lunes, 15 de octubre de 2018

Tratado para hacer un dorayaki


Quien tenga hijos - varones o chicas - de una edad que se mueve entre la franja de los 25 a los 15 años , o muchos más o bastantes menos, tendrá claro que son los Dorayaki. Y lo peor es que no lo sabrá por haberos probado sino por haber visto Doraemon. Ni horas que me he tirado yo juntos a mis hijos cuando eran pequeños viendo a este gato azul sin orejas - se las comieron los ratones a los , que tiene un gorrocóptero y que saca de todo por su bolsillo mágico. Pero como digo se alimento favorito, el que le vuelve loco es el dorayaki. 

El dorayaki es un dulce popular japonés , que es reverenciado y que aparece de forma patente en esta película titulada An en japonés. 

Se trata de una película dura y delicada que nos llegó hace unos tres años desde Japón y que es presentada por la 2 de TVE dentro de lo que denominan cine indie. Recuerdo haber visto el programa de Dias de Cine que la presentaba en España no se si en su estreno en Cannes o en Valladolid. Lo cierto que un comentario de Twitter provocó mi interés y después el recordatoria de lo que en su momento fue esa película que aquí se llamó Una pastelería en Tokio . 

Una película que partió de un libro titulado igualmente An escrito por Durian Sukegawa , un poeta , escritor y cómico japonés , diplomado en Filosofía pero también en la Escuela de repostería de Tokio y venido en Francia como Les Délices de Tokyo o Sweet Bean Paste en los países de habla inglesa. 

La película es de la directora y escritora japonesa Naomi Kawase una directora asidua a los certámenes cinematográfico de Europa, que fue abandonada por sus padres de pequeña, criada por su tía abuela, formada como fotógrafa en la Escuela de Fotografía de Osaka en 1989 y cuya personalidad subyace en una obra que suele girar en torno a la vida íntima, la búsqueda de los orígenes y de la identidad, pero también en una mezcla de géneros entre los que está presente el documental, el diario, lo estrictamente artístico, la meditación, la poética, la crítica a la sociedad japonesa y hasta relatos muy personales centrados en sus experiencias. 

En 1997 fue la cineasta más joven premiada de la historia del Festival de Cannes cuando ganó el Premio Cámara de Oro por su película Moe no Suzaku. En este caso el guión adaptado de la obra literaria fue suyo al igual que el montaje, aunque en este caso junto a Tina Baz y como asistente de dirección contó tanto con Miho Hojo como Katsurafutoshi Kumano. 

La película es una Coproducción entre Japón-Francia-Alemania en la que participan Comme des Cinemas , Nagoya Broadcasting Network , Twenty Twenty Vision Filmproduktion , ZDF/Arte , MAM , Aeon Entertainment y The Asahi Shimbun Newspaper estando como Productor Hiroshiakira Saito. La película cuenta con la música de David Hadjadj y el tema musical de Motohiro Hata "Acuarela del mes"y la fotografía de Shigeki Akiyama. 

Otros técnicos participantes fueron en el área de Arte Kyôko Heya, el vestuario de Mikazuko Kobayashi. En el sonido están Roman Dymny- en el diseño- y Boris Chapelle en la edición de sonido.  

El reparto lo integran Masatoshi Nagase como Sentaro, el pastelero que vende dorayakis, Kirin Kiki como la anciana Tokue Miyoko Asada como la dueña de la tienda, Kyara Uchida como la joven Wakana, Etsuko Ichihara como Yoshiko, la vieja amiga de Tokue, Miki Mizuno como la madre de Wakana, así como Saki Takahashi. 

La película se inicia en un suburbio de la capital japonesa y en Sentarō (Masatoshi Nagase), un hombre de mediana edad que dirige una pequeña tienda de dorayakis frecuentado por gente del barrio que vive y /o trabaja allí, así como algunas alumnas de un centro de secundaria cercano. 

