Qué Edgar Neville es uno de los grandes directores de cine de la época del franquismo, y de la historia del cine español, no hay quien lo pueda dudar. Era grande y valiente. Un todoterreno que se atrevía con la ficción, con el flamenco incluso con la intriga. De hecho en sus películas se integran los géneros pues hay vaudeville, copla, chulapas que venden loteria y lo que haya que vender, manolos, castizos, criadas, gigolos, prostitutas, lucha de clases y las fuertes críticas, especialmente, a los periodistas de “El liberal”, que manipulan la información con el objeto de aumentar su tirada.
Este es el caso de la película que aquí me ha traído, El crimen de la calle de bordadores, inspirada en un hecho real que hizo que el director planteara su propio guion para narrarnos su visión de la historia. Dice la sinopsis que la película se desarrolla en el "Madrid a finales del siglo XIX; una mujer de buena posición aparece asesinada y hay sospechas de la autoría del crimen sobre varias personas. La investigación policial se pone en marcha".
A destacar los fantásticos trabajos de actores como Manuel Luna como Miguel de la Torre, el vividor y gígolo Pero es mucho más que eso.
Miguel Ángel Palomo en El País sostuvo que era " una obra maestra" con la que el director y guionista " viaja entre la comedia de costumbres y la intriga policiaca para retratar un Madrid castizo, casi propio de Arniches, en el que se mueve un negro entramado de pasiones, envuelto en una impecable estructura narrativa".
Para Augusto M. Torres en Espasa lo más destacable es ese "Atractivo uso de flashbacks contradictorios (...) Destaca la buena ambientación, el uso del cuidado lenguaje de la época, y el excelente trabajo de sus actores, lo que la convierten en una de las mejores, aunque menos conocida, películas de Neville" aunque su obra mayor fue La torre de los siete jorobados.
*EC: En construcción
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