martes, 11 de junio de 2013

El productor


Hubo una vez en clase de Francés- estudiaba yo, por entonces, tercero en la E.O.I.- un interesante debate entre la importancia del director y del productor cinematográfico. Todo se inició cuando hablando de cine, la profesora nos preguntó qué era lo más trascendente para nosotros a la hora ir al cine, el peso de la interpretación de los actores y actrices, o el marchado de la dirección de la película. Mientras decidíamos si eran galgos o podencos, alguien introdujo un nuevo elemento: lo que realmente era importante en una película era el papel del productor de cine o productor cinematográfico. El debate cambió en ese momento, pues la profesora afirmaba que su papel se ceñía a la financiación de la película, sin embargo, al final, llegamos a la conclusión que era mucho más que ese. 
Y es que el protagonismo de los productores puede llegar a ser determinante en el producto realizado ya que es el representante legal de una obra cinematográfica, el responsable de los aspectos organizativos y técnicos de la elaboración de una película, complementando la actividad creativa del director, además de ser el mero “paganini” de los trabajos, el encargado de la contratación del personal, ya sea del reparto, ta sea de la selección del equipo artístico (director de fotografía, montador, efectos especiales, director artístico, compositor, etc.) y el contacto con los publicistas y distribuidores para la difusión de la obra. Vemos que el "productor", conjuga la labor del empresario cinematográfico como la del profesional encargado de liderar la producción de una película. En algunas ocasiones estas dos figuras son coincidentes en la misma persona, pero en otros casos el empresario contrata a un profesional delegando en él la responsabilidad. Esto que ocurre en los Estados Unidos, también es extrapolable a España , aunque con matices. Aquí en España, cuando nos referimos muchas veces el productor lo hacemos en gran medida al empresario, sin embargo, cuando hablábamos de Elias Querejeta, especialmente, normalmente hablábamos de un auténtico productor ejecutivo o director de producción. Nos referimos, posiblemente, al señor que ha tenido más trascendencia en el cine nacional desde los años 60 hasta nuestros días. Hace ya unos meses hicimos referencia a una de sus más impresionantes película: el desencanto.
Una de las primeras películas en la participó de lleno este antiguo jugador de la Real Sociedad y nacido en Hernani (Guipúzcoa), es aquella que debía de haber llevado como título “La caza del conejo” pero que la censura española que había en el año de dios de 1965 dejó sólo en “La caza”. Eso del conejo podía tener connotaciones sexuales pensaban, y, sin embargo, no apreciaron la carga política que tenía el guión firmado a la limón por Carlos Saura y Angelino Fons. 
Contaba Carlos Saura el pasado martes día 11, dos días después del anuncio de la muerte del más grande productor español de todos los tiempos, en el programa Versión Española que La Caza se pudo hacer gracias al millón de pesetas que soltó el guipuzcoano y el otro millón que aportó en padre de Carlos Saura. Con estos dos millones pudo Carlos Saura empezó a ser considerado como uno de los directores más importantes del cine español. 
La caza fue la película elegida de entre la muchas para homenajear al productor vasco. Reconozco que yo tengo sobre mi mesa otros dos que saqué para verlas y comentarlas ( Pascual Duarte de Ricardo Franco y El Sur de Víctor Erice) , y dedicarle así un modestísimo homenaje. Pero una jornada de caza se me ha adelantado. 
La caza es una película española de 1965 dirigida por Carlos Saura, la misma persona que escribió el guión conjuntamente con Angelino Fons y en la que intervino expresamente Elías Querejeta a través de Elías Querejeta Producciones. La música de la película fue creada por Luis de Pablo, mientras que la fotografía fue labor de Luis Cuadrado. El montaje fue llevado a cabo por Pablo González del Amo. 

Los 100 minutos de película fueron presentados en sociedad el 9 de noviembre 1966. En la película participan pocos actores, pero muy buenos. El reparto estaba encabezado por Alfredo Mayo como Paco, Ismael Merlo como José, José María Prada como Luis y un jovencísimo Emilio Gutiérrez Caba como Enrique en el papel de los cazadores. 