Entre las mismas se encuentra una joven solitaria llamada Wakana (Kyara Uchida) , cuya madre no valora la educación superior y quiere que tenga lo antes posible un trabajo , a la que Sentaro regala los dorayakis sobrantes. 

Desde hace algún tiempo lleva buscando a alguien para que le auxilie en la minúscula tienda desde donde despacha unos , al parecer , insulsos dorayaki. Cuando pone un cartel diciendo que él está buscando una persona para el trabajo, aparece Tokue (Kirin Kiki), una señora de bastante edad que le manifiesta que siempre había querido trabajar en una tienda de dorayakis. 

Ella ya había probado sus dorayakis, pero si bien reconocía que la masa de la torta estaba bien el interior, el an o anko, una pasta de habichuelas oscuras, no estaba lograda, era insulsa. Sentarō rechaza inicialmente su solicitud, ya que considera que es muy anciana, y que presenta unas deformaciones enormes en las manos. 

Al día siguiente, se vuelve a personar la señora, y a pesar del rechazo de Sentoro, le lleva para que pruebe un anko preparada por ella. Y aunque inicialmente tira el tupper al cubo, después lo recoge y prueba la pasta de judías de Tokue. 

Como le encanta decide contratarla, porque su sabor y textura eran muy superiores a la de la pasta de soja preparada en fábrica que hasta la fecha Sentarō había estado utilizando. 

A la mañana siguiente quedan antes del amanecer empleador y empleada con el fin de preparar el anko. Este le lleva su tiempo. La forma de cocinar del anko es laboriosa. Se trata de pasta dulces realizada con judías pequeñas y rojas azuki. Las judías han de dejarse en remojo, la noche anterior para que se ablanden, cosa que ya había hecho Sentoro, luego se lavan y más tarde se cuecen a fuego lento, sin batir con uerza para no destrozarlas. Además Tokue, les habla, y las escucha. algo que sorprende a Sentaro. 

Tras varias horas de cocción y trabajo se acerca la hora de abrir y llegan los clientes poco a poco, mientras Sentoro prepara las tortas y las calienta. 

Al día siguiente, al abrir, la fila de clientes ha aumentado notablemente, y con ella el ánimo de ambos. Así que el negocio comienza a crecer. 

Sin embargo, una noche cuando Sentoro está a punto de cerrar su kiosko de dulces, se persona la dueña del negocio (Miyoko Asada) que le pregunta como le va. Pero de inmediato va al grano y le dice que debe desprenderse de la señora que tiene ya que le han llegado noticias que es una leprosa. 

La obligación que le exige de prescindir de Tokue no es aceptada por Sentoro, pero la señora le recuerda que él está allí porque su marido le hizo un gran favor al contratarle. Esa noche bebe y se emborracha. 

Al sentirme mal tanto por la determinación de su jefa real como por la bebida, llama a Tokue y le dice que esa día se lo tome libre. Pero Tokue que ya empezado a realiar el anko le dice que así la hará pero que dejará confeccionada la pasta. 

Sin embargo, escucha que alguien toca en la puerta exterior y le pide un dorayaki que ella prepara, no sin dificultad pues carece de la maestría para la torta de Sentoro. Con todo y al no frenarse la afluencia de clientes Tokue empieza a servir a los clientes y hacer los dorayakis. Cuando esto sucede los clientes se dan cuenta de que la anciana tiene deformidades de la mano, pero no le dan valor alguno. 

Sin embargo, un día Sentoro descubre que al abrir no hay nadie lo que le extraña , pero poco dspués recibe una notificación de sanidad en la que le prohibe contratar a Tokue. El ya sabe que , efectivamente, ella tiene sus heridas causadas por la lepra y que el domicilio en el que vive es una antigua leproseria. 

