A pesar de que tengo pendientes comentarios sobre lo visto en este fin de semana, léase sobre la serie Sherlock, la tercera parte de la momia – en este caso en China-, o sobre Solo en casa, lo lógico es que la entrada de hoy se centre en LA PELÍCULA, pues hoy, justamente hoy, cumple su 70 aniversario.
Cosas de la vida, Casablanca fue exhibido por primera vez en el Teatro Hollywood de Nueva York el 26 de noviembre de 1942, para coincidir con la invasión de las tropas aliadas de la costa norte de África y la captura de la ciudad de Casablanca. Con todo, el estreno general fue un poco más tarde, el 23 de enero de 1943, para aprovechar la Cumbre anglo-estadounidense, una conferencia de alto nivel entre Churchill y Roosevelt que se llevó a cabo en el Hotel Anfa, en la ciudad de Casablanca.
Los españoles tardarían en verla, ya que su estreno en España fue en Madrid, el 19 de diciembre de 1946.
La película obtuvo unos resultados económicos sustanciosos, si bien no espectaculares, recaudando 3,7 millones de dólares en su estreno inicial en los Estados Unidos de América.
La reacción de la crítica fue positiva en general, con la revista Variety describiéndola como «espléndida propaganda anti Eje»; como más tarde diría Koch, «era un filme que las audiencias necesitaban... tenía valores... sacrificios dignos de hacer. Y lo mostró de un modo muy entretenido».Otras revistas fueron menos entusiastas: The New Yorker la evaluó sólo como «apenas tolerable».Por su parte, la Oficina de Información de Guerra de los Estados Unidos de América evitó su proyección a las tropas en África del Norte, porque creía que el filme podría causar resentimiento entre los partidarios de Vichy en la región.
La película ha mantenido su popularidad. Para el año 1955 el filme había recaudado ya 6,8 millones de dólares, colocándola en el tercer puesto entre las películas de guerra más rentables de la Warner Bros.
Pronto comenzó su trayectoria en la memoria de los cinéfilos: el 21 de abril de 1957, el Teatro Brattle de Cambridge (Estados Unidos) la exhibió como parte del repertorio del ciclo de películas viejas. Dicha inclusión fue tan popular que comenzó la tradición de exhibir Casablanca durante la semana de exámenes finales en la Universidad Harvard, tradición que ha continuado hasta nuestros días y que fue imitada en muchos otros institutos superiores de los Estados Unidos.
La tradición ha ayudado a la película a mantenerse en la memoria popular mientras que el recuerdo de otras películas famosas de la misma década se ha ido desvaneciendo, de modo que para el año 1977 Casablanca era la película más frecuentemente retransmitida en la televisión estadounidense.
Sea como sea, hay evidencia anecdótica que apunta a que Casablanca ha hecho más mella entre los cinéfilos que entre los profesionales de la industria cinematográfica. Entre noviembre y diciembre de 1982 el escritor y periodista independiente Chuck Ross se hizo una pregunta: ¿podrían los agentes de Hollywood ser capaces de reconocer la cinta? o, al no lograrlo, ¿podrían al menos reconocerla como un guión genial? Con la finalidad de descubrirlo, Chuck Ross escribió el mismo guión de Casablanca pero usando el título de Todos vienen al café de Rick (el título original de la obra de teatro) y cambiando el nombre del pianista de Sam a Dooley (Dooley Wilson había sido el actor que interpreta este personaje en el filme) y lo envió a 217 agencias haciéndolo pasar como el guión de un escritor desconocido, un tal Erik Demos. 97 agencias lo devolvieron sin haberlo leído, 7 nunca lo leyeron y 18 copias se habrían reportado como perdidas en el correo. De las 85 agencias que lo leyeron, 38 lo descalificaron, 33 lo reconocieron en términos generales (de las cuales 8 ni cuenta se dieron que era específicamente Casablanca), 3 lo declararon como económicamente viable y una sugirió enviarlo a otra agencia para su transformación en una novela.
