Decepcionante película de James Ivory titulada Mister and Misses Bridge, aunque en España se llamó Esperando a Mister Bridge. La película responde a la concepción del cine literario que tiene este director pero lo que es cierto es que en esta ocasión no deja de ser una narración elegante pausada muy acorde con los papeles que interpretan tanto Paul Newman como su mujer en la vida real Joanne Woodward, aquí dando una más magistral lección como actriz. El personaje de India Bridge o la Sra. Bridge (Joanna Woodward) está basado en la madre de Connell, Ruth Connell.
Se trata de una película del año mil novecientos noventa y en la misma se nos cuenta como son la señora y el señor Bridge dos ricos residentes de cansas de los años cincuenta. Ambos viven en el distrito Country Club de Kansas City, Missouri , durante las décadas de 1930 y 1940.
Los Bridge se enfrentan a costumbres y expectativas cambiantes. Ellos viven anclados en el pasado y su mentalidad responde a la lógica de la década de los años veinte. Sus tres hijos lógicamente nos adaptan a esa concepción de vida. Estas son la bella Ruth (Kyra Sedgwick ) la inteligencia Carolyn (Margaret Welsh ) y el obstinado Douglas ( Robert Sean Leonard ). Siempre son tratados como si fueran adolescentes
El señor Bridge, Walter Gene Bridge, (Paul Newman) es un prestigioso abogado que tiene un rígido carácter e ideas conservadoras que tratos su esposa una mujer cariñosa y sensible que ha consagrado íntegramente su vida a su familia como una propiedad y a sus tres hijos con bastante dureza. Su actitud altiva provoca un sentimiento ambivalente pues por un lado sus ideas arcaicas ah provocan un sentimiento de cierto malestar en la gente que lo rodea pero por otra su cabezonería resulta a veces divertida.
La señora Bridge se esfuerza por mantener la visión del mundo de su mejor amiga, Grace , a pesar de la distancia emocional de su marido y el afán de sus hijos por adoptar una visión del mundo más moderna que la suya.
El director californiano James Ebory sea encumbrado como uno de los grandes talentos en el trato psicológico de sus personajes y en la perfecta descripción ambiental de las épocas narradas visualmente. En su haber destacan películas como Oriente y Occidente las bostonianas la mítica una habitación con vistas o el retorno a Howard End´s o lo que queda del día. Todas ellas son respetables adaptaciones literarias con la colaboración de su habitual guionista Ruth Prawer Jhavala. El guión está basado en la novela de Evan S. Connell del mismo nombre. Está dirigida por James Ivory , con guión de Ruth Prawer Jhabvala y producida por Ismail Merchant .
En el año 1986 Ivory que por su plasticidad se asemeja más a un realizador británico fue galardonado con tres Osar de Hollywood por Una habitación con vistas.
Joanne Woodward leyó la primera de las dos novelas de Connell cuando se publicó en 1959 y durante muchos años esperó adaptarla a una producción televisiva. Originalmente, no tenía intención de interpretar el personaje de la Sra. Bridge debido a la diferencia de edad, pero a finales de la década de 1980, cuando desarrollar el proyecto resultó difícil, ese ya no era el caso.
Después de una cena en la que James Ivory conoció a los Newman por primera vez, decidieron adaptar los libros al largometraje. Una vez terminado el guión, Paul Newman aceptó interpretar al Sr. Bridge, lo que le permitió obtener suficiente financiación para rodar la película.
Estimado en 7,5 millones de dólares, con 500.000 dólares destinados inmediatamente al pago de intereses de los préstamos, se consideró un presupuesto muy modesto, pero también concedió a Merchant e Ivory la libertad de hacer la película como quisieran. En la misma se implicaron Miramax, Cineplex-Odeon Films, Merchant Ivory Production y Robert Halmi. Todo el equipo cobraba salarios muy bajos, mientras que Newman y Woodward cobraban salarios mucho más bajos de los que estaban acostumbrados.
Con la excepción de una escena en París y otra que aprovechó una nevada en Toronto, Mr. & Mrs. Bridge se rodó íntegramente en Kansas City, Missouri , en las mismas calles por las que Connell habría transitado cuando era niño y adolescente.
Llama la atención las limitaciones presupuestarias de la película. Se utilizaron casas reales, auditorios y edificios de oficinas como decorados. La residencia utilizada como casa Bridge está al oeste de Loose Park en W. 54th St. También hay una escena ambientada en la bóveda del antiguo First National Bank; Ahora la Biblioteca Central, la misma bóveda ha sido reutilizada como Bóveda de Películas Stanley H. Durwood. Gran parte de la película se rodó con la idea de ahorrar dinero. Por ejemplo, cuando filmaron el despacho de abogados del Sr. Bridge en una sola mañana, cambiaron los muebles, el maquillaje y la ropa de Newman cada hora a medida que las escenas saltaban a través de la primavera de 1932, el otoño de 1938, el invierno de 1945 y el verano de 1938.
Las limitaciones presupuestarias también impidieron que el departamento de arte alquilara sus decorados, lo que los obligó a depender de préstamos y donaciones. Brunschwig & Fils donó telas y papel tapiz por valor de 100.000 dólares, Glen Raven Mills de Carolina del Norte donó material para toldos de época y Benjamin Moore donó 100 galones de pintura. Un bufete de abogados local prestó una docena de lámparas Tiffany y pinturas de artistas de Kansas City de la década de 1930.
