La tercera de la saga de Harry Potter lleva como título Harry Potter y el prisionero de Azkaban (Harry Potter and the Prisoner of Azkaban) para mí la mejor película de la colección. En este caso dejamos ya atrás a Chris Columbus para dar paso un un nuevo realizador, el mexicano Alfonso Cuarón.
La película se basó en la novela homónima de la escritora J. K. Rowling y se estrenó el 4 de junio de 2004, un año y medio después de haberse estrenado la película anterior, Harry Potter y la cámara secreta.
Que la hiciera Alfonso Cuarón no significa que Chris Columbus no interviniese, pues participa de la producción al lado del habitual, David Heyman y Mark Radcliffe en el tradicional tándem formado por Heyday Films y la Warner Bros. en la distribución y con una inversión estratosférica de 130 millones de dólares.
El diseño de la producción también estuvo en manos del equipo anterior como Stuart Craig, en la misma medida que el guión en manos del ya recurrente Steve Kloves.
La música, como siempre en manos de John Williams, mientras que los cambios están en la fotografía, por cierto, cada vez más oscura, menos luminosa, ahora en manos de Michael Seresin, el montaje con Steven Weisberg y el vestuario de Jany Temime.
El elenco de actores y actrices lo forman Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Gary Oldman, David Thewlis, Emma Thompson, Michael Gambon y Maggie Smith.
Tras la inoportuna visita de la hermana de Vernon acompañada de su perro y tras maltratar verbalmente a Harry, la respuesta de éste no se hace esperar y lo infla como un globo dejándola sobre el barrio.
Este incidente supone la salida de Harry de la casa, su recogida por parte de un autobús nocturno fantasmagórico y una posible expulsión de Hogwarts por haber usado magia fuera del colegio.
A bordo del Autobús Noctámbulo llega a la taberna El Caldero Chorreante en Londres, donde se entera por la prensa mágica de que un peligroso homicida llamado Sirius Black se fugó de la cárcel de Azkaban misteriosamente.
Sin embargo, Harry deduce que Black lo está buscando por algún motivo y en efecto, como le advierte Arthur Weasley, Black está detrás de él porque había sido, al parecer, uno de los seguidores más fervientes de Lord Voldemort y desea matar a Harry en venganza por la desaparición de su amo.
Tras reencontrarse en la taberna con Hermione y Ron, los tres adolescentes parten rumbo al colegio Hogwarts en el tren escolar.
En el trayecto, el vehículo se detiene por un aparente desperfecto mecánico y es abordado por unas criaturas de inmenso tamaño, ante cuya presencia Harry se desmaya. Remus Lupin –el nuevo docente encargado de las Artes Oscuras del internado– salva a los chicos y les explica que dichas criaturas son dementores, los carceleros de Azkaban.
Al llegar a Hogwarts, el director Albus Dumbledore anuncia en su discurso de bienvenida que por orden del Ministerio de Magia los dementores custodiarían los accesos al campus y advierte a los alumnos que no se les acerquen., pues la amenaza hacia Hogwarts y el mundo de la magia no parece imposible.
Cuando los alumnos vuelven de una excursión a la villa de Hogsmeade se encuentran con que el retrato mediante el cual se accede a la sala común de Gryffindor había sido rasgado. La Dama Gorda –habitante del cuadro– confiesa que había sido atacada por Sirius Black y que el asesino puede encontrarse en el castillo todavía. Por otro lado, el gigante Rubeus Hagrid pasa a formar parte del elenco del claustro de profesores.
Dumbledore inicia una búsqueda por toda la escuela pero Black no aparece por ninguna de las estancias.
Por otro lado, el nuevo profesor de Criaturas Mágicas, Rubeus Hagrid, da su primera clase con su hipogrifo, Buckbeak, en animal medio caballo medio ave. En esa clase consigue domeñarlo Harry, pero Buckbeak acaba atacando a un despreciativo Draco Malfoy. El padre de los Malfoy denuncia a Hagrig para dañar a la institución educativa.
En la siguiente excursión a Hogsmeade, Harry llega a una aldea utilizando el Mapa del Merodeador, un artefacto que le habían dado los gemelos Weasley y que había robado de los fondos de la escuela.
