miércoles, 18 de diciembre de 2024

El conformista



Cuando me encontraba mejor de la vista y sobre todo allá por los 90 me dio por leer literatura italiana contemporánea y dentro de ella leí algunas obras de Alberto Moravia, uno de los escritores más representativos de la literatura italiana del siglo XX. Recuerdo como me impresionó, por ejemplo, La Campesina - la Ciocciara-, pero también leí la importancia de entre sus obras, de otra que llevaba por título El conformista, escrita en 1951. 



Cuando fue emitida Canal Sur este inicio de verano pasado no dudé en grabarla, más aún porque en ella estaba implicados Bernardo Bertolucci, Jean-Louis Trintignant y Stefanía Sandrelli, entre otros. 

El conformista es una película del año 1970 que tiene como protagonista a Marcello Clerici (Jean-Louis Trintignant ), un hombre que se une a un partido fascista italiano como una manera de desaparecer en la multitud para poder integrarse.

La película es un estudio de caso sobre la psicología del conformismo y el fascismo: Marcello Clerici es un burócrata culto e intelectual, pero en gran medida deshumanizado por una intensa necesidad de ser "normal" y pertenecer al grupo sociopolítico dominante en el momento.. 

La película comienza en París , en 1938, con la salida del protagonista Marcello Clerici (Jean-Louis Trintignant) de un hotel parisino, el Palais D' Orsay, tras recibir una llamada telefónica de un desconocido para nosotros en ese momento, que poco después lo recoge en la esquina del hotel e inicia con él un largo viaje por la ciudad llevándolo fuera de la misma. 



La llamada es el punto y final de los preparativos para asesinar a un antiguo profesor universitario, Luca Quadri. Tras recibir la llamada ha dejado a una mujer en la habitación del hotel. El desconocido es el agente especial Manganiello y ella es su mujer Giulia.  

A partir de aquí comienza un largo flashback que nos va a presentar porque Marcelo es un auténtico conformista. Mediante una serie de flashbacks muestran a Marcello hablando con su amigo ciego Italo sobre sus planes de casarse, sus intentos de unirse a la policía secreta fascista y sus visitas a sus padres en Roma. 



Ante un sacerdote se confiesa , aunque él se confiesa ateo, a petición de Giulia (Stefania Sandrelli ) para que sea aceptado por sus padres y le cuenta que él, cuando era niño, se vio turbiamente enredado por el chófer de la familia, Lino Seminara, quién en 1917, tras ser humillado por sus compañeros de escuela fue rescatado por Lino, el chófer. Éste le muestra una pistola y luego ataca sexualmente a Marcello abusando de él. Como el chófer siempre se movía con un arma de fuego el chico le arrebata el arma de fuego y con ella disparó sobre la pared, pero también sobre él, y creyendo firmemente que lo había matado, huye. 

También confiesa que anduvo con prostitutas y que carece de sentido de la culpabilidad. Con todo el sacerdote lo absuelve cuando se entera de que está trabajando para la policía secreta fascista. 



En consecuencia, Marcelo Clerici, crece en la Italia fascista con un cierto complejo de culpabilidad y no sólo por haber asesinado a un hombre sino también por algunos escrúpulos de tipo moral. Tiene una formación lenguas clásicas y tiene el defecto de despreciar a los demás especialmente a los mediocres y a las mujeres. Su única obsesión es ser como los demás lo que le impulsa a refugiarse en el fascismo, y no por ambiciones políticas, sino para confundirse entre la indiferencia y el conformismo. 

Ha entrado en relaciones con una chica joven y bella, de nombre Giulia (Stefania Sandrelli) a la que desprecia como pequeña burguesa que es y, por el mismo motivo, para hundirse en la vulgaridad. 

Al mismo tiempo, Marcello , reconsidera con ella la familia de la que procede. Le cuenta que su padre está recluido en una institución psiquiátrica, una clínica para perturbadamente mentales; mientras que la madre a la que odia y que lleva una vida disipada y toxicómana pues es adicta a la morfina y tiene relaciones con otros hombres. Marcelo se pregunta abrumado que cómo puede ser un hombre normal proviniendo de tal familia. 

Vemos como se incorpora buscando la mediocridad al Partido Fascista ya en el poder. Tras integrarse en el Partido Fascista, como un respetado ciudadano, con formación en clásicas y funcionario del estado. Por ello tiene contactos con el servicio secreto fascista.

En Ventimiglia, Marcello se reúne con el oficial fascista Raoul, quien le ordena asesinar al profesor Quadri, un intelectual antifascista declarado que ahora vive exiliado en Francia., siendo el representante de los exiliados. Además, fue su antiguo profesor. 

