lunes, 23 de julio de 2012

Los actores y el mito


Numerosos rumores e historias se han ido tejiendo en torno a la cinta. Casablanca en un principio, fue anunciada como vehículo para tres artistas de la Warner: Ann Sheridan, Ronald Reagan y Dennis Morgan. En el caso del ex presidente de los EE.UU se llegó a afirmar que había sido elegido originalmente para interpretar el papel de Rick. Este rumor nació temprano, durante una de las exhibiciones que el estudio otorgó a la prensa cuando el filme estaba aún en desarrollo, pero para ese momento el estudio ya sabía que Reagan estaba comprometido con la Fuerza aérea de los Estados Unidos y nunca fue tomado en cuenta. 
Una vez aprobada la candidatura de Bogart, continuó la de Miss Sheridan y, posteriormente, la de Ida Lupino y Geraldine Fitzgerald, o incluso Michelle Morgan. Cuando la originaria Louise pasó a ser Ilse prosperó la idea de una actriz europea, barajándose los nombres de Edwige Feullière – que no hablaba inglés- y, finalmente, Hedy Lamarr. Sin embargo, ésta – al parecer- renunció por lo que el papel pasó Ingrid Bergmann, que será prestada por Selznick a cambio de Olivia de Havilland para un filme que no llegó a rodarse. En cuanto al tercer lado del triángulo – Laszlo- se barajaron los nombres de Philip Dorn y Jean Pierre Aumont, quien fue considerado demasiado joven y, sobre todo, poco conocido por el público americano. El papel recayó en Paul Henreid, un inglés de procedencia austriaca y aristocrática que acababa de trabajar con la reina del estudio, Bette Davis en “La extraña pasajera”. Evidentemente en esta entrada hablaremos de los actores y del mito.
Tres actores encabezarán al final la cinta: Humphrey Bogart, Ingrid Bergman y Paul Henreid. Un punto notable del reparto de Casablanca es la amplia variedad de nacionalidades de los actores. De hecho, sólo tres de los actores con créditos fueron actores estadounidenses.
Humphrey Bogart como Rick Blaine. El neoyorquino Bogart se consagró en el estrellato gracias a Casablanca. Al inicio de su carrera, Bogart se había encasillado en papeles de gángster, interpretando personajes en los que recibía nombres como: Bugs, Rocks, Turkey, Whip, Chips, Gloves y Duke (en dos ocasiones). Ciertamente Rick fue su primera interpretación en un rol verdaderamente romántico. Un cínico redimido por el amor. Con este filme estableció la figuro del héroe rebelde que lucha contra lo establecido.

Ingrid Bergman como Ilsa Lund. El sitio web oficial de Bergman menciona a Ilsa como su «papel más famoso y perdurable». Había empezado en los EE.UU con Intermezzo (1939), había sido bien recibido, pero sus películas posteriores no fueron nada extraordinario hasta Casablanca. Ebert la califica como «luminosa», y comenta la química entre ella y Bogart: «ella pinta la cara de él con sus ojos.»; Wallis como ya hemos dicho adquirió los servicios de Bergman mediante un contrato con David O. Selznick, a cambio de prestarle a Olivia de Havilland.

Paul Henreid como Victor Laszlo. Henreid, actor británico de origen austríaco que había abandonado su país natal en 1935, rechazó en un principio el papel (ya que pensaba que éste «lo encasillaría para siempre», según declaraciones de Pauline Kael), y sólo lo aceptó cuando recibió la promesa de encabezar el reparto junto a Bogart y Bergman. Henreid no se llevó muy bien con sus compañeros actores y, de hecho, consideraba a Bogart solo «un actor mediocre», mientras que Bergman calificó a Henreid como una «prima donna».
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/d/da/Paul_Henreid_and_Humphrey_Bogart_in_Casablanca_trailer.jpg/300px-Paul_Henreid_and_Humphrey_Bogart_in_Casablanca_trailer.jpg

Los actores secundarios fueron: Claude Rains, Sydney Greenstreet, Peter Lorre y Conrad Veidt. Claude Rains como el capitán Louis Renault. Rains, actor londinense, curiosamente había servido en la Primera Guerra Mundial, en donde efectivamente había alcanzado el grado de capitán. Además como actor había trabajado previamente con Michael Curtiz en Robin de los bosques. Curtiz fue su maestro y se dice que le enseñó «qué no hacer frente a una cámara». Sydney Greenstreet como el señor Ferrari, propietario de un club de la competencia. También él era un actor inglés y había protagonizado previamente El halcón maltés junto a Lorre y Bogart. Peter Lorre como el Sr. Ugarte. Lorre fue un actor judío austrohúngaro que había trabajado en Alemania, de la cual emigró tras la llegada de los nazis al poder en 1933. También él había trabajado en El halcón maltés. Conrad Veidt como el mayor Strasser de la Luftwaffe. Veidt, actor alemán, había aparecido en El gabinete del Doctor Caligari, en 1920, antes de huir de los nazis (una semana después de haberse casado con una mujer judía), así como en El ladrón de Bagdad y otras películas.
Otros actores con créditos en la película fueron: Dooley Wilson, Joy Page, Madeleine LeBeau, S. Z. Sakall, Curt Bois y John Qualen.
Dooley Wilson como Sam. Wilson, actor estadounidense, era en realidad bateria y no sabía tocar el piano. Hal Wallis previamente consideró la posibilidad de cambiar la figura masculina del pianista por una femenina (papel que podría haber sido interpretado por Hazel Scott o Ella Fitzgerald), e incluso aún después de haber terminado el rodaje, Wallis siguió considerando doblar la voz de Wilson en las canciones que éste interpretaba. Joy Page como Annina Brandel, en la película una joven refugiada búlgara. Page, actriz estadounidense, era la hijastra del presidente del estudio, Jack Warner, y al inicio opinaba que el guión de Casablanca estaba «pasado de moda» y era «estereotipado». Contaba con apenas diecisiete años. Madelaine LeBeau como Yvonne, quien en la película aparece como novia de Rick durante un muy breve espacio de tiempo. LeBeau, actriz francesa que contaba con 21 años, fue la segunda esposa del actor Marcel Dalio, de quien se divorció mientras participaba en la filmación de la película. S.Z. (o S.K.) Sakall como Carl, el mesero. Actor judío húngaro que había sido forzado a abandonar Alemania en 1933 y participaba regularmente en películas en su tierra natal hasta que tuvo que huir de la persecución nazi en 1939. Fue amigo de Curtiz desde sus días en Budapest. Sus tres hermanas murieron en campos de concentración nazis. Curt Bois como el carterista. Bois, actor alemán judío, también era un refugiado. Había comenzado su carrera siendo apenas un niño, en 1907 (y continuaría actuando casi durante ochenta años). John Qualen como Berger, personaje que aparece como contacto de Rick con la Resistencia. Qualen fue un actor canadiense que apareció en muchas películas de John Ford. Leonid Kinkey  como Sascha, a quien en la película Rick asigna como guardaspaldas en la casa de Yvonne. Kinskey, actor ruso, había huido en su infancia de la Revolución rusa. Se dice que es muy probable que haya sido seleccionado para este papel en Casablanca debido a que era compañero de copas de Humphrey Bogart.
Otros actores dignos de mención cuyos créditos no aparecen en la película son: Marcel Dalio, Helmut Dantine, Norma Varden, Jean Del Val, Torben Meyer, Dan Seymour y Gregory Gaye. Marcel Dalio como Emil, el crupier. Actor francés que había participado en los filmes La gran ilusión y La regla del juego del director Jean Renoir. Después de haber huido ante la caída de Francia, obtuvo sólo papeles secundarios en Hollywood y por su papel en Casablanca recibió solamente 667 dólares. En la película participa en una de las más memorables escenas que explicitan el ejercicio de la doble moral: cuando el capitán Renault clausura el «Café de Rick» diciendo «estoy pasmado, ¡pasmado de encontrar que hay juegos de apuestas en este lugar!», Emil se acerca a él y le entrega el soborno acostumbrado diciendo: «Sus ganancias, señor». Por otra parte, el 22 de junio de 1942 Dalio se divorció de Madeleine LeBeau, su segunda esposa, quien estaba también actuando en el mismo filme. Posteriormente, Dalio participó en otra de las películas que protagonizaría Bogart, Tener y no tener. Helmut Dantine como Jan Brandel, un jugador de ruleta búlgaro. Se trataba de otro actor austriaco que había sido internado temporalmente en un campo de concentración después de la «Anschluss». Norma Varden como la dama inglesa a cuyo marido han robado la cartera. Fue una actriz de reparto inglesa famosa, que recibió pequeños papeles, casi siempre sin créditos, en más de 100 películas. Jean Del Val como el policía francés que abre Casablanca reportando por radio la noticia del asesinato de dos mensajeros alemanes que llevaban dos cartas de tránsito. Es ese personaje el que transmite la orden de capturar a «todos los personajes sospechosos», presagiando lo que será la línea memorable y tantas veces citada de «capturar a los sospechosos de siempre», que mencionará el capitán. Torben Meyer como el banquero alemán que se sienta en la mesa de bacarrá en el «Café de Rick». Él le susurrará a Carl, el mesero, la línea de: «Quizá si le dices que yo manejé el segundo banco más grande de Ámsterdam». Meyer fue un actor danés que actuó durante 50 años en más de 180 películas. Dan Seymour como Abdul, el portero. Fue un actor estadounidense de peso (pesaba 120 kilos) que recibió siempre papeles de persona gorda, llegando a actuar en más de 60 películas para la Warner Bros. durante 35 años. Gregory Gaye como el banquero alemán que se niega a entrar al casino de Rick. Se trata de un actor ruso que se exilió en los Estados Unidos en 1917 tras la Revolución y que apareció en pequeños papeles en más de un centenar de películas. Junto a Kinskey fueron los únicos dos actores rusos en el filme.
Gran parte del impacto emocional de la película se atribuye a la numerosa proporción de exiliados europeos y refugiados que participaron como extras y en roles menores. Un testigo de la filmación de la secuencia del «duelo de canciones» afirmó haber visto a muchos de los actores llorando y haberse dado cuenta de «que todos eran en realidad verdaderos refugiados». Harmetz afirma que estos «le brindaron en una docena de papeles pequeños a Casablanca la comprensión y la desesperación que jamás hubieran podido proveerle los actores centrales del reparto».Los ciudadanos alemanes que había entre ellos, por ejemplo, debieron guardar el toque de queda al ser considerados como extranjeros enemigos. Irónicamente, además, casi siempre fueron requeridos para la interpretación de soldados nazis, de los cuales ellos mismos habían huido.
Algunos de los actores exiliados que formaron parte del reparto fueron: Wolfgang Zilzer, Hans Twardowski, Ludwig Stössel, Ilka Grünig, Lotte Palfi, Trude Berliner, Louis V. Arco y Richard Ryen.
Wolfgang Zilzer , el actor que aparece en la escena de apertura, había sido un actor de cine mudo en Alemania que terminó casándose con otra de las actrices del reparto, Lotte Palfi. Hans Twardowski como el oficial nazi que discute con un oficial francés acerca de Yvonne. Twardowski fue un actor nacido en Stettin, una ciudad en aquel entonces de Alemania (hoy llamada Szczecin, en Polonia), que tuvo que huir de Alemania por su homosexualidad. Ludwig Stössel como el Sr. Leuchtag, el refugiado alemán del que se dice en el filme que su inglés «no es muy bueno». Stössel, actor austríaco, era judío y, por eso, tras el Anschluss fue encarcelado. Al recuperar su libertad dejó su país y se trasladó a Inglaterra y luego a los Estados Unidos. Allí alcanzó la fama tras una larga serie de comerciales para los vitivinicultores de una colonia italo-suiza, en los que aparecía con un gorro alpino y vestido con lederhosen. En dichos comerciales su frase era «¡yo, el pequeño vitivinicultor!». Ilka Grünig como la Sra. Leuchtag. Grünig había nacido en Viena (Austria) y fue una actriz de cine mudo en Alemania y se exilió en Estados Unidos tras el Anschluss. Lotte Palfi  como la refugiada que trata de vender sus diamantes. Palfi, actriz judeo alemana, había interpretado papeles en un prestigioso teatro de Darmstadt (Alemania). Se vio obligada a emigrar de su país, por ser judía, a la llegada de los nazis al poder en 1933. En Estados Unidos se casó con otro de los actores de Casablanca, Wolfgang Zilzer. Rrude Berliner como uno de los jugadores de bacarrá en el «Café de Rick». Berliner, actriz alemana, había sido una famosa actriz en cabarets y películas. Por su religión judía se vio también forzada a abandonar su país en 1933. Louis V. Arco como uno de los refugiados que aparece en el Café de Rick. Arco era austrohúngaro pero había participado en algunas películas en Alemania. En 1933 prefirió trasladarse a su casa, donde permaneció hasta 1938, año en el que huyó finalmente a los Estados Unidos tras el Anschluss y cambió su nombre.  Richard Ryen como el coronel Heinze, el asistente de Strasser. Richard Anton Robert Felix fue un actor judio húngaro que había actuado en películas y dirigido obras de teatro en Alemania. Al huir a Estados Unidos cambió su nombre. En Hollywood interpretó casi siempre papeles de oficial nazi. En Casablanca ganó $1,600 ($400 a la semana por cuatro semanas de filmación) nada comparable con Rains o Bergmann.