En la localidad escucha a la profesora Minerva McGonagall cuando cuenta que Black había sido amigo de los Potter y los había traicionado vendiéndolos a Voldemort, además de matar a Peter Pettigrew, del que sólo quedó un dedo, que había intentado advertir al matrimonio. Se descubre también que Black es el padrino de Harry y éste último jura matarlo cuando lo encuentre.
Harry sigue formando parte del equipo de quidditch. En mitad de una partida en una tormentosa tarde se presentan los dementores que acosan a Harry y provocan un accidente del que sale bien.
El profesor Lupin decide darle clases particulares a Harry luego de que el chico fuera atacado por los dementores en medio de un partido de quidditch. Lupin le enseña el encantamiento Patronus mediante el cual podría defenderse de esos monstruosos seres. Una noche, el muchacho descubre en el mapa lo que parece un error: y es que Peter Pettigrew está merodeando los corredores del castillo pero no logra encontrar al mago supuestamente muerto. A pesar de salir en su búsqueda no lo encuentra, en la misma medida que es localizado por el profesor Severus Snipe y por Lupin , quien finalmente se queda con el mapa, pero desestima la posibilidad de que sea Pettigrew.
Al final del verano, Harry, Hermione y Ron van a visitar al guardabosques Rubeus Hagrid, cuyo hipogrifo, Buckbeak, va a ser ejecutado por haber atacado a Malfoy clase. Rubeus Hagrid agradece la visita en este momento doloroso y le entrega a Ron su rata.
Cuando la sentencia va a hacerse efectiva, la rata de Ron –Scabbers– escapa y los tres la persiguen hasta el Sauce Boxeador. En ese momento aparece un enorme perro negro que secuestra a Ron con su mascota llevándolo hasta la Casa de los Gritos, existente en el interior del peligroso árbol.
Allí, el perro se revela como el prófugo Sirius Black y Harry se enfrenta a él.
En ese momento aparece Lupin en medio del forcejeo y revela que Black no había sido el culpable de vender a los padres de Harry sino Peter Pettigrew, quien al igual que Black es un animago con la capacidad de adoptar forma animal. La rata Scabbers resulta ser el repulsivo mago desaparecido y traidor. También se presenta Severus que es desarmado por Harry con su varita.
El grupo parte con Pettigrew apresado, pero la luna llena aparece en el cielo y Lupin –de quien se había revelado que es un hombre lobo– se transforma por su licantropía y ataca al grupo.
Pettigrew huye mientras Black convertido en perro intenta alejar a la bestia y resulta herido en la batalla; Harry auxilia a su padrino pero los dementores los rodean. Antes de desmayarse, el muchacho ve que al otro lado del lago alguien conjura un Patronus capaz de ahuyentar la legión de monstruos que habían estado a punto de matarlos.
Black es sentenciado a recibir el «beso del dementor», condena con la cual se le extirparía su alma.
Cuando los estudiantes despiertan en la enfermería le advierten a Dumbledore que el Ministerio de Magia había capturado al mago equivocado. Éste encuentra como única solución utilizar el giratiempo, un artefacto que Hermione había utilizado secretamente para asistir a varias clases a lo largo del año retrocediendo el tiempo.
Juntos, Harry y Hermione hacen diferentes arreglos en el devenir de los acontecimientos y liberan también a Buckbeak antes de que sea ejecutado; también descubren que en la paradoja temporal Harry convocó el Patronus que ahuyentó a los dementores.
Luego, montado en el lomo del hipogrifo, Sirius huye al extranjero tras prometerle a su ahijado que volverían a verse acabando así el episodio.
El guión —a cargo de Steve Kloves— presenta – parece ser- una adaptación de la novela que se tomó más libertades que en el caso de las dos primeras películas de la serie.
El largometraje presta una mayor atención a la maduración psicológica y sexual del trío protagonista y, según la crítica, presenta un tono más oscuro y acorde con la historia del fugitivo Sirius Black, el que teóricamente asesina a los padres de Harry.
A pesar de los cambios de tono, continuidad y elenco, El prisionero de Azkaban es, hasta el momento, una de las películas de la serie que más críticas positivas ha conseguido. Por el contrario la película tuvo unos ingresos cercanos a los 800 millones de dólares se convirtió en uno de los éxitos comerciales del año 2004, aunque las cifras de su recaudación la convirtieron en la película menos exitosa de la franquicia.
