lunes, 9 de diciembre de 2024

Doce hombres sin piedad



Por aquí ya pasó la película 12  la versión que hicieron los rusos concretamente en 2007 dirigida por Nikita Mijalkov y basada en el guion para televisión de Reginald Rose, aunque ahora quiero hablar de la película con la que debutó Sydney Lumet. Pocas veces un director pudo empezar una obra tan extensa y con tamta calidad cinematográfica con una película tan determinante. Lumet pertenece a la generación de la televisión junto con Arthur Penn y otros directores norteamericanos como Martín Ritt o Sydney Pollack, que desarrollan su carrera en un medio distinto pero que le va a permitir conseguir películas más rentables coma con mayor carga humana y en un medio de difusión público importante. 

Estamos ante un clásico del cine inspirado en todo un clásico de la televisión porque hubo un tiempo en que estas cosas sucedían. Inolvidable fue igualmente la versión que hizo estudio uno para la televisión española en 1973 con actores de la talla de José Bódalo y otros grandes actores como José Alonso, Pedro Osinaga,Sancho Gracia, Rodero, Alexandre, Jesús Puente, Prendes, Merlo..... Lo que se había iniciado en la televisión regresaba con éxito a la televisión.



El debut en el cine de Lumet fue todo un éxito. El comentó en alguna entrevista que "cuando me ofrecieron hacer doce hombres sin piedad, no me lo pese mucho y dije que sí porque cuando vas a hacer tu primera película no piensas más que en hacerla"   Y añade que " yo conocía a Reginald Rose muy bien y aunque teníamos puntos de vista diferentes , el guion era muy bueno. Fui muy afortunado". 

A esto se suma el apoyo técnico en la fotografía de Boris Kaufman y en la música de Kenyon Hopkins. La segunda fue algo más imperceptible, pero el primero captó los rostors con primeros planos, el ambiente pesado por la humedad de la lluvia que ace en un macilento y tórrido verano, en las ropas sudadas, en la posición de la cámara que, en ocasiones, hace tomas cenitales. . 

En los incipientes años 50 cuando comenzaba la hegemonía de la televisión surgen de ahí directores que son capaces de llevar a la televisión y más tarde la gran pantalla películas en un formato totalmente distinto. Las televisiones no tenían fácil tener a su disposición el catálogo de las películas procedentes de las grandes productoras. Por ello y para satisfacer la demanda de ficción no tuvieron más remedio que producirla el resultado fruto de los escasos medios, bajos presupuestos y premura de tiempo fue una renovación tanto formal como temática fijándose en historias más humanas y menos espectaculares. 

Sidney Lumet recuerda que hizo la película con muy poco dinero y en un breve espacio de tiempo. Se rodó la película en diecinueve días y básicamente por el bajo presupuesto que fue de 349 mil dólares. 

El 20 de septiembre de 1954 y como capítulo primero de la séptima temporada de estudio 1, la CBS  emitió en directo la puesta en escena del guion de Reginald Rose bajo dirección de Franklin Schaffner, junto con un grupo de actores de la talla de Robert Cummins, Frachot Tone  y Edward Arnold entre otros protagonistas de esos 12 hombres que formaban parte de un jurado que había de dictaminar sobre la inocencia o culpabilidad de un acusado de asesinato el éxito fue absoluto. 

El éxito fue tal que la obra fue adaptada al teatro el siguiente año por parte de la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) junto con Orion-Nova Productions. Y en mil novecientos cincuenta y siete fue llevado al cine por Lumet con Henry Fonda, también  productor, y un grupo fantástico de actores, todos varones como Martín Balsam, John Fiedler, Lee J. Cobb, E.G. Marshall, Jack Klugan, Edward Binns, Jack Warden, Joseph Sweeney, Ed Begley, George Voskovec y Robert Webber.  



La película es una reflexión sobre la sociedad, el sistema judicial, la pena de muerte y la condición humana por encima de todo. 

La película que se inicia con la llegada a un tribunal de los Estados Unidos de diversas personas comienza cuando los miembros del jurado son combinados por partes del juez y encerrados en una sala para deliberar sobre la inocencia o culpabilidad de un hombre un chico de 18 años acusado de asesinatos. A dónde está de acuerdo en su veredicto de culpabilidad. Sin embargo todos menos uno de ellos, que tratará de convencer a sus otros once compañeros de que reconsideren su situación.