Utilizando su luna de miel como tapadera, una vez se ha casado, lleva a Giulia a París, donde puede llevar a cabo la misión, ya que está dispuesto en combinar su luna de miel en París con un atentado contra su exiliado político italiano que había sido profesor suyo. 


Poco después de llegar a París y entra en contacto con el profesor Luca Quadri (Enzo Tarascio). Mientras visita a Quadri, Marcello se descubre que está casado con Anna (Dominique Sanda ).

La belleza de Anna y su delicadeza, es profesora de ballet clásico, le impacta. Desde ese momento se siente atraído y la persigue. 

Aunque ella y su marido son conscientes de las peligrosas simpatías fascistas de Marcello, ella responde a sus avances y establece una estrecha relación con Giulia, hacia quien también hace avances sexuales. 

Una noche salen a cenar y luego van a un baile parisino. Giulia y Anna se visten elegantemente y se divierten en el salón de baile con sus maridos. Allí Quadri pone a prueba el compromiso de Marcello con los fascistas. Lo hace mientras, Manganiello (Gastone Moschin) , miembro del servicio secreto fascista, está allí presente. Éste ha estado siguiendo a Marcello durante algún tiempo y dudando de sus intenciones. 



Marcello devuelve en secreto el arma que le han dado y le da a Manganiello la ubicación de la casa de campo de Quadri en Saboya, lugar al que la pareja planea ir al día siguiente. Aquí sale un poco de su indiferencia queriendo retroceder y rectificar en las decisiones tomadas, pues sabe que la vida de Anna está en juego. Pero se deja llevar de nuevo por los acontecimientos y enlace en este momento la película con el inicio de la misma. 

Aunque Marcello ha advertido a Anna de que no vaya al campo con su marido, ella hace el viaje en coche de todos modos. 

En una carretera alpina desierta, el coche de los Quadri, que se siente vigilado y perseguido, se para. De la montaña y desde la niebla dominante, bajan unos agentes fascistas. Todos convergen en el coche y, tras salir del mismo, apuñalan mortalmente a Quadri, mientras que Anna observa horrorizada. 

Cuando los hombres dirigen su atención hacia ella, corre hacia el coche que está detrás en busca de ayuda. Cuando Anna ve que el pasajero en el asiento trasero del coche es Marcello y se da cuenta de su traición. Comienza a gritar, antes de correr hacia el bosque para escapar de los agentes, Marcello observa cómo la persiguen por el bosque y la matan a tiros. 

Manganiello se aleja del coche para fumar un cigarrillo, disgustado por lo que ve como la cobardía de Marcello al no dispararle a Anna cuando corrió hacia su coche. Ahora seguirá siendo un hombre más, viviendo y procurando confundirse con un mundo vulgar. 

Los años han pasado. Marcello ahora tiene una hija con Giulia y aparentemente se ha establecido en una vivienda llevando una vida convencional.

El 25 de julio de 1943 es derrocado Mussolini, desposeído de todos sus cargos, siendo nombrado como su sustituto por el Rey Victor Manuel III , el general Pietro Badoglio. 

Tras el anuncio radiofónico de la caída de Mussolini, Marcelo sale a la calle. Mientras se encuentra en el Puente de los Ángeles sobre el Tíber, se encuentra con Italo, su antiguo compañero de partido. Se trata del trabajador ciego de la radio , al que conocimos al inicio de la película y que dirigía un programa el que participaban cantantes de la época. 

Tras pasear con él y desprenderle de todos los símbolos del partido fascista, se refugia en las arcos del Coliseo romano. 

Mientras está allí, ve como una pareja de hombres comienzan a tontear, descubriendo en uno de ellos al rostro de sus chófer, Lino, a quien creía muerto. Se desmoraliza al ver que ha desperdiciado su vida por un sentido de culpabilidad que no tenía fundamento, y todo ello mientras el régimen fascista que le había dado cobertura en su actuación está desapareciendo. Es en este momento cuando Marcello parece enloquecer. Denuncia públicamente a Lino como fascista, homosexual y asesino de los Quadris. 

En su loco frenesí, también denuncia a Italo como fascista y todo ello ante una multitud antifascista que pasa rápidamente, llevándose a Italo con ellos.

Marcello se sienta cerca de un pequeño fuego y mira hacia atrás al joven con el que Lino había estado hablando, que ahora desnudo en una cama acabando así la película. 