Historia del mito



Comentábamos en la entrada anterior que Casablanca se merecía una entrada más, si no dos, pues se trata de la película / película como la definiría Francisco Umbral. Es una de las películas mejor valoradas de la cinematografía estadounidense –aunque como indicamos en la primera entrada no siempre se valoró en su justa medida. Fue ganadora de varios premios Óscar, incluyendo el de mejor película en 1943, aunque después daremos más información sobre este apartado. En su tiempo el filme tenía todo para destacar ampliamente, con actores renombrados y guionistas notables, sin embargo ninguno de los involucrados en su producción esperaba que éste pudiese ser algo fuera de lo normal. Se trataba simplemente de una de las docenas de producciones anuales de la maquinaria hollywoodense, eso sí con la singularidad de ser un producto de propaganda bélica anti-eje. El Departamente de publicidad de la Warner se preocupó en promocionarla haciendo hincapié en las 34 nacionalidades presentes en el reparto, muchos de ellos actores de gran peso en la Europa de preguerra que estaban en los EE.UU por razones políticas.
Casablanca tuvo un sólido inicio pero no espectacular y, sin embargo, fue ganando popularidad a medida que pasó el tiempo y se fue colocando siempre entre los primeros lugares de las listas de mejores películas. La crítica ha alabado desde siempre las actuaciones carismáticas de Bogart y Bergman y la química entre ellos, así como la profundidad de las caracterizaciones, la intensidad de la dirección, el ingenio del guión y el impacto emocional de la obra en su conjunto.
Casablanca se basa como señalamos en la entrada anterior en Todos vienen al café de Rick (Everybody comes to Rick’s) de Murray Burnett y Joan Alison, una obra teatral que nunca fue puesta en escena. Cuando el especialista en análisis literario de la Warner Brothers, Stephen Karnot, leyó la obra, la calificó como una «tontería sofisticada», no obstante le dio el visto bueno. Enseguida la editora encargada de los guiones, Irene Diamond, convenció al productor Hal B. Wallis para que comprara los derechos por $20.000, el precio más alto jamás pagado por una obra teatral que no hubiese sido puesta en escena. El proyecto de cine rebautizó la obra como Casablanca, quizás intentando imitar el éxito de la película de 1938 de título “Argel”. Así pues, el rodaje comenzó el 25 de mayo de 1942 y finalizó el 3 de agosto del mismo año alcanzando un coste de producción de $1.039.000 ($75.000 por encima del presupuesto). El costo no fue excepcionalmente alto, pero sí superior al promedio de su tiempo.
La película se rodó principalmente , excepto una secuencia en la que se muestra la llegada del mayor Strasser, que se realizó en el Aeropuerto Van Nuys. Los lugares de rodaje de la película son Flagstaff (Arizona);  el Van Nuys Metropolitan Airport - 6590 Hayvenhurst Avenue, Van Nuys, de Los Ángeles (California), Warner Brothers Burbank Studios - 4000 Warner Boulevard, Burbank, (California) y el Waterman Drive, Van Nuys, Los Ángeles, California, para la pista del aeropuerto.

