domingo, 2 de mayo de 2021

Z de Costa Gavras


 

Este año se cumplen los 52 años del estreno en Francia de Z, película de denuncia política y basada en un acontecimiento real sucedido en Grecia - el asesinato de un diputado y ex deportista- aquí interpretado por Yves Montand - algunos años antes de la realización de la misma y que ganó el Óscar en la categoría de habla no inglesa de ese año. 


Una película de la que muchos de sus actores y técnicos han desaparecido. Entre ellos uno de sus guionistas, Jorge Semprún que redacto el guion junto al director partiendo de la obra escrita por Vasilis Vasilicós, o en 2018 la editoria de la misma, Françoise Bonnot, era la montadora francesa ligada al cine de Costa-Gavras, y que por esta película se llevó un Oscar, así como muchos de sus actores comenzando por el protagonista, Yves Montand. 


La película de este comprometido director contó con el compromiso igualmente de sus actores y actrices, como Irene Papas, griega que crítica el asesinato encubierto de un diputado en su país o con la música de otro de sus conciudadanos, Mikis Theodorakis. 


La película es una coproducción entre Argelia-Francia con el respaldo de Reggane Films , O.N.C.I.C y Valoria Films rodada en Árgel, imposible hacerlo en un país que tenía en esos años el Gobierno de los Coroneles, y que contó con lo más granado de la cultura francesa del momento como Yves Montand, Jean-Louis Trintignant, Jacques Perrin, François Périer, Pierre Dux, Charles Denner, Marcel Bozzuffi, Magali Noël, Renato Salvatori. 

La película se llevó dos Oscar a la mejor película de habla no inglesa y al montaje de sus cinco nominaciones.Pero se llevó igualmente un Globo de oro a la Mejor película extranjera y una Premio BAFTA a la Mejor música aunque obtuvo cuatro nominaciones incluyendo mejor película. Me extraña que no se premiara la gran fotografía de Raoul Coutard responsable de los muchos planos aéreos, picados desde las ventanas, primeros planos y planos generales que nos llevan a enmarcar tanto los acontecimientos como a los protagonistas. 


Coutard y Costa Gavras gustaron de emplear en la película los recursos del documental y del thriller de intriga política, para resatar la valentía de las investigaciones de ese juez que interpreta el siempre soberbio Trintignant. 

Lo curioso es que el griego Costa Gavras, nunca nombra al país en lo que esto ocurre , pero si nos deja entrever que estamos en aquella penñunsula en la que a finales de los sesenta estaba bajo un régimen militar que perseguía desde a The Beatles o The Rolling Stone hasta llevar el peló largo, ser pacifista, vestir de una determinada manera y otras muchos cosas que aparecen al final en los títulos de créditos que no habla de los técnicos sino de las libertades prohibidas. 

También fue premiada por el Círculo de Críticos de Nueva York a la Mejor película y al Mejor director y el Sindicato de Directores (DGA)la nominó a Mejor director. En el Festival de Cannes se llevó el Premio del Jurado y al Mejor actor (Jean-Louis Trintignant). 

Está considerada como una de las grandes películas de los sesenta como se aprecia en las críticas de comentaristas de Estados Unidos como Roger Ebert - el habitual columnista en el Chicano Sun Times hasta su muerte- visible en rogerebert.com cuando dice "Es una película de nuestra época. Trata de cómo incluso las victorias morales están corruptas. Hará que gimas y te enfurezcas. Te desgarrará (…) " 

Otro crítico,  Gene Siskel en otro diario de Illinois, el Chicago Tribune, señaló que "Es una gran película por varias razones, una de ellas es que se puede disfrutar como thriller y como comentario político (…) " 

Parecido y a toro pasado Michael O'Sullivan en The Washington Post señaló que "Tuvo gran impacto y lo sigue teniendo (...) En general, funciona no sólo como thriller (...) sino también como comentario político." 

