Hoy hace 35 años del 23-F. Tal día como hoy del año 1981 un teniente coronel de la guardia civil secuestró el Congreso de los Diputados. Este día todo español que tenga más de cuarenta años recordará lo que hizo , pues ese día fue inolvidable. Algunos , con el tiempo, intentaron pervertir la memorias de los hechos contando fantasías animadas de ayer y hoy, con Jordi Evolé a la cabeza. Desde entonces, ¿quién se puede fiar de lo que nos cuenta el follonero? Puede ser verdad , o no. De cualquier manera lo más interesante está en nuestro recuerdo. Eso sí que no hay quien nos lo quite. Lo deformaremos, lo enriqueceremos con lo que sabemos y hemos leído sobre ello, pero el 23 -F responderá siempre a la verdad de lo que vivimos.
Ese intento por acercarnos a una verdad, que intenta ser medianamente objetiva, es lo que se nos presenta en esta película española del año 2011 dirigida por Chema de la Peña y protagonizada por Paco Tous, como el golpista Tejero. Con motivo de este aniversario versión española la emitió el domingo y yo la vi anoche.
El director de esta 23 F la película es Chema de la Peña que cuenta con la dirección artística de Antón Laguna. Se trata de una producción de Ignacio y Gonzalo Salazar-Simpson para la productora Lazona que invirtieran en ella 8 500 000 €. La película sigue el guión de Joaquín Andújar,con música de Antonio Fernández Ruiz, el sonido de Sergio Bürmann, la fotografía de David Azcano y el vestuario de María José Iglesias. Fue distribuida por la Warner Bros Pictures con un resultado muy mediacre, unos 50.000 espectadores y unos 330 000 € de ingresos.
El reparto está encabezado por Paco Tous como Antonio Tejero, Juan Diego como Alfonso Armada, Fernando Cayo como Juan Carlos I - papel que ha asumido por tercera vez en su carrera- , Mariano Venancio como Sabino Fernández Campos, Ginés García Millán como Adolfo Suárez- en estre caso asumido en dos ocasiones- , Jordi Bosch como Camilo Menéndez Tolosa, Luis Callejo como Santiago Vecinos, Pedro Casablanc como Eduardo Fuentes, Jesús Castejón como el general Aramburu Topete, Tomás del Estal como Carlos Lázaro Corthay, Juanma Lara como Juan García Carrés, Juan Alberto López como Enrique Bobis González, Lluís Marco como Jaime Milans del Bosch, Fermí Reixach como Nicolás Cotoner, José Manuel Seda como Felipe González, Luis Zahera como Jesús Muñecas, Joan Pera como Santiago Carrillo, Joan Massotkleiner como el general José Gabeiras y Aitor Mazo como
Ricardo Pardo Zancada.
Junto a ellos aparecen Paco Ochoa como Alfonso Guerra, Juan Calot como Leopoldo Calvo-Sotelo , Luis Moreno como Felipe, Príncipe de Asturias, Olga Lozano como la Reina Sofía de España, Clara Álvarez como la Infanta Cristina de Borbón y Grecia, Cristina Álvarez como la Infanta Elena de Borbón y Grecia.
23-F, la película es el primer intento de llevar al cine una historia compleja y que sí se ha llevada ya a la pequeña pantalla en varias ocasiones. De hecho presenta un formato muy televisivo.
Nos presenta el golpe desde su complejidad, , pero sobre todo desde la perspectiva de los golpistas, y en concreto desde la óptica del teniente coronal Tejero Molina, desde su salida de casa hasta la salida del Congreso.
La película arranca con escenas documentales que pudieron propiciar - y justificaron para los golpistas la intentona- el tambaleo de la democracia española, y casi de inmediato vemos a Tejero en la toma del Congreso, usada como arranque. y tras eso se reviven las diecisiete horas y media que hicieron temblar los cimientos de una joven democracia y que sembraron de inquietud millones de hogares de una España pegada a la radio. Nunca la radio jugó tan importante papel. De hecho, ese día la radio española se quitó el corsé que mantenía en lo informativo desde el franquismo.
