Me he partido de risa viendo esta película. Como se me olvidó el móvil en el que veo las películas de Amazong opte y me llevé mi teléfono habitual opté por ver películas del año 1922 y me encontré con tres de Buster Keaton. La primera que vi fue The Blacksmith o El herrero una película que , tras su estreno, había caído en el olvido. Se trataba de una obra del productor Joseph Michael Schenck, magnate de los estudios United Artists y socio de Twentieth Century Pictures, se lanzó a producir este mediometraje glorioso de Buster Keaton por medio de la Comique Film Corporation, distribuido por Associated First National Pictures, Incorporated.
El productor Schenck es el prototipo de productor hecho a si mismo , como lo fueron Louis B. Mayer, Irving Thalberg o Samuel Goldwyn. En su caso nació en 1878 en un pueblo de Rusia en el seno de una familia judía que emigró a Nueva York en 1893. Con su hermano Nicholas formó una pareja empresarial. Mientras éste encarnaba el rostro más serio y formal de la unión, Joseph era creativo, experto en las relaciones sociales y buen conocedor de los gustos del público. Falleció en 1961, cuando la United Artists era una dinámica factoría de éxitos.
Las producciones de Schenck en 1922 fueron el trampolín que necesitaba Buster Keaton para darse a conocer definitivamente. El productor de origen ruso le dio sus primeras oportunidades para dirigir y escribir sus propios cortos. Fiel reflejo de la comedia slapstick que entronca con el vodevil resuelve la acción con el toque de encantador cariño. La película contó con la dirección técnica de Fred Gabourie y la fotografía de Elgin Lessley.
Lo curioso es que tras su estreno y exhibición aquel año de 1922 la obra cayó en el olvido. Fue una casualidad la que en 1952 en los terrenos de una casa que antes había pertenecido a Keaton y a su ex esposa Natalie Talmadge, el actor James Mason descubrió una bóveda que contenía impresiones en descomposición de muchas películas de Keaton, incluida la copia de “The Blacksmith ”que desde entonces se ha convertido en la única versión conocida de la película.
En este corto, el actor encarna a un ayudante de herrero que debe sustituir a su jefe (Joe Roberts) cuando éste es encarcelado por una pelea. Keaton como encargado la liará dentro del taller con la grasa, con la mecánica, con el motor. Hasta con una silla de montar de una chica que llega con problemas Virgina Fox, dueña de un caballo blanco que acude a la herrería y de la que nuestro protagonista se enamora perdidamente. A partir de ahí se suceden los embrollos hasta un final feliz.
En 2013 el crítico de Variety Scott Foundas anunciaba que el público que iba a asistir al Festival de Cine Grand Lyon en el Institut Lumiere iba a ver algo que los espectadores no habían visto durante la mayor parte de un siglo: una versión alternativa de la película de dos bobinas de Buster Keaton de 1922 “The Blacksmith”. Correspondían a lo que había descubierto el destacado coleccionista e historiador de películas argentino Fernando Martín Peña quien descubrió una nueva versión de la película, que contenñia entre 5-6 minutos de escenas diferentes a las conocidas.
Poco después de hacer su descubrimiento, Pena se acercó al archivero y experto en restauración francés Serge Bromberg, cuya Lobster Films había recuperado cientos de obras del cine temprano al borde de la extinción. Bromberg, a su vez, comenzó a buscar una copia de 35 mm de "The Blacksmith" que coincidiera con la edición de la versión de Pena / Manes, y finalmente descubrió una versión nueva en los archivos del Centre National de la Cinematographie de Francia.
En esta versión de 35 mm contenía una ventaja inesperada: otro minuto de metraje nunca antes visto como Keaton y su jefe (interpretado por el papel habitual del actor y director, Joe Roberts) que interrumpían brevemente su alocada persecución para contemplar la silueta iluminada de una mujer que se desnuda detrás de una ventana sombreada. Según Bromberg, este elemento picante (según los estándares de la década de 1920) probablemente se eliminó de la versión de 9,5 mm para no ofender la sensibilidad de las audiencias .
El descubrimiento de los argentinos Pena / Manes representó incorporar una nueva toma de "El herrero", realizada meses después de la finalización del rodaje principal y su proyección previa en Nueva York. Ahora se cree que Keaton pretendía la película reshot -que presenta más locaciones y menos gags repetidos que la primera versión- como su versión final, y que esta fue la versión ampliamente distribuida en 1922 según el experto en locaciones de películas John Bengtson.
Una película casi centenaria, fantástica, divertida, chispeante, profundamente cómica y rabiosamente humana como toda la filmografía del actor. Una película con la que te tronchas, menos mal que no había nadie junto a mi, pues he acabado descojonado.
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