“No hago películas para hacer obras de arte. Ruedo películas para poder pagar las facturas" Esto decía John Ford, uno de los directores más fecundos y brillantes de la historia del cine y director de la película que vi en la noche de ayer. Estaba en el lote y la aproveché. No sabía nada de ella. Su única etiqueta conocida para mí hablaba de que era una película del género bélico. Lo único bélico, en todo caso, es su contexto, pues me remite más a un western exótico o a un drama que a otra cosa. Es más , no sabía que estábamos hablando de la última obra del gran John Ford. Yo pensaba que la última era El gran combate / Otoño cheyenne (Cheyenne autumn, 1964), pero no, me equivocaba.
Desde luego no es una de sus grandes aventuras y que lo convirtieron en una referencia en el cine, aunque tiene algo de western psicológico , pero difiere, no obstante, en sus protagonistas: un grupo de mujeres.
La película se llama Siete mujeres o 7 Women, y es del año 1966, y su director como he señalado anteriormente es John Ford.
Se trata Siete mujeres de una producción de Bernard Smith y del mismo Ford (Ford- Smith Produccions) para la Metro-Goldwyn-Mayer, la popular M.G.M.. Es el mismo tándem que produjera también “La conquista del Oeste” (1962), para la misma compañía , una de las grandes, y “El gran combate” (1964) para Warner Brothers. Siempre con la aquiescencia de la Metro-Goldwyn-Mayer.
El guión era de Janet Green y John McCormick basado en el relato “Chinese Finale” (“Final chino”) de Norah Lofts. Cuenta con la brillante fotografía de Joseph LaShelle, con unos decorados (inequívocamente teatrales a petición de Ford) de Henry Grace y Jack Mills, y la siempre excelente música del reputado Elmer Berstein.
El reparto está formado por Anne Bancroft como la Doctora. D. R. Cartwright, Sue Lyon como Emma Clark, miembro de la misión, Margaret Leighton como Agatha Andrews, la jefa de la misión, Flora Robson como Miss Binns, la jefa de la misión británica, Mildred Dunnock como Jane Argent, la asistente de la señorita, Betty Field como la embarazada Mrs. Florrie Pether, Anna Lee como Mrs. Russell, Eddie Albert como el profesor Charles Pether, Mike Mazurki el jefe de los bandidos Tunga Khan y Woody Strode el guerrero Lean . Junto a ellos otros miembros de la misión como Jane Chang que hace de Miss Ling , Hans William Lee como el ayudante Kim. H. W. Gim como Coolie e Irene Tsu como una chica china.
La acción se inicia en el norte de China, cerca de la frontera de Mongolia, en el año 1935, y en una comunidad de misioneras evangélicas: La Sociedad Educativa de la Misión Cristiana Unificada.
En la misión, dirigida por una rígida mujer, Agatha Andrews (Margaret Leighton), se combina el trabajo material con la educación religiosa. En ella conviven los formadores con algunos criados chinos. Los colaboradores o misioneros/as son Jane (Mildred Dunnock), la señorita Russell (Anna Lee), el profesor Charles Pather (Eddie Albert), el profesor de religión, y su insoportable esposa Florrie (Betty Field), que vive un embarazo tardío y peligroso, así como la joven y bella Emma Clark (Sue Lyon).
Esta última circunstancia así como la necesidad de buscar un médico para la misión genera ansiedad entre el equipo de la misión y su directora. El médico, supuestamente, un hombre es esperado como agua de mayo.
Una carta de la jefatura informa que pronto llegará el tan solicitado doctor, pero también que por la comarca ronda Tunga Kahn (Mike Mazurki) y su ejército de bandidos mongoles que acostumbrar a robar matar, violar e incendiar. “Este bandido no se atreverá a atacarnos, somos ciudadanos americanos” es el comentario de Miss Andrews.