La película arranca con escenas documentales que pudieron propiciar - y justificaron para los golpistas la intentona- el tambaleo de la democracia española, y casi de inmediato vemos a Tejero en la toma del Congreso, usada como arranque. y tras eso se reviven las diecisiete horas y media que hicieron temblar los cimientos de una joven democracia y que sembraron de inquietud millones de hogares de una España pegada a la radio. Nunca la radio jugó tan importante papel. De hecho, ese día la radio española se quitó el corsé que mantenía en lo informativo desde el franquismo.
Por un lado, vamos viendo el campo de visión del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina y sus hombres, y de otro, la del Rey Juan Carlos I con sus colaboradores que, desde su despacho, intenta contener al ejército y organizar las fuerzas civiles.
En medio, un complejo entramado donde el teniente general Jaime Milans del Bosch y el general Alfonso Armada Comín mueven los hilos del golpe. Al fondo, el país, que vive pendiente de la radio y la televisión y que generó algunos momentos de pánico que llevaron a sindicatos y partidos de izquierdas a quemar papeles que les pudieran comprometer. De la misma manera, algunas familias se montan en el coche en dirección a la frontera para huir de aquel fallido golpe de estado.
Se dice que el 23F es la historia de tres golpes pésimamente organizados: el de Milans, el de Armada y el de Tejero. Tres modelos que fracasan cuando, borracho de poder en el Palacio de las Cortes de Madrid, Tejero empieza a entender que lo han utilizado. Y termina como empiezacon imágenes documentales en este caso de la liberación de los diputados,
La película se realizó con motivo del 30 aniversario de la entrada de Antonio Tejero al Congreso de los Diputados, Chema de la Peña recuerda una jornada en la que España vivió pegada a los medios de comunicación. También conocida como la noche de los transistores, el 23 de febrero de 1981 los españoles temían el regreso de la dictadura.
De la Peña reconstruye los hechos grabando en los lugares donde transcurrieron los acontecimientos, especialmente dos días que rodaron en el agosto de 2010 en el Congreso, recreando el resto de escenarios y salas en sets, al igual que en el Palacio de la Zarzuela en la que recrearon tal y como estaba en 1981, aunque, según algunas críticas, sin aportar a la cinta material documental inédito. Lo más interesante desde mi punto de vista está en la recreación de la supuesta conversación entre Tejero y el general Armada en la que éste le da la lista del Gobierno de Concentración en la que estarían presentes políticos de cuatro partidos, cosa que indigna al militar malagueño que quiere un Gobierno Militar.
En medio, un complejo entramado donde el teniente general Jaime Milans del Bosch y el general Alfonso Armada Comín mueven los hilos del golpe. Al fondo, el país, que vive pendiente de la radio y la televisión y que generó algunos momentos de pánico que llevaron a sindicatos y partidos de izquierdas a quemar papeles que les pudieran comprometer. De la misma manera, algunas familias se montan en el coche en dirección a la frontera para huir de aquel fallido golpe de estado.
Se dice que el 23F es la historia de tres golpes pésimamente organizados: el de Milans, el de Armada y el de Tejero. Tres modelos que fracasan cuando, borracho de poder en el Palacio de las Cortes de Madrid, Tejero empieza a entender que lo han utilizado. Y termina como empiezacon imágenes documentales en este caso de la liberación de los diputados,
La película se realizó con motivo del 30 aniversario de la entrada de Antonio Tejero al Congreso de los Diputados, Chema de la Peña recuerda una jornada en la que España vivió pegada a los medios de comunicación. También conocida como la noche de los transistores, el 23 de febrero de 1981 los españoles temían el regreso de la dictadura.