En cuanto a los reconocimientos obtenidos, El prisionero de Azkaban recibió dos nominaciones a los premios Óscar de 2005 en las categorías de mejor banda sonora y mejores efectos especiales. También consiguió cuatro nominaciones en los premios BAFTA en 2005 y nueve a los premios Saturn.
Poco antes del estreno de Harry Potter y la cámara secreta, se anunció que Chris Columbus, director de los primeros dos largometrajes, no estaría al frente de la tercera parte sino que sólo ocuparía el cargo de productor. La decisión de Columbus se debió a que deseaba pasar más tiempo con su familia, lo cual no podía hacer debido a la gran demanda de tiempo que exigen filmes de esa envergadura. Comenzó entonces la etapa de negociaciones con otros realizadores entre los se mencionó a Kenneth Branagh (quien había actuado en Harry Potter y la cámara secreta) y a Callie Khouri.
El proyecto también le fue ofrecido al director mexicano Guillermo del Toro quien rechazó la oferta basándose en los resultados de las películas realizadas hasta el momento (para su gusto demasiado infantiles y suavizadas en detrimento del aire dickensiano de las novelas de J. K. Rowling). Marc Forster también rechazó el cargo de director ya que había trabajado con temas similares y niños actores en Finding Neverland, por lo que no quería repetirse.
Finalmente se anunció que el cargo sería ocupado por el realizador mexicano Alfonso Cuarón avalado por la propia J. K. Rowling quien elogió la mencionada adaptación a la pantalla grande así como otra de las películas del realizador, Y tu mamá también
El realizador no había leído los libros con anterioridad y apenas conocía el mundo imaginado por la escritora Rowling. Cuarón recibió el guión y Guillermo del Toro también lo instó a realizar la película. Una vez que se interesó en el proyecto, Cuarón leyó el guion de El prisionero de Azkaban y los libros siguientes. Según sus declaraciones hubo una conexión inmediata que le permitió imaginar visualmente el relato desde el primer momento.
La idea de Cuarón fue mantenerse fiel al material novelístico en cuanto a su esencia, alterando lo que fuese necesario para mantener la dinámica cinematográfica siempre y cuando esto no afectara o contradijera la lógica del desarrollo de los libros aún no escritos; también se concentró en abordar con mayor profundidad algunos de los nuevos aspectos de la trama como el tema de la adolescencia, con el cual ya había trabajado en películas anteriores.
Además de una fuerte impronta personal en el vestuario, el diseño de decorados y las actuaciones, dio un toque personal a las secuencias del viaje temporal con los personajes duplicados en pantalla y sus cuotas de humor. También se inclinó por imprimir un estilo distinto a la imagen trabajando con pocos primeros planos y una fotografía casi naturalista.
El guión del largometraje quedó como siempre en manos de Steve Kloves. El guionista comenzó a negociar por este trabajo en 2001, tres meses antes del estreno de Harry Potter y la piedra filosofal. Esta vez, dada la complejidad de la novela que se estaba adaptando, Kloves optó por confeccionar un libreto que fuera menos fiel al libro en lo formal para evitar así una duración excesiva. Según el guionista, la autora entendía que la dinámica de una película funcionaba de un modo muy distinto al de una obra literaria, por lo cual Rowling aceptó las modificaciones que supuso la trasposición a la pantalla grande.
La autora reconoció que a pesar de que el tercer libro fue el más sencillo de escribir la complejidad de la trama representaba un problema para la adaptación. La propia Joanne Rowling le pidió a Alfonso Cuarón que su adaptación no apelase a una literalidad sino a la fidelidad con respecto a la esencia del texto y tanto el director como el guionista se mostraron conformes con ese permiso.
El guión puso énfasis en esa indagación y en los conflictos de los personajes principales antes que en los pormenores del relato literario. Los cambios que ejecutó Kloves incluyeron la eliminación de algunas explicaciones en torno al pasado de los padres de Harry y de las circunstancias de la fuga de Sirius Black.