La escenografía de la calle que fue usada para las escenas del exterior había sido recientemente construida para otro filme, The Desert Song, y tuvo que ser redecorada para los flashbacks de París. Dicho escenario permaneció en los almacenes de la Warner hasta la década de los 60. Por su parte, el set para el Café de Rick fue construido en tres partes inconexas, por lo que no se podría determinar en trazado lo que sería su planta. De hecho, en una escena se hace pasar a la cámara a través de una pared desde el área del café hacia el interior de la oficina de Rick. El fondo de la escena final, el cual muestra un avión pequeño modelo L-12 Electra Junior de la compañía Lockheed con personal caminando alrededor, fue armado usando extras de baja estatura y un avión de cartón dibujado a escala. Se usó humo, simulando neblina, para cubrir la apariencia poco convincente del modelo. El crítico de cine Roger Ebert calificó a Wallis como la «clave del equipo creativo» por la atención que puso a los detalles de producción (hasta el punto de haber insistido en tener un loro de verdad en el Bar del Loro Azul, Blue Parrot Bar, en inglés).
Por otra parte, la estatura de la actriz Ingrid Bergman causó algunos problemas. Bergman sobrepasaba por casi cinco centímetros a Bogart, por lo que el director Curtiz tuvo que elevar al actor sobre ladrillos o sentarlo sobre cojines en las escenas en las que aparecían juntos.
Los contratiempos alcanzaron al productor Hal B. Wallis cuando decidió, tras haber terminado el rodaje, que la línea final de la película sería: «Louis, pienso que éste es el principio de una buena amistad» («Louis, I think this is the beginning of a beautiful friendship»). Bogart tuvo que ser llamado un mes después de finalizada la filmación para doblar la frase.
Más tarde se pensó en introducir una escena que mostrara a Rick y Renault junto a un destacamento de soldados franceses libres, en un barco, alistándose para incorporarse a la invasión de 1942 a África del Norte por parte de las tropas aliadas. Sin embargo, resultó muy difícil conseguir al actor Claude Rains para la filmación, que por cierto cobró por este papel uno de los sueldos más elevados de la época -22.000 dólares sólo 3.000 menos que la actriz principal que cobró 25.000 $ por siete semanas de trabajo- , y la idea fue definitivamente abandonada cuando otro productor, David O. Selznick, señaló que «sería un error tremendo cambiar el final».
El guión, que como hemos visto se basaba en una obra de teatro se inspiró, al parecer,  en el viaje a Europa que hizo Murray Burnett en 1938, viaje durante el cual pudo visitar Viena justo antes del Anschluss. Murray visitó también la costa sur de Francia en la cual co-existían, no sin dificultad, personas de ideología totalitaria junto a refugiados- sólo hay que pensar en los miles de republicanos que había en Francia, incluso en campo de concentración como el de Rivesaltes . Los locales nocturnos de la zona inspiraron, pues, tanto el Café de Rick (especialmente uno llamado «Le Kat Ferrat») como el carácter del personaje Sam, el pianista (basado en un pianista negro que Burnett vio en Juan-les-Pins) En la obra teatral, el personaje de Ilsa era una estadounidense llamada Lois Meredith y no encontraba a Laszlo sino hasta después de que su relación parisina con Rick había terminado. Además, en la obra de teatro el personaje de Rick era un abogado.
Los primeros escritores principales en trabajar en el guión fueron los gemelos Epstein, Julius y Philip, quienes eliminaron el trasfondo del personaje Rick y aumentaron los elementos de comedia. Después intervino el otro escritor reconocido en los créditos, Howard Koch, pero trabajando en paralelo con ellos y haciendo énfasis en otros aspectos. Koch resaltó los elementos políticos y melodramáticos. Según parece, fue el director Curtiz quien favoreció las partes románticas, al insistir en que permanecieran los flashbacks en París. Aún a pesar del gran número de escritores involucrados, el filme tiene eso que Ebert describió como un guión de «maravillosa unidad y consistencia» o como diría Moix “el clima”. Más tarde Koch afirmaría que fue la tensión que hubo entre su propia visión y la de Curtiz la que motivó que «sorpresivamente, estos acercamientos desparejos de alguna manera se ligaron, y quizá eso fue debido en parte a este tire y afloje entre Curtiz y yo, que le dio a la película un cierto balance».Julius Epstein anotaría posteriormente que el guión contenía «más maíz que en los Estados de Kansas y Iowa juntos” entendiendo por ‘maíz’) lo que es el  slang, o sea, un tipo de humor tonto, gastado, banal y sentimental. Algunas de las frases memorables, como hemos visto, se decidieron en el último momento por el producto Wallis. Señalar que éste fue galardonado con el premio Irving Thalberg. El cambio, la improvisación, parecían estar en el origen de esta empresa tal y como señala Terenci Moix.
Llama la atención que el autor de la obra teatral, Murray Burnett, estuvo pleiteando en la prensa para que se le reconociese que todo “Casablanca” estaba ya en su obra original. Según cuenta Aljean Harmetz en su interesante libro sobre la géneses y el rodaje del filme, el guionista Koch acabó reconociendo que Burnett tenía razón.
El filme se topó con algunos problemas cuando Joseph Breen, miembro del cuerpo de auto-censura de la industria hollywoodense (el Production Code Administration), expresó su oposición a que el personaje del Capitán Renault solicitara favores sexuales a cambio de visados y a que los personajes de Rick e Ilsa hubieran dormido juntos en París. Ambos puntos, de todos modos, permanecieron en forma implícita en la versión final
En cuanto a la dirección la primera opción del productor, Hal Wallis, para dirigir la película fue William Wyler, pero como no estaba disponible Wallis decidió escoger, tras barajar varios nombres, a su amigo, el director Michael Curtiz. Curtiz era un judío emigrante de origen húngaro, que había llegado a los Estados Unidos en la década de los 20 y que contaba entre sus familiares a refugiados que habían huido del nazismo imperante en Centroeuropa. A decir de Roger Ebert, en Casablanca «muy pocas escenas son memorables en cuanto tales...», Curtiz se estuvo preocupando de usar las imágenes para contar una historia más que de usarlas por sí mismas.
De cualquier manera, el director tuvo poca influencia en el desarrollo de la trama: de acuerdo con Casey Robinson, Curtiz «no sabía nada de nada acerca de la historia... él veía imágenes y tú proporcionabas la historia». El crítico Andrew Sarris calificó la película como «la más decisiva excepción a la teoría de autor», a quien Aljean Harmetz replicó que «casi todas las películas de la Warner Bros. fueron una excepción a la teoría de autor». Sin embargo, otros críticos le dan mayor crédito a Curtiz; Sidney Rosenzweig, en su estudio sobre el trabajo del director, aprecia en el filme un ejemplo típico del modo en que Curtiz resalta los dilemas morales.
Los montajes de la segunda unidad, tales como la secuencia de apertura del tren de refugiados y la que muestra la invasión de Francia, fueron dirigidos por Don Siegel.
El director de fotografía fue Arthur Edeson, un experimentado artista que había trabajado previamente en El halcón maltés y en una versión de Frankenstein del año 1931. Una mención especial merece la fotografía de Ingrid Bergman, en la que se puso especial cuidado. Ingrid fue fotografiada casi siempre en su perfil izquierdo, perfil preferido por la propia actriz, y en muchas ocasiones se aplicaba un filtro suavizador de tipo gaussiano y con catch lights para hacer que sus ojos destellaran. Estos efectos fueron diseñados para proporcionar a su rostro una apariencia «inefablemente triste, tierna y nostálgica».
Se aprecian además barras de sombras cruzándose con los personajes y con el fondo. Dichas sombras, según cada caso, poseen distintos significados: algunos muestran símbolos de encarcelamiento, el crucifijo, el símbolo de la Francia Libre y hasta confusión emocional. Además, la oscuridad del cine negro y la luz expresionista es usada en numerosas escenas, principalmente hacia el final de la película. Según Rosenzweig, estas luces y sombras son elementos clásicos del estilo de Curtiz, junto a la fluidez del trabajo de cámara y el uso del entorno como herramienta de encuadre.
La música fue escrita por Max Steiner, compositor que había saltado a la fama por haber sido el artífice de la música de la película Lo que el viento se llevó. La canción As time goes by de Herman Hupfeld había sido escogida para formar parte de la obra de teatro original, y Steiner tenía previsto reemplazarla por una obra propia. Sin embargo, cuando el compositor quiso crear su propia obra para remplazarla, se encontró con que Ingrid Bergman ya se había cortado el cabello para protagonizar su siguiente papel cinematográfico (María, en Por quién doblan las campanas), por lo que no se podían volver a rodar las escenas en las que aparecía la canción. Por otra parte, cuando se estrenó la película la canción gozó de un resurgimiento que la posicionó 21 semanas en los primeros puestos de las listas de éxitos. Así que Steiner basó por completo la música de la película en dicha canción y en La Marsellesa, el himno nacional francés, transformándolos para que reflejaran diversas situaciones. De nota excepcional es el «duelo de canciones» en que La Marsellesa compite —interpretada a todo pulmón por una orquesta completa— contra un pequeño grupo de alemanes que cantan «Die Wacht am Rhein» (El guardia sobre el río Rín) en el piano. Originalmente se había pensado para esta secuencia maestra en la canción «Horst Wessel Lied» (Canción de Horst Wessel), que era de facto el segundo himno nacional de la Alemania Nazi, pero éste se encontraba todavía bajo derechos reservados al menos en los países no aliados.
Otras canciones incluidas en la película son It Had to Be You, de 1924, con letra de Gus Kahn y música de Isham Jones; Knock on Wood, con música de M.K. Jerome y letra de Jack Scholl, y Shine de 1910 de Cecil Mack y  Lew Brown, con música de Ford Dabney . En una de las escenas de flash back en París, Rick e Ilsa bailan al ritmo de Perfidia del compositor mexicano Alberto Domínguez Borrás. En fín, esta es parte de la historia de un mito. Continuaremos con ella.

viernes, 20 de julio de 2012

Trama en familia

Yo pensaba que había visto desde hace muchos años la totalidad o la inmensa mayoría de la filmografía de un grande entre los grandes como es Alfred Hitchkock. Nada más lejos de la realidad, al menos, me faltaba alguna y era esta última. 

Supongo que la consideraba obra menor por ser de sus años finales. Craso error. La Trama es una gran película de los setenta, de los noventa o de hoy. La firma del maestro está en la narración, en la historia, en la comicidad o en la intriga. La Trama, es la última película, el film nº 53 de Alfred Hitchcock. Un nombre original es Family Plot, que vendría a significar algo así como la trama familiar.

Conocida en la México como Trama macabra, La cinta fue presentada fuera de competición en el Festival de Cannes de 1976. La duración es de 120 minutos. Es de ese mismo 1976. Como en todas las películas de este genio Hitchcock aparece como una oronda silueta en la oficina del registro civil al que se dirige Bruce Dern para sacar información. 

Con respecto a ello comentar que Guillermo Cabrera Infante en su libro "Cine o Sardina" afirma que esta fue la "última aparición de Hitch, como tenía que ser, en su última película, Familiy Plot, uno de sus mejores títulos, pues se lee como ardid familiar o como tumba de la familia". 

Aquí Hitch aparece como una sombra detrás de una puerta cerrada: se le ve tras un cristal traslúcido. Un letrero en la puerta dice "Registro de Nacimientos y Defunciones". Vanidoso y veraz; al explicar por qué introducía ahora su instantánea casi al comienzo de cada film, dijo : "No vaya a ser que el público por esperar mi visita no preste atención a la vista". 