Bill Weber en Slant y en una revisión mucho más cercana en el tiempo dijo de ella que "40 años después, sigue siendo una obra atractiva y ágil (...) Sus elementos más convencionales son compensados por el idealismo y la furia (…) " 

Algo parecido vemos en Scott Tobias en las páginas de AV Club al decir que "'Z' es tanto una minirrevolución como una película (...) Vista hoy, las lecciones de 'Z' todavía sirven (...) Es una película de su tiempo pero a la vez atemporal." 

Ty Burr en Boston Globe señala que "'Z' conserva su poder para impactar y fascinar (…) " David Edelstein en el New York Magazine dijo de ella que "El fascismo se ha dejado de lado, pero una dosis del electrizante y brutal thriller de 1969 de Costa-Gavra te impactará de todas maneras." 

Dana Stevens en el progresista Slate comenta que "Es tan atrevida, puntiaguda y moderna como su título de una letra (...) Su visión de la paranoia, la corrupción y el compromiso moral siguen siendo muy relevantes" 


En el Reino Unido David Parkinson en Empire destaca "La fotografía de Raoul Coutard y la edición ganadora de un Oscar de Françoise Bonnot son excelentes (...) La mejor versión de Costa-Gravas luchando contra la hipocresía y la opresión (…) " Y en Time Out se dice que el "La recreación del asesinato y la subsecuente investigación utilizan las técnicas de los thrillers americanos para lograr un efecto fascinante" 

En España en El Cultural de El Sol digital en 2017 se escribía sobre ella lo siguiente: " Es tal la actualidad de Z en estos momentos que me atrevería a decir que no hay que rodar nada más sobre los peligros totalitarios que nos amenazan, porque la película está hecha y ni siquiera han variado en exceso los métodos que se utilizan para imponer por la fuerza regímenes poco amigos de libertades y transparencias. Hay que seguir viendo Z como si se hubiera estrenado ayer, como si Jorge Semprún hubiera acabado el guion hace tres meses; (...). El poder sigue utilizando la propaganda para sus fines y la mayoría de televisiones, radios, vallas publicitarias y periódicos están bajo su control. Los que piensan diferente son apestados y se les ningunea o se les conduce hasta el borde de un precipicio para que la duda entre accidente, suicidio o empujón involuntario sea razonable. Se hace creer que la opinión pública mayoritaria es la que decide cuando en realidad una cuarta parte de ciudadanos, bastante ignorantes para ser sinceros, son los que votan al partido que actúa como apisonadora y que se diferencia del partido de la oposición en el grosor de las cadenas o en la longitud del látigo". 

Y añade "Z, está más viva que nunca, aunque afortunadamente algo está cambiando y cabe la posibilidad de que, no tardando mucho, cuando pregunten por los líderes de cualquier movimiento inconformista no haya jerarquías que descabezar, porque los nuevos tiempos descubren la horizontalidad de las iniciativas de cambio. (...) Cuando esto suceda, sólo entonces, podremos archivar como recuerdo histórico una de las mejores historias rodadas sobre el terrorismo estatal, la corrupción, el control de las masas y el asesinato político como arma fundamental para que el orden (el suyo) permanezca inalterable. «Cualquier parecido con acontecimientos reales, personas vivas o muertas, no es fruto del azar. Es voluntario.» Costa-Gavras y Jorge Semprún. Así se nos avisa en sus títulos de crédito la intención de esta película: la de retratar y denunciar unos hechos que convulsionaron la vida política de Grecia que acabaron por desencadenar un golpe de estado militar y la consiguiente dictadura de extrema derecha". 


Y termina diciendo "Merece revisionarse este título clave en el subgénero de cine político, pues casi se diría que fue el inaugurador de semejante ciclo que vendría seguido por otras muchas películas durante la década de los 70. " 

Resaltar la última prohibición que aparece tras las títulos de crédito: Z, que en griego se asimila a la idea de seguir con vida. Gran película, necesaria película hoy y siempre.


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