De la Peña reconstruye los hechos grabando en los lugares donde transcurrieron los acontecimientos, especialmente dos días que rodaron en el agosto de 2010 en el Congreso, recreando el resto de escenarios y salas en sets, al igual que en el Palacio de la Zarzuela en la que recrearon tal y como estaba en 1981, aunque, según algunas críticas, sin aportar a la cinta material documental inédito. Lo más interesante desde mi punto de vista está en la recreación de la supuesta conversación entre Tejero y el general Armada en la que éste le da la lista del Gobierno de Concentración en la que estarían presentes políticos de cuatro partidos, cosa que indigna al militar malagueño que quiere un Gobierno Militar.
La película , aunque fue ignorada por el público, obtuvo una nominación al premio Goya al mejor actor de reparto para Juan Diego.
Las críticas fueron especialmente duras con la película. Jordi Costa en el Diario El País comenta que "En ningún momento, logra desembarazarse de su aspecto de sobredimensionado telefilme de tercera (...) Engarza su sucesión de lugares comunes con despreocupación alarmante (...) caracterizaciones caricaturescas"
Carmen L. Lobo del Diario La Razón sostiene que "De la Peña dirige este thriller político con buen pulso, que refleja la minuciosa investigación previa realizada (...) excelente reparto"
En La Vangurdia Lluís Bonet Mojica escribe que "Parece una mala imitación de las comedias de Berlanga"
E. Rodríguez Marchante en el Diario ABC afirma que "El tic-tac de la historia es modélico, y consigue arrebatar intriga a algo tan consabido (...) Por lo demás, la película tiene la particularidad de eñalar el abismo que hay entre entonces y ahora (...) "
Irene Crespo en Cinemanía afirma que "No aporta nada en cuestiones históricas, ni profundiza realmente en la psicología de ninguno de los protagonistas, ni introduce ningún punto de vista nuevo (...) "
M. Torreiro en Fotogramas nos cuenta que "Todo se limita a una ilustración, desmayada y previsible, de la versión más o menos periodística del suceso (...) ".
Hoy día 23 de febrero, El País vuelve a darnos una lección de historia, seria y formal , -alejada de la charlotada presentada como modélica de áquel que volvió a ser el follonero, cuando parecía ser un periodista de verdad- con la narración minuto a minuto de este acontecimiento histórico inserto en la memoria de todos los españoles que tienen ya cierta edad.
En el País Tereixa Constenla escribe en relación a este rodaje el 22 de agosto de 2010 lo siguiente:
"En 30 años España ha cambiado tanto que los jóvenes no saben empuñar un cetme ni un subfusil. No hay mili. Nadie les obliga a familiarizarse con las armas. No es nostalgia, es una observación del comandante Santiago Taboada, que esta semana se empleó a fondo para hacer que los jóvenes policías que custodiaban el exterior del Congreso agarrasen su arma con verosimilitud y transmitiesen la tensión que sintieron los verdaderos agentes la noche del 23-F.
Han pasado casi 30 años y aún hoy algunos espontáneos se desquitan del susto insultando en la calle al Tejero que encarna el actor Paco Tous en la primera película sobre el golpe de estado que llegará a los cines. En un rodaje todo es mentira y todo debe parecer verdad. Lo que en pantalla será el destello de coches-patrulla es en realidad un foco azul sobre un trípode.
La fría noche del lunes 23 de febrero de 1981 en que España se asomó al abismo del pasado se recrea durante una noche de agosto, por fortuna solo templada y no tórrida. Juan Diego (general Armada) y Jesús Castejón (teniente general Aramburu Topete), encorsetados en los rígidos uniformes militares caquis, se abanican en cada descanso, sentados a las puertas del Congreso. Agua y abanicos para aligerar el sofoco. Un figurante que pasea a sus espaldas en la secuencia 125, a cuyo rodaje asistió EL PAÍS, sobrelleva su pelliza de lana con estoicismo. Al guionista le cautivó la retórica heredada del franquismo Hay todo un país lleno de recuerdos a los que el productor no quiere traicionar Paco Tous (teniente coronel Tejero), Juan Diego (general Armada) y Fernando Cayo (el Rey) protagonizan 23-F, la primera incursión del cine español en el acontecimiento más relevante de la Transición y el más casposo (o no es torrentiano gritar "se sienten, ¡coño!").