El propio Merchant tomó prestadas mesas de bridge de una mujer de la sociedad local y un escritorio utilizado por el fundador de las tarjetas de felicitación Hallmark de su hijo, que entonces era director de la empresa.
Según el diseñador de producción David Gropman, la casa de los Bridges estaba llena de pertenencias personales de la familia Connell, y la hermana de Evan Connell, Barbara Zimmermann, prestó toda su porcelana, toda su colección de plata, sus adornos para el árbol de Navidad y su cafetera. . En el dormitorio de Douglas Bridge se puede ver una lámpara que Evan Connell hizo cuando era niño, mientras que los sujetalibros de mármol que solían pertenecer al padre de Evan Connell se utilizaron para vestir el despacho de abogados del Sr. Bridge.
La diseñadora de vestuario Carol Ramsey también tuvo que pedir prestado todo el vestuario de la producción, incluidos fajines por valor de 4.000 dólares, insignias al mérito, pañuelos tallados a mano y broches de Boy Scout de 1938 para la ceremonia Eagle Scout de Douglas Bridge.
Los sastres londinenses Gieves & Hawkes aceptaron confeccionar todo el vestuario de los personajes masculinos de la película a cambio de un crédito en la pantalla.
Ivory en una entrevista al The New York Times señalaría que "El mundo del Sr. y la Sra. Bridge es el mundo en el que crecí... Es la única película que he hecho que trata sobre mi propia vida, mi infancia y adolescencia. Cuando hablábamos de ello, lo mismo parecía ser cierto también para Paul y Joanne. Hablamos mucho sobre modales, sobre cómo se hacían las cosas antes".
Cuando Ivory fue homenajeado en el Festival de Artes Cinematográficas de Houston en 2014, presentó Mr. & Mrs. Bridge como una de sus favoritas, y agregó que era la película que más le gustaría ver reevaluada: "Tenía una historia maravillosa, un guion fantástico". y una actuación fabulosa. Así que el hecho de que no fuera tan bien recibido como algunos de los otros fue decepcionante. Tal vez haya algo inherentemente deprimente en lo que los estadounidenses piensen, al mirar detenidamente al Sr. y la Sra. Bridge. Cuando se estrenó, "Tuvimos grupos focales después de la película. Y había una brecha de al menos un par de generaciones entre el público y la familia sobre la que Connell había escrito. La gente no podía entender por qué la señora Bridges actuaba de esa manera, porque no sé cómo era la vida estadounidense en los décadas de los años 30 y 40.
Johnathan Rosembaum del The Chicago Reader escribió: "No soy un gran fanático de James Ivory, pero esta adaptación de 1990 de las novelas de Evan S. Connell merece ser vista y apreciada por al menos un par de razones: primero, por la exquisita y multicapa de Joanne Woodward. y una interpretación llena de matices, y en segundo lugar por la retención por parte de la guionista Ruth Prawer Jhabvala de gran parte de la forma episódica y de capítulos cortos de los libros. Es cierto que ella e Ivory han atenuado muchos de los aspectos más oscuros, pero como critica del The Village Voice, Georgia Brown, ha sugerido, la humanización de su personaje por parte de Woodward en realidad mejora con respecto al original. La imaginación y la compasión de Connell con respecto a este personaje tienen sus límites, y Woodward los supera triunfalmente".
Vincent Canby del The New York Times elogió la película y la calificó como "un intento vigoroso, ingenioso y satírico de dar forma dramática a dos obras en prosa agresivamente antidramáticas". También elogió a Paul Newman y Joanne Woodward por "las interpretaciones más aventureras y rigurosas de sus carreras", observando que "hay una reserva, un humor y una desesperación en sus caracterizaciones que enriquecen la monotonía consciente del terreno narrativo que los rodea".
De ella la crítica especializada española dijo que era "Uno de los films más flojos de Ivory" como comentó Javier Ocaña, por aquel entonces en Cinemanía ; mientras que el gran José Luis Guarner en Fotogramas consideró que eran "Dos estupendas novelas de Connell fundidas con impecable tacto en una sola narración de Jhabvala. Entre irónica y patética, impecablemente interpretada".
A pesar del poco entusiasmo que levantó la película en la 63 Edición de los Oscar del año 1991 tuvo una nominación a la Mejor actriz principal en la persona de Joanne Woodward.
En los 48ª Globos de Oro fue nominada a la Mejor actriz principal - dramática (Joanne Woodward) y en la VI edición de los Independent Spirit Awards también fue nominada a la Mejor actriz (Joanne Woodward). También fue nominada Joanna Woodward para la Asociación de Críticos de Los Ángeles, en los Premios David di Donatello o la Asociación de Críticos de Chicago.
Lo mejor sin duda la actuación de Joanna Woodward, la fotografía luminosa, pero también adaptada a interiores de Tony Pierce-Roberts y la música de Richard Robbins con toques clásicos, aunque trufada por música o acordes jazzísticos. La película tiene buenos momentos especialmente relacionados con su relaciópn con sus hijos y la fractura generacional en la que viven , durante el huracán en la mesa del comedor del restaurante, siendo los últimos comensales que se quedan o la declaración de amor por parte de una secretaria despechada tras veinte años de trabajo y devoción silenciosa.
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