No
puedo decir que haya visto mucho balcánico, pero algunas películas sí.
De los directores balcánicos, no hay duda, de que el más conocido dentro
y fuera de la región es Emir Kusturica. En los ochenta, yo diría que a
finales de esos año, pude ver Papá está en viaje de negocios, película
crítica contra el totalitarismo reinante en la Yugoslavia
de Tito. Parece ser que Kusturica fue a América y contó con Jerry
Lewis, sí, sí, el mismo y con Johnny Depp para una película que llevaba
“El sueño de Arizona”. De la misma recuerdo un pez que volaba. A esto se
le suma que en la Navidad de 1987 conocí en Roma a unos separatistas
eslovenos que me entregaron una chapita- era una época de chapitas
reivindicativas- con un sol que con sus rayos iluminaban las palabras
Slovenja. A la chapa la llamé Amanecer Esloveno.
La
desmembración de Yugoslavia y la siniestra guerra civil que conllevó
dieron lugar a magníficos filmes como el de Marchovski “Before the
Rain”, o esta película de crítica soterrada que es Underground. Los
españoles no fueron ajenos a la crisis yugoslava como nos lo demostró
Daniel Calpasoro con su “Soldados”.
De
la película de Kusturica a lo que me voy a referir tuve noticias por el
revuelo que levantó en el festival de Cannes, festival en el que se
presentó, con fuertes críticas por el carácter proverbio del filme.
Todavía estaba humeante el humo en Sarajevo para que la película pasara
desapercibida. Kusturica no quiere, ni puede pasar desapercibido. Fue en
el cine Fuenseca, el cine de verano que huía de lo comercial, - una
especie de desaparecido Santa Rosa, pero con vistas al cielo y la
estrellas, donde pude contemplar el filme. Por supuesto, no me dejó
indiferente.
“Underground”, fue una coproducción entre Yugoslavia-Francia-Alemania ( parece ser que participó también Hungría- según la Wikipedia- ) , y que también fue conocida con el título Érase una vez un país,
y que dirigió como hemos señalado anteriormente Emir Kusturica. Junto a
Dusan Kovacevic redactaron un complejo y sorprendente guión, basándose en una novela y una obra de teatro de Dusan Kavacevic. Nos
narra en fotogramas la historia de dos amigos, interpretados por Miki
Manojilovic y Lazar Ristovski, retratando y satirizando la historia de
Yugoslavia desde la Segunda Guerra Mundial. En la producción participó el francés Pierre Spengler.
Un papel esencial en la película lo juega la música y que fue obra de Goran Bregović ( creo que participó igualmente en la Reina Margot). El
álbum contiene composiciones de Bregović que, en su mayoría, sólo están
asociadas a la película. Las melodías y canciones principales de la
cinta son tres: "Sheva", "Mesečina" y "Stani, Stani, Ibar Vodo". La
primera está recortada en el álbum y dura poco más de minuto y cuarto
(la versión original es de poco más de cuatro minutos); el autor la
sustituye por "Kalashnikov", que es una versión mezclada de la misma
"Sheva". La segunda, "Mesečina", está presente sin variaciones, pero la
tercera, "Stani Stani Ibar Vodo", no está incluida.
Su
banda sonora, prácticamente de aire y metal, es la que sigue:
Kalashnikov, Ausencia (con la participación de Cesaria Evora), Mesečina,
Ya Ya (Rinje, rinje, raja), Cajesukarije Cocek, Wedding, War,
Underground, Underground Tango, The Belly Button of the World y Sheva. La
música aporta además de una partitura de alegres aires eslavos, incluye
canciones históricas ("Lili Marleen") y fragmentos de la Sinfonía nº 9 de Dvorak y de la nº 3 de Saint-Saëns.
El sonido es obra de Marko Rodic y la fotografía es de Vilko Filac. El maquillaje fue encargado a Josef Lojik, mientras que el complejo montaje lo asumirá Branka Ceperac. El vestuario es de Nebojsa Lipanovic, mientras que los efectos especiales fueron de Petar Zivkovic. La duración supera los 167 minutos.
La
fotografía presenta una composición excelente, usa en ocasiones la
cámara al hombro y muestra preferencia por los colores pastel y marrón.