El rodaje empezó bastante más tarde de lo previsto -con dos meses de retraso- y se alargó durante casi cinco meses (de marzo a julio de 1975). La salud de Hitchcock empezaba a flaquear. Para el papel que interpretó William Devane, Hitchcock había elegido a Roy Thinnes, pero descontento de su trabajo, lo despidió a los dos días de su rodaje. Para el rol de Blanche Tyler, Hitchcock tuvo en mente que la interpretara Liza Minnelli. 

El guión es de Ernest Lehman que se basa en una desconocida novela de Victor Canning de 1972 ‘The Rainbird Pattern’, un especialista en los musicales (‘El Rey y Yo’, ‘Sonrisas y Lágrimas’, ‘West Side Story’ o ‘Hello Dolly’) y que trabajó anteriormente en la aclamada ("Con la muerte en los talones", 1959). En este caso tanto el guionista como el director lo bordan con una descripción de personajes magnífica, en cuatro trazos sabemos quiénes son y cómo se comportaran. Lehman quería darle un tono dramático y oscuro, pero Alfred decidió acentuar un desarrollo ligero y falto de pretensiones. La fotografía fue trabajo de Leonard South en un preciso Technicolor. La música la compuso John Williams, mientras que la productora fue la Universal Pictures 

La interpretación fue obra de Karen Black, Bruce Dern, Barbara Harris, Willian Devane, Cathleen Nesbitt y Katherine Helmond. 

El film se inicia con una bola de adivinación verde y sobre ella se rotula el título del film. Es la misma figura geométrica que pondrá fin a la misma, en este último fotograma en forma de diamante. El argumento parte de que una aparente timadora-médium y espirista, Blanche Tyler (una lindísima Barbara Harris), embauca a una anciana, Julia Rainbird (Cathleen Nesbitt), que tras la muerte de su única hermana. 

Curiosamente la señora Rainbird empieza hablando en la película con una declaración de intenciones: "Tengo setenta y ocho años de edad y me gustaría irme a la tumba con una conciencia tranquila"...¿Son sus declaraciones o son las del director anunciando su punto y final cinematográfico? Desea encontrarlo porque quiere hacerle heredero de su fortuna. 

Tras una sesión, ésta le hace saber que busca al único heredero de su fortuna, el hijo que su hermana que 40 años atrás dio en adopción. Para ello ofrece una gran recompensa de 10.000 de los grandes. Blanche contará con la ayuda de su novio, George Lumley (Bruce Dern), un actor metido a taxista que asumirá forzado por su novia los papeles de abogado, asistente a funerales o detective. Entonces pide ayuda a su novio, y ambos van a vivir una peripecia tras otra, a cuál más peligrosa. 

El problema viene en que el legítimo heredero, que recibió en su momento el nombre de Edward Shoebridge, es en la actualidad Arthur Adamson (William Devane), un importante joyero, que se ¨distrae¨ aumentando su fortuna con secuestros por los que obtiene fuertes rescates, consistentes en piedras preciosas. Es un secuestrador profesional con la ayuda de su pareja Fran (Karen Black) 

Han secuestrado a empresarios, pero no tienen reparos de hacerlo con un obispo a cambio de una recompensa en diamantes, para posteriormente venderlos en Amsterdam. 

Sin embargo, la laberíntica historia de la familia Rainbird pone en contacto a las dos parejas. Cuando Adamson y Fran son conscientes de la búsqueda de Blanche y George piensan que el motivo es otro – el robo o la extorsión y no la herencia. Adamson, acosado por la presencia de George, recurre un viejo amigo, con cara de pocos amigos y propietario de una gasolinera casi en desuso (Ed Lauter) para que ajuste las cuentas con George y deje vivir en paz a Arthur. 

Por increíble que parezca, el joyero cree que puede ser descubierto y delatado por la policía por algo que ignora y que le va a cambiar su vida a mejor; la millonaria herencia de la señora Rainbird. Se establecen dos líneas argumentales con dos parejas iguales por estar al margen de la ley pero distintas en la apariencia. 

Blanche y George son pícaros pero encantadores, sin embargo Arthur y Fran parecen educados, viven moderadamente en la abundancia pero son fríos, impecables y metódicos en sus planes. Son dos, pues, las tramas que se entrecruzan, por un lado están la de los aficionados a detectives, una pareja muy divertida, con diálogos entre ellos hilarantes; y , por el otro, está el binomio criminal que utiliza métodos sofisticados para llevar a cabo sus raptos, tanto el del empresario – no visto , pero narrado, como la del obispo. Esta pareja es presentada de un modo más seco y áspero, unos desconfiados paranoicos. 

Las pesquisas de Blanche se cruzan con las actividades delictivas de un grupo criminal. Entre los dos dúos se establecen paralelismos, los dos son timadores, fingen ser quienes no son, son avariciosos, pero mientras unos no cruzan la línea del crimen la otra hace ya mucho que la sobrepasó.

La cinta es una pequeña broma del orondo realizador, que se podía permitir reírse de sí mismo, parodiando escenas ya hechas por él, ejemplo es la disparatada del descenso sin frenos de la pareja Barbara-George, destruyendo toda seriedad con Bárbara haciendo posturitas inverosímiles en el auto.

La historia deambula entre investigaciones, búsqueda de pistas, fraudes pergeñados para desbancar a una anciana millonaria que ofrece una recompensa por traerle frente a ella a un sobrino que otrora habría renegado por el desprestigio que significaba tener una hermana soltera con un hijo. En forma interesante, el director, combina dos relatos en uno, generando una divertida narración que tiene por ingredientes como que los estafadores persigan a delincuentes. 

La acción tiene lugar en San Francisco y alrededores, en 1975, a lo largo de varias semanas. Se rodó en exteriores de California (San Francisco, Angeles National Forest, Sierra Vista Park, LA o sea Los Ágeles) y en los platós de Universal Studios. 

Fue nominada a un Globo de oro la actriz, B. Harris. La película fue producida por Hitchcock, y se estrenó el 9 de marzo de 1976en los Estados Unidos.

De esta película Fernando Morales señaló en el Diario El País que "Pese a contar con un equipo de primera línea, obra menor de la filmografía de Hitchcock. El resultado se muestra tan entretenido como increíble" 

El film suma los géneros de thriller y comedia. Es la última película de Hitchcock, que la realiza tras 4 años de inactividad, a la edad de 77 años. En ella combina humor, misterio y suspense, en un conjunto estimable. Los personajes se presentan bien definidos. La trama se divide en varias subtramas que se cruzan y confieren a la obra una complejidad bastante atractiva. Se superponen elementos de diversa naturaleza (timadores, criminales, cómplices), que en su interacción crean situaciones variadas. 

La narración es fluida e intensa, con escenas inquietantes (coche sin frenos). La cinta está impregnada de un tono sin fin de inquietud, peligro e incertidumbre. Los personajes hacen uso de falsas apariencias de responsabilidad, engaños, abusos de confianza y similares, en un contexto en el que Hitchcock hurga en la parte oscura del ser humano, según él regida por la codicia, el egoismo, la ambición, el afán desmedido de riqueza, etc. Muestra su afición a las escaleras interiores, los sótanos, las perspectivas vertiginosas, las escenas en las que los actores comen o beben (vino, cerveza, licores). El relato está salpicado de buen humor, al que se añaden algunos guiños de sexo. La historia es sencilla y entretenida. Es simpático el plano de despedida y cierre. 

La música, de John Williams , que poco después tocará la gloria con "Star Wars", en 1977 y , aporta una partitura orquestal de formas rotundas, con bonitos cortes como "Finale", que adquirió gran popularidad. Añade un fragmento de la canción "Rejoice, The Lord Is King", de John Darwell y Charles Wesley. 

La fotografía, de Leonard South ("Frenesí", 1972), en color, presenta escenas en las que predominan los colores cálidos o fríos, que contienen evocaciones de engaño o sinceridad. Subraya la visualidad de los lances cómicos (conversación en la joyería, Blanche en coche sin frenos) y los planos de peligro y suspense. 

Alfred Hitchcock ya nada tenía que demostrar con sus últimos films, así que sus últimas películas no son grandes obras, pero para cualquier incondicional sí son necesarias, y muy recomendables para el público en general. Hitchcock poseía un prestigio tal que le daba cierto margen para rodar un filme con estas connotaciones pícaras, y a la vez fue aceptado por la crítica mundial. 

Durante esta última etapa de su carrera el director se quejaba de la dificultad de encontrar guiones que le interesaran. 


Desde mi punto de vista La Trama está rodada como un pequeño capricho de Hitchcock, con pocas pretensiones más allá de entretener. Aquí Hitchcock no pretende asustar, ni intrigar, ni sorprender con giros inesperados, sino entretener. Y lo consigue. Entretiene, hace reir con pinceladas de su peculiar sentido del humor y, aunque tenemos más o menos claro lo que va a pasar, no sabemos cómo pasará a través de un guión complejo, varias líneas argumentales, interacciones entre los personajes que exceden lo casual, un humor irónico y efectivo, personajes firmemente delineados. 

En La Trama Hitchcock no pierde ni un ápice de su talento para crear escenas de alta tensión, en las que incluso se permite el lujo de añadirle toques de humor negro en momentos en los que sobra cualquier sonrisa. 

