domingo, 7 de mayo de 2023

Irati



En agosto de 1999 mi mujer y yo hicimos un viaje que nos llevó al país Vasco y a todos aquellos espacios en los que la cultura vasca estaba y está presente como fueron Navarra y el país Vasco francés. En aquel periplo uno de los puntos culminantes fue ir al pueblo de mi abuela, Ataun. Allí visitamos entre otras cosas tanto el caserío familiar, - llamémosle como le llamaba mi madre, Baindi, - como a la familia que aún nos quedaba por allí. 

Fue un viaje que tuvo mucho de mágico y de reencuentro. Descubrir la estela que le levantaron a uno de mis antepasados que murió junto a su hermano por un rayo, encontrar la placa de mi fallecido primo (segundo), Iosu, en lo alto de una montaña - el área Intxusti- cuando estábamos convencidos que nos habíamos perdido o ir de visita junto a mis tíos al caserío de Sara. 

El caserío de Sara era el viejo caserío del Aita por antonomasia. La casa de José Miguel de Barandiarán y Ayerbe estaba habitada en aquel momento por su sobrina, la persona que lo había cuidado y con la que había convivido desde el exilio en el país Vasco francés hasta los últimos años de su vida. 

La sobrina del Aita se mostró tanto con mi mujer como conmigo como lo que era, una persona tímida, sabia, encantadora y que agradeció enormemente nuestra visita. Hablamos de la enorme trascendencia que había su tío en la recuperación de la mitología vasca.  

Y es que Ataun y los estudios de Barandiarán están estrechamente ligados. Sus fiestas, la de los gentiles, sus leyendas como la de los basejaun, la presencia de las míticas lamias de los arroyos o del mismo Agaunza, la ancestral adoración a Mari, la vieja diosa Madre,  la presencia de los Jentiles o gigantes constructores, las cuevas donde duerme Sugaar, el hombre-sierpe de las profundidades o las imponentes montañas hogar de la diosa Mari, máxima representante de Ama Lurra o Madre Tierra el Txantxagorri... En fin, todo lo que nos podía remitir a la mitología vasca. 



Y esto es lo que te vas a encontrar en Irati, la película estrenada este año y que dirige Paul Urkijo Alijo. No, la película no habla aunque también sí del mayor bosque de haya del continente europeo, ni del espacio es cercano a Ochagavía. 

La película rodada en Euskera y en escenarios mayoritariamente en exteriores habla de la mitología vasca, de su retroceso en beneficio de la llegada del cristianismo, del amor a la naturaleza, y colateralmente de la historia de un valle y sus vecindades. 

La película se inicia en el siglo VIII, en concreto en el año 778  y tiene como protagonista a Eneko Ximénez , un joven noble que pierde a su padre en la lucha contra los francos tras su paso por el puerto de Ibañeta, que pasará a la historia épica con la chanson de Roland y su muerte en el paso de Roncesvalles. El padre sabedor que el valle puede caer en manos de los francos, y antes de morir en la batalla, como aún tiene presente la creencia en las viejas costumbres sabe que para salvar el valle tiene que ser el que se ofrezca en sacrificio con el objeto de salvar a su pueblo del control franco del valle. Por eso va a los más profundo del bosque para entregarse a la poderosa entidad del mismo, Mari (Itziar Ituño), pidiéndole expulsar a los invasores y garantizar la victoria; ofrece su vida a cambio de matar a sus enemigos. 

Su hijo, Eneko, al que está muy unido, no solo pierde a su padre en la batalla, sino que en su huida por el bosque conoce a una extraña niña de su edad llamada Irati en un río . Precisamente en ese encuentro ve a una lamia (una mujer mágica de ojos rojos y pies de lagarto) seduciendo a un soldado franco que está dispuesto a acabar con su vida para llevarlo bajo el agua. 



Su abuelo, temiendo por su nieto, lo envía desde allí para asegurarse de que crezca fuerte y poderoso. Eneko como su descendiente será educado al otro lado de la montaña, en Bigorre, y en la religión cristiana. 