La película trata sobre el juicio de un homicidio en el que doce hombres tienen que deliberar sobre el futuro de un muchacho, dictaminando si es culpable o inocente del asesinato de su padre. Si hay alguna duda razonable deben emitir un veredicto de «no culpable». Si se le encuentra culpable, será sentenciado a muerte. 

Las pruebas apuntan a que es culpable, por lo que once de los doce miembros del jurado cuando votan por primera vez a propuesta del jurado número 1 ( Martin Balsam) así lo dictaminan, pero el miembro número 8 (Henry Fonda) tiene en cuenta diferentes argumentos que se han citado en el juicio, y hace que surja la duda razonable sobre la culpabilidad del muchacho. 


Poco a poco, el miembro número 8 hace que los demás vayan reflexionando sobre lo que han visto en el juicio, cambiando de opinión y que estos se den cuenta de otros factores que no se habían analizado en el juicio. 

En la película se observan diferentes tipos de comportamientos y el papel que va desempeñando cada miembro del jurado, mostrando así características de su personalidad y cómo influye su vida a la hora de dictaminar la culpabilidad del acusado. Y todo ello a pesar de la oposición frontal del jurado número 3 (Lee J. Cobb) dada la ruptura hace dos años con su hijo -no olvidemos que el presunto homicida ha matado a su padre-, al apoyo incondicional que tiene del Jurado número 4 (E. G. Marshall) o a los enormes prejuicios sociales del jurado número 10 ( Ed Begley) o la indiferencia absoluta del jurado número 7 (Jack Warden ), más interesado en las apuestas deportivas que en el devenir del juicio y la vida del chaval juzgado. 

Pero la actuación incicial del número 8, lleva al 9 ( Joseph Sweeney) a cambiar de posición, y desde aquí ya sea de forma pública o silenciosa todos irán cambiando desde la serenidad del 10 (George Voskovec) hasta la del publicista ( Robert Webber), el número 12. 

Tuvo tres candidaturas a los Óscar en las categorías de mejor director, mejor película y mejor guion adaptado en la ceremonia de 1958, en la que El puente sobre el río Kwai consiguió dichos premios. No obstante los premios fueron llegando poco a poco, consiguiendo el Premio Oso de Oro de Berlín y Premio OCIC 1957 (Sidney Lumet), las 4 nominaciones a los Globos de oro, el Premio BAFTA 1958 al mejor actor extranjero (Henry Fonda), el Premio WGA 1958 al Drama estadounidense mejor escrito (Reginald Rose). 

Obtuvo igualmente el Premio Mención especial 1957 del Festival Internacional de Cine de Locarno (Sidney Lumet), el Premio Kinema Junpo 1960 a la Mejor película extranjera (Sidney Lumet), el Premio Edgar Allan Poe 1958 a la Mejor película (Reginald Rose), el Premio Nastro d'Argento 1958 al Mejor director de película extranjera (Sidney Lumet), el Premio Blue Ribbon 1960 a la Mejor película extranjera (Sidney Lumet), el danés Premio Bodil 1960 a la Mejor película estadounidense y al Mejor director (Sidney Lumet) y el Premio Jussi de Filandia en 1958 al Mejor actor extranjero (Henry Fonda) o el reconocimiento a la dirección y la película por parte del Círculo de Críticos de Nueva York.

El autor se basa en el comportamiento de los miembros de un jurado durante un proceso de deliberación, convocados a fin de tomar una recta decisión sobre el caso. Un punto importante que hay que subrayar es la dificultad que muestran para poder deliberar correctamente, debido a distintas limitaciones y prejuicios, algunos psicológicos, otros educativos, otros de orden lógico, etcétera. El juzgar en derecho está supuesto a ser lógico, pero tiene que ser argumentado para ser veraz en los hechos. En este caso, el jurado identificado con el número 8 pone todo en duda y logra que los demás miembros del jurado también duden sobre la culpabilidad del joven. Como se dice en la película "Muchas veces los prejuicios oscurecen la verdad". 

Al juzgar a alguien ha de presumirse su inocencia. Toda deducción debe ser comprobada como veraz para evitar que un inocente sea condenado o un culpable exonerado de su culpa. Algo notable que ocurre es por qué estos doce hombres están tan «enfadados» (12 Angry Men). La respuesta radica en que están angustiados. La angustia es la reacción general frente a la agresión psicológica. En general, se considera que todo aquel que argumenta en contra de una opinión propia comete una agresión. La película lleva a reflexionar sobre si la toma de decisiones es un proceso racional o irracional. 