El profesor con alma de sacerdote Eddie Albert va a la ciudad a recogerlo cuando le informan epistolarmente que hay uno. No lo encuentra, pero poco después se produce la llegada del médico que largamente han esperado, tantas veces solicitado a los dirigentes de la congregación y tantas veces negado. Sólo que no es un doctor, sino una doctora, la Doctora R. Cartwright (Anne Bancroft). Se trata de una mujer moderna e independiente, descreída y mundana, con un carácter fuerte y una sinceridad que chocan demasiado frontalmente con el ambiente tradicional y conservador que se respira en la misión. De hecho Miss Andrews exclama: “¡Si es una mujer! Dra. Cartwright.
La situación que rodea a la misión es complicada pues estamos en el verano de 1935, en la frontera entre China y Mongolia, dominada por señores feudales y bandidos, en un momento en que la autoridad en China es incierta y en un espacio cerrado como es una aislada misión cristiana americana en la que se encuentran desamparados tras la invasión del país por parte del bandido Tunga Khan y la huida de los soldados que la protegen. Nosotros sabemos que los japoneses han creado el estado satélite del Manchukuo en Manchuria y que amenazan la costa china (la guerra estallará finalmente en 1937), y en la propia China, la débil república surgida desde la abdicación de Pu-Yi, se encuentra debilitada dado el empuje comunista y el nacionalismo militarista, en el sur. Mientras en el norte del país, donde está la misión, se encuentra en manos de algunos señores de la guerra, a veces compuestas por bandas de jinetes y malhechores que saquean, violan y matan a voluntad, y que gobiernan en sus territorios como caudillos absolutos matándose entre sí cuando surgen rivalidades.
En estas circunstancias preocupantes la llegada a la misión la doctora Cartwright, una persona de ideas modernas rompe la rigidez existente y genera dudas sobre el equilibrio en la autoridad casi tiránica e inflexible de la jefa de la misión Andrews, así como en la atractiva Emma por la que se siente atraída su “protectora”, la señorita Andrews.
En este caótico contexto se va a producir el aumento de la presión por parte de la insoportable embarazada Mrs. Florrie Pether (Betty Field), y una inquietud política y personal por parte de uno de los líderes que atormenta el territorio como Tunga Khan (Mike Mazurki, un clásico de Ford), que empieza a presionar localidades y misiones cercanas como la británica que va a provocar la llegada de sus representantes a la misión americana encabezada por Miss Binns (Flora Robson), y su grupo. Con ellos llegan enfermos que introducen en la misión el cólera ( a veces, se habla en la película de la peste).
Como digo, el resto de la misión británica, dirigida por Miss Binns, ha sido desolada por las huestes de Tunga Kahn y se refugia en la misión americana (Miss Andrews no niega la acogida pero recuerda que es ella quien manda allí).
La doctora, sin embargo, tomará el mando al declararse el cólera (atendiendo, buscando medicamentos, ordenando quemar ropas de los contaminados).
Justo cuando parece el brote controlado irrumpe en la aldea más cercana Tunga Khan. Los soldados de la República China se retiran y la misión queda abandonada a su suerte.
Cuando el profesor Charles Pether quiere ver los efectos devastadores del Tunga Khan acompañado de Kim, un miembro chino de la misión, es detenido y asesinado por los hombres de Tunga Khan cuando evitaba asesinatos y violaciones de chicas. Este hecho desconocido por la gente de la misión faculta la entrada de los hombres de Tunga Khan y el mismo bandido en la misión.
Cuando parece que el coche de Kim y el profesor Charles Pether regresa con ellos, realmente lo hace con Tunga Khan y sus hombres.
Tras matar a Kim y separar a los chinos de los occidentales - procediendo a matar a los primeros que son inmediatamente asesinados, aunque fuera de cámara-, y a pedir un rescate para los segundo, un grupo formado por 7 mujeres, una de ellas muy embarazada.
Borrachos, los bandidos conciertan combates de lucha entre ellos en la noche solamente iluminados por las antorchas (formidable fotografía de LaShelle). Es en ese momento cuando Tunga Khan pone sus ojos sobre la observada Dra. Cartwright y se siente atraído por ella después de haber forzado ya a Miss Ling.