Según la autora, en la película se incluyeron detalles que anticipaban cosas que ocurrirían en los dos libros finales. Por ejemplo, en la conversación de Remus Lupin con Harry en el puente, el profesor le cuenta al muchacho sobre la capacidad de su madre –Lily Potter– para ver en las personas cosas que nadie más era capaz de ver.36 Este hecho preanunciaba claramente la relación de Lily y Severus Snape, silenciada a lo largo de la saga pero finalmente descrita en Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, novela que cerró la heptalogía.
El rodaje de la cinta comenzó oficialmente el 24 de febrero de 2003 en los estudios Leavesden, aunque el 18 había comenzado la filmación en los decorados que representaban la calle Magnolia de la localidad ficticia de Little Whinging. El rodaje culminó el 28 de noviembre de 2003 y entonces la película entró en etapa de post-producción.
El rodaje de la cinta tuvo algunos contratiempos en sus etapas iniciales: a finales de febrero de 2003 el vagón utilizado como parte del Expreso de Hogwarts se incendió en el viaducto de Glenfinnan retrasando las filmaciones; Por otro lado, una huelga de trabajadores amenazó con parar el rodaje a finales de marzo. Finalmente se llegó a un acuerdo y la producción no se detuvo.
A lo largo de los diez meses de rodaje se filmaron escenas de alta complejidad técnica, una de las cuales fue aquella en que el Autobús Noctámbulo recorría las calles a contramano. Para lograrla se debió planificar una complicada coreografía automovilística con especialistas y los supervisores de efectos visuales se encargaron de fabricar el autobús púrpura de tres pisos. Para dar la impresión de que el vehículo se desplazaba a gran velocidad, los automóviles que circulaban en torno al mismo no debían superar los 13 km/h mientras que el autobús se desplazaba a 50 por las calles londinenses.
Durante el rodaje de la película se utilizó una gran variedad de animales para poblar el universo ideado por J. K. Rowling: además de las lechuzas mensajeras, se trajeron desde Estados Unidos cuervos entrenados que ocuparon el huerto de Hagrid; murciélagos para las escenas en el Bosque Prohibido,un mastín napolitano para dar vida a Fang –el perro del guardabosques– y un bulldog para Ripper, el perro de Marge Dursley. Para dar vida a la rata Scabbers, víctima de Crookshanks, se utilizó una rata verdadera y un animatronic. Uno de los animales más exóticos utilizados fue una hipopótamo pigmeo, la cual habitaba en la ficción una de las pinturas móviles de Hogwarts en la que se refugia la Dama Gorda.
Cuarón focalizó su trabajo en el trío protagonista para lograr actuaciones más espontáneas y naturales. Así es que les pidió redactar a cada uno un ensayo describiendo cómo era su personaje y le recomendó a Daniel Radcliffe ver algunas películas sobre adolescentes y escuchar música de artistas como los Sex Pistols para captar la etapa de rebeldía propia de la adolescencia.
A causa del fallecimiento de Richard Harris en 2002, Sir Michael Gambon fue convocado para encarnar al mago Albus Dumbledore. Algunos rumores apuntaron al actor Christopher Lee y actores como el recientemente fallecido – el pasado año- Richard Attenborough incluso le fue ofrecido a Ian McKellen pero lo rechazó por haber encarnado a Gandalf. Gambon dijo que no había leído los libros y que sólo tomaba en cuenta los guiones para su composición: «No quería ser como esos actores que se quejan porque sus escenas son mucho más cortas que en la historia original».
Otras adiciones al elenco fueron Gary Oldman en el rol de Sirius Black y David Thewlis como Remus Lupin. Oldman, sugirió el peinado de Black y Cuarón diseñó los tatuajes que el prófugo llevó sobre su piel, los cuales se basan en la mafia rusa para personas respetadas y temidas. Según Oldman, el haber aceptado trabajar en una película de Harry Potter lo convirtió en el héroe de sus hijos.
Thewlis, que se había presentado a una audición para el rol del profesor Quirrell en la primera película, un papel que se concedió a Ian Hart, asume un rol cercano a la figura paternal.
Por otro lado, Emma Thompson concibió su personaje, la docente de Adivinación Sybill Trelawney, como una mujer que estaba demasiado concentrada en el futuro como para ver lo que tenía al lado.
Timothy Spall (Peter Pettigrew en la ficción) entendió a su personaje desde el lado del patetismo, como una especie de paria al cual el resto de sus amigos le tenía lástima.