En los Oscar de 1943 (entregados el 2 de marzo de 1944), Casablanca ganó tres premios: Mejor guión adaptado ( Julius J. Epstein, Philip G. Epstein y Howard Koch), Mejor director (Michael Curtiz) y Mejor película (Warner Bros. (Hal B. Wallis, productor), y fue nominada para otros cinco (que no ganó). Wallis, el productor, se resintió porque el presidente del Estudio, Jack Warner, recogió el premio en vez de él; éste desaire desencadenó la ruptura de las relaciones de Wallis con el estudio en abril del mismo año. Sin embargo, llama la atención que no obtuviesen la estatuilla ni Humphrey Bogart al mejor actor, ni Claude Rains al mejor actor de reparto – cuyo trabajo fue calificado por Henraid, ni el Óscar a la mejor fotografía para Arthur Edeson (en blanco y negro), ni a la mejor banda sonora para Max Steiner, ni al mejor montaje para Owens Marks.
Otros reconocimientos que ha recibido la cinta son la inscripción en el National Film Registry, ranking que recoge las mejores películas de la historia, y la nominación por la alta calidad de su edición en DVD a los premios DVD Exclusive del año 2003 por su 60th Anniversary Special Edition.
En 1989, Casablanca fue seleccionada por el National Film Registry para ser preservada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ser «cultural, histórica o estéticamente significativa». Ocho años más tarde, en 1997, el American Film Institute, tras consultar a mil quinientos expertos de la cinematografía estadounidense, colocó a la adorable Casablanca en sus listas como la segunda mejor película estadounidense de todos los tiempos detrás tan sólo de la grandiosa Ciudadano Kane. Este estatus fue ratificado en la revisión que el Instituto hizo en 2007, cuando se colocó en tercer puesto.
Hace unos años, en 2005, fue calificada como uno de «los 100 más grandiosos filmes de los últimos 80 años» por el sitio web de la revista Time (los filmes seleccionados no están colocados en un orden específico), o en 2006, la sección oeste del sindicato Writers Guild of America que agrupa guionistas de cine y televisión así como a empleados de la televisión y la radio, eligió el guión de Casablanca como el «mejor de todos los tiempos» en su lista de Los 101 mejores guiones
El filme es tan popular debido a que «la gente en ella es muy buena». Considerando que es un héroe de resistencia, Laszlo es notoriamente el más noble de todos y eso a pesar de que su personaje es tan cuadrado que puede llegar a ser difícil de creer. Los otros personajes no están, según Behlmer, «hechos de una vez para siempre»: su buen corazón se va revelando a lo largo de la trama. Renault es un caso ejemplar: en la historia comienza siendo un colaborador más de los nazis, extorsionando a los refugiados a cambio de favores sexuales y matando a Ugarte. Rick, según el mismo Behlmer, no es «ni un héroe... ni un villano»: hace lo mínimo indispensable para hacer su vida frente a las autoridades y «no se arriesga por nadie». Incluso hasta a Ilsa, la menos activa de los personajes principales, se le ve «atrapada en dificultades emocionales» al cuestionarse sobre a qué hombre ama realmente. Al final de la película, no obstante, «todo el mundo se sacrifica».
Los críticos han analizado a Casablanca desde muchas y alucinantes perspectivas. William Donelley describe cómo la relación entre Rick y Sam, y posteriormente entre Rick y el Capitán Renault, es «un caso típico de la homosexualidad reprimida que subyace en la mayoría de las historias de aventura estadounidenses».
Harvey Greenberg hace una lectura freudiana de la cinta según la cual las transgresiones que le impiden a Rick retornar a los Estados Unidos se deben a un complejo de Edipo, el cual sólo es resuelto cuando Rick comienza a identificarse con su padre en la figura de Laszlo y la causa que él representa.
A estas propuestas interpretativas Sidney Rosenzweig contesta diciendo que se trata de lecturas reductivas y que el aspecto más importante del filme es la ambigüedad, sobre todo en Rick; para esto cita los diferentes nombres que cada personaje le da a Rick (Richard, Ricky, Señor Rick, Herr Blaine y así por el estilo) como evidencia de los muchos significados que tiene para cada persona.
