Imagen obtenida de Twitter
Película incómoda o más bien inquietante, no tanto por lo que muestra sino por cómo lo cuenta. Una historia que se desarrolla en Suecia en la que está presente el esnobismo, la xenofobia, la hipocresía, la pretendida intelectualidad, la humanidad - y la falta de la misma- y el concepto de arte, que es puesto en solfa a lo largo de las más de dos horas que dura la misma.
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Película multipremiada bien dirigida por Ruben Östlund, un director que en la actualidad tiene 48 años y que ha sido responsable igualmente de otras películas como The Guitar Mongoloid (2004), Involuntary (2008), Play (2011), Force Majeure (2014) y más reciente The Triangle Of Sadness (2022). Se inició en el mundo de los cortos, lo que le permitió entrar en la Escuela de Cine de Gotemburgo,y que junto con el productor cinematográfico Erik Hemmendorff, fundó la productora Plattform Produktion, que gestiona todas sus películas. Desde su primera película se han ido sumando premios , aunque fue esta del año 2017 la que lo lanzó al estrellato al ganar entre otros muchos Premios, la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Reconozco que la película te descoloca una y mil veces. Esa larga intervención de ese hombre mono durante una cena es uno de los momentos más inquietantes de la película, la incomodidad que sienten los comensales es la misma que puedo sentir yo. Las reacciones del director son extrañas, pero también la de algunos de los que entran u salen en la película, como la que pide/exige un bocadillo sin remolacha insiste. Es cierto que la falta de humanidad brilla en su ausencia. Nadie sale bien parado en la película.
EC: En construcción .
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