Publicaba Ángel S. Harguindey en El País el 30 de noviembre de 2014 que "Documentales como Bigas Luna, el buen anfitrión, de la guionista Genma Soriano y con Sergi Castelar como director, permiten al espectador reconciliarse con esa empresa de manipulación política en la que que, cada día con más descaro, se ha convertido RTVE. Frente a la desfachatez de la nueva cúpula directiva joseantoniana (Sánchez y Gundín), espacios como la serie Imprescindibles, a la que pertenece el documental sobre Bigas, demuestran que es posible una televisión pública bien hecha, pensada para la ciudadanía que la paga y no para el partido político que ocupa el poder y que aspira a ocuparlo de nuevo con su ayuda.
Y si el cine es entretenimiento, historias contadas y patio de butacas que hay que llenar, también es una herramienta espléndida para el conocimiento de personas, épocas o acontecimientos. Después de contemplar sus 56 minutos, el espectador conoce más y mejor al protagonista, un individuo tan polifacético y disfrutón como lo fue Bigas. Actores, mujer, hija, estudiosos, galeristas, amigos, productores y guionistas desfilan por sus imágenes aportando un dato, un recuerdo que nos acercan al realizador".
Yo he tardado en verlo, pero he disfrutado de lo lindo viendo el documental , pues me ha permitido recordar parte de su filmografía. Desde Tatuaje basada en la obra de Vázquez Montalbán y que ya pasó por aquí hasta otros títulos que pude ver en su momento que van desde la imborrable jamón , Jamón, pasando por Huevos de oro, u otros títulos como la Camarera del Titanic, la expansiva Bámbola, Las edades de Lulú y otros muchas que hicieron de este director toda una referencia.
Lo bueno del documental es que descubres cosas que no sabías. Su procedencia del mundo del diseño- sus mesas-, su pasión por la pintura, el amor por su tierra, por su huerta, su paso por Hollywood de la que derivó la metacinematográfica Angustia, su cine más personal desde sus inicios con Caniche o Bilbao, incluso como aprendió la práctica de la dirección realizando películas eróticas, realmente cortos, vendidos como películas Promo, y que la gente leía como Porno.
Interesantes las aportaciones de su hija y su mujer, así como la de Jordi Mollá, que imitando el fuerte acento catalán del director al principio del documental cuenta como lo recordaba como el magnífico anfitrión "Me acuerdo cuando me dijo: 'Sólo soy bueno para sentar gente a la mesa" o como era una hombre para sacar imñagenes de todo como ese corto genial que es "El casting de los perros" en inglés. Una delicia.
Al final con su huerta encuentra otro mundo. Un mundo satisfactorio y que le llena de vida. Un hombre como dice Hanguindey que sabía del "placer del gusto, la amistad, el amor, la ironía de las conversaciones, las miradas... un mundo que amaba y al que se entregó con serena intensidad".
En el diario el mundo se señala que el documental "establece un juego entre realidad y ficción, una especie de diálogo onírico entre el director y el espectador para adentrarse en el universo de este particular director".
Por el documental, además de fragmentos de sus películas, incluso la que le iba a dedicar a su nieta- la que inspiró sus últimos momentos en lo creativo - falleció en la primavera de 2014 de forma inesperada- pasan su admiración por Hitchcock, Buñuel, Goya, Dalí referencias a ellas había, y muchas, en sus películas, pero también el mucho placer que le producían las paellas o los calços, la idea de España que se podía descubrir por medio de las tragaperras instaladas en los muchos bares del país, pero también sus dibujos y cuadros, sus palmeras - al fin y al cabo, la materialización de sus padres- la imagen de su árbol favorito que no era otro que el algarrobo, su paso por Hollywood o Juani la poligonera. Un documental de este hombre obsesivo al que gustaba los pies´y las tetas capaz de llevarnos en un barco, mostrarnos como somos en peleas con los huesos de un jamón, llevarnos a un polígono o si no mucho mejor, a la luna.
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