Incluye imágenes de archivo bien integradas en el conjunto.
El largometraje está dividido en 3 partes o actos: La Guerra (se refiere a la Segunda Guerra Mundial), La Guerra Fría (el periodo del gobierno de Josip Broz Tito) y La Guerra (las guerras yugoslavas).
Se estrenó en mayo de 1995 en el Festival de Cannes, donde fue galardonada con la Palma de Oro.
El
reparto estuvo encabezado por Miki Manojilovic (Marko Dren), Lazar
Ristovski (Petar Popara "Crni" o "Blacky", o sea, “ El Negro”), Mirjana
Jokovic (Natalija), Slavko Stimac (Ivane), Ernst Stotzner (Franz), Srdab
Todorovic (Jovan), Mirjana Karanovic (Vera) y Milena Pavlovic (Jelena).
La
acción principal tiene lugar en Belgrado, entre el 6-IV-1941 (bombardeo
nazi de la ciudad) y una fecha indefinida de 1994, y nos cuenta la
historia de dos amigos. Narra la historia de Marko Dren (Miki
Manojlovic), poeta, embaucador y criminal, que a los 26/27 años conviene
con su amigo Petar Popara "Negro" (Lazar Ristovski) la fabricación
clandestina de armas en unos sótanos, a cargo de un numeroso grupo de
partisanos refugiados de los nazis. Marko vende las armas en el mercado
negro y Negro dirige la fabricación.
La película comienza en 1941. En Belgrado, la que fue capital yugoslava, y días antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Marko y Petar, son delincuentes y amigos. Ambos acaban de ingresar en el Partido (debe ser la Liga comunista de los pueblos yugoslavos).
Marko es un soltero romántico que ama la poesía y las mujeres de la
calle (que no duda en ponerles una flor en el trasero para saciar sus
fantasías de rapsoda) mientras que Petra compagina sus labores de
contrabandista y mafioso de poca monta con las citas que tiene con su
amante, la jóven Natalija (Mirjana Jokovic). Como sufrido marido Petra
tiene que soportar el carácter de su mujer Vera (Mirjana Karanovic) que
está a punto de dar a luz a su futuro hijo Jovan (Srdjan Todorovic). Además
de luchar por el partido lo harán contra los alemanes cuanto éstos
invadan el país. La invasión se produce y los primeros que lo captan son
los animales de un zoo.
Tras
el bombardeo a Belgrado, Blaky se limpia el zapato con un gato; los
animales del zoo mueren como ocurre con la madre de Toni el mono o huyen
como el elefante, el ganso o el tigre. Además, en medio del fuego y la
destrucción, hay un caballo blanco y un ganso volando.
Petar, un electricista y vividor, resulta herido (llama la atención el papel de la electricidad en el filme) y, para salvarse, se refugian en un sótano propiedad de Marko, su amigo el poeta borracho y putero, junto a un grupo de partisanos. Por lo tanto, Marko
Dren (Miki Manojlovic), esconde a su amigo Petar Popara (Lazar
Ristovski) y a su familia en un sótano para esconderse de los nazis.
Allí ocultos la mujer de Petar da a luz y fallece, mientras que los que
sobreviven deben fabricar armas para la guerra.
Marko
los engaña para que sigan fabricando armas 20 años después de la guerra
y haciéndoles creer que la misma aún no ha terminado. Para ello les
pone el sonido de la sirena avisando de los bombardeos y la canción de
Lili Marleem. Los del sótano piensan que sólo han pasado 15 años.
Marko oculta la verdad a Negro y a la colonia que vive y trabaja en el
sótano, al objeto de continuar indefinidamente lo que para él es sólo un
negocio.
Mientras
tanto, Marko se convierte en un héroe y, terminada la guerra, será uno
de los favoritos de Tito. Con el encierro de “El Negro”, consigue
alejarlo a éste de su querida Natalija, la chica que ambos aman.