Así es, a grandes rasgos, esta película dirigida por Bernardo Bertolucci en 1970 quien adaptó la novela de Alberto Moravia con la que inició la trayectoria cinematográfica más abiertamente comprometida ideológicamente hablando. En esta y en otras posteriores, el director presente algunos apuntes sociales envueltos en una fuerte carga ideológica, como vemos en algunas imágenes de París donde una violetera con sus dos hijos cantan la internacional , o bajo la arcada del Coliseo romano cuando aparece una muchedumbre en manifestación, recordándonos la caída definitiva del fascismo en Italia, así como alguna imagen que nos va a remitir a Novecento y por supuesto nos recuerda a esa obra pictórica determinante de la Historia de Italia como es  El cuarto estado (Il Quarto Stato o Il cammino dei lavoratori), referido al proletariado, una obra realizada en el año 1901 por Giuseppe Pellizza da Volpedo. 

La película, una coproducción entre Italia, Alemania y Francia, en la que el productor es Mauricio Lodi-Fè,  siendo una producción  Mars Film Produzione, junto a Marianne productions y Marian Film (GMBH).  

En la película es protagonista es el francés Trintignant quien aprendió sus líneas en italiano fonéticamente y, como era habitual en la industria cinematográfica italiana de la época, más tarde fue doblado por otro actor, Sergio Graziani participó igualmente Gastone Moschin como Manganiello, Dominique Sanda como Anna Quadri, Enzo Tarascio como Luca Quadri; así como Fosco Giachetti, José Quaglio y Pierre Clementi. 

Las primeras opciones de Bertolucci para interpretar a Giulia y Anna fueron Florinda Bolkan y Brigitte Bardot, pero la primera estaba ocupada rodando El último valle y a la segunda no le gustó el guion. A Anouk Aimée le ofrecieron un papel. Los papeles fueron entonces para Stefania Sandrelli como Giulia y Dominique Sanda para Anna. 


Destaca el papel de Ferdinando Scarfiotti como director artístico, el montaje de Franco Arcalli, la composición musical de Georges Delerue fotografía de Vittorio Storaro en un brillantísimo tecnicolor. El director de la producción fue Serge Lebeau, siendo el productor ejecutivo el hermano del director Giovanni Bertolucci. 

El conformista se filmó en locaciones de Roma y París. Las locaciones romanas incluyeron el Palacio de los Congresos, el Museo del Ara Pacis, el Puente de Sant'Angelo, Santa Marinella, el Teatro de Marcelo y el Coliseo. Las locaciones parisinas incluyeron la Gare d'Orsay, el Palacio de Chaillot y Joinville-le-Pont. 

Las escenas de estudio se filmaron en Cinecittà. Bertolucci, el diseñador de producción Ferdinando Scarfiotti y el director de fotografía Vittorio Storaro hicieron un uso intensivo del arte y la decoración de la década de 1930 asociados con la era fascista: los salones de la clase media y los enormes salones de la élite gobernante. 

El distrito EUR de Roma, que fue encargado por Benito Mussolini como ciudad modelo, y su arquitectura racionalista sirven como una de las locaciones clave de la película en referencia a los grandes espacios fascistas. 

En la novela, el personaje del antifascista Luca Quadri está inspirado en la figura de Carlo Rosselli. La película fue presentada en el Festival de Cine de Berlín compitiendo por el Oso de Oro de Berlín (1970).




La película obtuvo algunos reconocimientos y premios. La Sociedad Nacional de Críticos de Cine Premios, los NSFC Award (1972) obtuvo el premio a mejor Fotografía en la persona de Vittorio Storaro y el de mejor director para Bernardo Bertolucci. 

En los Premios David di Donatello: David (1971) se premió El Conformista como Mejor Película en la persona de su productor, Maurizio Lodi-Fe. En los Premios de la Academia fue nominado al Oscar al mejor guion adaptado y en los Globos de oro fue nominada a la mejor película extranjera por Italia. 

El filme recibió elogios generalizados de la crítica y apareció en varias listas de las mejores películas de 1970. Vincent Canby, crítico de cine de The New York Times, elogió el guion de Bertolucci y su esfuerzo como director, y escribió: "Bernardo Bertolucci... ha hecho por fin una película de clase media, casi convencional, que resulta ser una de las elegantes sorpresas del actual Festival de Cine de Nueva York... También es evidente en el estilo cinematográfico de Bertolucci, que es tan rico, poético y barroco que es simplemente incapaz de significar sólo lo que dice... La película tiene un reparto perfecto, desde Trintignant en adelante, incluido Pierre Clementi, que aparece brevemente como Lino el joven malvado que intenta conquistar al joven Marcello. El conformista tiene defectos, tal vez, pero esos mismos defectos pueden convertirla en la primera película comercialmente popular de Bertolucci, al menos en Europa, donde siempre parece haber un mercado para la decadencia inteligente de la clase media alta". 



