Retorno al cine tras la pandemia, tras mi devastación personal. He ido buscando lo que necesito, evasión, y he dado con el producto adecuado. Un film coreano, de zombies, que se presenta como la continuidad no referida ni necesaria de aquel mítico Tren para Busan de hace unos cuatro años.
En este caso Yeon Sag- Ho partiendo de lo que había escrito junto a Ryu Yong-jae y apoyado por las productoras Next Entertainment World, Blumhouse Productions y RedPeter Film , nos presenta una historia en la que Corea sigue infestada de zombies y el soldado Jung-seok, que escapó del país, junto a su hermana y su sobrino, a los que ve perecer en el barco, se ve obligado a regresar desde Hong Kong hasta la Península para recuperar un objeto valioso, un camión lleno de sacas de dólares. La película cuenta con la música de Young-gyu Jang y la buena fotografía de Lee Hyung-deok.
La película es más de lo mismo. Corea, virus extraño que ataca a la población huída, insolidaridad y muerte. En este caso incluso exilio. Pero al final hay un retorno y ya los problemas que dan los zombies, son únicamente un gran problema, pero es que los seres humanos y su condición, sí que dam problemas sobre todo ante un apocalipsis que los embrutece, que los transforma en alimañas, en bestias. Eso es Penínnsula, el nombre del territorio ocupado por los zombies coreanos.
El resultado es una película entretenida, de casi dos horas de duración, que pasan volando entre huídas y venidas, coches conducidos por niñas que manejan el freno de mano que da gusto, hombres ya transformados en bestias, bestias transformadas en zombies y unos efectos especialiales salidos del mejor videojuego, ya que toda la motorización es digital.
*EC: En construcción.
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