Había algunas razones que me habían atraído a esta película, una adaptación de un cuento del folklore vasco, Patxi Errementari. Como paisano -en parte- del Aita Barandiarán me atraía la figura del herrero, el Errementari, un personaje de los cuentos populares vascos: un herrero tan terco que el propio demonio no fue capaz de arrastrar al infierno, a pesar de que ya le había vendido su alma y que consigue mantener alejado hasta al mismísimo diablo, a quien mantiene en cautiverio y le hace sufrir una continua tortura.
A esto se sumaba otra realidad. Y es que la película se rodó en algo desconocido para mi, el llamado euskera antiguo (una variante euskera del alavés que se hablaba en la zona alrededor de los inicios del siglo XIX), ya que se quería rodar en la lengua en la que está escrito el cuento. Para ello se consultó con filólogos que pudieran recuperar este idioma. Curiosa historia que contrasta con la que me contaba con un amigo del propio aita, mi tío, Félix Eskisabel, que fue enviado a Álava para aprender castellano, pues en el pueblo de mi abuela, no se hablaba sino en euskera.
Todo ello sirvió para el debut del director Paul Urquijo Alijo, de la que no hace mucho puede ver Irati. se trata de una película del año 2017 que nos cuenta una historia que se inicia la Primera Guerra carlista pero que año más tarde continua.
La historia se desarrolla en un pueblo de Álava a mediados del siglo XIX. La película se inicia con el fusilamiento por parte de unos carlinos de tres carlistas. Uno de los carlistas tiene un recuerdo de su amada, que es arrebatado por uno de los militares. Mientras se desarrolla el mismo, uno de los recién fusilados, Patxi (Kandido Uranga) sale de entre las tinieblas y se enfrenta al capitán que ha dirigido el fusilamiento, pero ahora descubrimos que se ha transformado en un diablo.
Han pasado 10 años desde de la primera Guerra Carlista de 1833 y en una pequeña y perdida aldea entre montañas en la que corren rumores sobre un siniestro herrero que parece tener conexiones con el mismo diablo llega un comisario del gobierno - realmente de la Diputación- llamado Alfredo Ortiz (Ramón Agirre) que busca a Patxi, que ahora vive en una fragua en ruinas en el bosque que los aldeanos evitan debido a que se rumorea que Patxi asesinó a su esposa y secuestra a niños pequeños.
El herrero se muestra como un anciano huraño, no solo por su rechazo al resto, no solo ha fortificado su terreno con cruces y trampas de hierro, sino también demuestra poseer una fuerza y resistencia sobrehumana que incluso le permiten forjar metal al rojo vivo usando sus puños en lugar de un martillo.
Los aldeanos también desconfían de Ortiz ya que el gobierno fundió todo su metal durante la guerra para fabricar armas, incluida la su campana de iglesia. En la taberna a la que llega Alfredo, los aldeanos de la zona cuentan oscuras historias sobre él relacionadas con robos, asesinatos y pactos demoníacos.
Con todo poco después se enteran que realmente ha ido al pueblo en busca de un mítico tesoro , un cargamento de oro desaparecido tras la Primera Guerra Carlista, el denominado "oro de Zumalacárregui", a mediados del siglo XIX, y enseguida se da cuenta de que los rumores que corren por el pueblo son ciertos, ya que en lo profundo del bosque, donde vive un peligroso y solitario herrero llamado Patxi, parece residir la clave de este misterio.
Mientras una niña, una huérfana de nombre Uxue, con la cara desfigurada por quemaduras, que vive en la parroquia a cargo de Mateo, el sacerdote; sin embargo, es una niña rebelde y poco apegada a la iglesia ya que se dice que su madre era una suicida y por lo tanto su alma fue al infierno.
Una mañana la niña es intimidada por Benito, quien lanza su muñeca por encima de la cerca de Patxi. La niña consigue colarse en la misteriosa herrería, destapando la terrible verdad que se esconde tras Patxi el Herrero.
Uxue entra a la forja a recuperar su muñeca mientras Patxi se deshace del cadáver. Dentro, encuentra a un niño cautivo en una jaula de hierro, que le ruega que robe las llaves de Patxi para liberarlo. Cuando lo hace, el niño recupera una horqueta y se revela como el demonio Sartael.
Cuando el herrero lo descubre, el demonio secuestra a Uxue y promete regresar por el alma de Patxi, pero antes de que pueda escapar, cae en otra trampa para osos mientras que Uxue queda inconsciente. Patxi rompe uno de los cuernos del demonio y lo vuelve a encerrar. Uxue se despierta y encuentra a Patxi torturando a Sartael, quien revela que hizo un pacto con Patxi cuando era soldado para que no muriera y pudiera volver con su esposa.