Su estreno, el próximo 23 de febrero, coincidirá con el 30 aniversario de un golpe de estado que duró poco más de 17 horas en las que el país no durmió. La noche de los transistores, se acuñó. La noche que todos los españoles en edad de recordar recuerdan. ¿Dónde estabas el 23-F?
Chema de la Peña, el director de la película, estaba en Salamanca congregado alrededor de una radio: "Tenía 14 años. Llegué a casa y mi madre me dijo que los de la ETA habían entrado en el Congreso, lo que demuestra la confusión que hubo".
El viernes, antes de arrancar el rodaje nocturno centrado en las idas y venidas entre el Congreso y el hotel Palace, De la Peña explicaba que le atrajeron "la idea de trabajar con material de la historia reciente" y "el componente shakespeariano de los personajes". "De repente se dan cuenta de que viven en otro mundo e intentan recuperar el pasado a la desesperada".
La historia española reciente apenas llega a las pantallas. Los estadounidenses todavía siguen en Irak y ya han inspirado varias películas (entre ellas, la triunfadora en los últimos Oscar, En tierra hostil). "Imagínate la historia del 23-F, que lo cambió todo y obligó a ir más rápido, en Estados Unidos. Aquí hay mucho pudor", aventura Ignacio Salazar-Simpson, copropietario de la productora Lazona, que financia la película (4,5 millones) con la colaboración de TVE.
Durante tres años, Ignacio Salazar-Simpson rumió el proyecto, que le inspiró la película The Queen. Antes, por tanto, del revival que desató el exitoso ensayo de Javier Cercas Anatomía de un instante. "Ya teníamos el guión escrito cuando salió. Se podría haber hecho una peli cachonda, pero queríamos justo lo contrario. Nos hemos empeñado en el rigor total: los sitios, lo que se decía, cómo se decía..", cuenta el productor, mientras el equipo se prepara para rodar en la carrera de San Jerónimo, cortada y en obras para ensanchar aceras. "Treinta años sin tocar la calle y la cambian ahora", se queja con humor Salazar-Simpson. Se queja porque la fidelidad histórica es su principal obsesión. Ha leído libros, declaraciones judiciales y se ha entrevistado con algunos protagonistas como el periodista Iñaki Gabilondo, el político de UCD Landelino Lavilla o el teniente general Aramburu Topete, director general de la Guardia Civil en 1981, que les contó cómo el golpista Tejero se cambiaba la pistola de mano para saludarlo con el debido respeto cuando lo vió en el Congreso.
Muchos protagonistas del 23-F siguen vivos. Y, además, hay todo un país lleno de recuerdos a los que el productor no quiere traicionar. No hay, pues, concesiones en el guión. Ni teorías conspirativas ni elefantes blancos. Hechos probados. Diálogos contrastados. Como el siguiente, entre el periodista Rafael Luis Díaz y el general Prieto, amigo de Tejero, a las puertas del Palace, donde se reparten ejemplares de la edición especial en las que EL PAÍS anunciaba el fracaso del golpe. "-¿Cómo lo ha encontrado?-interroga el redactor. -Lo conozco perfectamente. En estos momentos no está nervioso. Está carente total y absolutamente de cordura." Delirante.
Al guionista Joaquín Andújar le cautivó la retórica militar heredada del franquismo. El honor, la patria, el destino. La grandilocuencia que contrasta con la intimidad. "Tejero es también muy infantil, a su mujer le llama ratita y ella le dice papaíto. Era algo ingenuo, pero un mal tipo, un mandado que se excede de sus funciones", describe Andújar. Aunque le apura mencionarlo, finalmente el guionista también destaca la coherencia del golpista con sus principios. En esas 17 horas sobró tiempo para heroicidades y traiciones. De políticos, periodistas y militares.