De todas maneras Casablanca ha sido referencia para muchas obras artísticas posteriores, que han tomado algunos o muchos elementos de la película de Curtiz; dese la parodia marxista, la de los hermanos evidentemente, hasta las dramáticas. Entre estas influencias cabe mencionar Pasaje para Marsella, la película reúne a Bogart, Rains, Curtiz, Greenstreet y Lorre en 1944 o entre Entre las parodias, la primera fue la de los Hermanos Marx en Una noche en Casablanca (de 1946). También se cuenta la obra de Woody Allen, Sueños de un seductor (de 1972); o en Agárralo como puedas 2 1/2 parodian la escena del bar. En la serie estadounidense House una conversación que mantiene House con una de sus pacientes que estaba enamorada de él, en el segundo capítulo de la tercera temporada, es prácticamente la misma que tuvieron Rick e Ilsa al final de la película.
Hay muchas similitudes entre Casablanca y dos filmes posteriores en los que participa Bogart, Tener y no tener y Sirocco.
Steven Soderbergh rinde homenaje a Casablanca con El buen alemán, un filme en blanco y negro que se ubica en el Berlín de la postguerra. La película finaliza con una escena entre dos viejos amantes (interpretados por George Clooney y Cate Blanchett) en un aeropuerto. El póster de la película es una imitación del de Casablanca.
Las frases del guión también han influido en otras obras, por ejemplo, en el título de Sospechosos habituales (The Usual Suspects, de 1995).
En Cuando Harry conoció a Sally, Billy Crystal y Meg Ryan conversan por teléfono mientras cada uno ve Casablanca en cama. Ambos hacen referencia a la última frase de la película como la mejor frase de todos los tiempos.
Muchas de las líneas del guión de Casablanca han quedado grabadas en los cinéfilos de todo el mundo. Entre éstas podemos contar las siguientes el famosísimo «Tócala otra vez, Sam» («Play it again, Sam», en inglés). Ésta es una de las frases más ampliamente asociadas con la película y, sin embargo, se trata en realidad de una cita errónea, la cual es en realidad el título original de la película Sueños de un seductor, de Woody Allen (en 1972). En Casablanca, estando Ilsa por primera vez en el café, se da cuenta de que allí está Sam, el pianista, y le pide: «Tócala una vez, Sam, en recuerdo de los viejos tiempos» («Play it once, Sam, for old times' sake» en inglés). Entonces él finge ignorarla y ella le ordena «Tócala, Sam. Toca A medida que el tiempo pasa» («Play it, Sam. Play As time goes by », en inglés). Más tarde esa misma noche, al estar Rick y Sam solos, Rick le solicita que la vuelva a tocar: «Tú la tocaste para ella y la puedes tocar para mí» («You played it for her and you can play it for me», en inglés) y «si ella puede soportarla, ¡yo también puedo! Tócala! » («If she can stand it, I can! Play it!», en inglés).
En total seis frases de esta película, según dicho Instituto, aparecen en sus listas como las líneas de cine más citadas en Estados Unidos, muchas más que cualquier otra película, por ejemplo más que Lo que el viento se llevó y El mago de Oz, las cuales cuentan con sólo tres frases cada una. Las otras citas que aparecen en las listas son «Louis, creo que este es el principio de una gran amistad» («Louis, I think this is the beginning of a beautiful friendship», en inglés), con el puesto 20; «Tócala, Sam. Toca 'el tiempo pasará'»(«Play it, Sam. Play 'As Time Goes By'») en el lugar 28; «Capturen a los sospechosos de siempre» («Round up the usual suspects», en inglés), en el puesto 32; «Siempre nos quedará París» («We'll always have Paris», en inglés) en el lugar 43; «De todos los bares en todos los pueblos en todo el mundo, ella entra en el mío» («Of all the gin joints in all the towns in all the world, she walks into mine», en inglés) en el puesto 67.
Otra frase digna de mención sería la de Rick recordando el día que se conocieron en París: «Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul» («The Germans wore gray. You wore blue», en el original).
Curioso es igualmente la historia del doblaje en España. El personaje principal luchó en el lado republicano en la Guerra Civil Española pero en el primer doblaje de España esta referencia se suprimió debido a la dictadura de Francisco Franco, ya que el estreno fue en 1946. Igual pasa con la referencia al combate en Abisinia contra las tropas fascistas. En doblajes posteriores ya se hizo mención a la actividad de Rick con la II República y con Abisinia. A este respecto, existen tres diferentes doblajes de la película al español: el original, otro de 1966 y otro de 1983.
