miércoles, 27 de enero de 2021

La gran muralla china



Eric Harwood, un productor británico, nos presenta un maravillo viaje a vista de pájaro de uno de las más impresionantes construcciones humanas, al menos, la mayor visible desde la Estación Orbital Europea, no desde la Luna, como dicen los exagerados, como es La Gran Muralla China desde su final, pues cae al mar Amarillo - donde en una hermosa imagen de una persona nadando en las proximidades del fin de la muralla comienza el viaje-, hasta el inicio de la misma casi en el punto de entrada o de salida de la que fue la Ruta de la Seda en el Desierto del Gobi, que no es otro que la Fortaleza de Jaiyuguan, que era la puerta de entrada a China de la antigua ruta comercial de la Ruta de la Seda, poco después del primer torreón defensivo que levantó la Dinastía Ming para frenar la expansión de los pueblos mongoles y esteparios que tanto presionaban el territorio chino. 

El vehículo para mostrarnos la inmensidad y la totalidad de esta construcción humana que se extiende por más de 2.500 kilómetros es A Slow Odyssey: The Great Wall of China, producida para la BBC4 y emitida en el Canal Viajar. 


El responsable del mismo es el director y productor ejecutivo Eric Harwood, que en esta última faceta está acompañado por Clare Paterson y otros dos productores , William Lindesay y Wu Qi, quedando como jefe de producción Jenny Sutton. El montador es Edward Mills. 


El reportaje nos muestra kilómetros de lienzos de la muralla, así como torreones de defensa, ciudades nacidas para y por el muro, como Yongtai, una ciudad desértica de 400 habitantes todavía rodeada por un muro construido en 1608 u otras, pues son hasta 20 veinte las paradas desde el cielo que tiene el documental, así como los distintos ambientes que encontramos, desde el tropical al desértico. 

Lo que hoy es uno de los principales monumentos de China que atrae año tras año a millones de turistas, en su momento fue un medida estratégica para frenar el avance de los pueblos sobre china, especialmente el Mongol. Vemos como la muralla se adapta al espacio, a los escarpes, a los ríos, a las llanuras , a las colinas y al desierto y como se han ido levantando por distintos materiales en función de la realidad del espacio. 

Observamos desde el aire las zonas más restauradas, la más turísticas, en las cercanías de Peking o Beejing a unos 70 kilómetros de la capital, abiertas a las visitas turísticas desde la década de los 50 , hasta aquellas zonas en las que hoy han desaparecido lienzos de la muralla como en parte de la región de Mongolia interior, o en puntos del Gobi. 



Descubrimos la muralla más antigua, surgida en el siglo III antes de Cristo, la de la I Dinastía, y especialmente la obra ingente de época Ming. Por medio de cartelas vamos siendo informados de la ruta, aportando una información corta pero precisa de lo que vamos viendo.

También vemos el contraste entre la vieja China y la actual China. La decadencia del mundo rural en manos de ancianos agricultores, la pérdida de la población joven y a lo lejos, desde la distancia vamos  viendo la nueva China, la de las acerías cercanas a la Fortaleza de Jaiyuguan, pero también los campos de aerogeneradores o las enormes minas a cielo abierto cercanas unas y otras a los que antes era tierra de frontera.

Sobre ella Radio Times escribió sobre ella que "Las imágenes de drones, sin adornos de música o narración y acompañadas solo de simples leyendas llenas de hechos, cubren un recorrido de 2.500 km (...) De modo que no tenemos esa sensación hipnótica de estar siempre rodando hacia un misterio menor en el horizonte. (...) Aún así, hay vistas impresionantes, particularmente cuando dejamos los tramos orientales muy visitados que coinciden con la imagen de la Gran Muralla que ya tiene en mente."



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