martes, 3 de marzo de 2020

Cléo


Hace un año moría la directora y fotógrafa francesa, al menos de cultura y por trayectoria, Agnès Varda, aunque nacida en Ixelles, en las afueras de Bruselas, de familia de origen griego. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, la familia se refugió en Sète, una localidad pesquera al sur de Francia, donde la joven Varda ya demostró interés por el arte, la fotografía y la literatura. Fue contratada como fotógrafa oficial del Festival de Aviñón y del Teatro Nacional Popular, que aspiraban a acercar el arte a la clase trabajadora con obras donde la calidad y la accesibilidad no estuvieran reñidas. 

De ella hablamos por aquí al referirnos a ella como mujer del director Jacques Demy , el autor de Los paraguas de Cherburgo, y uno de los más destacados representantes de la Nouvelle vague, y de la que curiosamente fue precursora con su película La Pointe Courte, una obra en la que se aprecia la influencia de Rosellini y una película “libre y pura”, como la definió André Bazin. 

Comentábamos en aquella ocasión que se había casado con Demy en 1962 y será la persona que le acompañó hasta su muerte en 1990 cuando el director falleció de SIDA. En la película Jacquot de Nantes (1991) Varda traza un relato de la infancia de Demy y su amor por el teatro y el cine. E igualmente le rindió un sentido homenaje en Les Demoiselles ont eu 25 ans (1993) y L'Univers de Jacques Demy (1995). 

Sin embargo, y a pesar de ser precursora de la Nouvelle Vague, estrenó cinco años antes que Los cuatrocientos golpes o Al final de la escapada mientras Truffaut y Godard todavía se dedicaban a la crítica de cine, ella realmente se integró en el otro grupo coetáneo: la Rivière Gauche en el que se integraban otros directores /as como Chris Marker, Marguerite Duras, Alain Robbe-Grillet, Jean Cayrol y Henri Colpi. Un grupo que tenía en común unos planteamientos no solamente cinematográficos, sino intereses que abarcaban desde lo literario - se acercaban al nouveau roman surgido tras el manifiesto Pour un nouveau roman firmado por Alain Robbe-Grillet y su apuesta por romper con la novela tradicional y apostar por la introspectiva y reflejar el flujo de conciencia de los protagonistas-, hasta ortos heterodoxos en cuanto medios, pues se expresaban por medio de la fotografía, el cine documental, las "novelas", la poesía, de guiones de cine, el ensayo, la poesía-

Un grupo interesante en lo técnico -algunos se centran en la labor de escritura , en el montaje, en la fotografía, en la totalidad de las funciones - variado en los centros de atención narrativa y cinematográfica apostando por la introducción de la subjetividad del autor por medio de la voz en off, de la presencia física, del metalenguaje, difuminado la frontera entre el documental y la ficción.

Un grupo que puede centrarse en la naturaleza o en el feminismo , pasando por el cine documental "engagé"- y un aspecto esencial en el mismo con un sentido ideológico muy determinado pues era militante comprometido en posiciones de la izquierda política. 

Varda aspiraba a adaptar al cine “las revoluciones literarias” de Brecht o de Faulkner, fracturando el relato clásico y persiguiendo un tono “objetivo y subjetivo” que dejaba al espectador “la libertad de juzgar y participar” así como dar una visión feminista como también interesaba a  la Duras. 

Varda fue pionera en la apertura de la dirección cinematográfica a las mujeres. Varda en algunas entrevista recogidas por la prensa española declaró que "Sugerí a las mujeres que estudiasen cine. Les dije: "Salid de las cocinas, de vuestras casas, haceos con las herramientas para hacer películas".

Varda dirigió una cuarentena de obras entre cortometrajes, documentales y largometrajes. La que hemos visto forma parte de su obra inicial , pues Cléo de 5 a 7 del año 1961 se puede enmarcar dentro de esa fase inicial de la Nouvelle vague anterior al mayo francés (Mayo del 68). 

A partir de esa fecha, e incluso antes, como "avant" - guardista y su fe militante - le permiten hacer filmes que cuestionan la rigidez de la sociedad burguesa en filmes como La felicidad (1965), Las criaturas (1966), Lion´s Love (1969) ) o rompiendo lanzas a favor de la mujer en Una canta, otra no (1977) o en el corto Réponse de femmes: Notre corps, notre sexe (1971), una apuesta por el feminismo. Pero ese compromiso político no le impide seguir con la idea del "realismo" cinematográfico , de lo que narra con la cámara , de lo que ve, de lo que siente visible en Sin techo ni ley (1985) que fue León de Oro del Festival Internacional de Cine de Venecia o en Black panthers (1968), Salut les Cubains (1970), Daguerréotypes (1975), Murs, murs (1980), Jane B. par Agnès V. (1987), Cinévardaphoto (2004), Les Glaneurs et moi (2000) o Les Glaneurs et moi 2 (2002).