Sentarō se ve obligado a despedir a Tokue. Cuando se persona Wakana con su bien más preciado su canario, del que ya le había hablado a Tokue con el fin de regalarselo, ya que su madre , le exige que salga el animal de la casa, esta niña clienta habitual que ha empatizado con la señora y a la que quería entregarle su canario, le sugiere a Sentarō visitar a Tokue en el sanatorio donde ella y otros pacientes habían tenido que permanecer hasta la derogación en 1996 de la Ley de Prevención de la Lepra de 1953. 

Sentarō, que visita el centro por primera vez,  ante ella se siente culpable, ya que no ha sido capaz de proteger a Tokue contra los prejuicios de sus clientes, pero ella le asegura que está muy agradecida por el tiempo que se le permitió estar en la tienda. 

Sentaro le reconoce que él también víctima de la sociedad. Es cierto que durante la mayor parte de la película, Sentaro no es feliz y se siente un hombre abrumado por algo. Ahora le comenta a Tokue que es por su pasado. Como revela a Tokue una vez hirió de gravedad a un hombre en una pelea en un bar, de la que aún se arrepiente. Debido a ello, fue condenado a prisión y a pagar una sustanciosa indemnización a la víctima. Y que cuando ella lo conoció y le comentó porque no comía sus propios dulces le dijo que para eso que trabajara en un bar, no le quiso contar que , efectivamente, trabajo en uno , pero la pelea con el cliente le cambió la vida, algo de lo que se arrepiente. 

La vida sigue y la dueña exige a Sentaro la inclusión de un nuevo cocinero, un sobrino de la señora, algo que desagrada a Sentaro. 

Cuando, meses después, vuelve a visitarla recibe la triste noticia de que Tokue ha muerte de una neumonía. No obstante, lega a Sentaro sus enseres para fabricar pasta de judías, así como un casete con una grabación para que él y Wakana la escucharan. 

En la grabación, Tokue sostiene que el valor de una persona no recae en su carrera, sino simplemente en su ser, y que la felicidad está en recibir las experiencias sensoriales del mundo que nos rodea. 

Al final de la película vemos que Sentaro vendiendo dorayakis en su propio puesto en el parque, y claramente más a gusto consigo mismo. 

La película fue rodada en un suburbio de Tokio en concreto en Higashimurayama y tuvo un presupuesto estimado de 234,000,000 yenes. 

Para el rodaje contó con una de las grandes del cine japonés que falleció poco después del estreno de la misma, Kirin Kiki y junto a ella trabaja la joven actriz que interpreta a Wakana que en la realidad era la nieta de Kirin Kiki. 

La película fue presentada en el Festival de Cannes en la Selección oficial para abrir Un Certain Regard. También fue seleccionado para ser proyectado en la sección de Cine del Mundo Contemporáneo del Festival Internacional de Cine de Toronto 2015 así como el Festival Internacional de Valladolid - Seminci. La película le valió a la actriz Kirin Kiki el Premio a la Mejor Actuación por Actriz en los Premios Asia Pacific Screen Awards 2015 . 

La película se promocionó bajo el título Sweet Red Bean Paste quedando después con el titulo en inglés de Sweet Bean. 

La película trata de temas  como la libertad y la felicidad y sugiere que al abrazar nuestras experiencias sensoriales podemos lograr unas vidas más ricas y gratificantes. 

Tras su estreno la película obtuvo cierto éxito tanto a nivel nacional - recaudó 234 millones de yenes en Japón- y , algo menos fuera del archipiélago. Sin embargo, la crítica fue en general positiva. 

En Estados Unidos Guy Lodge publicó en Variety que era "Una oda sentimental a las virtudes de la paciencia, a la tolerancia y a las tortitas rellenas de frijoles, que puede ser fácilmente su película más accesible hasta la fecha." 

Para Oliver Lyttelton de IndieWire "El resultado es que 'An' no emociona tanto como se podría esperar de este material, a pesar de los grandes esfuerzos de los actores." 

