viernes, 15 de octubre de 2021

La tragedia del Bounty



Historia de aventuras llevada al cine en múltiples ocasiones. Un hecho real, mitificado, ocurrido en la primavera de 1789, cuando la Revolución Francesa, calentaba motores, en el Pacífico se vivía otra revuelta contar la autoridad. Una historia que llega hasta hoy, pues los descendientes de los amotinados con sus consortes tahitianas viven hoy en las Pitcairn.  

Una historia real con dos grandes protagonistas. Por un lado, Fletcher Christian el ayudante de maestre , y, por otro, el capitán del Bounty, el teniente William Bligh. El primero y sus partidarios tras amotinarse dejaron a la deriva a bordo de un bote con pocas provisiones junto con otros dieciocho marineros leales. Los amotinados se establecieron en Tahití o en las islas Pitcairn, mientras que Bligh conseguía realizar un viaje de más de 6500 km hasta encontrar tierra, comenzando entonces un proceso para que los amotinados comparecieran ante la justicia. La historia de esta desavenencia comienza cuando el Teniente del navío HMS Bounty de la Marina Real británica con el fin de recoger y transportar árboles del pan desde Tahití hasta las Indias Occidentales impone disciplina con mano dura. 

Tras cinco meses de actividad cumpliendo con las órdenes y combinando la actividad con el descanso en las paradisiacas islas de Tahití, la relación de Bligh con su tripulación fue empeorando a medida que este imponía castigos cada vez más severos y aumentaba sus críticas y abusos. Esto llevó a Christian a organizar con éxito un motín contra el capitán unas tres semanas después de que el navío dejase Tahití. Bligh logró regresar a Gran Bretaña en abril de 1790, y el Almirantazgo británico envió al HMS Pandora para prender a los amotinados. 

Catorce fueron capturados en Tahití y aprisionados en el navío, que entonces procedió a buscar (sin éxito) a Christian y al resto de los hombres que se habían escondido en las Pitcairn. El Pandora encalló en la Gran Barrera de Coral en el camino de vuelta, perdiendo a 31 tripulantes y cuatro prisioneros del Bounty. Los diez restantes llegaron a Gran Bretaña en junio de 1792 y fueron juzgados en un consejo de guerra; cuatro fueron absueltos, tres indultados y tres ahorcados. 

El grupo de Christian permaneció sin ser descubierto hasta 1808, fecha en que solo uno de los amotinados, John Adams, seguía vivo. Casi todos los demás hombres, incluido Christian, se habían matado entre ellos o habían muerto a manos de los rehenes polinesios. No se tomó ninguna acción contra Adams. 

Esta historia, como ya he dicho, fue llevada al cine en varias ocasiones. Yo he visto en sus tres últimas versiones de las cinco realizadas.

La primera, de 1916, titulada The Mutiny of the Bounty, fue una película muda australiana, posteriormente desaparecida. 

La segunda, de 1933, también de producción australiana, se tituló In the Wake of the Bounty y vio el debut en pantalla de Errol Flynn en el papel de Christian. 

Tras esta llegó la versión que he visto en el día de hoy, la de 1935, de la Metro-Goldwyn-Mayer titulada Mutiny on the Bounty, basada en la novela homónima de Charles Nordhoff y James Norman Hall, con Charles Laughton y Clark Gable como Bligh y Christian. La historia del film se presentó, según Dening, como «el clásico conflicto entre la tiranía y una causa justa»; De hecho el retrato del Capitán Bligh protagonizado por Laughton quedó en la retina colectiva, «un sinónimo de tiranía sádica». 

Las dos películas siguientes fueron Mutiny on the Bounty (1962) con Trevor Howard y Marlon Brando, vista no hace tanto, y The Bounty (1984) con Anthony Hopkins y Mel Gibson, que perpetuó la imagen de Bligh y la de Christian como un héroe trágico.

*EC: En construcción

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