Hay películas que te remiten a momentos concretos de tu vida. Es posible que en su momento sean absolutamente irrelevantes, pero , por el motivo que sea, se te quedan en la memoria. Recuerdo que estábamos en quinto de carrera y una compañera, hoy profesora titular de la Universidad de Granada, me preguntó si tenía una película, puesto que ella era conocedora de mi interés por grabar películas, especialmente de cine clásico. La película que me pidió era El tren, una película de 1964 que yo había podido ya disfrutar con anterioridad, aunque en ese momento no estaba en mi mano. Le comenté que en ese momento no la tenía, y ahí quedó la cosa.
Treinta y cinco años después he vuelto a ver esa película. Por supuesto que cuando la vi por primera vez conocía algunos de los autores de los que habla la película como Picasso, Van Gogh, incluso Utrillo. Pero indudablemente ver esta película con esa perspectiva de tiempo y con un mayor conocimiento histórico y artístico pues me he hecho recordar esta anécdota. Una tontería como otra cualquiera.
El tren (The Train) es una coproducción italofrancoestadounidense del año 1964 distribuida por la Metro Goldwyn Mayer del género bélico dirigida por John Frankenheimer, quien contó con la colaboración de los ferroviarios y el Ejército de Francia.
De hecho la película comienza con el reconocimiento de los productores de esta película a aquellas personas que trabajaron en los ferrocarriles franceses dando su vida para conseguir la victoria ante los nazis, y que inspiraron esta historia.
Casi de inmediato la película se trata las puertas del Museo de Jeu de Paume, en París, donde vemos que la entrada está prohibida al público por orden del comandante Von Gross
Ambientada en agosto de 1944 - comienza el 2 de agosto de 1944, el día 1511 de la ocupación alemana, durante la Segunda Guerra Mundial, la película enfrenta al miembro de la Resistencia francesa Paul Labiche (Lancaster) contra el coronel alemán Franz von Waldheim (Scofield), el hombre que decidió que las obras de arte de los pintores franceses que podrían calificarse según el régimen nazi como prototipo de arte degenerado, obras que por otro lado el admira, han de trasladarse a Alemania en tren a Alemania. Su entrada en el museo encendiendo.
El militar alemán va iluminando y focalizando las obras, inicialmente, una a una. Descubrimos un Picasso, un Renoir, un Gauguin,.. Mientras las admira aparece la señora Valland que igualmente admira la obra de Gauguin, procedente de una colección privada.
El oficial alemán insiste de que se trata de un arte degenerado. Por eso debería detestarlo, pero reconoce que no puede estar de acuerdo con aquellos que imponen su gustos por decreto. Ella indirectamente le da las gracias por haber conservado estas obras. Ahora tienen menos reparar en decírselo puesto que la liberación del París es inminente.
Ella le intenta decir que se ha conservado por su amor al arte, pero el habla del valor económico de las obras. Casi de inmediato da la orden a sus subordinados que entran y les ordena empaquetar los cuadros que han de ser llevados a un lugar segura, según él, Alemania, aunque ella insiste que París va a ser un lugar más seguro pues se ha declarado ciudad abierta y no será bombardeada.
Mientras se llevan cuadros de Renoir, Cezanne, obras cubistas,... Y mientras suena la música de Maurice Jarre y se informa que la película está basada en la obra, Le Front de L' Art de Rose Valland. Índice momento vemos que sobre las cajas se pintan 2 Gauguin, , 7 Renoir, Van Gogh, 2 Manet, 2Picasso, 4 Degas, 4 Miro, 8 Cezanne, pero también algunas obras de Matisse, Braque, Seurat, Utrillo,...
Tras esto nos llevan a las vías del tren, y nos presenta al otro protagonista, Paul La iche ( Burt Lancaster). El enfrentamiento entre uno y otro ha comenzado. Y desde allí hasta el final.
Señalar que Arthur Penn fue el director original de El tren , pero fue reemplazado por Frankenheimer tres días después de que comenzara el rodaje. El director de la película, nacido en 1930, será el responsable de otros títulos memorables como Los Jóvenes Salvajes, El Mensajero del Miedo, El Hombre de Alcatraz, Siete Días de Mayo o El Plan Diabólico
El guion de la película, escrito por Franklin Coen, Frank Davis y Walter Bernstein , está basado libremente en el libro de no ficción Le front de l'art de Rose Valland , quien documentó las obras de arte almacenadas que habían sido saqueadas por la Alemania nazi de museos y colecciones de arte privadas.
