sábado, 20 de octubre de 2012

Primero y último


Esta película la he visto en dos partes, como otras. Pero esta en concreto ha sido por lo mucho que me ha aburrido. Es cierto que anoche terminé de verla, tras ver con mis hijos el último episodio de la nueva temporada de una de sus series favoritas, Dr. Who, la séptima en su nuevo recorrido por la BBC.

Está compuesta por cinco episodios: El manicomio de los Daleks;  Los Dinosaurios en el espacio;  Una ciudad llamada Misericordia; El poder de tres; y por último, Los Ángeles toman Manhattan. Una corta pero intensa temporada en la que Emy y Rori Pond son los auténticos protagonistas.

Sin embargo, de la película que voy a reflejar aquí es la conocida en España como El primer caballero, “First Knight” en su versión original, o como se la conoce en Argentina como Lancelot, el primer caballero. Se trata de una película de 1995 dirigida por un especialista de la comedia Jerry Zucker que parece no dar con el drama, ni con la aventura, ni la acción. Ni tan siquiera con el vestuario.

Parece mentira que una productora seria como la Columbia Pictures apostara por este filme de aventuras artúricas. La producción estuvo en manos de Hunt Lowry y del propio Jerry Zucker – quien para ahorrar metió algunos familiares tal como se ve en los títulos de crédito- . El diseño de producción fue cosa de John Box. La distribución fue de Sony Pictures.

El guión fue perpetrado por Lorne Cameron, David Hoselton y sobre todo por William Nicholson inspirándose en la novela francesa “Lancelot ou le Chevalier de la charrette” de Chrétien de Troyes (1135-1190), que expone la relación entre un vasallo amante y una señora dama.
La música, casi lo mejor del filme fue cosa de Jerry Goldsmith, mientras que la fotografía lo fue de Adam Greenberg y el montaje responsabilidad de Walter Murch.
La película está protagonizada por  Sean Connery como Rey Arturo, Richard Gere como Lancelot, Julia Ormond como Lady Ginebra, Ben Cross como el malvado Príncipe Malagant, del ya fallecido Sir John Gielgud como Oswald, Valentine Pelka como Sir Patrise, Jane Robbins como Elise, Liam Cunningham como Agravaine, Colin McCormack como Sir Mador,  Ralph Ineson como Ralf,  Stuart Bunce como Peter, Christopher Villiers como Sir Kay y Marie Coffey.
Estamos en plena Edad Media, en un Reino como el de Camelot, donde tras cierta estabilidad dada por el rey Arturo ha vuelto el miedo, la brutalidad de algunos señores, y el temor a la violencia. Es una época de amor, honor, traición y pasión en el Reino de Camelot.
De pueblo en pueblo, y de bosque en bosque, cabalga un misterioso jinete, armado con su espada, que domina con enorme habilidad, y sin un rumbo fijo. Se trata de Lancelot (Richard Gere), un hombre que no espera recibir nada ni mañana ni hoy, y al que no le ata ningún lazo a ninguna parte ( a mitad de película sabremos el por qué).
La primera vez que lo vemos es en un pueblo, y haciendo una de sus demostraciones de destreza con la espada frente a un granjero loal. Tras ganarse la admiración de todos, monta su caballo y se va. Tras su marcha se va a producir un ataque al pueblo por parte de unos siniestros jinetes capitaneados por el no menos siniestro príncipe Malagant (Ben Cross).
Ante la presión que sienten los aldeanos, éstos marchan a pedir auxilio a  Lady Ginebra. La reina, recientemente huérfana de padre, siente como  sobre su reino , Leonesse, existe una mayor presión por parte de Malagant. Ante esto y aconsejado por su consejero  Oswald, opta por contraer matrimonio con el rey de Camelot, Arturo, amigo de su difunto padre, y lo hace movida por dos razones: el respeto y la admiración que siente por él y la necesidad de que éste proteja su reino, Leonesse.
Días más tarde, y a unos kilómetros de allí, un cortejo de pajes, criados y caballeros atraviesa un bosque . Se trata nada menos que de la comitiva que lleva a Lady Ginebra (Julia Ormond) hasta Camelot, donde se encontrará con su futuro marido, el rey Arturo (Sean Connery). Al llegar a un claro, la comitiva sufre una emboscada por parte de infantes y jinetes de Malagant, y Ginebra huye del lugar, siendo perseguida por dos individuos. De repente, aparece Lancelot, quien, haciendo gala de sus habilidades, despacha a los dos tipos y rescata a Ginebra, quien queda muy impresionada por la apostura, gallardía, valor y destreza del caballero.
 
Cuando todo se calma, Ginebra se reúne de nuevo con su comitiva, que, al anochecer, llega por fin a Camelot, un fantástico reino donde reina la justicia y la paz, impartidos por el mítico Arturo y sus caballeros, quienes reciben a su futura esposa y reina, respectivamente, en las afueras de la ciudad. Pero cuando el destino hace que llegue a Camelot el apuesto caballero Lanzarote, surge de inmediato el amor entre ellos, lo que sitúa a Ginebra ante el dilema de elegir entre el rey o Lanzarote.
Pasados unos días, se celebra una sesión de la mesa redonda, donde Arturo y sus fieles servidores debaten lo ocurrido durante el viaje de Ginebra. En mitad de la reunión, irrumpe el mismísimo Malagant, pero para dialogar con Arturo, quien le hace observar que el sitio que una vez fue ocupado por él en la Mesa Redonda está vacío todavía, y que podría volver si quisiera. Tras imponer unas condiciones imposibles, Malagant se va.
A la mañana siguiente se celebran unos juegos especiales para celebrar la próxima boda del rey. Uno de los juegos más divertidos (y peligrosos) consiste en atravesar un tronco de árbol, mientras hachas, lanzas y mazas oscilan ante las narices del valiente jugador, quien, con habilidad y provisto de un traje protector, debe sortear todos esos peligros oscilantes. El premio: un beso de la futura reina. Lanzarote se presenta voluntario para el juego, y lo gana sin ponerse ninguna protección.
Tras presenciar el espectáculo, Arturo manda llamar a Lancelot, y se queda impresionado por la voluntad del mismo en querer continuar su vida errante, en vez de la de caballero. Esta impresión aumentará cuando, tras ser secuestrada Ginebra por jinetes de Malagant, Lancelot penetra en sus territorios y la rescata, y tras lo cual finalmente le nombra caballero de la Mesa Redonda.
Pero algo que fue creciendo entre Lancelot y Ginebra con cada encuentro de los dos va a complicar las cosas mucho las cosas, especialmente cuando Malagant inicia la conquista del Reino de Leonesse. Tras la victoria de las tropas artúricas, Lanzarote siente la necesidad de huir pues siente un amor irrefrenable sobre Ginebra. Ella en la despedida le pide que la bese, pero mientras se produce el beso apasionada entra Arturo, que indignado propone la celebración de un juicio, no por su honor, sino por traición al Reino. Mientras se produce el misma, Malagant invade Camelot y en la batalla Arturo es mortalmente herido, mientras que Lanzarote derrota y mata  al cruel y siniestro Malagant. Tras esto Ginebra y Lanzarote se reencuentran en el lecho de Arturo, mientras que el mismo fallece. Declarando previamente su admiración hacia Lanzarote y su inminente viuda.
La película tuvo un presupuesto de 75 millones de dólares ($, USA) y generó por la venta de taquillas la cantidad de 127 millones en dólares ($). Pormenorizadamente la película obtuvo una suma de 37.600.435 dólares en el mercado estadounidense y 90.000.000 dólares en otros mercados extranjeros. El total recaudado alcanzó lo dicho, los 127.600.435 de dólares en todo el mundo.
 
Reconozco que la película – para ser de aventuras – no me ha parecido ni buena, ni entretenida, tirando para ser plúmbea en algunos momentos, dado el exceso de edulcoramiento entre Lanzarote y Ginebra, o entre ésta y un envejecido Arturo. Algunas escenas de batallas no están mal, como la previa a la reconquista de del reino de Leonesse por parte de las tropas de Camelot, o la persecución en el bosque del carruaje de la princesa Ginebra. Poco más que contar salvo algunas escenas que rozan el ridículo como la primera aparición de Arturo en lo que pudiera parecer un baile de salón con antorchas o en la conducción de agua vía hojas tras el rescate de Lanzarote de su amada. Insisto escenas que rozan el ridículo.
 
De ella dijeron algunos críticos norteamericanos como Roger Ebert en el Chicago Sun-Time que la "La película es suficientemente entretenida a su modo, (...) pero comparando con otros previos films 'Rob Roy' & 'Braveheart',…, éste parece menor y menos convincente”. En la revista cultural Rolling Stone Peter Travers dijo "Cuando Zucker deja de amontonar escenas de batalla como si estuviera dirigiendo 'Braveheart', su película emite un hechizo romántico." Bueno, creo que esto es discutible.
En España fuimos menos complaciente con la película, con este primer y último caballero,  Miguel Ángel Palomo en el Diario El País señaló que eran "Aventuras medievales de tarjeta postal (...) oda al empalago, en la que el cine permanece ausente." a pesar de momentos con lucidas batallas a espadas, pintorescas escenografías como la de la prueba o el castillo del malvado sir Malagant y los elegantes – y en muchos casos horteras- vestuarios.

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