La verdad desnuda en Hypocrites

Hay cosas que uno no entiende. Por ejemplo, uno no entiende que la Filmoteca de Andalucía con su sede en Córdoba no haya realizado el oportuno homenaje a películas que el pasado año cumplieron su centenario. Hablamos de monumentos al cine europeo como la Cabiria de Pastrone o el centenario de la incorporación al cine de auténticos genios como Cecil B DeMille o Chaplin, aunque del británico algo han emitido. Es importante , indudablemente la labor que realizan de recuperación de películas que están a punto de desaparecer , pero la Filmoteca no debe ser un terreno abonado al snobismo de la moderno, de lo progre, sino también un sitio para la revisión y el homenaje de todos aquellos y aquellas que han hecho -y mucho - a la contribución de esta forma de arte. 

Por ejemplo, el pasado año se cumplió el centenario en el que una mujer se encargada de la dirección de un largometraje. Hablamos de Lois Weber (1881-1939) y de su película, El mercader de Venecia, que hace poco más de un siglo, en 1914, reflejaba la capacitación femenina en una actividad en la que los hombres han dominado, relegando a muchas de ellas al papel de heroínas en algún caso, y de florero, desgraciadamente, en muchos. Lois Weber, además, fue actriz, productora y , como ya he dicho, directora. Trabajó como actriz desde 1905 para la Gaumont Film Company, y en 1906 se casó con el director de Gaumont, Phillips Smalley. En 1908 interpretó un papel en un film que ella había escrito, Hypocrites, y que fue dirigido por Herbert Blaché, marido de la famosa cineasta Alice Guy. 

Hypocrites fue también el título de una película de 1915 que Weber escribió, dirigió, produjo e interpretó, y que tocaba temas de carácter social y lecciones de moralidad consideradas muy atrevidas para la época. En 1916 llegó a ser la directora mejor pagada de Universal Studios, y en 1917 formó su propia productora, Lois Weber Productions. Lois Weber era la única mujer con un puesto garantizado en la Motion Picture Directors Association. 

El director John Ford trabajó como ayudante de Weber antes de dirigir sus propias producciones. Lois Weber falleció arruinada en 1939 en Hollywood. Por su contribución a la industria cinematográfica, Lois Weber tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, en el 6518 de Hollywood Boulevard. Esperemos que este año rindan el homenaje debido a su película Hipocretes / Hipócritas de lo que aquí quiero hablaros. 

Se trata de una película muda del año 1915 que no he podido ver en su totalidad. Desafortunadamente la ambición por parte de algunas empresas de gestión han impedido que esta anciana película dirigida por la cineasta Lois Weber (1881-1939) esté indebidamente fragmentada en Youtube y en algunos fotogramas más. 

La productora fue la Bosworth Company que invirtió en ella 18,000 dólares, consiguiendo multiplicando por diez sus beneficios de 119,000 dólares desde su primera emisión hace 100 años, desde enero de 1915. 

En la película aparecía, además de la directora Lois Weber, Courtenay Foote como el monje Gabriel, el asceta, Margaret Edwards como la verdad desnuda, Myrtle Stedman como la mujer, Herbert Standing como el Abad, Adele Farrington como la Reina y Charles Villiers como el Ministro. 

¿Por qué quiero resaltar esta película? Pues básicamente por que la misma contenía varias escenas de desnudos completos. Fue una película no exento de polémica por ello. Además fue considerada anticlerical, aunque la desnudez fue justificada en su contexto religioso. La película es una crítica hacia la hipocresía religiosa. La película - en su totalidad- sigue las historias paralelas de un asceta cristiano primitivo y un ministro religioso moderno, en la que la mayoría de los actores / actrices presentan papeles duales en el antes y el después. 

Gabriel (Courteney Foote) es un monje medieval que se dedica a completar una estatua de "La Verdad". Será asesinado por una turbamulta cuando su trabajo resulta ser una imagen de una mujer desnuda. 

El Gabriel contemporáneo es el pastor de una importante y rica congregación urbana, para quienes la religión es un asunto de las apariencias, no creencias. La hipocresía de la congregación está expuesto por una serie de viñetas en las que la verdad desnuda, literalmente interpretada por desnudo Margaret Edwards, revela sus los apetitos de los miembros con más querencia al dinero, sexo y poder. 

Hipócritas fue una película impactante y controvertida cuya grabación y exhibición supuso un esfuerzo de muchos meses por la dificultad de distribuir una película debido a la desnudez total. 

La sinceridad y la reputación de Weber fue algo a su favor, pues se le permitió usar el desnudo, algo inviable para un director varón ya que habría sido considerado escandaloso e inmoral. La película fue aprobada por la Junta Británica de Cine censores. Sin embargo, debido a la desnudez completa y recurrente a través de la película, causó disturbios en Nueva York, fue prohibido en Ohio, y fue objeto de censura en Boston cuando el alcalde exigió que los negativos de película se recalcarán para pintar y vestir así vestir a la mujer. Hipócritas es una película técnicamente intachable. 

Por lo poco que yo he visto, apenas cinco minutos, destaca su fotografía llena de luces y contraluces, aparición “smumatadas” , logrando una técnica ampliamente admirado en el momento de su extraordinario uso de múltiples exposiciones y por la compleja edición. El uso en la película de viajar en las secuencias destacando la doble exposición de la mujer cuando aparece en el árbol, en los prados o acompañando al monje Gabriel se considera impresionante para el año en cuestión, 1915.

La película llevó a Weber al Olimpo cinematográfico de estas primeros directores que hicieron carrera en el cine mudo. Parece ser que la mayor parte de la película ha sobrevivido, aunque algunas escenas han sufrido alguna descomposición de nitrato grave especialmente al principio de la película y no pueden ser restaurados. Una copia de la película se mantiene en la Biblioteca del Congreso. ¡Qué menos que conservarlas! ¡Qué menos que difundirla completa! ¿Para cuándo?