Una noche, el día de la boda entre el hijo de Petar y una compañera
de enclaustramiento con desparrame absoluto de alcohol y locura, un
mono se mete en el tanque que hay en el interior del sótano y dispara. Unos 20 años después, una explosión fortuita permite la huída de Negro, su hijo Jovan y Jelena, la novia de éste. Cuando, por fin, Petar e Iván sale
de su escondite se encuentra con otra guerra, esta vez de ficción y
cinematográfica, pues están rodando una película sobre su vida y la
lucha partisana. El Negro mata a algunos actores de reparto que aparecen
disfrazados como nazis. Petar cree que la guerra continúa por lo tanto.
Mientras Marko decide destrozar el sótano con cargas explosiva para así
desaparecer junto a Natalija. Junto a su hijo marchan a un río – no sé
si el Danubio o el Save – y sobreviven pescando, aunque su hijo
desaparece en el interior de las guardias.
Al
final, Petar, en la búsqueda de su hijo y tras descubrir que Marko y
Natalija (Mirjana Jokovic) murieron, se apoya en una cruz que tiene a
Cristo invertido.
Y
como dice la película desde el día en que Marko desaparece el
presidente Tito sintió su pérdida, y así, echándole de menos,
sobrevivirá junto a su régimen veinte años. La
segunda parte acaba con la muerte de Tito e imágenes reales de su
entierro multitudinario entre masas en las tres grandes ciudades de
aquella Yugoslavia unida: Ljubiana, Zagreb y Belgrado. Al final, los
líderes del momento (Leonidas Breznev – Presidente de la URSS-, H. Assad, padre, -el de Siria-, Kurt Waldhein – Secretario general de la ONU-, H. Smidt – canciller de la RFA) entre otros, asisten al entierro.
Pero
la guerra en Yugoslavia no había acabado. Ya en los noventa, prosigue
aunque sea entre serbios y bosnios; sólo ha cambiado una cosa: su país
ya no existe.
La
tercera parte, la guerra, es la más corta, pero posiblemente la que más
nos llega a las personas de mi edad, los que vivimos la guerra de
Yugoslavia. Yo particularmente conviví unos días en Roma con unos
eslovenos, inicialmente eran yugoslavos. Una de estas chicas que
conocimos me explicó como su deseo ardiente y máximo para aquel entonces
era la independencia. Dos años más tarde, la habían conseguido.
A
lo que íbamos, la tercera parte se inicia con Iván, el hermano de Marko
en una clínica en Alemania. A un médico compatriota le pide que le
devuelvan a Yugoslavia, su país. Su acompañante le enseña un documento
de la Interpol
que presenta a Marko y a Natalja como traficantes de armas buscados por
toda Europa. Igualemente le informa que fue su hermano quien le dejó
veinte años escondido en un sótano bajo una mentira. Iván huye por las
alcantarillas frente al Bundestag, mientras en la calle se celebra la
reunificación alemana. Iván piensa que los alemanes celebran su victoria
en la guerra.
Ya
en las alcantarillas encuentran a un convoy de los cascos azules, en
una furgón un casco azul negro le ofrece una plaza para ir a Italia, a
cambio de marcos. Además, y eso es lo peor, le dice que Yugoslavia ya no
existe. Eso vuelve loco a Iván que corre hasta encontrarse con su viejo
mono. En la alcantarillas hay humedad, pero no es agua, es sangre. En
el exterior el Negro dirige sus milicias y se encuentra bombardeando
aldeas y con la necesidad de encontrar a su hijo.
Iván, ya en territorio que fue yugoslavo, en una aldea cercano encuentra a un miliciano serbio – interpretado por Emir Kusturica- comprando armas y municiones a su hermano Marko para Serbia en contra de Bosnia. En una de las últimas escenas, Kusturica aparece comprándole armas y municiones a Marko.
Al
salir de la casa Iván lo golpea hasta dejarlo mortalmente herido.
Natalja se aproxima con su coche de matrícula alemana. Horrorizada ve
como Marko está herido, pero es detenida por un miliciano. Este contacta
con su jefe, Negro, quien ordena la aniquilación de los traficantes de
armas. En los restos de la Iglesia Iván se suicida ahorcándose. Un casco azul se aproxima y como juez mudo del tráfico de armas y del genocidio, a “Negro” o Crni.
Al recriminarle éste le llama "perro fascista" antes de pegarle en la
cabeza, cuando éste le reprochara su decisión de masacrar prisioneros
musulmanes.