Para la dirección de fotografía de sus películas, Cuarón suele recurrir al fotógrafo mexicano Emmanuel Lubezki, sin embargo, no se encontraba disponible por lo que el elegido fue el neozelandés Michael Seresin, un director de fotografía conocido por sus trabajos junto a Alan Parker. Seresin y Cuarón trabajaron para cambiar el aspecto visual de la película recurriendo a una fotografía de corte naturalista, con una paleta cromática menos saturada que la de los fotógrafos anteriores (John Seale y Roger Pratt) y apostando por colores grisáceos y más oscuros para hablar del «poder amenazante y sensual del mundo natural».Como la película fue filmada con lentes más anchas de lo común se debieron tomar En las localizaciones de Escocia, el director de fotografía aprovechó la luz natural que con sus tonos grisáceos resaltaba el efecto dramático de la imagen.
El diseñador de producción Stuart Craig (ganador de tres premios Oscar por Gandhi, Las relaciones peligrosas y El paciente inglés) se encargó de concebir el aspecto visual de la película. Su tarea incluyó elaborar nuevos decorados y se ocupó de planificar la utilización de diferentes localizaciones naturales.
El diseñador trabajó en conjunto con el director para interpretar sus necesidades artísticas. El director quería, ante todo, era convertir al colegio Hogwarts en un personaje más de la trama, conectando sus diferentes espacios en la mente del espectador; por esa razón se crearon algunos nuevos sets como un puente de madera que comunica un patio de Hogwarts con la explanada que desciende a la cabaña de Hagrid, el cual nunca antes había aparecido en las películas y que se utilizó en los filmes posteriores.
Se reacondicionaron algunos sets utilizados en películas previas para albergar los nuevos decorados.
El despacho del profesor Dumbledore fue convertido en el aula de astronomía y la tienda de dulces Honeydukes había sido en realidad la tienda de varitas utilizadas en la primera adaptación cinematográfica, La piedra filosofal. Algo similar ocurrió en uno de los patios interiores de Hogwarts, donde se emplazó una fuente cuyas esquinas tenían águilas con serpientes en la boca.
Además, Craig insistió en que era necesario usar más escenarios naturales y consiguió que la producción se trasladase a Escocia en mayo de 2003 para realizar las escenas exteriores. Sin embargo, la filmación en las highlands escocesas presentó dificultades cuando las constantes lluvias.
La filmación de la película tuvo dos puntos centrales: Escocia y los estudios Leavesden en Hertfordshire, utilizados en todas las películas filmadas hasta la fecha.
En Glencoe (Escocia) se rodaron las escenas de la cabaña de Hagrid, cuyo emplazamiento se ubicó cerca de Clachaig Inn. Las secuencias en el Lago Negro fueron filmadas en el lago Shiel y en una zona opuesta –el viaducto Glenfinnan en Fort William– las que tienen lugar cuando el expreso de Hogwarts se detiene para ser abordado por los dementores; el viaducto ya había aparecido en Harry Potter y la cámara secreta y repetiría su aparición en las siguientes películas de la serie.
Las secuencias del Autobús Noctámbulo, en el cual se escapa Harry, fueron filmadas en Palmers Green, al norte de Londres para lo cual hubo que cortar el tránsito. Algunas tomas de esta escena también se realizaron en el Borough Market y en el Lambeth Bridge londinenses, así como también se utilizó la catedral de St. Paul para filmar las tomas en las escaleras móviles de Hogwarts.
El amplio decorado que alberga el bosque prohibido se erigió en los estudios Shepperton a las afueras de Londres. Allí se colocaron más de 60 troncos y se construyó un brazo del Lago Negro en cuyas orillas rodaron sus escenas los actores Gary Oldman y Daniel Radcliffe hacia agosto de 2003.
La diseñadora de vestuario Janny Temime fue la encargada de renovar el guardarropa de la serie cinematográfica.
Temime fue la tercera diseñadora de la serie y acordó con Alfonso Cuarón que era necesario dar un giro estilístico al vestuario para esta tercera entrega.