Retorna 15 años después. Eneko Aritza (Eneko Sagardoy) regresa como un fiel católico, con la esperanza de gobernar sus tierras como lo hicieron su padre y su abuelo. Como noble aspira a convertirse en el señor del valle compitiendo para ello con otra dinastía, los Belasko, que no tuvieron la valentía de prestar ayuda a su padre frente a los francos. 

Su madre, Oneka (Nagore Aramburu) , tras el fallecimiento de su esposo se ha casado con la autoridad sarracena de Zaragoza, así que su posición ante la familia Belasko y la jerarquía eclesiástica aquí representado por Virila ( Ramón Agirre) que a pesar de apreciar a los Ximénez , y cuyo deseo es que se instalé un monasterio en la zona, no es la mejor para aspirar a convertirse en el Jaun. 

Estas circunstancias obligan al joven aspirante a señor feudal a hacer un trato con el heredero de la familia Belasko (Kepa Errasti) : demostrar que es digno de gobernar encontrando y recuperando el cadáver de su padre. que se perdió en la batalla y que fue enterrado de forma pagana. Para ello necesitará ayuda adicional y esta vendrá de una enigmática chica de la zona que responde al nombre de Irati (Edurne Azkárate) . Los dos se adentrarán en un extraño e inhóspito bosque. 

Para encontrar el cadáver, Eneko se ve obligado a viajar con Irati, convertida en una niña criada en el bosque por la anciana Luxa (Elena Uriz), adorando las antiguas tradiciones paganas y despreciando la fe católica y el cristianismo. 

Belasko, que se está aprovechando de la explotación forestal vendiendo la madera a los francos, quiere matar a Eneko cuando se entera de que en una cueva hay un tesoro, el de los francos, escondido. Además el quiere ser el nuevo gobernante, envía a unos secuaces al bosque para localizarlos y acabar con ellos. 

Mientras los dos protagonistas están en el bosque, Irati introduce a Eneko en un mundo “donde todo lo que tiene nombre existe”, un lugar lleno de criaturas mágicas y fantásticas que él rechaza tras su fe. 

Pero cuando los dos son atacados por la gente de Belasko, Irati se expone con un oscuro secreto que involucra un mundo en descomposición que intenta sobrevivir a pesar del cristianismo que se extiende por el continente que amenaza con exterminar. 

Al descubrir que los viejos mitos son realidad, Eneko emprende una aventura para descubrir no solo el verdadero corazón del bosque, sino encontrar la manera de convertirse en el hombre que debe ser.

Se estrenó por primera vez en el Festival de Cine de Sitges en octubre de 2022, donde ganó el Premio del Público, y se estrenó en cines españoles el 24 de febrero de 2023 de la mano de Filmax. Yo la he visto en Prime.

Según el director y guionista, Paul Urkijo Alijo, que también en este caso es guionista basándose en la novela gráfica "El ciclo de Irati" de Jon Muñoz Otaegui y Juan Luis Landa publicada entre 1995 y 1997. 

La producción de Irati tardó cinco años en levantarse. Intervinieron en ella Iñaki Burutxaga, Joanjo Landa y Paul Urkijo Alijo junto a las productoras Bainet Zinema, Ikusgarri Films, Kilima Media, la francesa La Fidèle Production y participan igualmente el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, Euskal Irrati Telebista (EiTB), el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Irati Zinema, Radio Televisión Española (RTVE) y Triodos Bank, quedando Mikel Serrano para el diseño de la producción. 

La película cuenta con la música de Aránzazu Calleja y Maite Arroitajauregi que usan letras del mismo director y , en ocasiones, se hacen acompañar de una txalaparta. El sonido fue responsabilidad de Andrea Sáenz, el maquillaje de Patricia López y Julián Fernández, la gran fotografía es de Gorka Gómez Andreu, mientras que el montaje fue labor de Elena Ruiz, el vestuario de Nerea Torrijos y los buenos efectos especiales del tándem Jon Serrano y David Heras. 


