Primera película de Bresson (1901-1999) que pasa por aquí. Un director que se dedicó en su juventud a la fotografía y la pintura. Creo que es la decimosegunda de filmografía y la segunda que hizo en color. El cineasta francés Robert Bresson que firmó trece películas que le sitúan como un cineasta esencial y único dentro del panorama europeo. que fue ayudante de dirección de René Clair, nos dejó hace más de dos décadas es el autor de una serie de películas con escenas de la vida cotidiana , aunque este no es el caso, de una precisión extrema en los fotogramas, con un estilo austero al máximo y cuidando el sonido de la misma manera que la imagen, gracias a un riguroso montaje.
Bresson sigue siendo un maestro absoluto para los cineastas de todo el mundo. Esta película no es Pickpocket pero responde a la idea que bressoniana de su cine: insinuar más que ver, no utilizar actores y actrices profesionales y darle un sentido entre dramático y musical a todas las escenas.
Esta al igual que otras de sus películas carece de banda sonora directamente aunque alguna música diagénica que aparece.
«Lancelot du Lac» es un proyecto concebido un cuarto de siglo antes de su realización. Con más de setenta años, Bresson es un hombre desencantado, escéptico, que contempla el arte y la narración, incluso, la historia con amargura la insensatez del mundo que le rodea. Usando una terminología actual deconstruye la historia artúrica, especialmente, el final de su ciclo. La versión que he visto fue restaurada por la cinemateca Francesa en el año 2018 y está producida por Mara Films, Laser Productions,
Office de Radiodiffusion-Télévision Française,
Gerico Sound y distribuida por la Gaumont. Como productores aparecen
Jean-Pierre Rassam y Francois Rochas.
El guion fue escrito por
Robert Bresson aunque onspirado en la novela de la saga artúrica así como en los romances medievales, especialmente el ciclo Lanzarote-Grial y las obras de Chrétien de Troyes.
Lancelot du Lac la poca música fue labor de
Philippe Sarde. por su parte la
fotografía fue responsabilidad de
Pasqualino De Santis
y el montaje de
Germaine Artus. Las vistosas armaduras fueron creadas por Bill Callaway.
El elenco lo encabeza
Luc Simon como Lancelot del Lago;
Laura Duke Condominas como la reina Ginebra
Humbert Balsan como Gawain
Vladimir Antolek-Oresek como el rey Arturo
Patrick Bernhard como Mordred
La historia parte de la leyenda artúrica y en concreto la de la relación que guarda el más valiente de los caballeros de la tabla redonda, “el mejor caballero del mundo” y principal colaborador de Arturo con la mujer de éste, Ginebra.
El rey Arturo ha enviado cien caballeros para recuperar el Santo Grial. Arturo queda consternado cuando resulta que la misión fue inútil y que 70 caballeros han muerto en su curso. En la Tabla Redonda faltan ya muchos y la sala se clausura. Los supervivientes entran en un tiempo de espera, un mundo menguante.
Entre los que han regresado se encuentra Lancelot, el amante de la reina Ginebra. Está atormentado por la muerte de sus camaradas y dividido entre su deber y su amor por la reina. Quiere poner fin a la aventura, pero Ginebra se niega. Ella insinúa que en lugar de ser asesinados por los enemigos, los caballeros enviados a buscar el Grial se enfrentaron entre sí, siendo Lancelot el principal de ellos.
Para empeorar las cosas, muchos caballeros de Camelot desconfían o desprecian abiertamente a Lancelot, quien es visto como un favorito incluso entre la Mesa Redonda, salvo unos pocos, entre ellos Gawain y Lionel, quienes son sus mejores amigos entre los caballeros.
Lancelot, cayendo una vez más en su amor por Ginebra, desea renunciar a un próximo torneo para tener una cita con la reina. Gawain intenta convencerlo de lo contrario, pero fracasa.
De camino al torneo, Mordred (quien anteriormente se encontró con el lugar de encuentro secreto de Lancelot y Ginebra y descubrió su bufanda allí y sospecha que Lancelot aprovechara el torneo para ver a la reina) intenta y no logra convencer al rey sobre el asunto.
Más tarde, durante el torneo, un extraño caballero que porta un escudo blanco vence a un caballero tras otro. Gawain y Arturo reconocen al caballero como Lancelot, por su caballo y su forma de montar. Lancelot continúa derribando a más caballeros, entre ellos el pérfido Mordred, antes de irse. Al partir, se tambalea y cae, obviamente herido.
Poco después, la reina abandonada le informa a Gawain que Lancelot ha «desaparecido» y que el caballero del escudo blanco no puede ser él. Lionel (que antes había herido al caballero del escudo blanco) desea defender el honor de Lancelot, pero es detenido por Gawain, quien envía jinetes en busca de Lancelot, sin éxito. Entonces se cree que Lancelot está muerto.
Más tarde, Gawain busca a la reina en su lugar de reunión secreto, pero Ginebra se resigna a su amor por Lancelot y se niega a irse.
