lunes, 24 de septiembre de 2012

Ella portaba una cinta amarilla


Hace años se hizo famosa una canción que iba sobre una cinta amarilla. La cinta amarilla hacia referencia a las cintas que colocaban los familiares o novias de los solados norteamericanos que estaban en el frente, creo que de Vietnam. Sin embargo, en esta ocasión la cinta amarilla hace referencia a la que porta Olivia Dandridge en su pelo con el objeto de mostrarle a su amado, que piensa en él. Hasta el final no sabremos quién es. Es evidentemente un toque de lirismo de John Ford, ese director tuerto que decía que sólo hacía western. Esta claro que no decía la verdad, hacía muchas cosas más que películas del oeste. Dirigía películas de amor, de compañerismo, de comedia, de irlandeses, de pobreza, de grandeza, de venganza o de respeto al pasado. En resumen, hacía películas, grandiosas películas que han pasado a la historia como clásicas y de las que ya hemos realizado alguna mención como aquella del “Hombre tranquilo”. 

La película conocida en España como “La legión invencible” y que llevaba como título original “She Wore a Yellow Ribbon”, es decir, “Ella lleva una cinta amarilla”, es una película de 1949 protagonizada por John Wayne y dirigida por John Ford. La producción estuvo en manos del propio Ford y de Lowell J. Farrel y Merian C. Cooper para la Argosy Corporation y la RKO, compañía que la distribuye. 

El maestro Ford se basó en un guión de James Warner Bellah. Especial relevancia tiene el capítulo de la música y, sobre todo, de la fotografía que estuvo a cargo de Richard Hageman y de Winton C. Hoch, respectivamente y que desarrollaremos más tarde. 

La película de 103 minutos de duración está protagonizada por parte de la “troupe” de Ford, formada en este caso por John Wayne, Joanne Dru (Olivia Dandridge) , John Agar (Lt. Flint Cohill) , Ben Johnson (Sargento Tyree) , Harry Carey Jr. (2nd Lt. Ross Pennell), Victor McLaglen (Top Sgt. Quincannon), Mildred Natwick (Abby 'Old Iron Pants' Allshard), George O'Brien (Major Mac Allshard) y Arthur Shields (Dr. O'Laughlin) y Jefe John Big Tree ( Chief Pony That Walks).

La acción se sitúa en 1876, unos meses después de la derrota de Custer, en un territorio desértico castigado por los indios que ahora tras la victoria en Little Big Horn están envalentonados. Después de la muerte de George Armstrong Custer en 1876, parte del 7º Regimiento de Caballería se encuentra bajo el mando del capitán Nathan Brittles (John Wayne), un oficial al que en seis días pasará al retiro en el fuerte Starks. Tras ello abandonará definitivamente la vida militar. 

Es el capitán Nathan Brittles un viejo oficial abatido dada su retirada y sin un destino claro por carecer de un sitio donde ir y con quien ir. Se lo está pensando y parece optar por California, pero podría ir a cualquier lugar o a ninguno. Se retira del ejército y mira hacia atrás con nostalgia y con tristeza (su mujer está muerta y parece que sus hijos está enterrada en el fuerte. 

El futuro es de pura soledad, su única familia es la que vive en el fuerte. En esta semana debe realizar su último servicio: conducir a Sudross Weells a Abby (Mildred Natwick) la esposa de su superior, el mayor Mac Allshard (George O'Brien), , y a la sobrina de éste, Olivia Dandridge (Joanne Dru) para que aborden una diligencia con rumbo al este del país. También se le recomienda expulsar a nativos cheyennes que con otras tribus (kiobas, apaches, comanches,…) merodeaban en la zona que acaban de asaltar la diligencia que traía al pagador del ejército; la encomienda no satisface al capitán Nathan Brittles y muy a pesar de las protestas de éste la realiza. 