La película es una producción de la United Artist en la que se involucró Jules Bricken que contó con la música Maurice Jarre, la fotografía de Jean Tournier y el montaje de David Bretherton y Gabriel Rongier. El presupuesto de la película alcanzó los $5.8 millones, recaudando tan sólo $6 800 000
El cuidado vestuario fue de Jean Zay y como protagonistas tenemos a Burt Lancaster, Paul Scofield, Jeanne Moreau, Michel Simon, Richard Münch, Suzanne Flon, Wolfgang Preiss, Albert Rémy, Helmo Kindermann y Paul Bonifas.
En agosto de 1944, las obras maestras del arte moderno robadas por la Wehrmacht están siendo enviadas a Alemania; el oficial a cargo de la operación, el coronel Franz von Waldheim, está decidido a llevar las pinturas a Alemania, sin importar el costo.
Después de que las obras que selecciona son retiradas del Museo Jeu de Paume 148 cajas, la restauradora y conservadora del Museo, Mademoiselle Villard, busca la ayuda de la Resistencia francesa . Dada la inminente liberación de París por parte de los Aliados , los trabajadores de la SNCF (Ferrocarriles Nacionales Franceses) asociados con la Resistencia solo necesitan retrasar el tren durante unos días, pero es una operación peligrosa y debe realizarse sin arriesgar la inestimable carga. En la historia real el aviso de la conservadora con una lista detallada de las mismas permitió a la Resistencia evitar que el tren partiera, aunque para ello se sumó la "mala gestión" del papeleo, la alteración de las rutas ferroviarias y el sabotaje evitaron este robo a gran escala.
El líder de la célula de la Resistencia e inspector de zona de la SNCF, Paul Labiche (Burt Lancaster) , niega inicialmente el plan y le dice a Mademoiselle Villard y al líder de la Resistencia Spinet: "No voy a desperdiciar vidas en pinturas" . Y Mientras Mademoiselle Villard defiende su caso ante los trabajadores de la resistencia en el astillero, Labiche responde: “Los nazis dispararían a unos cuantos rehenes, pero ese es el precio que hay que pagar. ¿Son sus cuadros tan importantes, mademoiselle?”.
Éste cambia de opinión después de que su antiguo mentor, Papa Boule (Michel Simon) , es ejecutado sumariamente por sabotear el tren por su cuenta.
Después de ese sacrificio, Labiche se une a sus compañeros de equipo de la Resistencia, Didont y Pesquet, que han estado organizando su propio plan con la ayuda de otros miembros de la Resistencia de la SNCF.
En una elaborada artimaña, desvían el tren, modificando temporalmente la señalización de la estación de tren para hacer creer a la escolta alemana que se dirigen a Alemania cuando en realidad han dado la vuelta hacia París.
Dos colisiones deliberadas bloquean el tren en la pequeña ciudad de Rive-Reine sin dañar la carga. Labiche, aunque recibió un disparo en la pierna, escapa a pie con la ayuda de Christine, la viuda propietaria de un hotel de Rive-Reine, mientras que otros miembros de la Resistencia implicados en el complot son asesinados, entre ellos Pesquet y Jacques, el jefe de estación de Rive-Reine.
Esa noche, Labiche y Didont se encuentran de nuevo con Spinet, junto con el joven sobrino de Jacques, Robert, y planean pintar de blanco las partes superiores de tres vagones para advertir a los aviones aliados de que no bombardearían el tren de arte.
Robert recluta a trabajadores del ferrocarril y amigos de su tío y prepara una falsa alarma antiaérea manipulando una sirena, para distraer a los alemanes y poder comenzar la operación. Sin embargo, la pintura es detectada y Robert y Didont son asesinados a tiros, pero debido a la pintura, el tren se salva del bombardeo al día siguiente cuando los bombarderos medianos aliados rugen sobre Rive-Reine.
Labiche, que ahora trabaja solo, sigue retrasando el tren después de que se despejan las vías, lo que aumenta la ira de von Waldheim.
Labiche intenta usar explosivos plásticos para destruir la locomotora, pero descubre que lleva rehenes franceses colocados por los alemanes.