La película, sin embargo, ha elegido la perspectiva de sus auténticos motores: Tejero, caricaturizado por su bigote, su tricornio, su "se sienten ¡coño!" y sobre todo porque fracasó; el Rey, que pasará a la historia como el Borbón que desbarató el golpe de estado, y el general Armada, tejedor y nexo entre la conspiración política y la militar. En la secuencia 129, Armada, el correoso, accede al Congreso tras bisbisear la contraseña -"duque de Ahumada"- a los guardias golpistas de la puerta.
Juan Diego, hierático y marcial, avanza con un guante en la mano. "Es quizá uno de los militares más cultos que intervienen en el 23-F", dirá del personaje. "Es la película que se merece este país, casi un homenaje a la ciudadanía", dirá del filme. Juan Diego, cuya trinchera ideológica está en las antípodas de su personaje, dice que si hubiera conversado con el general Armada para construir al personaje no habría hablado del 23-F. "Tal vez hubiera sido positivo tener una charleta con él distendida, pero le habría buscado la parte interna, habría hablado de camelias o de amor". No le hubiera contado que el 23 de febrero de 1981, Juan Diego había viajado a Zaragoza con Rosa León para participar en un homenaje al poeta Ángel Guinda. Ni le habría desvelado que pasó la noche refugiado en casa de un general, incapaz de imaginarse que, 30 años, interpretaría al enemigo Armada.
Ahora queda por saber cómo lo viví yo. Estaba en 2º de BUP y teníamos clases por las mañanas y por las tardes. A las 18:30 dimos por terminadas las clases como cualquier lunes del años. Me quedaban aún 30 minutos para llegar a casa desde el colegio. Ese día iba solo. Al pasar por el centro no noté nada especial. Eso sí, al pasar por la calle Concepción en cuya esquina con la calle Sevilla, se encontraba la sede de Fuerza Nueva, noté como estaba llena de jóvenes que hablaban en alto y que armaban un ruido tremendo que se escuchaba desde la calle. Fue lo único llamativo hasta llegar a casa. Al llegar alrededor de las 19 horas mi hermano , algo mayor que yo, junto con algunas de mis hermanas me abrió la puerta y me dijo con preocupación: "Han dado los militares un golpe de Estado".
En mi casa, por aquellos días, teníamos en el salón, una radio de los años 50 , Vanguard. Tenía la posibilidad de hacer un barrido de emisoras , algunas absolutamente extrañas que yo me había dedicado a localizar en fechas anteriores. No siempre emitía , pero intenté localizar Radio Tirana de Albania, una emisora en castellano que , de vez en cuanto aparecía, y que ponía en solfa tanto las democracias, digamos, liberales como a las dictadoras socialistas controladas por la URSS. En ellas se presentaba a Albania controlada por el Partido del Trabajo como el paraíso de los trabajadores, el faro del socialismo, una especie de edén utópico. Eso día, no emitían o yo ,al menos, no lo conseguí. Tras unos minutos más con otras emisoras incomprensibles para nosotros, pusimos ya radio nacional. No, no decían ni pío, sólo música militar. Al rato llegaron mis padres. Comentaron que había que estar expectantes a ver como pasaban los acontecimientos. Había mucho silencio en la casa. No recuerdo bien tampoco las conversaciones. Así, silenciosa, estuvo la casa hasta que en televisión se informó sobre que íbamos a tener un mensaje del rey. Aquello se retrasó en exceso. Finalmente, apareció el rey vestido de militar. Creo que tragamos todos saliva, pues por su aspecto nos temíamos lo peor. Se escucho el mensaje sin comentario alguno. Al final, mi padre comentó aliviado que parecía que esto tenía que terminar pronto y bien. Los menores de la casa, yo entre ellos, fuímos de cabeza a la cama con una esperanza, la posibilidad de que no hubiese clase al día siguiente. Sin embargo, mi padre fue claro. Aquí parece que no hay nada, por lo tanto, normalidad y mañana al cole.