La trama, en este caso, en familia, es una agradable película, nada espectacular, pero en algunos momentos bastante divertida, entre la intriga y la comedia Hitchcock lleva a la pantalla, con actores de primera línea, los enredos de dos parejas con fines económicos nada limpios por parte de los dos. Por cierto, llama la atención lo reducido de los títulos de créditos finales. Con el guiño del ojo al final, Hitchcock, el gran director del suspense, se despidió.

miércoles, 18 de julio de 2012

Los vampiros vistos por Carpenter















¿Quién, con más de cuarenta años, no ha visto Halloween, la versión original? ¿Quién no tiene la música en su recuerdo sonoro? ¿Cómo que no disfrutaste con ese clásico que es la Cosa, en mi caso un sábado a las ocho en el Cine Reyes Católicos? ¿Quién no ha visto ‘Asalto a la comisaría del distrito 13 y no se ha preocupado como se puede sitiar una comisaría como si fuese un fuerte de un western? Oye que estamos hablando de las obras de un clásico, puede que  menor, pero de un clásico. Hablamos de John Carperter. Magnífico director, magnífico músico.
La película con la que me obsequié anoche fue Vampiros, de John Carpenter (también conocida como John Carpenter's Vampires) es una película de western-horror dirigida por John Carpenter en 1998. La echaban en la Sexta 3. La película se inspira vagamente en la novela “Vampire$” de John Steakley. La película está protagonizada principalmente por James Woods como Jack Crow, líder de un grupo de cazavampiros sicarios de la iglesia católica.
La trama se centra en el esfuerzo de Crow de prevenir que una cruz centenaria, caiga en las manos de Valek, un maestro- yo diría el príncipe-  vampiro. Mi valorado John Carpenter, director de joyas míticas como ‘Asalto a la comisaría del distrito 13’ (‘Assault on Precinct 13’, 1976), ‘1997: Rescate en Nueva York’ (‘1997: Escape from New York’, 1981), ‘La Cosa’ (‘The Thing’, 1982) o ‘Están Vivos’ (‘They Live’, 1988), se marca aquí la que casi con toda seguridad es su mejor película después de ‘La Cosa’ e hizo con ‘Vampiros’ (‘Vampires’, 1998), una afortunadísima mezcla de western gótico y vampiros.
El film se caracteriza por su fuerte estética de western y las alusiones a un fuerte liderazgo masculino, pues el protagonista es todo un “machito”. La película tuvo, al parecer, dos secuelas: Vampires: Los Muertos (2002) que está protagonizada por Jon Bon Jovi y Vampires: The Turning (2005).
La película como señalé anteriormente está basada en la novela de John Steakley, "Vampire$", cuyos derechos tenía Largo Entertainment y que en un principio estaba pensada para que la dirigiera Russell Mulcahy ("La sombra del faraón"), a partir de un primer guión de Dan Mazur, con Patrick Swayze como protagonista, o en su defecto Dolph Lundgren para encabezar el reparto. Mulcahy finalmente no realizó el filme por lo que Don Jakoby se hizo con el guión y comenzó a trabajar en el mismo. Este guión de Jakoby - muy curtido dentro del género fantástico ("El experimento Filadelfia"), firmaba un segundo tratamiento del guión - fue leído por John Carpenter Este último fue el que llamó la atención de John Carpenter, quien se avino a realizar el film bajo la condición de reescribir el guión de Jakoby. Su contribución (no acreditada) consistió en profundizar en las motivaciones de los dos personajes centrales del relato: Jack Crow, el cazador de vampiros, y Valek, su sanguinario enemigo y príncipe de los no-muertos.
La dirección estuvo en mano de John Carpenter. La dirección artística fue Kim Hix. La producción es de Sandy King. El diseño de producción fue obra de Thomas A. Walsh para Columbia Pictures / Largo Entertainment. La película contó con un presupuesto de 20.000.000 dólares y la distribución contó con el trabajo de Sony Pictures.
El guión fue del ya nombrado Don  Jakoby, basándose en la novela de John Steakley. La música, como ocurre en la mayor parte de las películas de Carpenter, fue obra del propio director.
La fotografía es de Gary B. Kibbe, mientras que el montaje, que he leído, aunque no estoy de acuerdo es batante atropellado es de Edward A. Warschilka. El vestuario tejano es de Robin Michel Bush.
Participan en la película James Woods ( Jack Crow), Daniel Baldwin (Anthony Montoya), Sheryl Lee (Katrina), Thomas Ian Griffith (Jan Valek), Tim Guinee (Padre Adam Guiteau), Maximilian Schell (Cardenal Alba), Mark Boone Junior (Catlin), Gregory Sierra (Padrer Giovanni) y Cary-Hiroyuki Tagawa (David Deyo)
El protagonista de la obra es Jack Crow, interpretado por James Woods. Es el jefe de un grupo de cazadores de vampiros, contratados por el Vaticano. Estos llegan a Nuevo México para buscar al vampiro Valek, interpretado por Thomas Ian Griffith, que es un vampiro de origen checo que lleva vivo desde el siglo XIV.
Crow tiene la ayuda para la misión de Montoya (Daniel Baldwin), de una prostituta llamada Katrina (Sheryl Lee), que ha sido mordida por Valek y del padre Guiteau (Tim Guinee) que ha sido enviado por el Vaticano para colaborar en su muerte.
‘Vampiros’ (‘Vampires’, John Carpenter, 1997) fue la película más exitosa del maestro en la década de los 90. Con Carpenter ya al frente del proyecto intentó que Eastwood  interpretase la película dando vida a Jack Crow, el cazavampiros. Sin embargo le tocó a un muy inspirado James Woods.
John Carpenter le da la vuelta a la tortilla al universo de los vampiros, estableciendo nexos de unión entre los vampiros y el western, género de sobra conocido por el director. Es más, lo único que convenció a Carpenter de hacerse cargo de la realización de ‘Vampiros’ es precisamente la posibilidad de realizar un western de horror. El resultado es un vibrante relato lleno de horror, humor y hasta amor que nos devuelve al mejor Carpenter, cargado de ironía, mala leche y en plena forma narrativa.
La película se inicia con una puesta de Sol que tiñe de rojo las nubes que la envuelven. Una sintonía rock reincidente, magnífica y minimalista que suena a ritmo de líricas vistas aéreas de paisajes desérticos filmados en esplendoroso Scope. La emoción crece, las expectativas se dilatan tras cada segundo de proyección. Por fin, la respuesta con un título: VAMPIROS de John Carpenter, el título, que va surgiendo de la árida muerte del desierto. La película comienza con unos planos hipnóticos de un desierto texano mexicano, donde ya empieza a atronar la fantástica banda sonora guitarrera del maestro. Luego, comienza el prólogo, una auténtica joya de la realización, que es toda una declaración de intenciones. Carpenter le dice al espectador lo que verá a continuación, una invitación a agarrarse los machos: porque lo que seguirá a continuación es un Western con vampiros, con continuos guiños al género con los jugosos planos, las frases lapidarias... todo ello envuelto con el clima de serie b grandiosa como sólo Carpenter sabe hacer. Esta introducción, con una pandilla de caza vampiros que luego correrá peor suerte, también sirve de presentación del protagonista, el antihéroe carpenteriano que no podía faltar: Jack Crow, con un James Woods que nunca ha estado mejor que contribuyó improvisando buena parte del tiempo, algo que dejó maravillado a Carpenter, aguantando perfectamente bien el peso de la película. Jack Crow es un cazador de vampiros socarrón, faltón, macarra, pasota, un auténtico crack. Él es la película.

Una prueba de su actitud en la misma es este diálogo: "Olvídate de todo lo que has visto en las películas. Los vampiros no son nada románticos. No tienen modales ceremoniosos. No hablan con acentos exóticos. No se transforman en murciélagos. Las cruces y los ajos no les hacen ningún efecto. No duermen en ataúdes de terciopelo. No son homosexuales..." (Crow al padre Guiteau).

La película es muy cinematográfica, pues se remite permanentemente al cine. El inicio de la película nos encontramos a Woods  encabezado una cacería de vampiros. Es una película que se remite a otra, principalmente a diversos clásicos. El inicio nos remite a Hatari! (¡Peligro!, en suahili)  de1962, dirigida por Howard Hawks. Su sentido de la narración, el carácter grupal de sus protagonistas, el sentido de la amistad podemos encontrar en buena parte de la filmografía de John Carpenter. Jack Crow comanda un grupo de cazavampiros que se adentran en una solitaria casa del sur de los Estados Unidos.
Allí se encuentra lo que denominan un nido, esto es, el lugar de descanso diurno de un grupo de vampiros, generalmente liderados por un cabecilla bautizado como Maestro. En esa concisa secuencia, llena de violencia sin parangón, queda perfectamente trazado el modus operandi del grupo de humanos, un safari moderno que caza no-muertos en lugar de rinocerontes.
La clásica historia de vampiros está enfrascada aquí en un contexto de western como decíamos. El grupo comandado por Crow no se aparta demasiado del grupo salvaje de Peckinpah por ejemplo. Su estructura narrativa sigue las pautas del western más clásico, con la ventaja de ser realizado en la segunda mitad de los 90 por un realizador que se atreve a cosas con anterioridad sólo sugeridas. Crow lo deja claro en uno de sus chispeantes diálogos, hay que olvidar todo lo visto en las películas. Los vampiros de Carpenter son animales sedientos de sangre que no dudarán en destrozar a su víctima.
Renunciando a todo carácter humano, el maestro de los vampiros, llamado Valek —Thomas Ian Griffith, de increíble y poderosa presencia, un acierto de casting como pocos— posee elementos clásicos de sobra conocidos —los colmillos, un físico imponente, la luz del día acaba con ellos— a los que añaden otros no demasiado explotados con anterioridad — y niega su lado humano, potencia su animalidad, y por la contra las cruces y demás objetos religiosos no les hacen el más mínimo daño—.
Pero además se redondea con el hecho de que Valek, una especie de trasunto de Drácula, es el primer vampiro creado en el siglo XIV nada más y nada menos que por la iglesia católica. Valek era en realidad un sacerdote que en un ritual mal realizado se convirtió en el señor de las tinieblas.

