el partido nazi se buscara el conseguir. Es posible que esa es la razón por la que en el trasfondo del reportaje se explica el deseo de vincular a un Partido Nacionalista Vasco, conservador y confesional, pero de base republicana con ese deseo de crear un nuevo mapa de Europa tras la que pudiera ser , previsible, en aquellos años victoria nazi.

En este sentido el documental Una esvástica sobre el Bidasoa, dirigido por Javier Barajas y Alfonso Andrés,  documenta los contactos entre miembros del PNV y los nazis en plena Segunda Guerra Mundial, pero no consiguieron acercarse a un protagonista esencial, José Antonio Agirre , que por entonces había huido y era el legítimo presidente de Euskadi.

Además, el lehendakari en el exilio ya había mostrado su apoyo a los aliados, y no estaba dispuesto a permitir que aquellos que habían bombardeado Guernica / Gernika  dominaran el continente y encima convertirse en un aliado.

Sin embargo, en el documental se dice que no todos en el PNV pensaron así, y muchos creyeron que el apoyo de los alemanes podría servir para derrocar a Franco. Es por eso que miembros del PNV aceptaron establecer contactos con el partido nazi para tantear la situación y ver qué tipo de acuerdo podría establecerse si resultaban vencedores.

Javier Barajas el director y guionista afirma que “Son los alemanes los que dan el primer paso, y a pesar de esos encuentros el acuerdo no se llega a producir. Es más, cuando salen a la luz son desautorizados por la cúpula del Partido Nacionalista Vasco. Lo que no se cuenta en el documental es que otros nacionalistas de fuera de España sí que llegan a firmar pactos con los nazis”.

Según Barajas no existe entre los historiadores unanimidad al definir el motivo por el que estas conversaciones se llevaron a cabo. Por ello, se han establecido tres hipótesis que son las más apoyadas. La primera afirma que los miembros del PNV, ante la seguridad de que Alemania ganaría la Segunda Guerra Mundial, decidieron agarrarse al clavo ardiendo de un pacto para asegurarse su salvación. La segunda es aquella que defiende que se creía realmente en que una unión vasco-nazi era posible. Y la última es la de aquellos que piensan que estos contactos respondían a una forma de conseguir información para pasársela a los aliados en su lucha contra Hitler.

Así, en el verano de 1940, por iniciativa de Aguirre, hay una entrevista de los jerarcas alemanes con Agustín Alberro, Javier Landaburu, Juan Manuel Epalza

Lo cierto, independientemente de aquello, es que había un interés claro de los líderes por crear una propaganda estatal sobre los vascos. Todo esto entronca con las ideas de Werner Best, oficial de las SS y responsable de la llamada solución final del Holocausto, que opinaba que los estados eran creaciones artificiales sin fuerza. Para él lo natural eran las etnias europeas, por lo que quería construir una Europa basada en la unión de estas mismas. El criterio sería el de la pureza racial y por ello propuso dar autonomía a los escoceses, flamencos, gallegos, vascos y catalanes. Como comenta el realizador del filme, “querían construir una nueva Europa en la que las fronteras estuvieran marcadas por la pureza racial”. El interés de Best por Euskadi es tal que incluso pide un informe sobre la situación política y cultural que concluye que los vascos podrían ser aliados en una hipotética Europa nazi.

Como explicó en su momento Javier Barajas, director de Una esvástica sobre el Bidasoa: “Como dice también el hijo de Brieger en el documental, la película tenía algo raro, un tufillo extraño. No enseñaba ciudades, y sólo se centraba en lo salvaje y misteriosos de los vascos. Además de mostrar mucho los Lauburus, que por aquel entonces no eran tan redondeados y se parecían a una esvástica”.

El filme hacía mucho hincapié en temas muy queridos por los nazis como el deporte (“Todo pueblo tiene un frontón” dice el documental) y destacaba los rasgos arios de los vascos, buscando mostrar su pureza racial. 

Lo que el realizador de Una esvástica sobre el Bidasoa tiene claro es que la sociedad vasca no hubiera apoyado esta alianza ya que “bastante tenía con soportar la posguerra y la represión”.

Por su parte, las reacciones a su película no han podido ser mejores, ya que no sólo la crítica ha apoyado el filme, sino que, miembros del Partido Nacionalista Vasco han aprobado la película a pesar de su polémico contenido. De hecho entre los que aparecen está el ya fallecido ex alcalde de Donosti / San Sebastián , Ramon Labayen, durante el documental. Interesante, pues.


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