El rodaje comenzó en septiembre de 2021 y duró ocho semanas, entre septiembre y noviembre de 2021, teniendo lugar en diferentes localizaciones de Asparrena - en la cueva de la Leze, entre Ilarduia y Eguino- en el macizo calizo de la Sierra de Altzania en Álava, en la cueva de Arrikrutz, en Oñati, ubicada en el corazón de la cordillera de Aizkorri en Guipúzcoa, en la Pozalagua, en la parte más occidental del valle de Carranza (Vizcaya), bajo la Peña Ranero formando parte del parque natural de Armañón, así como en Abodi, la sierra en los Prepirineos Occidentales de Navarra que arranca del Pico de Orhi y separa los valles de Irati y Salazar la Sierra de Aralar , pero también en Irati - se rodaron las principales escenas de bosque, ríos y cascadas como la del Cubo- y alrededores de Ochagavía en Navarra y en el Castillo de Loarre que permite dominar la llanura de la Hoya de Huesca y Bolea, era clave tanto a nivel militar como agrícola, ya que permitía controlar también las áreas de cultivo en Huesca y en la vertiente pirenaica francesa, en concreto, en el Departamento de los Pirineos Atlánticos,  en el suroeste de Francia.

El presupuesto de la película fue de 4.3 millones de euros, incluyendo el máximo importe de 1.2 millones de euros en las ayudas del Ministerio de Cultura.

Irati se rodó en ocho semanas y fue la “película de aventuras histórico fantástico medieval que toda la vida he querido contar” con una historia “muy local, muy arraigada, que parte de los cuentos de la mitología vasca que nos contaban de pequeños” pero que a la vez es “totalmente exportable”. declaró el director. El mismo comentó en prensa que “Éramos de ir todos los domingos al monte y allí nos contaban las leyendas de criaturas como el gigantesco Sugaar, el misterioso Basajaun o la poderosa diosa de fuego Mari” “partimos de los entornos naturales que fueron los que nos ofrecieron los lugares espectaculares, impresionantes y épicos que le dieron a la película ese tamaño buscado y a la vez hablar de esas deidades"

En cuanto a la crítica Fausto Fernández de Fotogramas dijo de ella que "el producto, ambicioso en una industria como la española que suele frenar la ambición, de ese chaval que creía firmemente en la fantasía y en la aventura [...] como la mejor manera de entender qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos" y diciendo que Urkijo "se ha convertido en un director enorme en [...] su segundo trabajo" y que "es ver cómo ha resuelto la espectacular escena de la batalla y que a uno [...] se le aparezca el Orson Welles de Campanadas a medianoche".

Oti Rodríguez Marchante del ABC escribió que Urkijo hizo una película "arriesgada", pero que "sale victorioso por lo atractivo de su aventura y de sus personajes" y que historia está "llena de potencia, imaginación visual y sentido histórico", concluyendo que es "muy interesante ver la película, tan esforzada y distinta, y lo que la rodea". 

Juan Zapater de Noticias de Gipuzkoa se refirió a Irati como "un caso radical de autenticidad creativa" y declaró que todos los aspectos de la expresión cinematográfica de la película "desprenden entusiasmo, calidad, y una insólita y armónica capacidad de aportar", además de elogiar el relato de Paul Urkijo Alijo, "donde el rigor histórico se funde con la imaginación fabuladora", concluyendo que su juego narrativo "ha empezado a crecer de manera prodigiosa" y que Irati es "una película ante la que solo cabe dejarse llevar por sus múltiples capas". 




A mi personalmente me ha gustado por que el tema me parece atractivo, y cercano en lo afectivo. Destaco del mismo el buen espectáculo visual que nos propone Urkijo, con luchas bien coreografiadas,  y muy bien rodadas por Gorka Gómez Abreu. La apuesta por el rodaje en exteriores le da una belleza total a la película, la oscuridad lo proporciona lo tupido del bosque y las sombras y luces de la cueva. Los efectos especiales bien utilizados y la música entra cuando debe. La historia está perfectamente integrada en la mitología vasca y me ha gustado el deseo de vincular al personaje principal con el inicio del Reino de Navarra, al ser casi presentado como Iñigo Arista. En definitiva, una buena y recomendable película.



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