sábado, 19 de septiembre de 2020

Un hombre impone la ley



Western desmitificador, en cable de comedia, por lo tanto muy ligero, con curioso título original Good Guys and the bad boys,  y dirigido con maestría  y solvencia por un buen realizador como Burt Kennedy, que dirige a otro Kennedy, George, y con la figura imponente aunque desapegada, como casi siempre de Robert Michum. 



Junto a estos dos aparecen Tina Louise, Martin Balsam así como ocurre en muchas ocasiones con los Carradine, padre e hijo, o sea, John y David. 

Western que nos avisa de que el género había roto el formato clásico y que buscaba nuevas vías para la supervivencia como género. La puesta en escena es magnífica, el reparto en buen medida coral, y los ingredientes los esenciales: sheriff con prestigio, pero visto como un reliquia, por lo tanto en decadencia, ambiciones políticas desmesuradas del alcalde, malos que no lo son tanto y que aprecian la vieja amistad, frente a otros que no dejan de ser chicos malos y matones, las nuevas hornadas de forajidos. Todo muy ruidoso y muy bullanguero. Película que vi hace un año y que ya comenté con muchos más detalle. 



Únicamente quiero incluir la opinión sabia de gran sabio con conocimiento enciclopédico que es Fausto Fernández quien escribió sobre la película en twitter señalándo que se trataba de "un western setentero puntero" "distraído" con "diálogos sobre lo viejuno que está uno, sobre los jovenzuelos que vienen a acabar con los viejos tiempos de sheriffs y bandidos...



No hay comentarios:

Publicar un comentario