Como el embarazo es complicado, la doctora Cartwight pide su instrumental y Tunga Khan se lo permite a cambio de sexo, pasando así a ser su amante.
Ahora hace traducir a Miss Ling que no opondrá resistencia pero a cambio desea medicinas por el niño de Florrie que acaba de nacer débil pero con buena salud y, más tarde pedirá, dejar a libertad a todo el grupo. A cambio ella se le entregará abierta y libremente al jefe mongol.
Gracias a ello consigue salvar al niño de la señora Florrie y, más tarde, conigue el traslado del grupo a una sala mejor.
Aprovechando su situación la doctora consigue que Tunga Khan libere al grupo de mujeres, para posteriormente envenenarlo al bandido. Ante el plan Miss Argent le dice a la Dra.: “No haga esto, es un pecado contra Dios” a lo cual responde Cartwright: “En este caso, rece Vd. por mi”. Miss Argent la abraza fuertemente en señal de solidaridad, ha comprendido el acto de sacrificio y la Dra. la besa con sincero afecto.
En el cuarto donde están las prisioneras (antes estaban encerradas en un pequeño cobertizo pero gracias a la Dra. han podido mejorar su situación), Miss Andrews ha perdido totalmente la razón y llama a la doctora “Prostituta de Babilonia”.
La película acaba con la salida de las féminas de la misión, la autoridad de la señorita Andrews absolutamente cuestionada, la posición de heroína de la doctora ante todas las demás.
El grupo de mujeres con el niño se aleja en un carro hacia la salvación; Miss Andrews continúa injuriando a la ausente doctora y, finalmente Miss Argent la hace callar y dice que no la quiere oír hablar nunca más. En la misión, ataviada con un kimono, la Dra. vierte un potente veneno en la taza de Tunga Khan y también en la suya, da a beber al bandido que se desploma mientras ella dice “¡Vete al infierno!” o ¡Muérete, bestia!. Luego toma su taza, evitando así ser ultrajada y asesinada por los secuaces de Tunga Khan y Ford oscurece la pantalla como si se apagasen poco a poco las luces de una habitación… Y con un fundido acaba la película.
La película se construye como un western básico, es decir, sobre la contraposición de contrarios, e incluso parcialmente la puesta en escena contribuye a esta identificación. La falta de concreción de Ford en el planteamiento de la película, sirve, a la creación de una atmósfera opresiva y amenazante: un peligro difuso, impredecible, indefinible, que se cierne sobre la vida pacífica y anodina de la misión.
En primer lugar, contamos con una misión (que asume el papel de fuerte con empalizada de madera, grandes portones, barracones y otras construcciones con despachos y otras estancias) en un entorno hostil. A esto se suma la que llega una forastera dura y con un pasado oculto que sólo se evoca parcialmente cuando bebe y fuma ( como una carretera) . Está presente el enfrentamiento con la autoridad , en este caso la inmovilista e intransigente señorita Andrews por cuestionar toda idea de orden, y tradición , especialmente por parte de la doctora Cartwright y su manera de entender la medicina y la vida.
Hay igualmente un duelo “amoroso”; la doctora despierta la admiración de Emma, que es objeto a su vez de una pasión por parte de la señorita Andrews, que la desea (como queda claro en la secuencia en la que la sorprende arreglándose -y ligera de ropa- para ir a cenar). Finalmente, existe una lucha final entre ambos caracteres dominantes, resultando vencedora la doctora Cartwright, ante una señorita Andrews que ve como su autoridad se diluye en la misión, y que pierde la obediencia, el respeto y la consideración de sus subalternas, y también de Emma. También se refleja el conflicto cultural con los chinos, pero también entre los personajes occidentales trasplantados.