Al levantarme, le pregunté a mis padres que cómo estaba trascurriendo el golpe y nos comentaron que parecía que iba a terminar.
Las críticas fueron especialmente duras con la película. Jordi Costa en el Diario El País comenta que "En ningún momento, logra desembarazarse de su aspecto de sobredimensionado telefilme de tercera (...) Engarza su sucesión de lugares comunes con despreocupación alarmante (...) caracterizaciones caricaturescas"
Carmen L. Lobo del Diario La Razón sostiene que "De la Peña dirige este thriller político con buen pulso, que refleja la minuciosa investigación previa realizada (...) excelente reparto"
En La Vangurdia Lluís Bonet Mojica escribe que "Parece una mala imitación de las comedias de Berlanga"
E. Rodríguez Marchante en el Diario ABC afirma que "El tic-tac de la historia es modélico, y consigue arrebatar intriga a algo tan consabido (...) Por lo demás, la película tiene la particularidad de eñalar el abismo que hay entre entonces y ahora (...) "
Irene Crespo en Cinemanía afirma que "No aporta nada en cuestiones históricas, ni profundiza realmente en la psicología de ninguno de los protagonistas, ni introduce ningún punto de vista nuevo (...) "
M. Torreiro en Fotogramas nos cuenta que "Todo se limita a una ilustración, desmayada y previsible, de la versión más o menos periodística del suceso (...) ".
Hoy día 23 de febrero, El País vuelve a darnos una lección de historia, seria y formal , -alejada de la charlotada presentada como modélica de áquel que volvió a ser el follonero, cuando parecía ser un periodista de verdad- con la narración minuto a minuto de este acontecimiento histórico inserto en la memoria de todos los españoles que tienen ya cierta edad.
En el País Tereixa Constenla escribe en relación a este rodaje el 22 de agosto de 2010 lo siguiente:
"En 30 años España ha cambiado tanto que los jóvenes no saben empuñar un cetme ni un subfusil. No hay mili. Nadie les obliga a familiarizarse con las armas. No es nostalgia, es una observación del comandante Santiago Taboada, que esta semana se empleó a fondo para hacer que los jóvenes policías que custodiaban el exterior del Congreso agarrasen su arma con verosimilitud y transmitiesen la tensión que sintieron los verdaderos agentes la noche del 23-F.
Han pasado casi 30 años y aún hoy algunos espontáneos se desquitan del susto insultando en la calle al Tejero que encarna el actor Paco Tous en la primera película sobre el golpe de estado que llegará a los cines. En un rodaje todo es mentira y todo debe parecer verdad. Lo que en pantalla será el destello de coches-patrulla es en realidad un foco azul sobre un trípode.
La fría noche del lunes 23 de febrero de 1981 en que España se asomó al abismo del pasado se recrea durante una noche de agosto, por fortuna solo templada y no tórrida. Juan Diego (general Armada) y Jesús Castejón (teniente general Aramburu Topete), encorsetados en los rígidos uniformes militares caquis, se abanican en cada descanso, sentados a las puertas del Congreso. Agua y abanicos para aligerar el sofoco. Un figurante que pasea a sus espaldas en la secuencia 125, a cuyo rodaje asistió EL PAÍS, sobrelleva su pelliza de lana con estoicismo. Al guionista le cautivó la retórica heredada del franquismo Hay todo un país lleno de recuerdos a los que el productor no quiere traicionar Paco Tous (teniente coronel Tejero), Juan Diego (general Armada) y Fernando Cayo (el Rey) protagonizan 23-F, la primera incursión del cine español en el acontecimiento más relevante de la Transición y el más casposo (o no es torrentiano gritar "se sienten, ¡coño!").