Una reseña en Variety decía de la película que "Para aquellos que aprecian sus sutilezas, pero también su poder subsuperficial y sus grandes cualidades evocativas, es una joya." Por su parte, Gene Siskel del Chicago Tribune comentó sobre ella que "mucho más un espectáculo que una historia", con sus temas narrativos "casi perdidos en medio de la espléndida recreación de la época de Bertolucci. En otras palabras, si estás buscando sugerencias de moda y mobiliario, este es el lugar"

Para Kevin Thomas del Los Angeles Times escribió que la película "coloca al joven Bernardo Bertolucci en las primeras filas de los directores italianos y entre los mejores cineastas que trabajan en cualquier lugar. En esta película deslumbrante, Bertolucci, de 30 años, logra combinar el estilo bravura de un Fellini, el agudo sentido de la época de un Visconti y el ferviente compromiso político de un Elio Petri (Investigación de un ciudadano privado) con una individualidad completa y, mejor aún, una total falta de autocomplacencia".

Por su parte, Gary Arnold, del Washington Post, escribió que la película era "una imagen extraordinariamente hermosa y fascinante", pero "lo que hay debajo de la superficie no resiste mucho análisis. Creo que esto es cierto y que equivale a un defecto terrible. El material dramático, aunque intrigante, no está desarrollado adecuadamente: parecen faltar muchas escenas explicativas o de conexión (al leer la novela original de Alberto Moravia se recuperan algunas de ellas), la psicología de los personajes más complejos es turbia y las escenas culminantes y finales son positivamente triviales". 

Jan Dawson de The Monthly Film Bulletin escribió: "En su adaptación cinematográfica de la novela de Moravia, Bertolucci ha eliminado todas las explicaciones o motivaciones analizadas, así como cualquier alusión a la vida de Marcello antes del momento en que ve por primera vez a Lino... El esfuerzo de estos cambios, en términos puramente psicológicos, es reducir la historia de Marcello a un caso clínico freudiano modelo". 




Las críticas retrospectivas han sido igualmente positivas, tanto por los méritos cinematográficos de la película como por su contenido político.

En 1994, el crítico James Berardinelli escribió una reseña y elogió el aspecto de la película: "Storaro y Bertolucci han creado una obra maestra visual en El conformista, con uno de los mejores usos de la luz y la sombra en una película. Esto no es sólo fotografía, es arte: poderoso, hermoso y efectivo. Hay una escena en el bosque, con la luz del sol filtrándose entre los árboles, que es impresionante de contemplar, y aún más impresionante debido a los brutales eventos que tienen lugar ante este fondo". 

En un artículo de 2012 en The Guardian, John Patterson definió la película como una "obra maestra expresionista", que "ofrecía un modelo para un nuevo tipo de película de Hollywood", inspirando a los nuevos cineastas de Hollywood. 

Para el crítico británico Peter Bradshaw, escribió en The Guardian que "Tiene la fascinante cualidad de un mal sueño" .

Ya en España, Luis Martínez en El Mundo que era una ""Obra maestra (...) Pocas películas (...) describen de forma tan precisa la culpa de una país (Italia) y un continente (Europa) incapaz de reponerse a cada una de sus miserias, sus complicidades, sus fascismos" 

Previamente hemos comentado que influyó y mucho en la obra posterior de Bertolucci, pero lo cierto es que la película influyó igualmente en otras películas como en la trilogía de El Padrino de Francis Ford Coppola, y ha sido citada como una de las mejores películas de todos los tiempos. Su estilo ha sido comparado con películas clásicas alemanas de los años 1920 y 1930, como El triunfo de la voluntad (1935) de Leni Riefenstahl y Metrópolis (1927) de Fritz Lang.



En 2008, la película fue incluida en las 100 películas italianas que deben salvarse del Ministerio de Patrimonio Cultural de Italia, una lista de 100 películas que "han cambiado la memoria colectiva del país entre 1942 y 1978"

Según el documental de 1992 "Visiones de luz" la película es ampliamente elogiada como una obra maestra visual. Fue fotografiada por Vittorio Storaro, quien utilizó colores intensos, vestuario auténtico de la década de 1930 y una serie de ángulos de cámara inusuales y un movimiento de cámara fluido. 

El crítico de cine y autor Robin Buss escribió que la cinematografía sugiere la incapacidad de Clerici para adaptarse a la realidad "normal": la realidad de la época es "anormal". Además, el estilo cinematográfico de Bertolucci sintetiza el expresionismo y la estética cinematográfica "fascista", uno de los grandes logros de esta gran película. 



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