En estas dos últimas - aquí presentada como Los espigadores y la espigadora (2000) y su continuación- crítica al consumismo desaforado de nuestro tiempo con la que defendió el reciclaje y la frugalidad como posible salvación. 

En 2005, presentó su instalación Las viudas de Noirmoutier y en los últimos segundos de metraje, Varda se sentaba frente a la cámara y lloraba desconsolada, destapando lo que se escondía detrás de esa sonrisa imborrable y colorista con su pelo bicolor en el que estaba presente el lila que se hizo a medida. 

En Las playas de Agnès (2008), analizó su trayectoria en paralelo a su biografía, demostrando que el cine y el vida eran, para ella, una misma entidad. 

En 2017 presentó su película, Caras y lugares, realizada junto al artista JR, una radiografía de la Francia profunda y nuevo testimonio de su amor al prójimo, y en la que vuelve a plantear esa intersección entre documental, juego y exploración social de su cine. La película logró financiarse a través de un crowdfunding y el apoyo de su hija que buscó financiación en el MoMA que compró una copia para su fondo archivístico antes de que empezase el rodaje y la Fundación Cartier. 

En estos últimos años, ya había recibido otros homenajes, como la Palma de Honor del Festival de Cannes en 2015, el Donostia de San Sebastián en 2017 o el Oscar a toda su trayectoria en 2017 En febrero de 2019, la directora visitó el Festival de Berlín, donde recibió un premio honorífico y presentó el que es su testamento cinematográfico, Varda par Agnès, un documental en forma de masterclass humilde –la directora prefería llamarlas causeries, “charlas informales”–, en el que pasaba revista a sus películas y resolvía los equívocos sobre su obra. 

Varda sentaba cátedra sin levantar la voz, demostrando otras maneras de ser un autor o incluso un genio. Cuando lo presentó dijo “No soy una leyenda, estoy viva”

Volviendo a la película que nos ha traído hasta aquí junto a Agnès Varda, que participa en calidad de directora y guionista, fue una coproducción en la que participa el italiano Carlo Ponti y el francés Georges de Beauregard en la que está involucradas las productoras Ciné Tamaris y Rome Paris Films.  
En la música , aunque también aparece como actor en la misma está Michel Legrand y junto a ellos Jean Rabier en la fotografía , Pascal Laverriére y Janine Verneau en el montaje. 

En cuanto al reparto lo encabeza una bella Corinne Marchand como Florence 'Cléo' Victoire que aparece acompañada de José Luis de Vilallonga como José, el amante de Cléo, Loye Payen como Irma, la tiradora de cartas, Dominique Davray como Angèle, Serge Korber como Maurice, Dorothée Blanck como Dorothée, Raymond Cauchetier como Raoul, Michel Legrand como Bob el pianista, Antoine Bourseiller como Antoine, Robert Postec como Doctor Valineau, Jean Champion como el dueño del café, Jean-Pierre Taste como el camarero en la cafetería, Renée Duchateau como el vendedor de sombreros, Lucienne Marchand como la taxista y Serge Korber como Plumitif, el letrista También hacen un cameo Jean-Luc Godard , Anna Karina , Eddie Constantine y Jean-Claude Brialy , como personajes de la película muda que Raoul enseña a Cléo y Dorothée. 

La película comienza con un joven chica, Cléo Victoire (Corinne Marchand ) que ha ido a que Irma ( Loye Payen), una tiradora de cartas le lea unas cartas del tarot. La adivina en la suma de vaguedades que relata mientras ve las cartas le dice a la chica que hay una viuda en la vida de Cléo, que está completamente dedicada a ella, pero que también que es una influencia terrible , refiriéndose a su doncella, Angèle (Dominique Davray ) . 

La adivina también le comenta a Cléo que se ve en las cartas como ha encontrado recientemente a un joven generoso, lo que confirma, alegando que no lo ve con demasiada frecuencia, pero le ha introducido en el mundo de la música. 