Su estreno, el próximo 23 de febrero, coincidirá con el 30 aniversario de un golpe de estado que duró poco más de 17 horas en las que el país no durmió. La noche de los transistores, se acuñó. La noche que todos los españoles en edad de recordar recuerdan. ¿Dónde estabas el 23-F?
Chema de la Peña, el director de la película, estaba en Salamanca congregado alrededor de una radio: "Tenía 14 años. Llegué a casa y mi madre me dijo que los de la ETA habían entrado en el Congreso, lo que demuestra la confusión que hubo".
El viernes, antes de arrancar el rodaje nocturno centrado en las idas y venidas entre el Congreso y el hotel Palace, De la Peña explicaba que le atrajeron "la idea de trabajar con material de la historia reciente" y "el componente shakespeariano de los personajes". "De repente se dan cuenta de que viven en otro mundo e intentan recuperar el pasado a la desesperada".
La historia española reciente apenas llega a las pantallas. Los estadounidenses todavía siguen en Irak y ya han inspirado varias películas (entre ellas, la triunfadora en los últimos Oscar, En tierra hostil). "Imagínate la historia del 23-F, que lo cambió todo y obligó a ir más rápido, en Estados Unidos. Aquí hay mucho pudor", aventura Ignacio Salazar-Simpson, copropietario de la productora Lazona, que financia la película (4,5 millones) con la colaboración de TVE.
Durante tres años, Ignacio Salazar-Simpson rumió el proyecto, que le inspiró la película The Queen. Antes, por tanto, del revival que desató el exitoso ensayo de Javier Cercas Anatomía de un instante. "Ya teníamos el guión escrito cuando salió. Se podría haber hecho una peli cachonda, pero queríamos justo lo contrario. Nos hemos empeñado en el rigor total: los sitios, lo que se decía, cómo se decía..", cuenta el productor, mientras el equipo se prepara para rodar en la carrera de San Jerónimo, cortada y en obras para ensanchar aceras. "Treinta años sin tocar la calle y la cambian ahora", se queja con humor Salazar-Simpson. Se queja porque la fidelidad histórica es su principal obsesión. Ha leído libros, declaraciones judiciales y se ha entrevistado con algunos protagonistas como el periodista Iñaki Gabilondo, el político de UCD Landelino Lavilla o el teniente general Aramburu Topete, director general de la Guardia Civil en 1981, que les contó cómo el golpista Tejero se cambiaba la pistola de mano para saludarlo con el debido respeto cuando lo vió en el Congreso.
Muchos protagonistas del 23-F siguen vivos. Y, además, hay todo un país lleno de recuerdos a los que el productor no quiere traicionar. No hay, pues, concesiones en el guión. Ni teorías conspirativas ni elefantes blancos. Hechos probados. Diálogos contrastados. Como el siguiente, entre el periodista Rafael Luis Díaz y el general Prieto, amigo de Tejero, a las puertas del Palace, donde se reparten ejemplares de la edición especial en las que EL PAÍS anunciaba el fracaso del golpe. "-¿Cómo lo ha encontrado?-interroga el redactor. -Lo conozco perfectamente. En estos momentos no está nervioso. Está carente total y absolutamente de cordura." Delirante.
Al guionista Joaquín Andújar le cautivó la retórica militar heredada del franquismo. El honor, la patria, el destino. La grandilocuencia que contrasta con la intimidad. "Tejero es también muy infantil, a su mujer le llama ratita y ella le dice papaíto. Era algo ingenuo, pero un mal tipo, un mandado que se excede de sus funciones", describe Andújar. Aunque le apura mencionarlo, finalmente el guionista también destaca la coherencia del golpista con sus principios. En esas 17 horas sobró tiempo para heroicidades y traiciones. De políticos, periodistas y militares.