La película de Ford fue rodada apenas a siete años de su muerte y tras una larguísima carrera , es una apuesta del director por los personajes femeninos lideradas por la doctora Cartwright y que es profundamente femenina en sus convicciones, en su dolor y en su forma de entender el deber y el sacrificio. Las siete mujeres aludidas en el título (en realidad ocho si contamos a la doctora) son Agatha Andrews (Margaret Leighton), Jane Argent (Mildred Dunnock), la segunda y “mano derecha” de Miss Andrews, Emma Clarck (Sue Lyon) , Florrie Pether (Betty Field) , Miss Binns (Flora Robson) la directora de la comunidad británica, , Miss Russell (Anna Lee) es un personaje completamente traumatizado y alienado , Miss Ling (Jane Chang) es la séptima mujer, de raza china, y la Dr. D. R. Cartwright es la octava mujer. La catalizadora de la acción, una contraposición de Miss Andrews.
Patricia Neal (antes se había pensado en Jennifer Jones) debía interpretar este personaje pero cayó enferma a los tres días de rodaje y fue substituida por Ann Bancroft quien logró el papel de su vida.
Se trata de una película está rodada casi íntegramente en estudio, en unos decorados artificiosos y con una iluminación, en algunos momentos, más teatral que cinematográfica (a pesar de la excelente y colorista fotografía de Joseph LaShelle. Precisamente fue LaShelle, el fotógrafo quien comenta una anécdota curiosa sobre cómo era Ford. Nos dice: “Estábamos rodando una película y el jefe del estudio envió a su ayudante a decir a Ford que llevaba un día de retraso. Ah --- dijo Ford muy cortés --- ¿Y cuantas páginas se figura que podemos rodar al día? Ocho, supongo --- respondió el ayudante --- ¿Quiere darme el guión?, preguntó Ford. Este se lo dio. Ford contó ocho páginas que aún no se habían rodado, las arrancó y devolvió el guión y dijo: “Ahora puede decirle a su jefe que ya estamos al día. Y ya no rodó las ocho páginas”.
Elementos a destacar igualmente es la partitura de Elmer Bernstein no es de lo mejor de su producción, si bien en algunos momentos, especialmente cuando se acerca a los ritmos y melodías autóctonos, brilla a gran altura o el contar por parte de su director de un grupo de actores con los que se sentía cómodo trabajando como eran Mazurki (Tunga Khan) o Woody Strode (su lugarteniente).
Podría considerarse la película como una obra cercana al fin profesional en la labor de Ford, similar a lo que le ocurre a Hitchcock con su película “Plot”, también considerada obra menor en comparación con la mejor filmografía de su director pero que no renuncia a sus temas y a sus intereses de siempre.
Recibió cuatro Oscars sin contar dos más por los documentales de la marina. A falta del último dijo: “Nunca aparecí por la Academia para recoger mis tres Oscars. Una había ido a pescar, otra estaba en la guerra y la última… ahora recuerdo, de repente estaba borracho" dijo Sean Aloysius O’Feeney , alias John Ford. Como sincero y auténtico cristiano, criticará en esta su última película el falso puritanismo, la mojigatería, el fariseísmo como poso residual o el autoritarismo represivo dentro de una comunidad cristiana.
A Ford le pesaba la intransigencia, el fariseísmo, puritanismo e incluso fanatismo introducido dentro de la religión (la comunidad) por personas como Miss Andrews pero, en contraposición, el personaje de Miss Binns --- responsable de la misión británica --- aparece con una concepción y vida religiosa más auténtica, trasgresora, tolerante y liberada.
Ford era consciente que “Seven women” (“Siete mujeres”, 1965) sería su última película principalmente a causa de su deteriorada salud. Pero quiso hacerla aunque después, como en otras películas suyas, la criticara y restara méritos (en realidad nunca fue buen crítico de sus propios films).
El estreno del film fue un desastre y la crítica no lo fue menos, especialmente en Estados Unidos: sensiblera, extravagante, excéntrica (entre estos adjetivos, todos ellos equivocadamente aplicados, había algunos de seguidores fordianos) a la película, incluso que el realizador desvariaba.Ahora la película se ve con otros ojos, pues , al fin y al cabo, es el testamento de Ford.
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