Deborah Young en la páginas de The Hollywood Reporter escribió que "La corriente subyacente que recorre la película es un mensaje para aprender de la naturaleza y disfrutar de la maravilla de la vida momento a momento, sin importar qué tan duro sea el golpe". Y sentenció diciendo que "'An' tiene un objetivo tan sencillo que cumple bien con sus modestas ambiciones. Glenn Kenny del Times afirmó que "La película, bellamente filmada y actuada, gana su máximo sentido de esperanza al confrontar despliegue de lo real con la compasión" 

En el Reino Unido Peter Bradshaw desde The Guardian defendía que era "Una película de apertura absurda y excesivamente sentimental a la sección Un Certain Regard de este año que resulta una gran decepción. (...) " aunque reconoce que "A pesar de algunos momentos conmovedores y actuaciones serias, debo confesar que me sentí exasperado por el sentimentalismo y el estereotipo que se me brindó" . Y Dan Fainaru en Screendaily afirma que "Los fans de Naomi Kawase recibirán 'An' con los brazos abiertos, apreciarán su ritmo lento, sus escenas contemplativas y su idea de que una de las claves, si bien no a la felicidad, al menos, a la alegría en la vida, es una comunión plena entre el hombre y la naturaleza." 

Ya en España en El País Jordi Costa comenta que "A Kawase le está cayendo una y otra vez el sambenito de estar haciendo cine new age, cuando, en realidad, lo suyo tiene bastante más que ver con la continuidad de la mirada zen (...) 'Una pastelería en Tokio' apunta más alto y cala más hondo." 

Sergi Sánchez en La Razón señala que "Cuando Kawase se siente obligada a revelar los traumas del pasado de sus criaturas en busca de un conflicto clásico, lo hace de un modo tan convencional como obvio (...) Es como si la directora no confiara lo suficiente en su mirada." 

En El Mundo Alberto Bermejo comenta que se trata de "Un cuento delicioso sobre el que se prolonga la sensibilidad poética de esta cineasta singular (...) " 

Desde el ABC Oti Rodríguez Marchante afirma que "El cine de Kawase tiene una mirada especial a su alrededor (...) No es difícil plantarse ante esta película y decir: «Vale, bueno, ¿y qué?», pero es más fácil entregarse a las dulzuras y aromas de la receta de Kawase." 

Desde Barcelona Salvador Llopart en La Vanguardia sostiene que los "Tres personajes que son como tres heridas por las que supura soledad y melancolía. Emocionan en su fragilidad. Y reconfortan. (...) ".

En el cono sur, desde Argentina Pablo O. Scholz en Clarín afirma que "No es una película de receta, pero vaya que la tiene para emocionar con ingredientes genuinos. (...) En síntesis, una película cálida, con personajes sensibles, sin exclamaciones rimbombantes." Y Diego Batlle en La Nación concluye que es "Bella y sensible, con el sello de Naomi Kawase." 

Para terminar diré que la película en el fondo es la historia de tres solitarios , de tres personas aisladas por distintas razones. Una por su pasado , Sentaro, otra por su enfermedad estigmatizada por la sociedad japonesa, la anciana Kirin Kiri, y una chica, que es ignorada por su madre. A los que une esa tienda de dorayakis. 

Es una película de denuncia de un pasado , el que permitía a las autoridades japonesas a separar a las familias ante la enfermedad y una película que apuesta por la felicidad que supone  la libertad como hace Kirin Kiri, por cierto fallecida de cáncer el mes pasado - septiembre- con el pájaro al que libera nada más entregárselo la que es su nieta en la vida real y que lo confiesa en la grabación. 

Es una película hermosa, contemplativa, calmada, pausada, nada estridente, delicada, sensible, muy japonesa, con bellas fotografías en la que la flor de los cerezos lo invade todo, hasta los dorayaki, pero en la que las imágenes exteriores de los árboles del parque lo envuelven todo. Es además una película que se ve que está cocinada a fuego lento como el "anko" al que hay que hablar y sobre todo saber escuchar. Y ¿por qué no? es una película sabrosa que contiene un tratado preciso al detalle, casi minimalista, para hacer un buen dorayaki.


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