El director fomentó la adopción de un estilo más informal para el vestuario juvenil en su afán por conferir a la película un mayor naturalismo. El director les pidió a todos los chicos de la película que llevasen los uniformes como lo harían si sus padres no estuviesen cerca». Temime oscureció los colores de los uniformes y se confeccionaron prendas accesorias como camisetas y rebecas. Si bien en esta película aparecen con mayor prominencia prendas modernas como jeans y chaquetas no se buscó una desviación estilística respecto de las cintas anteriores.
En el caso de los trajes de Dumbledore se descartó el estilo majestuoso de los trajes pesados que crearon las diseñadoras anteriores en pos de un toque más hippie; para ello se utilizó seda principalmente. El tweed se convirtió en el material representativo del desvencijado guardarropa de Remus Lupin, resaltando su eminente tono inglés.
El atuendo de Petter Pettigrew se mostró anacrónico ya que consistía en un traje de paño de estilo setentista. Se buscó que los atavíos de Sybill Trelawney también tuviesen un tono anticuado y con reminiscencias gitanas. La composición del guardarropa de la profesora de Adivinación adoptó como eje sus enormes anteojos, según comentó la actriz Emma Thompson.
Algunos actores como Harry Melling y Pam Ferris tuvieron que utilizar trajes especiales para simular más peso del que tenían y, en el caso de la segunda, vistió también una serie de trajes inflables para las secuencias en que su personaje salía volando.
Este fue responsabilidad de los encargados de efectos especiales y utilería, al igual que las prótesis que se utilizaron en la transformación de Remus Lupin, los dientes y uñas falsas de Pettigrew y Marge Dursley que se combinaron con el maquillaje.
Algunos actores como Gary Oldman participaron activamente en el aspecto de sus personajes sugiriendo el peinado y elementos como tatuajes.
En la postproducción comentar que el montaje del largometraje, Cuarón contó con Steven Weisberg. Se realizó una edición más dinámica privilegiando la utilización de planos secuencia y tomas abiertas para aprovechar los fondos en lugar de los usuales juegos con primeros planos.
En lo que concierne a los efectos visuales del filme, se buscó superar los logros de las películas anteriores. La mayor parte de los efectos fueron utilizados para materializar las diferentes criaturas que conforman la fauna del universo Harry Potter, pero también intervinieron en la concreción de secuencias como la metamorfosis del profesor Lupin en hombre lobo y en el acabado del viaje en el Autobús Noctámbulo.
Entre las empresas que participaron en los efectos visuales de la cinta figuraron la Industrial Light and Magic (ILM) y Framestore CFC principalmente, sumadas a éstas el apoyo de The Moving Picture Company, Cinesite y Double Negative.
Cuarón decidió resaltar la fragilidad de los guardianes de Azkaban; se buscó destacar su carácter etéreo y por eso prefirió utilizar recursos clásicos como trucos con espejos y marionetas.
Otra criatura muy representativa del largometraje es el hipogrifo Buckbeack, cuya aparición en pantalla es el resultado de una combinación de animatronics y efectos digitales. Todas las escenas en que Buckbeack aparecía debieron ser planificadas celosamente en storyboards ya que el costo de producción era muy alto. La mayoría de las tomas en que la criatura aparece son producto de técnicas digitales, el Departamento de Efectos Visuales creó un robot de tamaño natural y diversas partes de la criatura como picos y cabezas para que los actores tuviesen elementos de referencia en el plató.
El compositor norteamericano John Wiliams volvió a encargarse de musicalizar una película de la serie Harry Potter. En su anterior contribución, los compromisos de Williams lo habían forzado a pedir la colaboración de otro artista –en ese caso William Ross–, pero para El prisionero de Azkaban volvió a tomar el liderazgo absoluto en lo que concierne a la composición de la música. Williams compuso nuevos temas y motivos reutilizando muy pocos de las dos películas previas.
Este trabajo fue reconocido por muchos críticos como uno de los mejores que Williams había entregado en años. Además, la banda sonora de El prisionero de Azkaban recibió una nominación a los premios Oscar 2005 en la categoría Mejor banda sonora.
El estilo general conseguido por la película resultó ser más siniestro y sombrío que el acuñado por Chris Columbus, aunque El prisionero de Azkaban reutilizó muchos de los elementos abordados por el realizador norteamericano; en ese sentido, elementos hasta entonces positivos como el partido de quidditch o las secuencias en el Expreso de Hogwarts dieron pie a situaciones siniestras gracias a la introducción de elementos novedosos como los dementores; lo mismo se extiende a otros elementos como es el caso del Sauce Boxeador.