Participan igualmente Fernando Sánchez Polack, el hermano del humorista Tip como Juan, una joven – y desconocida- Violeta García como Carmen y María Sánchez Aroca como la madre de Juan. 
Comentó Carlos Saura en el programa televisivo que tras buscar localizaciones para su película Llanto por un bandido, una película en la que no tuvo control alguno y que el mismo consideró un auténtico fracaso, que había observado unos parajes desérticos en la zona cercana a Seseña en Toledo y cerca también de Aranjuez. Esta zona le había llamado la atención por su aspecto desolado y tan cercano a Madrid y decidió escribir una historia donde tuviese importancia dicho lugar. A pesar de que fue filmada en un valle que fue testigo de una batalla durante la guerra civil similar a la descrita en el diálogo. Pero a Saura se le ocurrió una caza de conejos. 
Tras escribir el guión fue entre diez y doce productoras distintas que no aceptaron su proyecto. Sin embargo, un joven productor de nombre Elías Querejeta pondría la mitad del presupuesto. La otra mitad Saura tras pedirle el dinero a su padre. Confesaba Saura que ha sido la única película en la que él - en referencia a su padre-  había intervenido como inversor.
El rodaje se llevó a cabo durante cuatro semanas en el mes de agosto de 1964 en donde tuvieron dificultades los actores debido a las altas temperaturas visibles en las ropas de los protagonistas. 

La historia es la siguiente. José, Paco y Luis, tres hombres de mediana edad, que aunque no se dice en la película pudieron combatir en el bando franquista durante la Guerra Civil Española, y que acompañados por el sobrino de uno de ellos, Enrique, van a la finca de José en un tórrido pueblo castellano con el fin de cazar conejos. 
Desde el primer momento vemos que la aparente amistad que los une este fracturada. En un bar de carrterra se paran y hablan. A Paco, aparentemente le va bien, no así a José y Luis. A éste último lo ha abandonado su mujer y se da últimamente a la bebida, mientras que José está separado y mantiene una relación con una chica. 
En la finca de José vive un guarda con su sobrina y con su madre. Parecen vivir en la Edad Media. La madre de Juan, el guarda, es la única que está en la casa, acostada y quejándose del ruido de unos hurones usados por su hijo para la caza menor. Al momento llega una chica joven de nombre Carmen que atrae al joven Enrique. 
El grupo marcha a la zona del arroyo, una amplia zona desértica, donde la caza de conejos se da, aparentemente bien. El lugar de la caza coincide con un antiguo campo de batalla en la que pudieron combatir los tres. Ese campo de caza se convertirá al final en una auténtico campo de batalla verbal y mortal entre los cazadores. 
Poco a poco vamos conociendo la realidad de los tres: José está ahogado por las deudas debido a su separación inminente y está viviendo más allá de sus posibilidades con una mujer más joven. El principal objetivo de este encuentro entre antiguos camaradas es asegurar un préstamo de Paco, un astuto hombre de negocios, antiguo camionero. José trae consigo a Luis, ahora empleado en su fábrica. Luis es un individuo débil, triste y alcohólico. Un cuarto miembro del grupo, Enrique, un sobrino adolescente de Paco, que no tienen nada contra nadie y se que lleva para cazar una pistola alemana. 




Los cazadores preparan sus armas y la emoción de la caza. En ese momento Luis insiste que la auténtica caza es la caza del hombre. Literalmente afirma que "Por eso dicen que la caza más justa es la caza del hombre". 

Después de unos tragos, José pide a Paco un préstamo. Paco, que ha estado esperando esto a regañadientes, se niega, pero ofrece un trabajo de José. Durante la persecución, los hombres matan a varios conejos. Los cazadores empiezan a discutir entre ellos. Desde el principio apreciamos que Luis está al margen del grupo. Lleva una escopeta con mira telescópica. 

Enrique y Luis van a un pueblo cercano a por pan y en la espera ven como una familia está matando a un cordero. De paso Luis compra un maniquí para practicar el tiro. Este momento en el que faltan Luis y Enrique es aprovechado por José para confesarle a Paco de su pésima situación económica y de la necesidad de su ayuda. Para buscar el acercamiento José lleva a Paco a una cueva en donde le enseña el esqueleto de un “desgraciado”, pero tras su petición de ayuda, aquel se niega. 