Antes de salir Olivia se pone, además de un traje que llama la atención del capitán (“Permítame que le diga que lleva usted la vestimenta más asombrosa que jamás he visto” ), un lazo amarillo en honor de su enamorado. Enamoramiento que se disputan desde antes de la salida dos tenientes, Lt. Flint Cohil (John Agar) y Ross (Harry Carey Jr.). 

Desde la salida el camino se presenta dificultoso en parte por la pesada carreta que ralentiza el paso, en parte por lo abrupto del terreno y la presencia de los indios que aparecen desplazándose, al igual que los bisontes. Del grupo sale un observador y, a su vez, recibe a un grupo de soldados que son perseguidos y atacados por los indios. Al llegar al punto de partida de la diligencia el puesto ha sido atacado. 

Al final misión se ve frustrada por acciones bélicas de los nativos. Entre medias se ve como un intermediario que intenta vender los rifles de repetición es asesinado por los indios. Además, tratará de alcanzar el tercer objetivo de su misión. 
De regreso en el fuerte Starks con parte de la compañía y con las damas, Brittles quiere volver por una patrulla que ha dejado al mando del teniente Flint Cohill (John Agar) en Paradise River. Sin embargo, el Mayor Mac Allshard se lo impide pues esa noche pone fin a su vida como militar. Desoyendo en parte las órdenes del mayor y sabedor que todavía le quedan unas horas como capitán, decide el arresto de su compañero de armas el Sgt. Mayor Quincannon (Victor McLaglen), al que también le quedan unas semanas como militar para protegerlo. El capitán se marcha en apoyo de sus hombres, y trata de llegar a un acuerdo de paz con los nativos y logra entablar conversaciones con Pony-That-Walks (Jefe John Big Tree), sin éxito. El jefe de dice, además de su cercana senectud, "Tú venir conmigo. Cazar muchos búfalos. Emborracharnos juntos. ¡Aleluya! ¡Aleluya!". Pero no puede impedir la guerra. 

Ante el fracaso, decide embestir a los indios quienes al final son forzados a regresar a sus reservas. Tras despedirse un mensajero lo retiene en el camino pues en el fuerte Starks, Brittles ha recibido una carta del Departamento de Guerra del país con un nuevo nombramiento y un ascenso como nuevo oficial de mayor rango. A su llegada al fuerte una fiesta se celebra en su honor, tras el baile de rigor, el se retira para volver a regar las flores de la tumba de su mujer y un elogio a la caballería pone fin a la película. 

Se trata de la segunda película de la "Trilogía de la Caballería", del tándem John Ford y John Wayne—después de Fort Apache (1948) y antes de Río Grande (1950)—. El título original está tomado de la segunda estrofa del himno que acompaña los créditos iniciales. Obtuvo el Oscar a la mejor fotografía en color. 

Miguel Ángel Palomo en el Diario “El País” dijo de ella que era "De insólita belleza plástica (...) una de las películas de Ford más amargas y radicales. Una obra maestra." Brendon Hanley en Allmovie señaló que «La segunda de la 'trilogía de la caballería' de John Ford y John Wayne le otorga a Wayne la oportunidad de demostrar su talento como actor, y no desilusiona». 
Paul Brenner en filmcritic.com dijo «El desempeño de John Wayne demuestra sin ninguna duda que es un gran actor» e igualmente señaló que «A pesar de sus evidentes defectos, La legión invencible se sobrepone, y concluye rebosante del western tradicional». 
La legión invencible es un western melodramático realizado al mejor estilo de John Ford. La obra constituye un homenaje a la caballería, a la importancia de su misión en la creación del país, a los enormes sacrificios asumidos por sus hombres. 

El protagonista encarna las virtudes del cuerpo: lucha sin tregua, planea las acciones con inteligencia, las ejecuta con precisión, vela por la seguridad de los hombres y practica la constancia hasta sumar 40 años de servicio. Pese a su fuerza, es un ser humano que lleva en el alma el desgarro de la pérdida de su mujer e hijos, cuya sepultura visita con frecuencia. La próxima jubilación será su último calvario: fuera del batallón no tiene nada. 