Al
llegar el negro y ver los pasaportes descubre que ha dado muerte a sus
viejos amigos. Maldiciendo ante un Cristo crucificado boca abajo y con
la silla de Marko ardiendo a su alrededor se lamenta.
Con todo sigue- ahora acompañado por Soni - el chimpance- tras la búsqueda de su hijo, perdido en el río.
Finalmente
llega a lo que pudo ser el sótano, allí escucha y ve en un pozo a su
hijo. Al ir a por él, cae al mismo y mientras se ahoga ve a su hijo, a
su mujer, a la esposa de su hijo y a los músicos, todos aquellos que lo
acompañaron en el sótano en
algún momento. Feliz del reencuentron prosiguen con el banquete de bodas
de su hijo. Ahora asiste la mujer del negro, los músicos, pero también
Marko y Natasja, que piden perdón y el Negro se lo concede.
Prosigue la fiesta, mientras, Iván, uno de los invitados pronuncia las siguientes palabras: "Construimos
nuevas casas, con tejas rojas, donde las cigüeñas construyen sus nidos y
con las puertas abiertas a nuestros invitados. Le agradecemos a la
tierra que nos alimenta, al sol que nos calienta y a los campos que nos
recuerdan los verdes pastos en casa. Así, con dolor, tristeza y alegría,
recordamos a nuestro país cuando contamos a nuestros niños historias
que comienzan como todas las historias: ‘Érase una vez una tierra...’"
La zona en la que festejan, mientras tanto se desgaja, como ocurrió con Yugoslavia, la extinta Yugoslavia. El
trozo de tierra que se desprende hacia el final del río es símbolo de
muchas cosas. Representa el final de un conflicto sin fin; al final de
la película, dice: Ova Priča nema KRAJ ("Esta historia no tiene
final"), y que la muerte lo hace olvidar todo y los lleva a una nueva
etapa para divertirse. Las vacas que salen del río representan a las
almas que reencarnan para tener una nueva vida para olvidar y disfrutar.
El trozo que se desprende representa a Bosnia-Herzegovina, país de
nacimiento de Kusturica, que está separado culturalmente o incomprendido
con Europa.
La película está llena de simbolismos y metáforas. Como parece ser el bombardeo al zoo Belgrado. La escena del zoológico de Belgrado, el cual realmente existe, demuestra que los animales sienten el peligro antes de que suceda algo. Emir Kusturica quería tener un león ahí. "Un zoológico sin león no es zoológico." Marko y Crni, ebrios, pasan al frente del zoo y le rugen a los leones. Sin el zoo, el mono Soni no estaría, el elefante no le robaría los zapatos a Crni y el ganso no atacaría al tigre herido.
El
sótano es el mayor símbolo de la película. Representa a la cueva de
Platón, donde todos viven una versión deformada de la realidad, la
visión de Marko. También representa al agujero en el que estuvo la Yugoslavia
de Tito: todo tipo de persona, de todas las edades, las religiones
están aquí. Y Crni quería probar a Marko que ellos solos podían hacer
grandes cosas, y se lo demuestra haciendo el tanque. Tito quería este
tanque armado con partes de todas las regiones de su país.
Soni,
el chimpancé, es el único que está de principio a fin. Él representa
sencillez, humildad y estupidez; le enseña a Jovan a comer plátanos sin
cáscara, abre la salida del sótano y guía a Ivan al final del laberinto.
Petar
es el patriota engañado que lucha por Yugoslavia sin saber que el
enemigo está en todas partes, que los nazis no serán los únicos que
habrá, que Yugoslavia se romperá en pedazos. Marko es el oportunista
traficante de armas capaz de montar todo un teatro viviente. Natalija es
la imagen de la volubilidad que se aferra al árbol que más cobija.
Los
sueños sobre familias y amigos unidos que envejecen beatíficamente
contemplando el sol del amanecer y los claros de luna en una tierra
fecunda, son inviables cuando lo que tienes sobre la cabeza es un
lóbrego sótano sumergido en la tiniebla. Ni patria, ni casa, la familia
desmembrada y desaparecida, amores interesados, amigos falsos que se
venden por dinero y que dan la puñalada trapera sin vacilar para
quedarse con lo que desean, sin consideración hacia nada más. Eso somos
todos en ese sótano de mentiras.