La película combina reiteradamente situaciones siniestras y humorísticas.
La arquitectura del Colegio Hogwarts cambió hacia un estilo más marcadamente gótico. En esto influyó que se dejara de filmar en algunas localizaciones cuyo estilo difería del gótico medieval, como era el caso del castillo de Alnwick edificio emparentado con el estilo arquitectónico normando.
La película incluyó también algunas referencias pictóricas, entre ellas un retrato del pintor barroco Rembrandt colgado en las paredes de la escuela, así como varios lienzos que imitan la pintura renacentista y barroca.
En ese sentido, algunos críticos afirmaron que la película metaforiza varios aspectos relativos a la pubertad y la adolescencia. Los dementores también representan el miedo y, en ese sentido, la película discurre sobre la naturaleza de esa sensación y la forma de confrontarla. Por el contrario, la clase de Defensa contra las Artes Oscuras impartida por el profesor Lupin es una lección sobre la eficiencia del humor para combatir los temores más profundos del alma.
Otro tema importante dentro de la película es la dificultad de distinguir a los amigos de los enemigos. El juego de las apariencias, una constante en los libros de Rowling y por ende en las películas, se convierte en otra cuestión importante
La campaña promocional de la cinta se inició con el lanzamiento de los avances cinematográficos.
El filme obtuvo críticas internacionales altamente positivas. En Estados Unidos, Stephanie Zacharek destacó el trabajo de fotografía, narración y puesta en escena; la especialista opinó que la nueva entrega presentaba importantes diferencias con los dos primeros episodios dirigidos por Chris Columbus:[...] El prisionero de Azkaban es la primera película auténticamente Potter, la primera que captura no solo la nostalgia de los libros sino también el modo en que la magia subyace bajo lo mundano en lugar de sólo limitarse a cabriolas extravagantes. Gracias a su espíritu auténticamente romántico, Cuarón sabe que el secreto para lograr grandes fantasías es el naturalismo.
Peter Rainer, crítico de New York Magazine señaló que «La película infantil más fascinante que se haya visto en años» y agregó: «Por supuesto, como cualquier clásico infantil verdadero resulta igual de mágico para un adulto».
El crítico de la revista Rolling Stone, Peter Travers, calificó con tres estrellas y media sobre cuatro el filme, una valoración muy positiva, y comentó que «Es una película que puede verse sola, incluso si nunca has oído sobre J. K. Rowling y su joven hechicero (...) Cuarón se anota un triunfo al invocar liricidad, magia negra y risas para que acudan a la fiesta». Mick LaSalle del periódico San Francisco Chronicle publicó un comentario en el que opinó que a pesar de ciertas omisiones, el trabajo del nuevo director había conseguido brindar un espectáculo mucho más adulto que el visto en las películas predecesoras.
En LA Weekly, Ella Taylor definió a El prisionero de Azkaban como la mejor película de la saga.
Otra reseña favorable provino del semanario Time, donde se elogió la mejora en el acabado técnico de la película y en las actuaciones de Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson, aunque se señaló que el elenco adulto todavía resultaba demasiado imponente para las características de la película.
Publicaciones estadounidenses como The Washington Post, Boston Globe125 y Entertainment Weekly también otorgaron puntajes positivos aunque en diferente grado.
Menos entusiasta fue el comentario firmado por crítico Roger Ebert en Chicago Sun-Times; Ebert afirmó que, aunque afirmó que la película poseía su encanto no resultaba superior a las anteriores, algo similar a lo que expresó Ann Hornaday en su comentario para The Washington Post.
En Reino Unido, la película también consiguió opiniones muy positivas en los periódicos The Times, The Belfast Telegraph y The View London.