La obra combina momentos épicos (salida del batallón del fuerte, dispersión de los indios, galopadas de Ben Johnson), los humorísticos (roces de Flint y Pennell, y sobre todo la acciones del sargento borrachín y pendenciero Quincannon) y líricos (visitas del capitán al camposanto). El homenaje a la caballería incluye una apuesta clara por la paz. "Somos viejos para hacer la guerra, pero podemos impedirla", le dice Brittles a Caballo Loco. 

La fotografía, ganadora del Oscar, es de Winton Hoch, un habitual de Ford, que consigue probablemente algunas de las imágenes más bellas , cosa que también hizo en "Centauros del desierto", que se han rodado estéticamente en los westerns. La fotografía, en la que Ford puso especial interés, aporta una narración visual deliciosa, ambientada en "Monument Walley" de Utah y Arizona. Es el “The Ford Country” o como lo llamaron los indios navajos a un saliente de su paisaje con el nombre de “John Ford Point”., filmado como nunca hasta entonces. Un paisaje sometido a tormentas, cubierto por la nieve o simplemente rodado con unos colores rojos intensos que dibujan un crepúsculo fascinante. Pero también son esos caballos, que sudan, que miran a la cámara, que respiran y que actúan como protagonistas principales de esta historia conciliadora y que Ford usa, en muchos momentos, para cerrar definitivamente la brecha de la contienda civil visible en el entierro de un antiguo soldado del sur o en el respeto que siente Brittles por el hombre del sur que es el Sargento Tyree. 

Ofrece la película escenas de acción muy bien construidas y un dibujo bellísimo. Cada fotograma parece un cuadro extraído del museo de Frederic Remington, afamado pintor americano del XIX, inspirador de la estética del film. La dirección de la fotografía corrió a cargo del galardonado Winton Hoch ("Centauros del desierto"). 