Es el Vaticano, con el Cardenal Alba al frente,  el que ordena la extinción de los vampiros pagando a un grupo de cazadores que se entregan a tan arriesgada misión a cambio de una buena suma de dinero, amén de fiestas de celebración, que acaban en orgías, también pagadas por la Iglesia y en las que está presente el miembro eclesiástico que asesora y bendice al grupo. Carpenter da así rienda suelta a su declarado ateísmo —razón por la que él suele decir que la Iglesia no puede excomulgarle— mostrando así una de las peculiaridades de su cine: el mundo está dominado por el Mal. La terrible sensación que desprende el tema en sus trabajos, aquella que nos transmite una total inseguridad por el mundo en el que vivimos, queda suficientemente trazada en ese atrevido detalle argumental.

También el tratamiento que le da Crow al cura que le ayuda al final es jocoso. Como prueba este diálogo entre Crow y el sacerdote que le ayuda, y que corresponde con el final de la película:
  - De acuerdo, padre... contéstame. Cuando estabas pinchando a aquel vampiro...
     - ¿Sí?
     -
Se te ha puesto dura?
     
- Me he empalmado.
     -
¿Cómo?

     -
Se me ha empinado.
     - ¿Qué?

     -
La tenía tiesa.
     -
¿No estarás poseído por el diablo?
     -
Una erección considerable.
     -
Ese lenguaje, padre, ese lenguaje...
La iglesia es la culpable de la existencia de Valek y sus aliados, y ella misma intenta arreglar el desaguisado. No hay nada descabellado en afirmar que el cine de Carpenter tiene resonancias políticas y que Valek es uno de sus típicos personajes, un rebelde que se levantó contra la tiranía establecida buscando la inmortalidad, y ansiando ahora el caminar por el día. La ironía del asunto está en que ahora, uno de los máximos representantes del Vaticano, al que da vida Maximilian Schell, busca una alianza con Valek al que pedirá una conversión vampírica a cambio de terminar el ritual que permitirá a los vampiros caminar a la luz del sol.
Carpenter no renuncia al lado romántico del vampiro, subrayado por el hecho de ser un eterno solitario condenado a vagar por el mundo alimentándose de sangre y viviendo en contra de las normas establecidas. También muestra su lado sexual —la escena de la conversión del personaje de Sheryl Lee es de una sensualidad fascinante, y describe muy bien el inicio de conexión entre el maestro vampiro y su víctima—, e incluso viste la historia con un poco de amor loco a través de los personajes encarnados por Lee y Daniel Baldwin como antagonistas enamorados y entregados al poder de la oscuridad.

Ayudado por un excepcional trabajo de Gary B. Kibbe en la fotografía, Carpenter lo retrata todo con un excelente uso del scope, encuadrando en planos llenos de suciedad a sus personajes, marcando la naturaleza amoral del relato. Un relato con escenas de acción salvaje y sin contemplaciones. El mundo se resigna a creer en los vampiros y Crow, ayudado por el único hombre de su grupo que le queda vivo y un curioso párroco que terminará reconociendo que le excita matar vampiros —vamos, que se la pone dura, afirma al final de la película—, harán todo lo posible por exterminar a los chupasangre.
El cierre del film no puede ser más hermoso. Con una de las mejores partituras de Carpenter, el western se hace más presente que nunca. Montoya (Baldwin) ha sido mordido por Katrina (Lee), y en sus últimos momentos de humano ha ayudado a Crow. Éste que escenas antes relata cómo mató a su propio padre convertido en vampiro, sabe que no debe dejarle ir pero el sentido de la amistad, herencia de Hawks, se apodera de la cinta, y Montoya parte hacia el amanecer en un carro blindado haciendo las veces de caballo. El lirismo de Ford, los acordes de una solitaria guitarra, el sarcasmo de Crow, y la lucha contra el Mal están presentes y continúan.
Vapuleada (injustamente) por la crítica en su día, John Carpenter revisiona el subgénero vampiro adaptándolo magistralmente a su campo, y a su mundo de atmósferas, de anti héroes, gamberro y sobretodo muy personal. Porque si hay algo de lo que puede presumir el maestro entre maestros Carpenter (probablemente uno de los últimos grandes directores clásicos vivos junto a Clint Eastwood) es de ser fiel así mismo en cada uno sus películas, incluídos los encargos de grandes productoras.

La puesta en escena es muy clásica, sin efectismos, con gore barato pero admirable: cabezas cortadas, balas que no matan, punzones que no matan a la primera,…angre hay, y mucha, como en las grandes joyas de la serie b. El maestro quiso hacer un western de vampiros y lo hizo. Y le salio algo entretenido. 
La película es  un poema acerca de la melancolía, la decadencia, el hundimiento de la dignidad humana, con personajes demacrados, brutales, acabados, incapaces de amar porque no se aman a sí mismos, perdedores que no por ello dejan de ser menos admirables. Jack Crow (un espléndido James Woods) interpreta al uno de los genuinos antihéroes del cine que como John Wayne en Centauros del Desierto se queda en la entrada, echándose sobre el marco. 
Esta magistral lección de sobriedad y elegancia narrativa ha pasado desapercibida por la mayoría de espectadores actuales, demasiado elitistas y ocupados en sus reflexiones postmodernas, muy al margen de lo que es el cine. Terror, acción, diálogos brillantes, ritmo vibrante y una historia muy bien contada, sin trampas, sin chorradas, directo al grano y mostrando las cosas como son. 
Desde el personaje de Jack Crow hasta los métodos de exterminación, no hay un ápice de sensación humana, la violencia se exhibe sin pasión, sin empuje. Una obra maestra disfrutable, sencilla a la vez que profundísima, tremenda a la vez que extrañamente hermosa, intensa a la vez que sosegada, clásica, brava y auténtica.

 
Woods lleva el peso narrativo a sus espaldas, y no puede ser mas tópico su concurso de poses, sus gafas de sol luciéndolas en noches de tormenta o su mirada de tipo duro. No hay ni un momento para el arrepentimiento, ni para el tormentoso recuerdo, ni hay ápice de emoción claudicante.


"John Carpenter`s Vampires" no es un plato para todos los gustos: la crítica, elegante, no es sólo hacia la Iglesia, también va destinada al ser humano y los límites a los que puede llegar la maldad y egoísmo del ser. Todo ello en un mundo de vampiros.

107 minutos de gozoso divertimento en el cual nos encontramos con un grupo (muy salvaje) de cazadores de vampiros cuyo líder, un estupendo James Woods como Jack Crow, dirige con mano férrea y pulso firme y que aniquilan vampiros cuales exterminadores de cucarachas, -no por casualidad se refieren a los chupasangres como sanguijuelas y a las casas que habitan éstos como nidos-.
El inteligente guión de Don Jakoby nos cuenta una divertidísima y sangrante anécdota: el primer vampiro fue creado por la iglesia al realizar mal un exorcismo.


Pero hay más, resulta que es la misma iglesia la que financia a los grupos de cazadores de vampiros que se encuentran dispersos por todo el mundo y que se encargan de exterminar a las serpientes- algunas nacen de las entrañas de la tierra en pleno desiero.


No todo el mérito es de Jakoby, ya que el guión está basado en una novela del escritor John Steakley, pero no deja de ser todo un acierto el incluir todos esos detalles del modo en que lo hace, como tampoco deja de ser todo un acierto el que John Carpenter traslade semejante historia con su peculiar estilo y la haga suya.
La película está plagada de secuencias memorables como por ejemplo aquélla en la que vemos por primera vez al grupo salvaje capitaneado por Woods, una secuencia de apertura memorable y que sirve de presentación para el personaje principal y sus ayudantes y los métodos que emplean éstos para dar caza a los vampiros.
Rápidamente Carpenter nos regala la que es la segunda gran secuencia de la historia, la matanza que tiene lugar en el motel de carretera, magnífica.
Y finalmente nos deleita con la cacería final en la prisión y el clímax final que tiene lugar poco después. Excelente.
Más que un film de terror, es propiamente un film de aventuras y como tal, la acción supera algunas lagunas argumentales y uno que otro personaje algo esquematizado. Con todo, hay escenas muy gore (el ataque de los vampiros al motel) y un buen cast de actores, destacando la buena actuación de James Woods como el Van Helsing moderno. Sin duda un buen film, que lamentablemente después Carpenter quiso llevarlo al espacio en su "Fantasmas de Marte", con resultados inferiores.



De la pelicula han dicho que es "Brillante, feliz recuperación de un nombre clave del género desde hace 25 años" (M. Torreiro: Diario El País) , o que era un "Spaguetti-Western de vampiros. (...) de aire gamberro y pobre imaginación (...) como entretenimiento sólo lo consigue medianamente." (Javier Ocaña en Cinemanía) o que era "Imprescindible western gótico y bizarro" (Jordi Batlle Caminal: Fotogramas). La verdad que entretiene. 