El
director se enfrenta con una mirada crítica al pueblo serbio, con la
que ganó muchos enemigos. Por ello mismo se fue a vivir a Francia. Habla
sobre el régimen yugoslavo del mariscal Tito, quien se mantuvo en el
poder desde la Segunda Guerra
Mundial hasta su muerte. A pesar de que pueda parecer una película
dramática, el director ha plasmado este drama a través de dosis cómicas,
que la hacen amena al espectador.
Señalar que el director utilizó en ocasiones videos de archivo. En la película aparecen videos de la TV
yugoslava sobre la llegada de los alemanes, aplaudida en Ljubljana y en
Zagreb pero no en Belgrado. No así en la muerte de Tito, pues sale el
entierro de Tito con los mandatarios mundiales.
No solamente Tito es un personaje histórico. Parece ser que Marko y Petar son la representación de dos personajes de la vida real: Aleksandar "Leka" Ranković y Sreten Žujović (Cirílico Serbio: Сретен Жујовић), serbios cercanos a Josip Broz Tito, Ranković un manipulador y Žujović un controlador de grupos de comandos en la guerra de los Balcanes.
Se rodó en Praga, Berlín, Plovdin, Sofía y Belgrado. Fue escrita y dirigida por Emir Kusturica. Obtuvo en 1995 la Palma de oro de Cannes, otros 3 premios (Prix Lumière 1996 a la mejor película extranjera, Mejor película en lengua extranjera en el Boton Society of Film Critics de 1997 y el Kinema Junpo de 1997 al mejor director de una película en lengua extranjera (Emir Kusturica), aí como diversas nominaciones en otros mucho premios como Rana de oro en el Camerimage de 1995 , el César francés a la mejor
película extranjera en 1996, el Cóndor de plata para ese mismo premio,
el León checo en 1997, al igual que el Independent Spirit de 1998 como
mejor película extranjera.
Fue estrenada en 1995, el realizador introdujo algunos retoques antes de su presentación en EEUU el 20-VI-1997.
Como ya dije al inicio de la entrada Emir
Kusturica es un director diferente. Brillante y dinámico, siempre logra
narrar con suma naturalidad las situaciones más grotescas. Es un
director que parece seguir la estela de Fellini o de Berlanga. Gusta del
caos y de descolocar a los que vemos sus películas, y siempre lo hace
en un tono negro, ácido, muy corrosivo. En esta película los personajes
entran y salen, bailan, se pelean, se persiguen o se besan
compulsivamente.
Como he leído por ahí, Kusturica en esta película hace alarde de su enorme talento narrativo y técnico, con suma de escenas realistas
y surrealistas, desmedidos ambos, rodando escenas imposibles con una
banda sonora que siempre va a cuestas, incluso debajo del agua; creando
un mundo subterráneo o cinematográfico paralelo. En fin, todo tiene
cabida: guerra, celos, pasión, cine dentro del cine, música atronadora y
agitanada, traición, amor y una maravillosa concepción de la muerte
como isla festiva. Una celebración, eso es el cine de Kusturica.
La película, dedicada a Gandhi, constituye un alegato demoledor contra los absurdos de la guerra y a favor de la paz y una crítica al totalitarismo socialista y su explotación de la idea partisana. Tras la GM, Marko asciende en la jerarquía del partido, mientras mantiene sus actividades clandestinas, que le enriquecen sobremanera. Tachada en algunos ambientes intelectuales de pro-serbia, Underground es una gran metáfora de lo que fue Yugoslavia. Se empezó a rodar cuando algunos (Milosevic, Mladic, Karacij, Arkan y otros…) se empeñaban en mantener esa patria al precio que fuera y con la sangre de quien fuera, y se estrenó con los cañones todavía humeantes.
"Yo quiero volver a Yugoslavia", esa es la frase que marca la nostalgia en esta hermosa película. El protagonista que la dicta no comprende en su cabeza que Yugoslavia no existe ya. Él solo tiene cabeza para añorar el mundo en que creció, su gente, sus hermanos, todos unidos contra la fuerza fascista invasora, eso fue lo que vivió, y lo que vio en sus años de falso protectorado, encerrado en el subsuelo por un hombre que puede engañar a sus amigos con tal de su bienestar económico y amoroso.