Gawain se marcha, solo para encontrarse con Arturo acompañado de los caballeros de Mordred, quienes habían avisado a su rey. El rey inmediatamente encarcela a la reina Ginebra en la misma torre donde ella y Lancelot tuvieron sus coqueteos.
Más tarde se revela que Lancelot se esconde y se recupera en Escalot, al cuidado de un granjero anciano. Con la ayuda de Lionel y los caballeros leales a Lancelot, libera a la reina y mata a dos caballeros (uno de ellos es Agravain, el hermano de Gawain). Arturo inicia inmediatamente una campaña contra el castillo donde los amantes buscaban refugio. Las batallas resultantes provocan muchas pérdidas y bajas, entre ellas las de Gawain.
A pesar de esto y de la muerte de su hermano, no le guarda rencor a su antiguo amigo y cree que aunque él y Arturo intentaron salvar a Ginebra, y sólo Lancelot lo logró. Luego muere a causa de sus heridas.
Ginebra, abrumada por la culpa por la sangre derramada por su amor, obliga a Lanzarote a devolverla a Arturo, a lo que él accede a regañadientes.
Más tarde se le informa de la traición de Mordred. Lancelot inmediatamente decide cabalgar contra él, del lado de Arthur. La batalla de Camlann resultante es un baño de sangre en el que nadie sobrevive, incluidos el rey Arturo y Mordred. Lancelot, el último hombre en pie, se tambalea por el campo de batalla. Susurrando el nombre de Ginebra, se desploma, muerto, y lo último que ve es un halcón volando alto.
Al igual que en las películas posteriores de Bresson, el reparto estaba compuesto por actores aficionados, varios de los cuales no aparecieron en ninguna otra película. La dirección de Bresson exigió una deliberada falta de emoción en el estilo de actuación y redujo o eliminó los elementos fantásticos de la leyenda del Grial.
Si bien gran parte de la producción está estilizada intencionalmente como un "romance" medieval, la película está salpicada de momentos de violencia gráfica.
La película fue rodada desde finales de junio hasta principios de septiembre de 1973 en Noirmoutier-en-l'Île y rodada en una película en color de 35mm.
La película fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Cannes en mayo de 1974 y ganó el premio Fipresci ese Festival de Cine de Cannes.
El crítico español Augusto M. Torres dijo de ella que era una "Irregular visión de las clásicas relaciones entre la reina Ginebra, el rey Arturo y el caballero Lancelot".
David Lowery cita esta película como una de las inspiraciones detrás de su película de 2021 The Green Knight, la adaptación de la leyenda artúrica, Sir Gawain y el Caballero Verde.
Fue la elección del segundo lugar de Michael Haneke en la encuesta Sight & Sound de 2002 sobre las mejores películas jamás realizadas. El resultado es uno de los filmes más sorprendentes e inclasificables.
La película transmite lo que se llama la estética de Bresson, una apuesta estética que se basa, ante todo, en negaciones: la psicología, la interpretación, todo aquello que pueda llamarse teatro. Una apuesta que lo lleva al cine radical y , en parte, por su sobriedad, pero también por lo sombría y rigurosa alejada de la idea de empatizar o de agradar. Bresson renuncia a los filtros románticos o modernizadores, a Tennyson y el prerrafaelismo, a E.H. White y el cómic. Bresson no trata de instruirnos y no pretende que comprendamos todo: las reglas del amor cortés, de los torneos. Su Camelot no es un castillo de cuento de hadas, sino una morada tenebrosa y en parte inexpresiva, como el tono que utiliza. Huye del romanticismo, pero existe el concepto que se reduce a una emoción, contenida, pero emoción.
Bresson no busca, como hace el “teatro filmado” se limita a reflejar la esencia de las emociones. De hecho renuncia a todo elemento mágico y se limita a representar algo, sino proponer conceptos. Por eso están las elipsis, los fragmentos, el vacío, los sonidos incluso los de la sangre con el fin de que el espectador, ensamblando las partes, elabore la idea en su mente.
La estrategia se lleva al límite: el castillo es un pequeño reducto, un espacio mínimo, dos pasadizos y la ventana de la reina. El torneo se reduce a pequeños detalles: banderines, patas al galope, notas de gaita, relincho –siempre el mismo–, lanza contra escudo, estrépito de armadura; la cruenta batalla, no vista, a ruidos de choque de corazas y cascos, silbar de flechas, desorbitados ojos de caballo, monturas que huyen sin jinete. Una película violenta y, en su inicio, sangrienta.
Consciente de que la historia de amor es imposible vemos como en parte acaba en una violencia que es consubstancial a la propia condición humana, Bresson admite en la película por ese escepticismo dominante la irresolubilidad del conflicto. Acepta la tensión, la contradicción, la imposibilidad misma de conocer, como paradójica fuente de conocimiento. Su incapacidad de alcanzar una conclusión, no por ignorancia, sino por exceso de lucidez. El resultado una película llena de desesperanza, sobria, sombría, algo presente en sus últimos films, entre ellos éste, «Lancelot du Lac».
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