Tras comerse una paella de arroz, escuchar el Twist, enseñar Enrique a Carmen a bailar ante los ojos críticos de su tío Juan, y descansar un rato bajo la tienda montada en una tarde tórrida y plúmbea, prosigue la tarde en la Luis dispara al maniquí y casi provoca un incendio. 
A la tarde prosigue la jornada de caza. Este vez cazarán con hurón. El hurón expulsa a los conejos de su madrigueras, pero Paco mata a un hurón, y aunque él afirma que disparó accidentalmente, José cree que lo hizo con malicia. 
Como la caza gana en intensidad, el ritmo de los disparos se aviva. El odio latente y las frustraciones de los tres hombres se activan cuando Paco es alcanzado por un disparo de José y cae, herido de muerte, en un riachuelo. Luis, enfurecido por la muerte, trata de matar a José atropellándolo con el Land Rover. José toma represalias, disparando a Luis, pero éste logra sobrevivir el tiempo suficiente para disparar y matar a José antes de caer él mismo. Enrique, ileso, se queda solo en medio de esta tragedia, tratando de comprender el comportamiento inexplicable de los tres compañeros de guerra. La película termina en una imagen fija o congelada mientras se escapa de la carnicería. 
Con esta película Carlos Saura ganó el Oso de Plata al Mejor Director en el XVI Festival Internacional de Cine de del año 1966. El jurado estuvo presidido por Pier Paolo Pasolini quien felicitó personalmente al director por su magnífica visión metafórica del cainismo en la España profunda del momento. Sin embargo cabe decir que algunos críticos españoles contemporáneos calificaron como "muy mala" a la película. 
El recorrido internacional de la película fue bueno. La película y el director serían muy valorados en el extranjero, muestra de ello es que la nouvelle vague francesa, el free cinema británico y los albores del cine independiente estadounidense compararon la película de Saura con las vanguardias del momento que no se encontraban ante una censura franquista imprevisible, exigente y arbitraria. Además influyó en otros directores, como Sam Peckinpah, quien declaró que La caza había cambiado realmente su vida. 
La película cuenta con momentos absolutamente gloriosos, pues partiendo de un tema que podemos calificar de rutinario, un encuentro entre amigos y la contradicción entre un pasado esperanzador y una realidad agobiante e insatisfactoria, se transforma en convertirse en mucho más cuando los cazadores se instalan bajo su lona. Allí los personajes miran y le hablan de tú a tú a la cámara. Desde ese momento la película se transforma, pues nos muestran como montan sus escopetas y gesticulan con las mismas desde el suelo. 

A esto se le unen una serie de subtramas y de críticas al régimen vigente con empresarios de aparente éxito que se dedican a la caza, en un coto yermo , en parte, por culpa de la despreocupación de su dueño, un cadáver – posiblemente republicano- abandonado en una cueva, una España atrasada en las puertas de la capital y que vive en la miseria con una chica que si se cuidara podría ser hasta guapa como afirma Enrique sobre Carmen. 

A todo esto se le suma una muy cuidada fotografía, un montaje notable, del que destacan las reflexiones internas de los personajes, y una música grotesca idónea, contribuyen a esa perfección estilística. 

Pero lo más relevante en el desarrollo dramático son las relaciones entre los tres amigos. Nunca llegaremos a saber qué negocios se traían entre manos, pero sí vemos la desesperación de José, el egoísmo de Paco y la indiferencia de Luis. Son amigos que no se conocen, que no se soportan y que no pueden ocultarlo, pues lo dicen todo con la mirada. Y es que la película es ante todo una película "de personajes", que se estructura en base a la tensión dramática entre dos o más personajes y que depende básicamente del diálogo para expresar dicha tensión. Y en la misma afloran gradualmente los rencores, las diferencias y las envidias. Todo ello desembocará en la dantesca escena final en la que los tres protagonistas acabarán masacrados los unos por los otros en una orgía de violencia y sangre. 
He leído igualmente que la Guerra Civil es el gran silencio de la película. Y es cierto, "La caza" es una película en la que las alusiones son fundamentales: aquello a lo que se alude pero no se dice es, a veces, mucho más importante que lo que sí articulan los personajes. Arturo es el otro gran silencio del film, la otra ausencia relevante, el personaje que debería participar en la cacería pero que no puede. De él sabemos que se suicidó a causa de cierto desfalco que cometió, pero muy pocos datos podemos recabar sobre él. 

Otro elemento a tener presente es la atmósfera opresiva y agobiante en la que interviene una música excelente de Luis de Pablo que sirve de acompañamiento perfecto a las frenéticas escenas de la cacería, alternándose con éxitos de la música popular de los sesenta, así como una fotografía en la que aparece como segundo Teo Escamilla. 
Con Elías Querejeta comenzó así una relación fructífera que se prolongaría hasta 1981. Más tarde, Querejeta apostó por otros talentos y demostró que para el cine tenía un ojo clínico, tanto es así que pasará a la historia del cine español como lo que fue: el productor.



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