Para salvar a los rehenes, hace estallar los explosivos antes de tiempo, dañando las vías delante del tren. Mientras los alemanes arreglan las vías, Labiche corre hacia delante, luchando por mantenerse alejado de los soldados que lo buscan.
Finalmente, logra descarrilar el tren desatornillando y aflojando uno de los rieles, lo que hace que los rieles se abran y la locomotora caiga suavemente sobre el balasto sin dañar a los rehenes.
No hay ninguna grúa disponible para encarrilar el tren, por lo que Von Waldheim hace señas a un convoy del ejército que se retira por una carretera cercana, y se entera de que una división blindada francesa no está muy lejos. El coronel ordena que se descargue el tren e intenta apoderarse de los vagones para recoger las obras de arte, pero el comandante del convoy se niega a cumplir la orden. El contingente alemán del tren mata a los rehenes y se une al convoy que se retira.
Von Waldheim se queda atrás con el tren abandonado. Entre las vías y la carretera hay cajas con los nombres de artistas famosos. Aparece Labiche y el coronel lo regaña por no tener ningún interés genuino en el arte que ha salvado.
En respuesta, Labiche se da vuelta y mira a los rehenes asesinados y luego, sin decir palabra, se vuelve hacia von Waldheim y lo mata de un disparo. Después, Labiche se aleja cojeando, dejando los cuerpos y los tesoros artísticos donde yacen.
El tren está basado en el libro Le front de l'art : Défense des collections françaises, 1939-1945 . de 1961 de Rose Valland , la historiadora de arte del Jeu de Paume, quien documentó las obras de arte almacenadas allí que habían sido saqueadas por los alemanes de museos y colecciones de arte privadas en toda Francia y que estaban siendo clasificadas para su envío a Alemania en la Segunda Guerra Mundial. La inspiración para las escenas de la interceptación del tren surgió de los hechos reales que rodearon al tren n.º 40.044 cuando fue incautado y examinado por el teniente Alexandre Rosenberg de las fuerzas de la Francia Libre en las afueras de París.
Una película basada en este acontecimiento fue realizada por el director francés René Clément - en su más memorable película, según Fausto Fernández, titulada La bataille du rail, contando para ello con actores n o profesionales, y que según el crítico catalán le debe mucho.
En contraste con la acción y el drama representados en la película, el envío de arte que los alemanes intentaban sacar de París el 1 de agosto de 1944 fue detenido por la Resistencia francesa con un aluvión interminable de papeleo y burocracia, y no llegó más allá de una estación ferroviaria a unas pocas millas de París.
La interceptación real del tren se inspiró en los eventos de la vida real que rodearon al tren No. 40,044 cuando fue incautado y examinado por el teniente Alexandre Rosenberg de las fuerzas de la Francia Libre en las afueras de París en agosto de 1944. Cuando sus soldados abrieron las puertas del vagón, vio muchas piezas de arte saqueadas que alguna vez habían estado exhibidas en la casa de su padre, el comerciante de arte parisino Paul Rosenberg , uno de los principales comerciantes de arte moderno del mundo.
Las obras de arte que se ven en las escenas iniciales de la película incluyen de manera destacada pinturas que no fueron saqueadas por los alemanes, como ¿Cuándo te casarás? de Paul Gauguin y La joven con la mandolina de Pablo Picasso .
Frankenheimer heredó la película de otro director, Arthur Penn . Lancaster despidió a Penn después de tres días de rodaje en Francia, y le pidió a Frankenheimer que asumiera el papel de director. Mientras viajaba para Francia desde los Estados Unidos leyó la obra y el guion y pensó que tenía que cambiar bastante, puesto que el tren no aparecía hasta más allá de la página 100. Además exigió a los productores un deportivo que le hacía ilusión y era una de sus grandes aficiones.
Penn había imaginado una película más íntima que reflexionaría sobre el papel que desempeñaba el arte en el personaje de Lancaster y por qué arriesgaría su vida para salvar el gran arte del país de los nazis. No tenía la intención de dar mucho enfoque a la mecánica del funcionamiento del tren en sí. Pero Lancaster quería más énfasis en la acción y no lo que pretendía Arthur Penn , un estudio de personajes a pequeña escala para asegurar que la película fuera un éxito después del fracaso de su magnífica película El gatopardo de Visconti.