La música exalta la acción con solemnidad, aporta himnos militares interpretados a coro, melodías suaves (soledad) y festivas (bailes). La banda sonora, excelente, de Richard Hageman que combina lo popular y tradicional con lo lírico. El guión se basa en el relato "War Party" de James Warner Bellah. En el libro de Scott Eyman “John Ford. Filmografía completa”, publicado por la Editorial Taschen, descubrimos que “la legión…” refleja las virtudes líricas de Ford. Según Scott Eyman, "La legión invencible" es una acumulación de viñetas, algunas de ellas bellísimas. Y es una de las películas más coloristas de Ford, con lo que éste suple un guión poco cohesionado. Se trataría de una balada lírica -como dice Eyman-, con la que se disfruta con la fotografía maravillosa de Winton Hoch, con escenas tan memorables y reconocidas como la de la tormenta o la del entierro con la bandera de la Confederación, y con esa narración sencilla que preside las películas de Ford. Podríamos decir que esta película es poesía, y como tal hay que entenderla. Ha dicho Javier Coma, gran estudioso de la obra de Ford, en su libro “La gran caravana del western”, que esta cinta es el vértice artístico de la llamada Trilogía de la Caballería No hay que perderse la escena inicial con los caballos de la diligencia desbocados, ni como el protagonista le da las últimas novedades a su mujer enterrada mientras riega las flores de su sepultura, y la del retorno al fuerte tras su jubilación. Los bailes, los funerales, los cementerios, la tropa en marcha…elementos comunes en una filmografía que elogia los valores tradicionales y de los que Ford se sentía orgulloso y defensor: la familia, el honor, la solidaridad, el respeto por los pueblos indios o la posición de mujer como elemento primordial en la sociedad.
No es un western de acción, sino un poema que muestra con melancolía los últimos días del capitán Nathan Brittles, fijándose con sencillez en la vida cotidiana del ejército. Si en ""Fort Apache"", el tono del film era mayoritariamente épico, en éste predomina el lirismo, la nostalgia, e incluso la elegía, con un retrato mucho más intimista y con menos concesiones a las escenas de acción. 
Capítulo aparte merece la interpretación de John Wayne que, a mi entender, es una de las mejores de toda su carrera. La soberbia interpretación de John Wayne, envejecido y encanecido por exigencias del personaje, es una de las mejores de su filmografía. La dirección demuestra sabiduría en el movimiento de actores y en la fluidez de una narración que traspira humanismo. 
John Ford no priva a esta película de su mirada mitómana, en este caso, en torno al ejército de caballería pero en cada plano, incluso en los más dinámicos, predomina la mirada afligida del capitán. Una mirada de viejo que juzga la vida como algo breve, que se escapa en un abrir y cerrar de ojos. 
La película cuenta con la "gran familia" de Ford, ya que así consideraba que un film salía adelante, con su grupo de guionistas (Nugent y Bellah son un lujo), compositores, fotógrafos, actores (extraordinario McLaglen), toda gente de confianza, tal y como sucede con la camaradería del ejército. 
Sin embargo, frente a estas secuencias en las que Ford vuelca todo su lirismo y sentimientos más profundos, destaca cierta concepción cíclica, en la pequeña subtrama paralela que implica a la joven Olivia (Joanne Dru) sobrina del mayor Allshard (George O'Brien), cuyos favores se disputan los jóvenes tenientes Flint (John Agar) y Ross (Harry Carey Jr.). Ford lo utiliza en un doble sentido, primero desde el punto de vista de Nathan, quien no puede evitar recordar los viejos tiempos, y al mismo tiempo proporciona un hilo de continuidad, una especie de relevo. Todo ello aderezado con las típicas secuencias de "descanso" en las que el film cede su protagonismo al siempre excelente Victor McLagen, interpretando al fiel escudero del capitán, y que compartirá con él el obligado retiro. Sin olvidarnos de los tradicionales bailes, una constante en el cine del genial director de origen irlandés. 
La acción está en este film algo más subordinada, aunque el director se sirve de ella para proporcionarle al capitán Brittles una despedida honrosa. Ford vuelve a exaltar los valores más puramente castrenses como la camaradería. Quizás use un tono un tanto idealizado, pero que sin lugar a dudas conecta con todo el lirismo que destila el film. También es cierto que circula un cierto pesimismo, y una sensación amarga, por la forma en la que el ejército trata a sus soldados, quienes a pesar de haber entregado toda su vida al ejército, éste no es capaz de corresponder a tan grande sacrificio. 
La película es un homenaje al legendario Regimiento del 7º de Caballería, la U.S Cavalry, considerada una legión invencible y a su conocido himno titulado "Garry Owen". Este regimiento de los EE.UU. todavía existe, como es obvio hoy en día no es a caballo sino que ha sido reconvertio en una unidad de infantería mecanizada; pero eso sí, mantiene la vieja tonada irlandesa de "Garry Owen" como su himno oficial. Tal es así, que incluso a los miembros de ese cuerpo se los conoce como los "Garry Owen" canción que puede oírse al principio y más adelante también a lo largo de la película. 


Let Bacchus' sons be not dismayed But join with me, each jovial blade Come, drink and sing and lend your aid To help me with the chorus: Instead of spa, we'll drink brown ale And pay the reckoning on the nail; No man for debt shall go to jail From Garryowen in glory. We'll beat the bailiffs out of fun, We'll make the mayor and sheriffs run We are the boys no man dares dun If he regards a whole skin. Our hearts so stout have got no fame For soon 'tis known from whence we came Where'er we go they fear the name Of Garryowen in glory. 

La película tuvo un presupuesto de 1,6 millones de dólares y generó por venta de taquillas la cantidad de 5,4 millones de dólares , más 2,7 millones de dólares por la venta de alquiler en los videoclubes, además recibió dos nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine 
Además es el comienzo de un subgénero dentro de las películas del oeste, como es el llamado “western crepuscular”, que queda inaugurado con esta maravillosa película y que se haría muy popular en la década de los sesenta y sobre todo setenta. Este crepúsculo se verbaliza en el diálogo magistral con el jefe indio: "Somos viejos para hacer la guerra pero podemos impedirla".

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