Irma le dice igualmente que que se encontrará con un joven hablador. Pero cuando le pide sacar nuevas cartas también le comenta que hay una fuerza maligna en la vida de Cléo: un médico. 

En un nuevo reparto de cartas la adivina saca la tarjeta de ahorcado , lo que asusta a Cléo ya que teme estar gravemente enferma de cáncer . 

Luego procede a sacar otra carta que resulta ser la muerte. En ese momento, viendo que todas las cartas le salen mal , Cléo solicita que la adivina lea la palma de la mano. Pero lo rechaza al no querer ella actuar como quiromante una vez que ha examinado su línea de vida. Tras observarla con detenimiento la adivina permanece en silencio antes de decirle a Cléo que ella no lee las manos, lo que lleva a Cléo a pensar que está muy grave. Al salir la adivina le dice a otro otro que hay en casa ¿su marido? : está condenada. 

Mientras Cléo está angustiada por su visita a Irma, pero en un momento se convence a si misma cuando se dice  " la fealdad está en la muerte " y "mientras yo esté hermosa, estoy viva" .



Tras concienciarse de su belleza va en busca de su doncella, Angèle (Dominique Davray ) que la espera en un café y allí le relata los resultados de la lectura de la carta del tarot, alegando que si es cáncer, se suicidará. Cléo se pone a llorar en la cafetería, a pesar de que hay personas alrededor. De ello se le aproxima tanto el garçon (Jean-Pierre Taste) como el dueño de la cafetería (Jean Champion). 

Una vez salen, Cléo y Angèle van a una tienda de sombreros, donde Cléo solo presta atención a los sombreros de piel negra, a pesar de que Angèle le recuerda constantemente que es verano. Todos los sombreros negros la atraen, y ella finalmente elige un sombrero negro de invierno. Cléo quiere usar el sombrero en casa, pero Angèle le recuerda que es martes y que puede traerle mala suerte ponerse algo nuevo un martes. Ellas conciertan con el dueño del establecimiento (Renée Duchatea ) para que envíe el sombrero a la casa de Cléo a tiempo para el ensayo de Cléo. 

Para ir a casa van en taxi que curiosamente es una mujer (Lucienne Marchand ). Cleo y Angele la encuentran como un personaje interesante. En el camino a casa, suena una de las canciones de Cléo, y escuchan la radio, discutiendo las noticias actuales, incluida la Guerra de Argelia , el número de rebeldes que han sido arrestados recientemente, la Conferencia de Viena , el presidente John F. Kennedy de los Estados Unidos e incluso la Cirugía reciente de Édith Piaf . Hacia el final del viaje en taxi, Cléo siente náuseas y lo atribuye a su enfermedad. 

Al regresar a casa, Cléo no puede respirar y Angèle le dice que haga algo de ejercicio. Angèle la ayuda a cambiarse de ropa para el ensayo, mientras Cléo se estira en una barra de dominadas.


Luego enciende un cigarrillo y se relaja en su cama. Antes de que el amante de Cléo entre, Angèle le dice a Cléo que no le diga que está enferma, porque los hombres "odian la debilidad". 

Su amante, José (José Luis de Vilallonga ) es un hombre muy elegante pero muy ocupado y le dice que solo tiene tiempo para pasar para darle un beso y que pronto podrá llevarla de vacaciones. Cléo le dice que está enferma, pero él no la toma en serio. Cléo piensa que es demasiado buena con los hombres que son todos egoístas, algo con lo que Angèle está de acuerdo. 

Una vez que el amante de Cléo se va se ven con Bob (Michel Legrand), un pianista , y Maurice (Serge Korber ) , su letrista,  que llegan a su casa para su ensayo. Bob y Maurice fingen ser médicos una vez que Angèle les dice que Cléo está enferma, porque "a todas las mujeres les gusta una buena broma". Sin embargo, a Cléo no le parece gracioso su chiste, ya que nadie se toma en serio su enfermedad, excepto ella. Bob va al piano y comienzan a ensayar algunas de las canciones de Cléo. 

Mientras practican, el humor de Cléo se oscurece rápidamente después de cantar la canción "Sans Toi". Cléo siente que todo lo que hace la gente es explotarla y que no pasará mucho tiempo hasta que sea solo una marioneta para la industria de la música. Diciendo que todos la miman pero nadie la ama. 