El doblaje más conocido está lleno de errores de traducción y provoca, entre otras cosas, que se pierda la frase «Here's looking at you, kid», que como ya se mencionó sería considerada a la postre como una de las mejores de la historia del cine.
De todas maneras hay mucha verdad verdad y mentira sobre Casablanca. Por lo pronto, el Rick´s Café Americain era un cabaret imaginario, pero, en la actualidad, parece ser que existe un Rick's en Casablanca, y está decorado como el de la película. La película se filmó íntegramente en Hollywood, en estudios. Pero los turistas que visitaban Casablanca pedían la ubicación del bar de Rick, que no existía. Posteriormente el municipio construyó dos bares frente a la plaza: el Rick's café, y el Blue Parrot café o Bar.
El filme tiene varios defectos lógicos, de los cuales el más notorio es acerca de las «cartas de tránsito» que permitirían a los portadores abandonar el territorio de la Francia de Vichy. No queda claro si Ugarte dice que las cartas han sido firmadas por el general del ejército francés de la Francia de Vichy Maxime Weygand o por el general Charles de Gaulle, líder de la Francia Libre. Parte de la confusión se origina por la diferencia entre lo que está escrito y lo que se dice. El audio claramente menciona: «De Gaulle» y los subtítulos en inglés del DVD oficial escriben: «De Gaulle». Pero la versión francesa escribe «Weygand». Weygand había sido el delegado general de Vichy para las colonias norteafricanas hasta un mes antes de la fecha en que se produce el filme. En cambio, De Gaulle estaba en ese momento a la cabeza del gobierno de la Francia Libre y era el enemigo del régimen de Vichy que controlaba Marruecos. De hecho, una corte marcial condenó a De Gaulle el 2 de agosto de 1940 por traición in absentia y lo sentenció a purgar su pena en prisión. Estando así las relaciones entre los dos bandos enemigos, parece ilógico que una carta firmada por De Gaulle produjera algún beneficio.
En un caso de auténtico MacGuffin, las cartas de libre tránsito fueron inventadas por Joan Allison para la obra de teatro original y por eso nunca se cuestionó sobre su viabilidad en la vida real. Es más, incluso en la cinta misma, Rick le sugiere a Renault que las cartas no permitirían la salida de Ilsa, dejando solo a Laszlo: «La gente ha sido retenida en Casablanca a pesar de sus derechos legales».
Asimismo, aunque Laszlo asevera que los nazis no pueden arrestarlo debido a que «esto es todavía una Francia no ocupada; cualquier violación a la neutralidad se proyectaría sobre el capitán Renault», Ebert señala que «no tiene sentido que él pueda andar caminando por allí libremente... Hubiera sido detenido en cuanto fuese visto». Ante esto, otros, como Harmetz, sugieren que en realidad a sabiendas Strasser le permite a Laszlo moverse libremente, con la intención de que suelte los nombres de los líderes de la Resistencia en la Europa ocupada a cambio de que a Ilsa se le permita salir para Lisboa.
Entre los errores se cuenta además una versión equivocada de la bandera del Marruecos francés. Renault afirma que estuvo «con ellos [los estadounidenses] cuando ‘metieron la pata’ en Berlín en 1918», pero la capital germana no fue tomada en la Primera Guerra Mundial, como tampoco ninguna tropa alemana uniformada puso un pie en Casablanca durante la Segunda Guerra Mundial.
Son muchos los que afirman que la ciudad descrita era en realidad la internacional y cosmopolita Tánger.
Hubo también errores de continuidad inevitables. Por ejemplo, en la escena en la que Rick deja París a bordo del tren. Allí se aprecia con claridad que su abrigo se empapa por la lluvia abundante; pero en cuanto pone un pie sobre el tren súbitamente aparece seco.
La actitud de Curtiz ante estos detalles fue simple: decía «lo hago ir tan rápido que nadie se da cuenta».
Cuando la gente salía de los cines de ver la película, pedía una continuación. Aunque la Warner Bros. se lo pensó, el productor David O. Selznick dijo que no prestaría a Bergman para una secuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario