lunes, 13 de abril de 2020

Revisión de contagio


Hace algo más de un año, lo cierto es que ahora el tiempo pasa demasiado deprisa, estuve viendo junto a mi mujer Contagio, una película del año 2011 , dirigida por Steven Soderbergh y que contaba con el guión de Scott Z. Burns, el clarividente escritor que hace unos diez años planteó algo similar a lo que estamos viviendo.

Claro uno ve esa película antes y la ve ahora, y la tiene que mirar con otros ojos. Desde luego muchos más grandes y, sin el casi, con horror. Todo lo que en ella se presentaba, todas las alarmas, prevenciones, cuidados y recomendaciones que en la misma se decían han caído en saco roto, en el mío, en el de todos. Especialmente en la de un Gobierno paralizado ante un virus que ya que tiene nombre propio, el COVID-19 o Coronavirus. 

Hace unos días me llegada un video que hablaba del virus F, el Virus Fear, el virus del miedo. Es ahora ese momento. El del miedo.  Y lo que era en esta película de ciencia ficción que se ha transformado en una cruel realidad, que a día de hoy ha dejado 17489 muertos. Es cierto que no son los 20.000 en Italia, pero bueno. Es un horror. A estos se suman las dudas sobre las cifras algo que  también, como escuchaba  esta mañana en el programa de Alsina, algo que genera desconcierto.

Y lo que es peor, un país dividido, aunque eso no sea nuevo. Este país para mi está roto políticamente desde marzo de 2004. Ese día no solo pusieron unas bombas en unos trenes organizando una brutal matanza. Ese día, realmente, dinamitaron la convivencia de la que habíamos hecho gala los españoles desde la muerte del dictador en la denostada transición. Ese día, comenzamos a darnos la espalda. Dejamos de hablar de política en pública para que no te atacaran, pues eso es hoy una constante. El ataque de unos a otros, y de otros a unos. Así, mal vamos.  

Hace muy poco, Scott Z. Burns entrevistado en Variety dado la nueva etapa de esta película, su resurgimiento, dadas las similitudes con la actual pandemia, una pandemia que nos tiene confinados y casi confitados desde el mes pasado - de hecho en casa empezamos tal día como hoy del pasado mes de marzo- y que si bien en ese momento estaba activo y virulento en Italia y España, ahora lo está a escala mundial.

Y eso que empezaron las autoridades chinas- como en la película-  a eso de finales de diciembre, pero se ha cumplido "sensu stricto "lo que preveía la película. Y es que el mundo  está sufriendo el ataque a escala global del virus. Ante esto, esa revista lo volvió a entrevistar en este pasado mes de marzo de 2020 y Burns señalaba que: 

"Todos los científicos con los que hablé cuando trabajé en la película me dijeron exactamente lo mismo: no se trata de "si", se trata de "cuándo". Puedes decidir que la mayoría de las veces, los bomberos solo están sentados. Pero es muy difícil comenzar un departamento de bomberos una vez que su casa está en llamas. Entonces, la noción de que vamos a cortar estas cosas y trataremos de reconstruirlas cuando las necesitemos es una tontería y un peligro. Era muy consciente de que nuestro Departamento de Seguridad Nacional tenía un equipo de pandemia esperando porque esto es una amenaza real".

Lo cierto es que Ferris Jabr, de la revista New Scientist, cuando se estrenó en 2011  aprobó Contagion por representar con precisión los "éxitos y frustraciones" de la ciencia. Jabr citaba entonces como  elementos de la historia "el hecho de que antes de que los investigadores puedan estudiar un virus, necesitaban descubrir cómo cultivarlo en cultivos celulares en el laboratorio, sin que el virus destruyese todas las células" algo que para él era una representación muy precisa de cómo se trabaja hoy en la ciencia.

Por su parte, Carl Zimmer, un escritor científico, elogió la película y declaró: "Muestra cómo reconstruir el curso de un brote puede proporcionar pistas cruciales, como a cuántas personas una persona infectada puede transmitir un virus, cuántos se enferman y cuántos de ellos mueren ".  Es decir, buscar el paciente cero es clave. Se ha buscado en Wuhan, pero los resultados parece que no han salido de ese mercado que pudo ser el punto cero. No son satisfactorios. Lo que en la película es un zorro volador y como pasa del animal a un cerdo y del cerdo al humano, aquí se ha transformado o eso dice en un pobre Pangolín... "ma chi lo sa".


También destaca una conversación con el consultor científico de la película, W. Ian Lipkin, en la que Lipkin defendía la rápida generación de una vacuna en la película. Zimmer escribió que "Lipkin y sus colegas ahora son capaces de descubrir cómo desencadenar reacciones inmunes a virus exóticos de animales en cuestión de semanas, no meses. Y una vez que han creado una vacuna, no tienen que usar Eisenhower -era tecnología para fabricarlo a granel ".  Sin embargo, por el momento la suerte en este sentido no nos ha acompañado.

Paul Offit, un pediatra y experto en vacunación, declaró que "aunque es típico que en las películas que tratan de ciencia, estas tienden a sacrificar la ciencia a favor del drama. Pero ese no es el caso aquí". Offit agradeció el uso de la película de conceptos como R 0 (tasa o grado de contagio),  - exponencial en muchas ocasiones-  y los fomites o vectores de contagio así como los orígenes de la cepa ficticia, que se basó en el virus Nipah.

Lo cierto es que Steven Soderbergh estaba motivado para hacer una película "ultrarealista" sobre la salud pública y la respuesta científica a una pandemia. El "estilo de hipervínculo" de la película (a menudo moviéndose rápidamente hacia adelante y hacia atrás desde lugares y personas geográficamente distantes) para eso está el "flashback" enfatiza los peligros históricamente nuevos de la globalización en red contemporánea y las cualidades intemporales de la condición humana. Como vemos en este caso se ha cumplido de principio a fin.

Además la película toca una variedad de temas, incluidos los factores que impulsan el pánico masivo y el colapso del orden social, pero también se habla en ella del proceso científico para caracterizar y contener un patógeno novedoso, equilibrando los motivos personales con las responsabilidades profesionales y la ética frente a una amenaza existencial, las limitaciones y las consecuencias de las respuestas de salud pública y la omnipresencia de las conexiones interpersonales que pueden servir como vectores para propagar enfermedades .

Soderbergh reconoció que la importancia de estos temas post-apocalípticos se veía reforzada por las reacciones a los ataques del 11 de septiembre y el huracán Katrina. Evidentemente, el director no sabía lo que se nos venía encima.

Pero uno de los grandes aciertos de Soderbergh es la de fijar artículos y objetos que son tocados por los infectados y se convierten en vectores ( fomites ) para infectar a otras personas.  Como también lo es la idea de nuestro estado de Taifas , aquí 50 estados con 50 políticas de salud pública a nivel estatal y el peso de los burócratas.

La película tenía la intención de transmitir de manera realista las reacciones sociales y científicas "intensas" y "desconcertantes" ante una pandemia. Como referencia tomaron las epidemias de la vida real como el brote de SARS 2002–2004 y la pandemia de gripe de 2009 que sirvieron de inspiraciones e influencias en la película. Pero este COVID-19 desborda cualquier expectativa. La cadena de contagio que involucra a los murciélagos y los cerdos recuerda el rastro del virus Nipah (que infectó las células en los sistemas respiratorio -creo que de este tema podemos hablar ahora largo y tendido-  y nervioso, las mismas células que el virus en la película) que se originó en Malasia en 1997 de manera similar implicó la perturbación de una colonia de murciélagos por deforestación.

La película presenta ejemplos de psicología colectiva y comportamiento colectivo que pueden conducir a la histeria colectiva y la pérdida del orden social. Lo mismo que en España hace un mes la locura se centraba en los rollos de papel higiénicos y ahora va por los sacos de harina en un país en el que muchas personas se han vuelto panaderos, pasando por las cervezas. Dice una amiga que de eso último hay palés a punta pala.

