miércoles, 8 de diciembre de 2021

Metegol



Metegol me gusta más que Futbolín, aunque con Futbolín entendemos algo mejor de que va la película, antes incluso de verla.  Recuerdo haber tenido un futbolín de pequeño. Igualmente no me olvido de aquellos días, especialmente, los viernes por la tarde, cuando salía del Colegio y, en ocasiones, nos metíamos en los futbolines. En aquel momento era un espacio que atraía a todos los que le interesaban los juegos. Hoy sería un área recreativa, pues había en la parte superior desde máquinas de marcianos, hasta el histórico de tenis o ping-pong de Atari, y futbolines, y en la de abajo, como era habitual, los billares. Allí estaban los mayores.

Yo me centraba en el futbolín, al fin y al cabo era lo más parecido a lo que practicábamos masivamente, el fútbol. Sobre esa mesa especial girámanos con violencia , más que con habilidad, los mangos que movían los ejes en los que estaban engarzados los jugadores. Posiblemente hasta que vi, Días de Cine, presentando esta película argentina no sabía que el juego fue inventado por un español. La idea fue del gallego Alejandro Finisterre, que mientras estaba herido durante la Guerra Civil vio en el hospital a muchos chicos heridos como él que no podían, por ejemplo, jugar al fútbol. Entonces se le ocurrió la idea del futbolín. Después de exiliarse en América del Sur, introdujo algunos cambios (como las barras de acero) y divulgó el juego por el continente americano. Una vez regreso al país descubrió que el juego se había extendido ya por toda España. 

Reconozco que era bastante malo. Hoy, cuando alguna vez hemos jugado en algún día de descando en Chiclana, sigo siendo igualmente de malo, o peor casi. Pero era algo que me entretenía, aunque perdiera,  que era lo habitual. 

Tan popular era este juego que un argentino creativo como poco como Juan José Campanella se lanzó a llevar a la animación "un género que declaró en 2017 en el Duario La Nación " que me fascina desde que era chiquito". En la misma publicación señaló que "Lo que me atrae de la animación es la posibilidad que te da de hacer creíbles cosas que nunca lo serían en una película con personas de carne y hueso. Se pueden torcer las leyes de la física y de la lógica sin problemas"


En 2013 se lanzó a contar una historia con el juego de protagonista en su primero incursión en el mundo de la animación de la que él señaló "Es verdad que la animación es más cara que una película con actores, pero su mercado es el mundo. Además, se sumó el público adulto." Con esta película decidió ser cofundador de la productora de animación MundoLoco CGI además de producir los dibujos de Mini Beats Power Rockets, una serie de cortos infantiles animados de los que él es productor ejecutivo. 

La película está inspirada en el cuento Memorias de un wing derecho, del escritor argentino Roberto Fontanarrosa. Metegol fue anunciada el 27 de noviembre de 2009 y durante su realización trabajaron más de 300 personas, entre ellas animadores, dibujantes, editores, y técnicos. 

En cuanto al origen del proyecto, Campanella confesó que la mayoría de las películas que más le habían gustado en los últimos años fueron de animación, y que llevaba tiempo deseando incursionar en el género. Eduardo Sacheri, que trabajó con el director en el guion de El secreto de sus ojos, estuvo a cargo de la adaptación junto a Campanella, Gastón Gorali y Axel Kuschevatzky también productores del filme. El propio Gorali sigue implicado como el director en MundoLoco CGI y declaró en 2017 que "La idea cuando hicimos la película era montar un estudio que fuera capaz de seguir produciendo animación de calidad. Trabajamos no sólo con la generación de ideas como la de estos cortos, sino para desarrollar la capacidad de realizarlas. Hay mucha gente muy talentosa que trabajó en Metegol y luego fue a trabajar para los grandes productores de animación del mundo. Esos profesionales tienen mucho interés en hacer trabajos de calidad en el país y con estos proyectos pueden cumplir ese deseo". 


Metegol fue estrenada, en Argentina, el 18 de julio de 2013. Fue la primera película de animación que abrió el Festival de Cine de San Sebastián, el 20 de septiembre del mismo año y , al año siguiente, fue Goya a la mejor película de animación aunque ya para su estreno en España era Futbolín.

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