Tras esto Cléo deja a todos en su casa. De camino a un café, Cléo pasa junto a un artista callejero que se traga ranas y las escupe esputando una enorme cantidad de agua. Nada más llegar vemos que suena una de sus canciones en una máquina de discos en el café y se molesta cuando nadie parece apreciar la música que suena en el fondo. 

En lugar de quedarse en el café, Cléo va a un estudio de arte , especialmente de escultura para visitar a su vieja amiga, Dorothée (Dorothée Blanck), quien está posando desnuda para un artista. 

Una vez que termina, Dorothée afirma que su cuerpo la hace feliz, aunque no esté orgullosa del mismo. Dorothée lleva a Cléo a su casa. Cléo le dice a su amiga que se está muriendo de cáncer. 

Poco después Dorothée le devuelve el auto a su amante, Raoul (Raymond Cauchetier) un proyeccionista, y con él ven una película muda desde la cabina de proyección. Son cuatro personajes que nos recuerdan las películas de la belle epoque (interpretados por Jean-Luc Godard , Anna Karina , Eddie Constantine y Jean-Claude Brialy). La historia que vemos es la de una mujer joven muriendo vista en tono jocoso. 

Al salir del cine, Cléo rompe accidentalmente un espejo, lo que le lleva a pensar en la mala suerte que tiene y en la desgracias venideras. Cléo y Dorothée luego toman un taxi y pasan por la escena del crimen donde mataron a un hombre. Dorothée le dice que el espejo roto era para ese hombre y no para Cléo. 

Tras dejar a Dorothée en su apartamento, Cléo le pide al taxista que la lleven a un parque .  Se trata el Parque de  Montsouris. Por el mismo Cléo pasea haciendo tiempo para ir a la consulta. 

Pero en un momento dado un hombre le da conversación. Se trata de Antoine (Antoine Bourseiller), un soldado con licencia de la Guerra de Argelia. 

Al principio ella pasa de lo que Antoine le cuenta, pero cuando Antoine ayuda a Cléo a darse cuenta de su egoísmo, ella reflexiona y lo admite. Tras esto le pide que lo acompañe a la estación de tren pues tiene que regresar a la guerra y en ese caso el le acompañará al hospital para obtener los resultados de sus exámenes. 

Antes de partir al hospital, Antoine le confía a Cléo la dureza de su experiencia en la guerra de Argelia. De como allí se muere por nada, y eso lo asusta. También le dice a Cléo que las chicas siempre parecen tener miedo de entregarse por completo a alguien y que tienen miedo de perder algo cercano a ellas, por lo que aman a la mitad. Cléo se da cuenta de que eso la describe perfectamente. 

Montados en un autobús van al distrito parisino en el que Cléo recibirá noticias de su médico. Pasan por la concurrida Place d ´Italie mientras hablan de todo, especialmente Antoine, que tiene un gran conocimiento de la ciudad. Antoine y Cléo van al Hospital Pitié-Salpêtrière . 

Nada más llegar preguntan por el médico que le hizo la prueba a Cléo de su posible cáncer . El conserje le informa que no está en ese momento a pesar de que ella repite que eso le comentó el médico, que estaría a las 7 de la tarde de ese día. 

Con la esperanza perdida Cléo y Antoine se sientan en un banco afuera, ya que Cléo todavía está convencida de que el médico está allí. Mientras Cléo ha aceptado su enfermedad y puede afrentar los resultados de la prueba con valentía gracias a la ayuda de Antoine, el médico Doctor Valineau (Robert Postec) , pasa en su automóvil a las 6: 45h y le dice de manera relajada a Cléo que se pondrá bien y estará completamente curada con dos meses de tratamiento. 

Cléo le dice Antoine una vez que ha escuchado eso que su miedo parece haberse ido, y ella parece feliz. Ella le dice a Antoine que tienen mucho tiempo juntos antes de que él regrese a Argelia como soldado.

Por primera vez en algo menos dos horas, Cléo parece estar feliz mientras mira a Antoine. Con la mirada mantenida de uno sobre el otro acaba la película.








La película se rodó en julio de 1961 en distintos distritos de París, sobre todo en el XIV y el XIII. En concreto se rodó en el Cinéma Delambre, de la rue Delambre, en Escalier, en la Rue des Artistes, en el Hôpital de la Salpétrière, en el Parc Montsouris, en Place d'Italie, Rue du Pont-Neuf y en Pont- Neuf , Quai de Conti, en l´Arrêt de bus Verlaine, près de la Place d'Italie, Avenue René Coty, Boulevard Edgar Quinet, Boulevard de l'Hôpital, Café le Dôme en el Boulevard de Montparnasse al igual que en la Gare Montparnasse en la Place Raoul Dautry, Pont Mac Donald, Rue Bobillot, Rue Gazan, Rue Guynemer, Rue Liard, Rue Vavin, Rue de Rungis, Rue de Vaugirard, Boulevard Raspail, Place Denfert-Rochereau, Rue Huyghens. 