Patxi rápidamente simpatiza con la niña y le explica que atrapó a Sartael y lo mantiene encerrado para evitar que cobre su alma y lo lleve al infierno, también le enseña cómo torturar demonios arrojando garbanzos al suelo, ya que no pueden resistir el impulso de intentar contarlos, y también haciendo sonar una campanilla de oro bendecidas por la iglesia, cuyo sonido les significa un sufrimiento indescriptible.
Al desaparecer la niña desde la taberna han de organizar una búsqueda, Ortiz, aprovechando las circunstancias, puede empezar a desvelar los secretos que esconde el temido herrero, y convence a algunos hombres de la aldea para asaltar la forja donde sospecha que Patxi tiene el oro perdido.
Cuando llega la partida Patxi los enfrenta y ahuyenta, excepto a uno que accidentalmente cae en una trampa para osos y muere a pesar de los intentos del herrero por ayudarlo.
Mientras Uxue le pregunta a Sartael si puede liberar del infierno a Maite, su madre, ya que ella se suicidó. Sartael revela que los humanos se ven motivados a entrar al infierno por su propia culpa y una vez allí no pueden salir nunca.
Los aldeanos llegan y capturan a Patxi mientras el sacerdote revela la verdad; Maite era la esposa de Patxi, pero cuando él regresó de la guerra, descubrió que Maite, asumiendo que moriría en la guerra, había tomado un amante, dando a luz a Uxue con ese hombre.
Al regresar de la guerra Patxi perdió la cordura y en un arrebato quemó la cara de Uxue y asesinó a su padre, mientras que Maite, afligida por el dolor, se ahorcó.
Avergonzado y de vuelta en sus cabales, Patxi entregó a Uxue al sacerdote, junto con una campana de reemplazo que forjó para la iglesia a cambio del favor.
Los aldeanos encuentran a Sartael y Ortiz ordena que Patxi sea torturado hasta que devuelva el oro, también convence al sacerdote de mantener preso al demonio y llevarlo al Vaticano para ser reconocido como el hombre que pudo probar la existencia del Otro mundo.
Una vez a solas con Sartael, Ortiz revela que en realidad es el demonio Alastor, el superior de Sartael del infierno. Éste revela que el oro nunca le ha sido relevante más que como un motivo para tentar a los lugareños ya que su labor es otra: como Sartael no ha podido regresar al infierno con el alma de Paxti, ha sido degradado y él ha venido a encontrarlos, posteriormente ordena a los aldeanos que Patxi sea ahorcado para recoger su alma en lugar de Sartael, a quien no piensa rescatar en castigo por su fracaso.
Los aldeanos, llevados por la codicia y la histeria religiosa, incendian la fragua, pero Sartael hace un trato con Uxue para buscar a su madre en el infierno si ella lo libera y toca la campanilla de oro. Uxue toca la campanilla haciendo que Ortiz revele su rostro de demonio.
Los dos hombres que cuelgan a Patxi huyen dejándolo libre. Uxue libera a Sartael pero es capturado por los aldeanos mientras el sacerdote, molesto por haber puesto en peligro su oportunidad de ganar reconocimiento, la abofetea e insulta la memoria de su madre.
Uxue, furiosa y descorazonada, hace un trato con Alastor: le entrega su alma a cambio de ser llevada junto a su madre en el infierno. Alastor acepta y la mata.
Apesadumbrado, Patxi acepta dejar que Sartael lo lleve al infierno a cambio de salvar a Usue. Sartael está de acuerdo porque quiere vengarse de Alastor, pero comenta al herrero que necesitará más que su pequeña campana dorada para sobrevivir al infierno. Patxi revela que la campana gigante que forjó para la iglesia está hecha con el oro que Ortiz estaba buscando, por lo que le es devuelta para llevarla al otro mundo.
Sartael mata a Patxi con su horquilla, llegando ambos a las puertas del infierno donde miles de almas malditas esperan para entrar.
Patxi encuentra a Uxue y se enfrenta a los demonios que protegen la puerta y a Alastor, pero Usue lanza el frasco de garbanzos de Patxi a Alastor, quien se ve obligado a intentar contarlos.
Con la derrota de Alastor, las puertas comienzan a cerrarse. Patxi envía a Uxue de regreso con Sartael mientras él decide permanecer en el infierno para buscar a Maite.
Uxue se despierta de nuevo en la tierra.
Sartael, agradecido con la niña por salvarlo en la jaula, convence a los aldeanos de que fue rechazada del infierno porque es una verdadera Santa y debe ser tratada con respeto.
Mientras los aldeanos se reúnen alrededor de Uxue, Sartael se transforma en un joven humano y se dirige a la siguiente ciudad.