 


martes, 17 de julio de 2012

Una cebolla en la cabeza




Parece ser que estar como agua para chocolate es estar a punto de explotar de rabia o de pasión amorosa. No lo sabía y siempre me pregunté el por qué del título de la película. Realmente lo vinculaba al peso de la cocina en la misma. La pude ver en el año 1992 y creo que fue en el ya desaparecido cine Santa Rosa. Éste era el que presentaba las películas menos comerciales, pero también de mejor trayectoria según la crítica cinematográfica. Un día hablaré de esta sala.

La película se basa en la novela homónima escrita por Laura Esquivel, publicada en 1989, que trataba de la vida de una mujer (Tita), de sus amoríos y la relación de esta con su familia, todo relacionado con la importancia de la cocina y las recetas típicas mexicanas de la época en que está ambientada su vida. Como agua para chocolate es una novela que esta dividida en 12 capítulos respecto a los días de la semana, y en cada capitulo se da una receta de cocina así como varias recomendaciones para hacerlo. En la novela se puede apreciar un estilo particular, en el que se emplea un realismo mágico creado por la literatura hispanoamericana (yo diría que Juan Rulfo y su Pedro Páramo) con el fin de combinar lo sobrenatural con lo mundano.
Como agua para chocolate fue llevada al cine- como director y productor-  por el entonces esposo de la autora y en este caso guionista, Alfonso Arau en 1992 y fue galardonada con 10 premios Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Tanto la película como el libro, traducido a más de 30 idiomas, tuvieron mucho éxito en diversos países. La duración del filme es 105 minutos.
Los actores protagonistas de la película son Regina Torné, Lumi Cavazos, Marco Leonardi, Mario Iván Martínez, Ada Carrasco, Yareli Arizmendi,  que asumen a los personajes principales como  Tita (Lumi Cavazos), Pedro (Marco Leonardi), Mama Elena de la Garza (Regina Torné) Rosaura(Yareli Arizmendi),  , Gertrudis (Claudette Maillé), Nacha (Ada Carrasco), Chencha,(Pilar Aranda), John Brown (Mario Iván Martínez)  Juan Alejandrez, Alex Brown – el hijo de John Brown- y Esperanza.
Como agua para chocolate rompió los registros de venta y de asistencia a las salas cinematográficas de una película mexicana en los noventa. Además de ésta recuerdo en esa década la película Danzón. Ocupa el lugar 56 entre las 100 mejores películas del cine mexicano según la opinión de 25 críticos y especialistas del cine en México, publicada por la revista Somos en julio de 1994. Ha sido, además, la octava película extranjera más taquillera de Estados Unidos.
Se trata de una historia de amor mágico-realista en el México revoluciorario de 1912, en la que Tita y Pedro ven su amor obstaculizado cuando Mamá Elena decide que Tita, su hija menor, siga la tradición de quedarse soltera para cuidar de su madre hasta la muerte de ésta, por ser la menor de sus hijas. Tita sufrirá largos años por un amor que perdurará más allá del tiempo. Todo ello con la gastronomía como nexo de unión y como metáfora de los sentimientos de los personajes.
La película comienza cuando la sobrina nieta de Tita, la protagonista, está cortando cebolla y se coloca un buen trozo en la cabeza con el fin de dejar de llorar, tal y como le enseñó Tita. Desde este momento nos empieza a contar su historia.
Tita nace en la cocina de un rancho y desde ahí comienza la historia. Tita nació prematura, sobre la mesa de la cocina; su parto prematuro causó que, desde ese día, empezara su gusto por la cocina, y pasará su vida dedicada a ella, junto a Nacha - ya esté viva o muerta- y a Chencha, la muchacha. Huérfana de padre – el pobre muere fulminantemente por un infarto al enterarse de que puede ser Tita hija de un amante de Mamá Elena- desde muy pequeña se siente atraída por Pedro. Nacha se encargó de cuidarla y criarla. Tita de bebé se alimento de té y atoles que Nacha le daba debido a que su mamá, la señora Elena, había perdido la leche debido a la muerte de su esposo. Tita vivió entre los olores de la cocina y este era su lugar favorito. Allí aprendió todas la recetas reales y mágicas de Nacha.
En una noche de fiesta Tita cruzo el salón mientras Gertrudis estaba tocando en el piano el vals “Ojos de juventud”. Mamá Elena mandó a Tita a la cocina a buscar unos bocadillos. Fue en ese momento cuando Pedro le confesó su amor a Tita. Pedro le dijo que la amaba desde que la vio por primera vez, y desde esa noche para siempre.
Ya crecida, y a los 15 años de edad, un día Tita le anuncia con voz temblorosa a Mamá Elena que Pedro Muzquiz necesitaba hablar con ella. Mamá Elena, de forma autoritaria, le hace saber desde ese mismo día que, como era la menor de las hermanas, ella debería cuidarla hasta que falleciera; era una tradición familiar.
Pedro se presenta en su casa para pedir la mano de Tita junto a su padre, pero mama Elena le da a conocer que, según la tradición familiar, solo aceptará  que tome la mano de la hermana mayor, Rosaura. Pedro aceptará – a pesar de la oposición y vergüenza de su padre- con tal de estar cerca de Tita. Con todo, antes de marchar Pedro le dice que es la única manera de estar siempre a su lado.
En este momento Tita se encontraba haciendo unas tortas de navidad que le gustaban mucho a ella y las estaban preparando por el motivo de su decimosexto cumpleaños y también por la petición de mano. Sin embargo, Tita al saber lo que había acontecido se hunde en la miseria.  
Ante tanta desgracia, la anciana criada Nacha, será la encargada junto con Tita de la preparación de la boda.  Tita tras la boda logró controlar sus emociones y fue a felicitar a su hermana y a Pedro. En ese momento Pedro logró decirle algo al oído: que se había casado con su hermana para estar con ella. Mama Elena vio que el abrazo había tardado más de lo normal que las demás personas y le pregunto ella le dijo que nada se sentía feliz que no le importaba el casamiento.
En el banquete y sobre todo a los postres, se hace el reparto de la tarta nupcial. Pero sobre ella han llorado tanto Nacha como Tita y con las lágrimas que derramaron sobre el pastel las personas que la prueban sufren un “ataque de nostalgia” y se marchan todos a sus aposentos, o al campo a vomitar. Tita quería contarle a Nacha lo que Pedro le había dicho,  pero era ya muy tarde por que Nacha había fallecido y en su mano portaba la foto de un antiguo novio. A Rosaura y a gran parte de los invitados el pastel le hizo vomitar y dañar su vestido de novia. A Mama Elena, que sube a la habitación, busca una llave de un pequeño cofre y, tras abrirlo, saca la fotografía de su amante. Con todo, ella está convencida  que ha puesto algún tipo de ingrediente inadecuado y no sólo sus lágrimas. Rosaura y Pedro no pueden tener relaciones esa noche pues han enfermado igualmente. Tras el problema estomacal están tres meses sin relaciones maritales.
Tita se sentía muymal por el casamiento de su hermana Rosaura con Pedro. Un día cuando se dirigía a huerto a buscar frutas y recogerlas en su falda. De repente y por sorpresa fue a toparse con Pedro. A Tita, de la sorpresa, se le cayeron las frutas y recogiendo rápidamente las frutas Pedro logro ver una parte de la pierna de Tita que estaba al descubierto. Tita pudicamente dejó caer su falda para que no la viera.
Más tarde, Rosaura intenta ocupar un puesto en la cocina, pero no está dotada como Tita. Rosaura para no ser menos preparó comida pero la comida no fue de agrado de nadie. Pedro para no ver triste a Rosaura le dijo que estaba muy rica al igual que Mama Elena. A todos desagrada su comida. Por supuesto ese mismo día todos en la casa enfermaron del estómago. 
Al morir Nacha, Tita se convirtió en la cocinera oficial del rancho y por esto Pedro le llevo un ramo de rosas blancas, pero Mama Elena le dijo que de inmediato las tirara. Con todo, Tita no podía tirarlas, al sostener el ramo contra su pecho tan fuertemente,  que sangró y las rosas se convirtieron en rojas.