La banda sonora contiene cuatro canciones escritas por Agnès Varda sobre música de Michel Legrand , interpretadas por Corinne Marchand : como son Sans toi , la Menteuse, la Joueuse y La Belle P ... 

La película tuvo su estreno en abril de 1962. Curiosamente la película comienza en color, pero desde el momento en que Cléo sale del apartamento de la lanzadora de cartas se transforma en una película en blanco y negro y así sigue hasta el final. 

La película se centra en temas como la vacuidad de la clase burguesa, la intervención militar francesa en Argelia, la respuesta por parte de la población francesa que vive en sus carnes la pérdidas de sus hijos en una guerra colonial , un discurso feminista mediante la reivindicación de la mujer ante la posición cómoda de los hombres, así como el existencialismo vital de los protagonistas.


La película hace una reflexión sobre el amor a la vida, la falta de humildad y la muerte siendo Cleo la personificación de este persona , inicialmente, frívolo y aburguesada que sólo se preocupa por su belleza y que, de golpe, se ve amenazada por la muerte. Una muerte que, para ella, es fealdad: Mientras seas guapa, estarás mucho más viva que los demás. 

Aunque la película se desarrolla en París la tensión por la vida no sólo se vive pendiente de la visita de Cléo al Hospital de  la Salpétrière sino tan lejos del frente argelino como en aquellos soldados rebajados de servicio momentáneamente y que han de volver a la guerra de Argelia en su lucha por la independencia. La guerra va estar presente en la vida de los franceses en esa década  entre 1950 y 1960, donde las demandas de descolonización  han ido a más y culminan en la cruenta guerra. El soldado con el que Cléo se encuentra al final de la película, Antoine, tiene un permiso temporal  pero ha de volver a este escenario bélico y esto le angustia ante la violencia y la proximidad a  la muerte.

Esto obliga a Antoine a vivir con angustia su existencialismo  como afirma al decir que la gente en Argelia muere por nada. La guerra y su carácter impopular se aprecia en las protestas en la calle con las que Cléo se encuentra mientras toma un taxi de regreso a su casa. 

Esa misma angustia y desesperación existencial es la que siente Cléo en ese tramo horario entre las 5 al 7 . Cléo lucha con su existencia y  se instala en ella cuando siente la posibilidad de ver la muerte cara a cara. Como dice en un momento "Sí, piensas en los demás, crees que tu vida sigue su camino alegre, pero piensa en mí: tengo que morir".

Las reflexiones entre Cléo y Antoine se centran en la  mortalidad pues de golpe se establece entre ellos un puente emocional por lo que han vivido y por lo que pueden vivir ( o morir). Antoine habla de las muertes de la Guerra de Argelia, y que están muriendo por nada y sin un propósito, lo que le desespera y clama por llevar una vida significativa . 

Pero además Cléo asume o encarna el estereotipo de mujer bella superficial y casi florero - una chica plástico- que es asignada por muchos hombres a las mujeres. Cléo se queja comúnmente de que nadie la toma en serio ya que es una mujer, y que los hombres piensan que está fingiendo su enfermedad para llamar la atención. Este estereotipo es especialmente visible cuando se hace referencia a su indudable belleza  pues mientras sea bella, estoy viva". Ella es consciente de como son percibidas las mujeres y como el espejo es un símbolo de una obsesión ante su propia belleza tanto cuando se mira en la tienda de los sombreros como cuando se rompe en la que el espejo le recuerda la posibilidad de morir. 

Es además una película de lo sencillo. A lo largo de la misma escuchamos conversaciones de personas que no asumen ningún rol concreto. Están en el bar hablando del ruido o una pareja habla de su separación. La película estuvo nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes .

Para el fallecido crítico de cine Roger Ebert se trata de una de sus películas favoritas realizada por una de sus admiradas directoras y la incluyó dentro de su lista de "Great Movies" . Sobre ella relató que "En Francia, las horas de la tarde de cinco a siete se conocen como las horas en que los amantes se encuentran. En esta tarde, nada podría estar más lejos de la mente de Cleo que el sexo. Está contando los minutos hasta que se entera de los resultados de las pruebas que cree que le dirán que se está muriendo de cáncer.(...) El paso del tiempo ha sido más amable con sus películas que algunas de las suyas, y "Cléo de 5 a 7" juega hoy como sorprendentemente moderno. Lanzado en 1962, parece tan innovadora e influyente como cualquier película de la Nouvelle Vague..." Y concluye diciendo que refiéndose a Agnes Varda y su obra , toda su obra, "Sientes la vida y simpatía en "Cléo de 5 a 7", donde ve la superficie con tanta claridad, y lo que hay debajo de ella aún más claramente".

Para Bosley Crowther del The New York Times se trata de "Otra película francesa que brilla con estilo fotográfico y cinematográfico, pero que sólo es capaz de rascar la superficie de su críptico drama"

Jonathan Rosenbaum del Chicago Reader la película de Varda está "Hermosamente grabada y elaborada, esta película ofrece una irremplazable cápsula del tiempo de París (...) Innovadora y emocionante"

Desde las páginas de Variety "Varda mantiene el interés en la chica y su problema (...) Corinne Marchand está bien utilizada"

Según Keith Phipps de AV Club es "Un ejemplo brillante de la capacidad de Varda para ir a lugares que normalmente suelen ser desconocidos, mal entendidos o ignorados."

Eric Henderson en la revista progresista y cultural de Slant "'Cléo from 5 to 7' se mueve con elegancia de un extremo emocional a otro (...) "

En el Reino Unido Peter Bradshaw en las páginas del The Guardian dice de ella que es "Una película brillante y pionera (...)

En Empire David Parkinson sostiene que es "Uno de los logros más atrevidos de la Nouvelle Vague (...) "

Tim Robey en Telegraph sentencia al decir que es una "Obra maestra (...) Exquisita (...) "

Por último, Wally Hammond de Time Out habla de que es una obra "Discretamente conmovedora y profunda"

Ya en España Terenci Moix más que hablar de la película enjuiciaba la obra de Varda diciendo lo siguiente: "Después de sus valiosos  cortometrajes hizo su interesante "Cléo de 5 à 7 (1961), ensayo sobre sensaciones de una mujer trasmitidas en tiempo real", pero añade justo después que Varda "acabó estrellándose con la artificiosa "Les creatures" (1966).

Pablo Kurt en las páginas de FilmAffinity defiende que "Agnès Varda aporta su obra maestra -variante femenina- a la 'Nouvelle vague' con el poético relato de Cleo (radiante Corinne Marchand), una sofisticada cantante que espera el resultado de unas pruebas médicas. La mujer, joven y guapa, con el mundo a sus pies, de repente debe enfrentarse a sus peores temores. El arrebato, la belleza y el simbolismo pasean ante una cámara fascinante para entregar una joya rebosante de escenas delicadas. Imprescindible".

Steven Schneider la incluyó dentro de su lista de "1001 películas que tienes que ver antes de morir". Para la página cultura de la BBC se trata de una de las " 100 mejores películas dirigidas por una mujer".

Para ir terminando señalar que en 2005 Varda, sin duda una de las cineastas más influyentes de todos los tiempos , realizó Cléo de 5 á 7: souvenirs et anecdotes - recuerdos y anécdotas-. Me quedo con la idea de que estamos ante un filme lleno frescura, de encanto, sin caducidad, cuya modernidad no sólo está en lo que te cuenta , una historia individual incrustada en el momento histórico y filosófico coetánea al rodaje, pero que pervive precisamente por su encanto. Una gran película. Un gran descubrimiento.

Por último decir que Varda creó un productora, Ciné-Tamaris, regentada por su hija Rosalie, que estaba instalada en el mismo callejón que su casa . Una casa en la que invitaba a sus amigos críticos, artistas y cineastas y en la que murió de una madrugada parisina a causa de un cáncer de mama, según confirmó su familia.

Con ella moría una directora que tenía una curiosidad inagotable por las vidas ajenas y por la voluntad de renovar los anquilosados códigos del cine, que la llevó a difuminar la frontera entre ficción y documental. Pero también una , según una descripción propia "una ancianita, agradablemente regordeta" de ojos llenos de energía, alegres y curiosos, con sonrisa indeleble , una "Santa Inés de Montparnasse" en palabras de Ebert, la abuela de la Nouvelle Vague.


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