En el periódico The Telegraph londinense, David Gritten expresó que la cinta «finalmente hace justicia a la elevada imaginación de J. K Rowling» y que las adiciones al reparto otorgaban frescura a la producción. La crítica del sitio web la cadena BBC también apreció la calidad del diseño de producción y del filme en su conjunto. La revista Empire remarcó que la película se beneficiaba ampliamente por las innovaciones narrativas y visuales introducidas por Cuarón y por el desempeño de los diferentes apartados artísticos. Aun así se señaló que subsistían algunos problemas narrativos y actorales heredados de las adaptaciones anteriores. Sin embargo, la película no estuvo exenta de comentarios menos entusiastas o directamente negativos. Desde el periódico The Guardian, Peter Bradshaw consideró que la película era buena pero inferior a su predecesora. En una crítica negativa publicada en The Independent se criticó que el excesivo recorte de subtramas arruinaba la calidad de la película y que el director perdía el hilo de la narración por concentrarse demasiado en la atmósfera.
En España proliferaron también los comentarios positivos. Desde el periódico español El País, M. Torreiro caracterizó al filme como «Una mezcla entre innovación y tradición tan sabia como efectiva... aunque tal vez en esta parte se queden por el camino los admiradores más pequeños de la saga del joven aspirante a hechicero». La crítica del diario El Mundo de España afirmó que «Kloves y Cuarón han hecho una película divertida y aventurera, pero con un componente romántico y otro realista (en el retrato de personajes) que le añaden interés».
En otras latitudes como el México natal del realizador, El prisionero de Azkaban también recibió elogios en medios de prensa como El Universal y El Siglo de Torreón.
Los medios argentinos también acogieron favorablemente el estreno con críticas elogiosas. El crítico del Diario Clarín, Pablo Scholtz, dijo sobre ella « Con pasadizos secretos, una casa de gritos, verdugos y traiciones a la luz de la luna (…) el despliegue visual, los efectos especiales y la música de John Williams hacen mucho por la historia, bastante sombría y tenebrosa, que la convierten en la más apasionante de la saga hasta el momento» escribió en su comentario. Diego Battle del periódico La Nación habló sobre el enorme giro de timón que suponía el cambio de realizador para la saga: «El ingreso del talentoso director mexicano Alfonso Cuarón en reemplazo del impersonal Chris Columbus ha provocado un notable salto artístico en la saga de Harry Potter (...) no sólo es mucho más ambiciosa y audaz en términos visuales y narrativos que sus dos predecesoras, sino que conlleva además una fuerte dosis de riesgo para una franquicia».
El prisionero de Azkaban logró un monto de 795,5 millones de dólares a nivel mundial, lo cual la convirtió en el segundo filme más exitoso del 2004, solo superada por Shrek 2. .
A pesar de sus exitosos logros en la taquilla, El prisionero de Azkaban es considerado el film de Harry Potter que menos ha recaudado en la taquilla (los demás han superado los 875 millones de dólares a nivel mundial).
Harry Potter y el prisionero de Azkaban fue nominada a la Mejor banda sonora (John Williams) y a los Mejores efectos visuales (Tim Burke, Roger Guyett, Bill George y John Richardson) en los 77º Premios Óscar realizados en 2005. Ésta fue la segunda película de la serie en ser nominada a un Óscar.
Resultó nominada igualmente en los BAFTA al mejor diseño (Stuart Craig), Mejores efectos visuales (ya nombrados) , al Mejor maquillaje (Amanda Knight, Eithne Fennel y Nick Dudman) y mejor película Premios Amanda a la Mejor película extranjera. En los Broadcast Film Critics Association a la Mejor película familiar, Mejor actor joven y Mejor actriz joven.
En los Premios Grammy para John Williams al Mejor álbum de banda sonora para película, televisión u otro medio visual. Igualmente nominación en los Premios Hugo Mejor representación dramática, en los Kid's Choice Awards, en los MTV Movie Awards al actor revelación (Radcliffe), en los Premios Saturn a la Mejor película de fantasía, actor de reparto (Gary Oldman), y mejor director (Cuarón) Mejor actuación de joven actor o actriz (Daniel Radcliffe), Mejor guión de cine (Steve Kloves), Mejor banda sonora (John Williams), Mejor vestuario (Jany Temime), Mejor maquillaje (Nick Dudman y Amanda Knight), Mejores efectos especiales (Roger Guyett, Tim Burke, Bill George y John Richardson), pero no. Sí ganó los Teen Choice Awards a la Mejor película y los Premios Phoenix Film Critics Society. Algo es algo.
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