También se describe el proceso en fases por el que hemos pasado todos: el desconcierto, la indignación y la impotencia asociadas con la falta de información, combinados con los muchos bulos nacidos en un Twitter, capaz de lo mejor y lo peor. A eso desde luego no ayuda el poco gusto por la verdad que tiene nuestro gobierno que con sus muchas intervenciones, reiteradas, culminan con ese Alló Presidente!!! que nos atraganta la comida de sábados o domingos, según le de al señorito, y que tiene tantos problemas en decir verdades como puños y sobre todo en pedir perdón por pensar antes en clave política que en sus gobernados. Nuestro particular Krumwiede, aunque intenta tranquilizarnos con su discurso de sacerdote ceremonioso, adoctrinando, pero luego ni a golpe de Boletín Oficial de Estado lo consigue. La desinformación sí que genera contagios peligrosos.


Por su parte, nuestro particular Dr. Cheever , el Doctor Simon, tampoco ha tenido el éxito esperado, Avanzar y retroceder, afirmar y negar, decir y desdecirse no parece la mejor medida para evitar el pánico, para dar tranquilidad a una sociedad como la nuestra más dócil de lo que yo esperaba ante un virus que nos desconcierta. Era la cara visible la persona en la que confiábamos, el dique científico que tenía que haber frenado a un clase política dirigente más interesada en sus réditos políticos que en frenar lo que parecía inevitable. Un científico que tuvo que decir que NO ante lo que parecía que podía pasar. Pero que dijo "haced lo que creáis oportuno". Y lo hicimos, con lo que acabó contagiándose muchas personas

No, no tenemos una Dra. Hextall que viola los protocolos al probar una vacuna potencial en sí misma, pero si tenemos unos sanitarios que se están entregando en cuerpo y alma por su profesión y por lo importante en la misma: el cuidado de las personas.  Tenemos igualmente nuestros científicos tipo Dra. Sussman que son capaces de seguir investigando contra viento y marea a pesar de que en este país interese más cualquier programa como Sálvame ante que la inversión en la investigación.

Confío en que no tengamos un Sun Feng capaz de secuestrar por salvar a su comunidad, ni que tenga que morir una Dra. Mears mientras lucha contra el virus - aunque personal sanitario ha caído- confio en que nuestro Krumwiede deje de pensar en el yo, para pensar en el nosotros.

No se si acabaremos todos con pulseras rosas con código de barras para identificar al vacunado o al infectado, no se si nuestra libertad se verá mermada tras la crisis, el uso de los datos de nuestros móviles no me gusta nada, pero mejor eso, que la muerte de personas de edad. Pero quiero pensar que estamos cediendo cuotas de nuestra libertad individual por el bien común. Pero lo que deseo es que este problemón de salud publica se solucione cuanto antes y volvamos a tener nuestra libertad plena. 

Idea interesante, y práctica, y que se ejecuta por parte de la ciudadanía en la película es la que propone el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades: el distanciamiento social aislando a los sanos de los enfermos, aislándose las familias, formando células para evitar ver caer a nuestros mayores bajo los efectos de esta puta enfermedad. 

También ha habido momentos de desconfianza y temor ante la propagación de misma y sobre todo a lo que está por venir , el tsunami laboral y económico. En eso tenemos miedo, todos. Pero quiero tener fe en que estos se acabará y quiere que sea antes que después. Me satisface pensar que cosas que la película muestra, no hemos necesitado ver aquí. Creo que en nuestro caso hay más solidaridad que avaricia, menos egoísmo y más cosas que compartir. Aunque sea hoy un humilde aplauso dedicado a todos. Eso sí pues nos da ánimos y fuerza, que faltan nos hace, para ganar a esta pandemia. No hay que resistir. Hay que ganar.



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