Tenemos un film con un espectáculo de personajes y situaciones, no hay malos ni buenos, solo hombres que reaccionan a modo de las circunstancias, y por sobre todo a el estilo del pueblo yugoslavo, esos gitanos locos que adoran las fiestas, la alegría, el amor y en gran medida el dinero. Todo un pueblo carismático, eso es lo que nos presenta Emir Kusturica, añorando su vieja nación que ya ha sido dividida, es una película nostálgica pero que nos deja una gran alegría de vivir.
El
final es majestuoso de una isla que se separa, se aleja y flota por el
río - metáfora de un país que ya no existe, una parte se separa del
resto. De hecho el título original es BILA JEDNOM JEDNA ZEMLJA - Érase
una vez un país.
"Underground" divide la historia de la ex-Yugoslavia en tres actos: La Guerra: la invasión nazi durante la II Guerra Mundial; la guerra fría: durante el régimen comunista del mariscal Tito (imperdible la sátira a la propaganda comunista); y la Guerra, por la de los Balcanes y posterior división del país.
Emir
Kusturica firma su obra más épica y maravillosa. Sumamente sentida,
dolorosa y cruel; comprometida, con referencias al fratricidio, los
engaños y las traiciones que provocan las guerras. Dura y llevadera a la
vez por su comicidad en un equilibrio complicado cuyo mérito radica en
un gran guión. Surrealista y mágica, una de las mejores películas de los
90.
La
particular habilidad para la ambientación grotesca que tiene Emir
Kusturica es una de sus señas de identidad que en esta película se
refleja como en pocas. Animales sueltos, decoraciones surrealistas con
objetos imposibles, vestuarios fuera de lugar en las escenas y cínicas
recreaciones callejeras, le sirven al director para escapar de los
tópicos y ponerse a años luz de los mismos. La película es en sí una
sucesión de situaciones esperpénticas, un rosario de locuras y
disparates de tintes cómicos que suelen funcionar con maestría en las
cintas de Kusturica, el problema de la cinta en esta ocasión es que el
entorno en el que transcurre la película no es precisamente cómico,
desde la segunda guerra mundial, hasta la guerra de los Balcanes pasando
por la dictadura comunista de Tito, el ambiente político de represión,
muerte y catástrofe es lo que marca el periodo de la película, y
mezclarlo con monos que deambulan, ‘topos’ humanos, interpretaciones
histriónicas e historias rocambolescas no casan bien y se hecha de menos
un ambiente más real con agotador
metraje de más de 2 horas y 40 minutos, excesivamente largo y a la vez
colmatado que requieren de cierto ejercicio intelectual.
Emir Kusturica ya era reconocido fuera de las fronteras desestabilizadas de la Antigua Yugoslavia por sus primeros largometrajes. Diez años antes de esta obra magna que es “Underground” ya se había hecho con la Palma de Oro en Cannes con “ Otac Na Sluzbenom Putu” (Papá está en viaje de negocios) retratando la vida de una familia en los primeros años de comunismo. En “Underground” no está para menos y alarga la cronología de cinco décadas de su pueblo desde la ocupación alemana, la instauración del régimen del Mariscal Tito hasta la muerte de éste con la apertura del dramático epílogo solucionado con la absurda guerra entre comunidades y que dejó indiferente al resto del Mundo en los años noventa. No hay mentiras sin idealismos.
A través de esa cronología, el director de “Gato Negro, Gato Blanco” se enfrasca con su mordaz sentido del humor a retratarnos en un tono festivo la amistad de dos amigos y vecinos de Belgrado. Kusturica nos da su visión del pasado para que entendamos el presente.
Antonio
Albert en Cinemanía afirmó: "162 minutos de cine inolvidable que no
deja insensible al espectador: provoca, molesta, conmueve" . Mientras
Fernando Morales en el Diario El País señalaba
"Producción brillante y desoladora (...) Diferente" Es diferente a la
par que buena película que nos recuerda que los días pueden ser largos y
luminosos desde sus amaneceres, pero también pueden sombríos, casi
negros.
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