Entonces Nacha le recetó al oído un plato donde podría dar salida a las rosas y no tirarlas. Nacha le dijo que para no tirar las rosas hiciera un platillo llamado codornices en pétalos de rosas; era  la unión de la sangre con la carne, a través de ambos ingredientes. Pedro probó el plato y no dudo en expresar su agrado por aquel exquisito afrodisíaco. Mamá Elena, siempre descontenta, le dijo que estaba salado y Rosaura usando el pretexto de náuseas y mareos se va de la cocina. Al probarlo Gertrudis tuvo una sensación muy extraña que le invadía todo el cuerpo una sensación de un calor total , al meterse en las ducha, tanto era el calor de su cuerpo, que le agua se evaporaba antes de tocar su cuerpo. De inmediato se incendia el baño de madera. Gertrudis para no quemarse viva sale desnuda corriendo por el campo y una nube rosada llego hasta donde peleaban los ejércitos revolucionarios. Éstos ,que están cerca luchando, llegaron a percibir el olor que Gertrudis desprendía y un capitán llamado Juan Alejandrez marcha hacia la casa. Gertrudis salió desnuda. El soldado se va en su busca y la  toma de la cintura y llevándosela al frente, mientras la besa apasionadamente en el mismo caballo. Gertrudis no volverá más a la casa, pues se pone a trabajar a un burdel para controlar el fuego que llevaba dentro.
Tras esto, la historia se complica y acaba siendo apasionantemente un culebrón. Pasaron varios meses para que Pedro y Rosaura terminaran la noche de bodas debido a que Rosaura se sentía mal debido al pastel. Después de unos meses se dio la noticia de que Rosaura estaba embarazada.
Un día Pedro fue por un doctor para que viera a Rosaura pero no pudo regresar hasta el día siguiente debido a la guerra. Chencha y Mamá Elena habían salido pero no podían regresar; ese día Rosaura dio a luz y la única que estaba en la casa era Tita pero no sabía nada de partos y tuvo una visión de Nacha y le dijo exactamente que tenía que hacer. A Rosaura se le fue la leche y no pudo alimentar a su hijo, así que Tita fue la encargada de alimentar al niño. Pero este no quería comer y aunque Tita no había estado embarazada le salió leche de sus senos y así pudo alimentar al niño; este niño hizo que Pedro y Tita se unieran más.
Por decisión de Mamá Elena, Rosaura, Pedro y su hijo Roberto se fueron a vivir a San Antonio. Cuando Mama Elena, Tita y Chencha tuvieron noticias de la familia de Rosaura, Pedro e hija, ésta no puede ser peor, pues el niño había muerto. Al escuchar esto Tita perdió el control y tuvo una discusión con Mama Elena en la cual culpaba a Mama Elena de la muerte del niño. Salió corriendo y subió en un palomar. Chencha la busca, pero ella no baja. Al día siguiente el doctor John Brown subió por Tita y se dio cuenta de que estaba loca y Mama Elena le dijo que se la llavera a un manicomio pero el doctor Brown prefirió dejarla en su casa.
Tita vive en la casa del doctor, estando meses sin hablar y sin recordar nada de la cocina, hasta que un día Chencha la fue a visitar con un caldo de colita de res y esto la hace muy feliz. Tita volvió a hablar y le dijo a Chencha que le dijera a su madre que nunca pensaba regresar al rancho.
Cuando llegó al rancho un grupo de revolucionarios lo toman, violando a Chencha y a Mama Elena. A esta última la dejan muy herida. A los pocos días Mama Elena murió.
Al morir Mama Elena, Tita encontró una llave de una caja que posteriormente ella abrió. Contenía cartas de José Treviño, y Tita se dio cuenta que su madre tenia un verdadero amor y era el José Treviño y nunca se pudo casar con él debido a que era negro. También se enteró que Gertrudis era hija de este hombre.
Rosaura y Pedro regresaron a vivir al rancho tras la muerte de Mama Elena. Rosaura regresó embarazada, se anticipó su parto y tuvo una niña. La hija de Rosaura se llamo Esperanza y fue alimentaba por Tita con té y atoles.
John Brown fue al rancho a pedir la mano de Tita en matrimonio. Tras hacerlo, John se fue a los EE.UU a por su tía. Esa misma noche, Pedro y Tita tuvieron un encuentro donde tuvieron relaciones sexuales y Tita perdió su virginidad.
La tradición de partir la rosca de reyes se realizo ese año en la casa de Tita y había muchos invitados. Tita estaba preocupada porque creía que estaba embarazada. Al estar en la sala platicando tocaron a la puerta y Gertrudis regreso a casa diciendo que no podía faltar a comer un pedazo de rosca y chocolate; Tita estaba muy feliz con su regreso; Gertrudis llegó con su marido Juan Alejandrez y con un batallón de 50 hombres. Gertrudis estuvo en la casa una semana. Tita y ella tuvieron una larga conversación. Tita le reveló que creía que estaba embarazada de Pedro. Gertrudis hizo que ella y Pedro hablaran al respecto. El día en que Gertrudis partía hubo una gran fiesta en su honor solo con las personas que residían en esos días en el rancho. Mientras que Tita estaba en su cuarto escuchó que Pedro, totalmente borracho, le cantaba desde la ventana una canción, mientras Juan tocaba la guitarra. 

El espectro de Mama Elena se le aparece a Tita y le dice que no tiene vergüenza y que no merecía pertenecer a esa familia. Tita se  enfrentó a ella y todas sus angustias se fueron; pero después de esto Pedro se quemó y, de inmediato, Tita bajo a ver como estaba. Muy preocupada de esto lo llevó a su cuarto y lo empezó a curar y a cuidar por los siguientes días y Rosaura se dio cuenta de que no podía hacer nada así que se encerró en su cuarto por una semana.
Al regreso de John Brown que había traído a su tía Tita preparado una comida de presentación familiar. Pero ese día Tita le dijo a John que no se podía casar con el pues había tenido una relación con un antiguo amor y que había perdido su virginidad. John le dijo que lo pensara, que eso a él no le importaba y pensara si en realidad lo amaba o no.
Después de unos días Rosaura murió debido a una congestión estomacal aguda.
Han pasado muchos años. Estamos en los años 30 y se celebra una boda. Los que se casan son Esperanza y Alex. Tita y Pedro bailaron de nuevo el vals “Ojos de juventud”. Habían pasado desde la boda de Pedro y Rosaura, 22 años.
Pedro en ese día le pidió matrimonió a Tita. Todos los invitados al probar los chiles en nogada que se habían preparado para la boda sintieron la misma sensación que Gertrudis había tenido cuando probó las codornices en pétalos de rosas; y entonces todos se empezaron a marchar.
Pedro y Tita eran los únicos que quedaban y al fin podían amarse libremente. Fueron a un cuarto decorado con velas y dieron salida a la pasión por tantos años contenida. Tita sentía que estaba llegando al clímax cuando sus ojos se iluminaron y apareció un brillante túnel y sabia que en ese momento moriría pero ella se contuvo para no morir no quería hacerlo, pero era tarde, pues Pedro había muerto por esto; y ella al estar arrepentida de no haberse dejado ir por el túnel busco la forma de regresar a él y fue por su enorme colcha que había tejido en sus noches de soledad y tristeza – y que vimos cuando el doctor se la llevó a su casa- empezó a comer unos fósforos que un día le regalo John y empezó a recordar todos los momentos felices y poco a poco fue volviendo a ver el túnel donde Pedro la esperaba, se dejo ir y nunca mas se separaron.

La fotografía poco definida y no muy colorista es obra de Emmanuel Lubezki y Steven Bernstein. La una banda sonora más acorde con el tono de la cinta corresponde al antiguo director de la orquesta de Córdoba el guitarrista cubano Leo Brower y Annette Fradera. Muchos de los temas de la película son interpretados a base de sintetizadores. La partitura de la película fue lanzada por Milan Records.

El jefe de sonido fue Juan Carlos Prieto. El maquillaje estuvo en manos de Sergio Espinoza. El complejo montaje fue obra de Carlos Bolado y Francisco Chiu. La escenografía y el vestuario fueron asumidos respectivamente por Ricardo M. Kaplan y Carlos Brown.

La película fue galardona con multitud de premios tanto en México como en España y Estados Unidos. Obtuvo 10 premios Ariel en 1992, incluyendo el de mejor película, mejor dirección y mejores interpretaciones principales masculina y femenina. Estuvo nominado a un total de 14 premios. En España estuvo nominada a  los Premios Goya de 1993 como mejor película extranjera de habla hispana. En EE.UU a los Globos de oro en 1993 también como mejor película extranjera, así como a los Independent Spirit Awards de  1994 en el mismo segmento. En Gran Bretaña a los Premios BAFTA de  1994 a la mejor de habla no inglesa. En el Festival de Cine Mexicano de Guadalajara de 1992 obtuvo el Premio de la audiencia, al igual que en el Festival Internacional de Cine de Tokio ( 1992) con el Premio a la mejor actriz (Lumi Cavazos) y mejor contribución artística. Igualmente en el Festival de cine de Gramados de 1993 tuvo el Premio de la audiencia y mejor actriz principal. Tanto la película como el libro, traducido a más de 30 idiomas, han tenido mucho éxito en diversos países.

La película generó por venta de taquillas la cantidad de $21,6 millones en EEUU solamente, además recibió 30 nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine, de los cuales gano 21 de ellos.

Varios actores fueron doblados por actores profesionales. El doblaje de estos actores fue comisionado por el propio Alfonso Arau.
Una de las cosas más llamativas del libro y que se reflejan en la película son las recetas que se dan. Entre ellas se encuentran las Tortas de navidad, el Pastel Chabela, las Codornices en pétalos de rosas, el Mole de guajolote con almendra y ajonjolí, el Chorizo norteño, la Masa para hacer fósforos, el Caldo de colota de res, el Champandongo, el Chocolate y rosca de reyes. Las Torrejas de natas, los Frijoles gordos con chile a la tezcucana y los Chiles en nogada. Bueno, y sobre todo, el papel de la cebolla que invita a llorar, pero también a dejar de hacerlo, si te colocas la cebolla sobre la cabeza. Como vemos las receta te invitan a comer, a cocinar, a leer y a ver cine.
Un detalle, he tardado veinte años en volver a ver la película. Puede que me emocione menos, pero me siguen pareciendo magníficos los diálogos, el tono, el realismo mágico con la aparición de los fallecidos influyendo en la vida de los vivos y esa historia de amor contenido que, en ocasiones se desboca en forma de rabia o de pasión.