En el camino, Sartael encuentra a un viajero a quien comienza a contar la historia de El herrero, un hombre tan despiadado y cruel que incluso el Diablo mismo llegó a temerle y respetarlo.
En el infierno, Patxi fuerza a que se abran las puertas del infierno mientras comienza a viajar buscando a su esposa mientras golpea con su martillo la campana dorada en la espalda atormentando a los demonios por la eternidad.
Así es Errementary, la ópera prima de este director vasco, dialogada completamente en vasco, y qué bien hacer una exploración sobre el género del terror en la que se combinan monstruos pesadillas y parte de la mitología vasca así como su historia.
Antes de este filme del año 2017 Urkijo se centró en cortometrajes que iban sobre el terror como el caso de "Jugando con la muerte" o Monster do not exist. Junto con Asier Guerricaechevarría, Paul Urkijo aparece acreditado como guionista de la película.
Los protagonizan de la película son Cándido Uranga como el herrero, Ramón Aguirre en el papel de Alfredo y le acompañan otros actores como Eneko Sagardoy como Sartael, José Ramón Argoitia como el insufrible y soberbio sacerdote Mateo, así como Josean Bengoetxea como el tabernero Santi, Gorka Aguinagalde como el teniente y Uma Bracaglia como la pequeña Uxue .
La película en la que estuivo implicado Alex de la Iglesia como productor, cuenta con una atmósfera de terror buenos efectos especiales y consigue su objetivo entretener al espectador. Se trata de una producción bajo Errementari Films, a la que se suman A.I.E., The Project Film Club, Gariza Produkzioak, S.L., Kinoskopik Film Produktion, S.L., Nadie es Perfecto P.C., Pokeepsie Films, S.L.
El rodaje duró 37 días que se repartieron entre finales de 2016 y octubre de 2017 y se rodó íntegramente en el País Vasco, en localizaciones como Corres, Antoñana, el Convento de Pierola, la iglesia de San Bartolomé de Amezketa, la Ferrería de El Pobal o el Parque tecnológico de Miñano. Por su parte, el conjunto monumental Agorregi (Álava) fue el escenario de la herrería.
La película fue nominada en los Goya de ese año 2019 a los "Mejores efectos especiales" realizados por Jon Serrano, David Heras.
Además de la nominación en los Goya, Errementari obtuvo, entre otros premios, el Premio del Público a Mejor Largometraje en la Semana del Terror de Sebastián. Y estuvo presente en 15 festivales de cine de todo el mundo, como el Festival de Sitges, en el Seattle International Film Festival o en el FilmQuest de Utah, donde se llevó cinco premios incluidos los de mejor película y mejor director, además de mejor actor (Sagardoy), vestuario y maquillaje.
En cuanto a los mismo señalar que se incluyeron monstruos animatrónicos, niebla, fuego, multiplicar gente, eliminación de los elementos actuales de los espacios para poder ambientar la película en el siglo XIX…
La película supuso todo un reto para los equipos de efectos especiales (FX) y VFX y fue nominada a Mejores Efectos Especiales en los Premios Goya.
Una de las grandes dificultades de Errementari fue la creación de Sartael. La construcción de este diablo es una mezcla de la espectacular interpretación de Eneko Sagardoy, que ensayó durante 2 meses para conseguir crear un ser que resultara verosímil, y el brutal trabajo del equipo de caracterización y efectos visuales (VFX).
La película cuenta con la música de Pascal Gaigne y la gran fotografía de Gorka Gómez Andreu.
Sagardoy tenía que ser capaz de moverse con una máscara y, por su parte, el equipo de VFX tenían que añadirle una cola que respondiese a las emociones del personaje y pareciese real.
En cuanto a la crítica Alberto Bermejo en El Mundo escribió sobre ella señalando que " La belleza fotográfica que realza la singularidad de la naturaleza del paisaje vasco, la pulcritud de los efectos especiales, la solidez formal de una cuidada realización y la credibilidad de una meticulosa ambientación de época invitan a esperar un relato fascinante " y añade que es " una meritoria producción, seguramente más habilidosa que sobrada de medios, sobre la que no resulta fácil decidir si va en serio o no, dado que no consigue proyectar a este lado de la pantalla emociones convincentes en un sentido o en otro". Destaca de la misma el trabajo contundente de Kandido Uranga y Eneko Sagardoy, éste casi irreconocible por el maquillaje, aunque en contra destaca "La acumulación de tantos ingredientes al servicio de unas pretensiones que no llegan a materializarse."
Poco más que decir, un film vistoso, y reconozco el valor de su director quien en la ETB declaró que decidió abordar la historia desde la inocencia y la fascinación de un niño por los cuentos (…) 'Partí de ese amor que yo tenía hacia los mitos y los cuentos del folclore vasco'. Estupenda. entretenida, auténtica, Mille esker, Urkijo.
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