La película, sin embargo, ha elegido la perspectiva de sus auténticos motores: Tejero, caricaturizado por su bigote, su tricornio, su "se sienten ¡coño!" y sobre todo porque fracasó; el Rey, que pasará a la historia como el Borbón que desbarató el golpe de estado, y el general Armada, tejedor y nexo entre la conspiración política y la militar. En la secuencia 129, Armada, el correoso, accede al Congreso tras bisbisear la contraseña -"duque de Ahumada"- a los guardias golpistas de la puerta.
Juan Diego, hierático y marcial, avanza con un guante en la mano. "Es quizá uno de los militares más cultos que intervienen en el 23-F", dirá del personaje. "Es la película que se merece este país, casi un homenaje a la ciudadanía", dirá del filme. Juan Diego, cuya trinchera ideológica está en las antípodas de su personaje, dice que si hubiera conversado con el general Armada para construir al personaje no habría hablado del 23-F. "Tal vez hubiera sido positivo tener una charleta con él distendida, pero le habría buscado la parte interna, habría hablado de camelias o de amor". No le hubiera contado que el 23 de febrero de 1981, Juan Diego había viajado a Zaragoza con Rosa León para participar en un homenaje al poeta Ángel Guinda. Ni le habría desvelado que pasó la noche refugiado en casa de un general, incapaz de imaginarse que, 30 años, interpretaría al enemigo Armada.
Ahora queda por saber cómo lo viví yo. Estaba en 2º de BUP y teníamos clases por las mañanas y por las tardes. A las 18:30 dimos por terminadas las clases como cualquier lunes del años. Me quedaban aún 30 minutos para llegar a casa desde el colegio. Ese día iba solo. Al pasar por el centro no noté nada especial. Eso sí, al pasar por la calle Concepción en cuya esquina con la calle Sevilla, se encontraba la sede de Fuerza Nueva, noté como estaba llena de jóvenes que hablaban en alto y que armaban un ruido tremendo que se escuchaba desde la calle. Fue lo único llamativo hasta llegar a casa. Al llegar alrededor de las 19 horas mi hermano , algo mayor que yo, junto con algunas de mis hermanas me abrió la puerta y me dijo con preocupación: "Han dado los militares un golpe de Estado".
En mi casa, por aquellos días, teníamos en el salón, una radio de los años 50 , Vanguard. Tenía la posibilidad de hacer un barrido de emisoras , algunas absolutamente extrañas que yo me había dedicado a localizar en fechas anteriores. No siempre emitía , pero intenté localizar Radio Tirana de Albania, una emisora en castellano que , de vez en cuanto aparecía, y que ponía en solfa tanto las democracias, digamos, liberales como a las dictadoras socialistas controladas por la URSS. En ellas se presentaba a Albania controlada por el Partido del Trabajo como el paraíso de los trabajadores, el faro del socialismo, una especie de edén utópico. Eso día, no emitían o yo ,al menos, no lo conseguí. Tras unos minutos más con otras emisoras incomprensibles para nosotros, pusimos ya radio nacional. No, no decían ni pío, sólo música militar. Al rato llegaron mis padres. Comentaron que había que estar expectantes a ver como pasaban los acontecimientos. Había mucho silencio en la casa. No recuerdo bien tampoco las conversaciones. Así, silenciosa, estuvo la casa hasta que en televisión se informó sobre que íbamos a tener un mensaje del rey. Aquello se retrasó en exceso. Finalmente, apareció el rey vestido de militar. Creo que tragamos todos saliva, pues por su aspecto nos temíamos lo peor. Se escucho el mensaje sin comentario alguno. Al final, mi padre comentó aliviado que parecía que esto tenía que terminar pronto y bien. Los menores de la casa, yo entre ellos, fuímos de cabeza a la cama con una esperanza, la posibilidad de que no hubiese clase al día siguiente. Sin embargo, mi padre fue claro. Aquí parece que no hay nada, por lo tanto, normalidad y mañana al cole.
Al levantarme, le pregunté a mis padres que cómo estaba trascurriendo el golpe y nos comentaron que parecía que iba a terminar.
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