Cabe destacar que la actitud de un jurado ante la implicación en cualquier caso debería ser lo más racional y objetiva posible. En la película esto se ve reflejado en ciertas personas, como en el caso del jurado número 8. Como ejemplos de abordajes irracionales están los jurados número 3 ( Lee J. Cobb) y el número 7 con el personaje que interpreta Jack Warden. 



De la película se ha escrito mucho y la crítica, unánimemente, la elogió. En Estados Unidos A.H. Weiler en las páginas del The New York Times escribió que era una "Excelente película (...) un análisis penetrante, sensible y a ratos impactante del corazón y la mente de los hombres (...) tenso, absorbente y apasionante drama que va más allá de los estrechos límites de un jurado confinado en una sala." 

En Time Out, Joshua Rothkopf sostuvo que "Muy pocas películas abordan el arte de la discusión como tema, sin duda nos vendrían bien algunas más, pero hasta entonces, la ventana de Lumet al tenso deber cívico continuará sirviendo con mucha fuerza (...)" En Variety lacónicamente señalaron que "La película deja un impacto tremendo" 

El ya fallecido Roger Ebert en su web revisándola señaló en rogerebert.com que "Es una obra maestra de realismo estilizado -- el estilo viene de la manera en la que la fotografía y el montaje hacen observaciones sobre la esencia del contenido (…)"

El menos elogioso fue posiblemente Jonathan Rosenbaum en la prensa de Illinois, concretamente en el Chicago Reader al decir que "La película se salva, o casi, por la consistencia en la dirección de Lumet y las hábiles actuaciones (...) Escrita mecánicamente, pero dentro de sus propias limitaciones conservadoras cumple." 


En Gran Bretaña, Geoff Andrew en Time Out destaca de la misma que "El tratamiento es intenso, lúcido y admirablemente económico (...) Lo que realmente aleja a la obra de ser simplemente una demostración parlanchina de que un hombre es inocente, es la atmósfera tensa y sofocante" . 

Por su parte, William Thomas en Empire escribe que "Increíblemente conmovedor y poderoso para ser un drama parlanchín que se desarrolla en una habitación (…); y Marc Lee en Telegraph destacó que "La genialidad de Lumet en la poderosísima '12 Angry Men' es que (...) hace que un espacio pequeño y claustrofóbico sea incluso más opresivo." 

Ya en España en El País Miguel Ángel Palomo y Fernando Morales están de acuerdo en su grandeza; aunque el primero escribió que era "Una obra que aún ofrece lecciones de cine (...) virulenta y acerada crítica al sistema judicial estadounidense y muestra un profundo desprecio por la pena de muerte (...) Lumet crea con su cámara una continua asfixia, entre gestos crispados e íntimas angustias" ; mientras que el segundo aseveró que la película era "Intensa y magnífica cinta (...) A pesar del aire teatral del relato, la cinta destaca por sus magistrales diálogos e interpretaciones y la exquisita dirección por parte de Sidney Lumet." 

En El Español David G. Maciejewski lo tiene calro: "Obra maestra. Riguroso retrato del sonambulismo judicial (...) Lumet, siempre comprometido con el humanismo pero sin destilar una plomiza ideología" 

Para Gerardo Sánchez, director de Días de cine estamos ante "un películón " y desde Televisión española se nos dice que son "95 minutos de gran cine, una única localización, un ensayo de 15 días y un rodaje de 21. Quizá Sidney Lumet logró así mostrarlos agotados, cansados. Pero la vida de un joven estaba en juego..." 

El sabio Fausto Fernández nos informa en Twitter ahora X que se trata de una "Modélica pieza de interiores (no sólo el único decorado, sino del de los seres humanos) y del género judicial (con un juicio ya hecho), por lo que la película aún sorprende y te sacude con todo el suyo discurso liberal tan de Lumet." John Savoca fue el acusado de 12 hombres sin piedad en lo que fue su único contacto con el cine y la interpretación. Era repartidor de una pastelería frecuentada por Sidney Lumet, quien lo eligió por un aspecto que podía representar a italoamericanos, judíos o hispanos. Falleció en 2005. Igualmente nos informa que "Sólo dos actores repitieron su rol en 1957 en el film de Lumet: Joseph Sweeney (jurado n° 9) y George (Jirí) Voskovec (jurado n°11)". 






Buena película, imprescindible en lo que se ha venido en llamar el cine judicial que dentro del drama, es un subgénero que ha dado grandes títulos, siendo el último, Jurado número 2 del veterano y , posiblemente, más contundente director de los que siguen en activo, Clint Eastwood, que tuvo la ocasión de ver hace unas semanas. 



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