Newsweek argumentó que Penn "no satisfizo a [el productor Jules] Bricken, quien dijo que nunca había llegado al punto esencial de la película: su fisicalidad".
El director declaró que “ El tren era una película que yo no tenía intención de hacer nunca. Había otro director en la película, pero se fue al cabo de unas dos semanas. Hasta el día de hoy no sé exactamente qué pasó. Hubo un conflicto de personalidades, un conflicto sobre el tipo de película que se estaba haciendo. Creo que el director, Arthur Penn, quería hacer una película, mientras que el productor y Lancaster querían hacer otra.
Acababa de terminar Siete días en mayo y estaba bastante cansado. No quería hacerlo, pero él me pidió que lo hiciera como un favor para él. Y también quería ir a Europa. En el camino leí el guion. Me lo entregaron justo cuando subía al avión. Pensé que era bastante espantoso. No era ni pez ni ave. “El maldito tren no salió de la estación hasta la página 140. Cuando llegué a París, paramos la producción y reescribimos el guion. Traje a Ned Young y Howard Infell y lo reescribimos. Quería incluir un punto de vista que me apasionaba, que era que ninguna obra de arte vale una vida humana. Pero decir que la película es una declaración de un tema como ese es realmente injusto con la película porque, en mi opinión, también es una película de acción importante. No creo que sea una película en la que haya que leer un gran significado social, pero es fiel a las personas y a su entorno”.
La producción se detuvo brevemente mientras se reescribía el guion y el presupuesto se duplicó. Como relata en el libro de Champlin, Frankenheimer utilizó la desesperación de la producción a su favor en las negociaciones. Exigió y se le dio lo siguiente: su nombre se hizo parte del título, "El tren de John Frankenheimer".
Al codirector francés, obligado por las leyes fiscales francesas, no se le permitió poner un pie en el set; se le dio el montaje final total; y un Ferrari. Gran parte de la película se rodó en exteriores.
El tren contiene múltiples accidentes de tren reales. El bombardeo aliado de un patio de maniobras se llevó a cabo con dinamita real, ya que la autoridad ferroviaria francesa necesitaba ampliar el ancho de vía. Esto se puede observar por las ondas de choque que viajan a través del suelo durante la secuencia de acción.
Los productores se dieron cuenta después de filmar que la historia necesitaba otra escena de acción y reunieron a algunos miembros del elenco para una escena de ataque con Spitfire insertada en el primer tercio de la película. Más adelante en la película también se ven aviones Douglas A-26 Invader del ejército del aire francés .
La película incluye secuencias que involucran largos planos secuenciales y lentes gran angular con fotografía de enfoque profundo . Entre los planos secuenciales dignos de mención se encuentran Labiche intentando detener un tren y saltando sobre la locomotora en movimiento, un largo plano con plataforma de von Waldheim viajando a gran velocidad por un patio de clasificación en un sidecar de motocicleta y Labiche rodando montaña abajo y cruzando una carretera, para finalmente llegar tambaleándose a una vía de tren. En las escenas que implican a Lancaster reconocemos a ese hombre en forma permanente que fue.
Frankenheimer comentó en el comentario del DVD: "Por cierto, creo que ésta fue la última gran película de acción jamás filmada en blanco y negro, y personalmente estoy muy agradecido de que se haya filmado en blanco y negro. Creo que el blanco y negro aporta mucho a la película".
A lo largo de la película, Frankenheimer a menudo yuxtapone el valor del arte con el valor de la vida humana.
Un breve montaje termina la película, intercalando las cajas llenas de pinturas con los cadáveres de los rehenes franceses antes de que una toma final muestre a Labiche alejándose por la carretera.
El rodaje se llevó a cabo en varias localizaciones, entre ellas: Acquigny ( Calvados) ; Saint-Ouen, Seine-Saint-Denis ; y Vaires, Seine-et-Marne . Las tomas abarcan desde París hasta Metz. Gran parte de la película se centra en la ciudad ficticia de "Rive-Reine".
Las locomotoras principales utilizadas fueron ejemplares de la antigua serie 11s 4-6-0 de Chemins de fer de l'Est , que la SNCF clasificó como 1-230-B. Es ella la locomotora que lleva Papa Boule y ocupa un lugar particularmente destacado, flanqueada por las locomotoras hermanas 1-230.B.739 y 1-230.B.855.
Una locomotora fuera de servicio se utilizó como 517 para la escena del accidente (una imagen de producción de las secuelas desde la parte trasera muestra el número de identificación del ténder que dice 1-230.B.754), y a otra se le dio una carcasa blindada de madera contrachapada para representar una locomotora del ejército alemán para la escena de las maniobras y el asalto en el patio.
Un antiguo "Bourbonnais" tipo 030.C 0-6-0 (N° 757), aparentemente fuera de servicio por la SNCF, fue destrozado deliberadamente para bloquear la línea; se movió más rápido de lo que el equipo de filmación anticipó y destrozó tres de las cinco cámaras colocadas cerca de la vía en el proceso. [ 9 ]
Otras locomotoras de varias clases se pueden ver en las vías secundarias de fondo en las escenas de paso y vistas aéreas del patio, entre ellas las locomotoras SNCF Clase 141R 2-8-2 , que no fueron suministradas a Francia hasta después de la guerra como parte de la reconstrucción del ferrocarril, así como las locomotoras de tanque USATC Clase S100 0-6-0T , designadas por la SNCF como 030TU, que fueron utilizadas por las fuerzas aliadas que se acercaban.
La producción contó con el apoyo de los ferroviarios franceses y de la guardia fronteriza de Francia e Italia.
Burt Lancaster tuvo que aprender a usar una máquina locomotora de vapor y la maestranza para desarrollar con credibilidad su papel.
Destacan en la película la actuación de Paul Scofield representando al frío y voluntarioso coronel Von Waldheim y la del actor suizo Michel Simon encarnando a un maquinista francés que odia a los nazis que ocupan su país.
La película obtuvo algunas nominaciones pues fue candidata al Golden Laurel de 1965 al mejor actor: Burt Lancaster, que quedó en segundo lugar, también fue candidata al BAFTA de 1965 a la mejor película: quedó en segundo lugar y fue Candidata al Oscar de 1966 al mejor guion: Franklin Coen y Frank Davis.
El historiador de arte Kenneth Lindsay describió las actividades de la restauradora Valland tan improbable: “Nadie sabía que todas las noches, cuando volvía a casa, llevaba un diario secreto de qué cuadros franceses, de propiedad pública o privada, se habían llevado quiénes y a dónde los habían enviado”. Las anotaciones reales de su cuaderno se pueden ver brevemente en la película de 1995 El rapto de Europa , basada en el libro del mismo nombre de Lynn H. Nicholas, que documenta los robos de arte al por mayor de los nazis. Los nazis no sólo codiciaban el arte, sino que creían que podían vender piezas “degeneradas” en el mercado negro para apuntalar su debilitada maquinaria de guerra. Por proteger el arte, Valland fue considerada inicialmente como colaboradora, pero finalmente recibió la Legión de Honor. Newsweek señaló que haber sido fiel a la historia real habría sido algo decepcionante (como lo demostró la película bien intencionada pero aburrida de George Clooney).“Haber seguido la modesta historia de Valland habría sido desbaratar la película. Imaginemos a Burt Lancaster como un ayudante de contabilidad con visera verde y elegantes ligas en las mangas. Hubo bravuconería y acción en los ferrocarriles durante la resistencia, pero con trenes de municiones y envíos de material vital. Y fue este tipo de incidente sobre el que Frankenheimer injertó la exótica historia del envío de obras de arte”.
En cuanto a la crítica la película ha sido valorada de forma unánime como una gran película. El crítico Matt Zoller Seitz describe bien la fructífera colaboración entre actor y director al decir que “… debido a que Frankenheimer hacía películas de la misma manera que Lancaster se movía por la pantalla –de manera económica, elegante, mezclando extravagancia con una contundencia sensata– creó el vehículo definitivo para el actor físico definitivo”.
Para Bosley Crowther, crítico habitual que fuese del The New York Times la película, "Una vez que el espectador está totalmente convencido del compromiso personal y la determinación de Lancaster (...) se siente cautivado por la emoción de los sucesos melodramáticos".
Para Tim Pelan en la web Cinephilia ¬ Beyond afirma que "La versión de Frankenheimer naturalmente expande la persecución y eleva el suspenso y la emoción" y añade que "Frankenheimer le había dicho a William Millinship, del Washington Post, que “estaba tratando de decir dos cosas [con el final]. Primero, que ningún arte vale la pena matar gente por él. Segundo, que una sucesión de pequeños incidentes puede inducir a las personas a hacer sacrificios que su sentido común rechazaría”. Con los muchos “pequeños incidentes” ejemplares que contribuyen al lienzo de El tren , cada toque es una obra maestra, cada cuadro una pintura. ". Y Tim Pelan añade que "El escritor Harlan Ellison, siempre una voz entretenida aunque controvertida, admitió con cansancio: “Puede actuar, sin duda, pero no puedo concebir en qué nivel por encima del de capa y espada… La personalidad intrusiva de Lancaster, el acróbata, haciendo sus trucos especiales de salón bajando escaleras, saltando muros de jardines, magníficamente musculoso y molesto como el infierno cuando nos dicen una y otra vez: 'En realidad no soy Labiche, soy Lancaster'”. ¿Muy celoso? ¡Lancaster tenía cincuenta años cuando logró todo esto!
El director hace un uso excelente de lentes gran angular, planos secuencia largos y primeros planos extremos, manteniendo al mismo tiempo la profundidad de campo; el ojo puede detenerse aparentemente en una miríada de detalles a medida que avanza la narración. Frankenheimer, con sus cámaras Jean Tournier y Walter Wottitz, y el montador David Bretherton, se asegura deliberadamente de que los elaborados movimientos de cámara y los cortes estén planificados de modo que “logísticamente se sepa dónde está cada tren” en relación con la acción. Una minucia de detalles revela las sutilezas de la resistencia: una moneda en los engranajes de un tren para cortar el suministro de petróleo, una tubería en los engranajes, etc.
Frankenheimer dice en el comentario del DVD: “Creo que al público le gusta saber cómo funcionan las cosas”.
La reseña de The New Yorker afirmó: “Desde la comedia perfecta de Buster Keaton, El general, la cámara nunca se había entregado con tanto entusiasmo al mundo humeante, lleno de hollín, negro y plateado, silbante y estridente del material rodante, las torres de señales, los patios, los talleres, las grúas, los túneles, los puentes y las vías”.
Ya en España, la crítica ha hablado igualmente bien de ella. En El País, Miguel Ángel Palomo escribió que se trata de una "Imprescindible obra maestra (...) película febril e intensa (...) una clase magistral de cine espectacular, riguroso e inolvidable"; mientras que en El Mundo", Francisco Marinero comentó de ella que era una "Película más que aceptable con un excelente reparto".
Fausto Fernández que nos recomienda verla junto con The Monuments men , en Twitter- ahora X- en catalán nos dice que es "Una lección magistral de cine a cargo de su director con una magnífico Burt Lancaster tratando de parar el tren y con un memorable plano final" Y añade que "Burt Lancaster no para ni un segundo en su frenético objetivo de impedir el expolio artístico nazi de los museos parisinos en El Tren), tal vez (o no tal vez) la obra maestra de John Frankenheimer".
Para terminar señalaré el delirio final del militar alemán que le echa en cara a Labiche que ante el arte "No siente ninguna emoción al estar cerca de ellas. Un buen cuadro significa para usted lo mismo que un collar de perlas ... No le ha acompañado la suerte. Me ha vencido sin saber que estaba haciendo ni el por qué. Finalmente le dice el culto y esnob coronel Von Waldheim al inspector ferroviario engañosamente impasible y que al principio se muestra reacio al riesgo humano " no es usted nada, Labiche, un simple bruto".
Y termina diciendo que " las pinturas son mías. No podrá arrebatármelas. La belleza pertenece a los hombres que saben apreciar esos cuadros. Volverán a mí o a hombres como yo . Labiche tras mirar los muertos que quedan atrás, comienza a disparar.
Mientras se intercalan las cajas de las obras de arte con los franceses asesinados. Así que volvemos a ver cajas que contienen obras de Rouault, Braque, Renoir, Cezanne, Picasso, Dufy, Lautrec con los números de obras correspondientes a cada caja. Como señala Mademoiselle Vallard en la película “Todo lo que Von Rundstedt puede perder son hombres”. “Este tren es más valioso” El arte y la muerte.