lunes, 18 de junio de 2018

Roma de mi corazón


Tenía muchas ganas de volver a ver Roma. Creo que fue la primera película de Fellini y desde entonces reconozco que el cineasta nacido en Rímini y que tanto tira de sus recuerdos - que casi acaban por convertirse en melancolía en estado puro - forma parte de mi especial universo cinematográfico.

Este magnífico y diferente narrador que decía de sí mismo que era «un artesano que no tiene nada que decir, pero sabe cómo decirlo». A lo mejor todo eso que escribió y llevó al cine - como a mi me gusta para que no se olvide una cosa- quedó reflejado en muchas de sus película y , especialmente, en esta dedicado a su querida Roma, la patria chica de su mamma, pero también en ella nos narra visualmente con cuenta gotas esos días de escuela en el Liceo Classico «Giulio Cesare» o su visión de la Ciudad Eterna cuando llegó a la misma con 19 años en 1939 cuando el fascismo mussoliniano se metía en la guerra junto a los alemanes.

Si bien es cierto que se traslada a Roma para cursar la carrera de Derecho, pero terminará por convertirse en periodista. A los pocos meses de su llegada a Roma, Fellini , como no podía ser de otra manera, apuesta por trabajar en una revista satírica italiana, Marc'Aurelio, dirigida por Vito de Bellis. Pasando poco después, tras tener un enorme éxito , como caricaturista a dibujante publicitario para películas, por cierto, visible alguno de ellos en Roma.

Sus primeras obras fueron para la Alleanza Cinematográfica Italiana (ACI), una compañía productora de Vittorio Mussolini, hijo de Benito Mussolini, a través del cual conoció a Roberto Rossellini. Desde ese momento , Fellini, acompañado casi siempre por su Musa, Giulietta Masina toca el cine con las dos manos colaborando con otros como Roberto Rossellini en pleno neorrealismo o con otros como Alberto Lattuada , Pietro Germi y Luigi Comencini o con su obra madura , es decir, la integrada por titulos junto a su mujer como Almas sin conciencia, Las noches de Cabiria, La Strada, Giulietta de los espíritus y con Marcello Mastroianni, como La Dolce Vita , Ocho y medio o Ginger y Fred.

Sin embargo, en los setenta cuando el cine rentable y de culto iba ya por otros derroteros es cuando realiza la obra más, personal , con menor presupuesto pero de mayor peso artístico detectable en obras como Satyricon (Fellini Satyricon, 1969), I clowns (1971), el que nos ha traido hasta aquí Roma (1972), Amarcord (1973), Casanova (1976), Prova d'orchestra (Ensayo de orquesta, 1978), La città delle donne (La ciudad de las mujeres, 1980), E la nave va (Y la nave va) (1983) o Ginger e Fred , 1986).

Roma es, como he señalado una película de 1972 dirigida por Federico Fellini y la versión que yo he visto es la restaurada en 2010 por el laboratorio L'Immagine Ritrovata de Bolonia por iniciativa del Museo Nacional del Cine (Turín) , Cineteca Nazionale ( Roma ) y Cineteca di Bologna.

Se trata de una producción franco - italiana que contó con un mínimo guión mínimo a lo largo del cual el único verdadero protagonista es la ciudad de Roma y que está constituida por una serie de episodios con escasa conexión entre ellos, visualmente muy poéticos y que muestran las impresiones que la capital italiana dejó sobre el joven Fellini, recién llegado de Rímini , su localidad natal.

Aparte de Federico Fellini, en el guión también interviene Bernardino Zapponi, un habitual colaborador, con el que consiguió aunar diálogos curiosos, individuales y colectivos, chirriantes, groseros y sublimes, con otros escatológicos en el sentido literal del término , lleno de expresividad y en la que pasa del hiperrealismo a lo onírico, pasando por el patetismo, la crueldad, la felicidad, la desolación, lo diferente, lo extravagante, la provocación, el humor, la farándula, lo bufo, lo estrambótico, lo carnavalesco que podría resumirse todo ella en esa versión bastarda del "Bolero" de Ravel (aparentemente arreglado por Nino Rota) tocada por la orquesta de foso durante el espectáculo de variedades al estilo de Vodevil....

En este caso la película es una producción en la que interviene Turi Vasile para la productora Ultra Film y Les Productions Artistes Associés, y en la que participan tradicionales colaboradores como en el apartado musical un gran como Nino Rota, en el sonido Renato Cadueri, la fotografía de Giuseppe Rotunno, el montaje de Ruggero Mastroianni, la escenografía y el vestuario de Danilo Donati, los efectos especiales de Adriano Pischiutta y la coreografía de Gino Landi.

Aparecen en la película muchos personajes, incluso algunos conocidos y otros no tanto. Entre los actores destacan Peter Gonzales como Federico Fellini , Fiona Florence como Dolores una joven prostituta, Pia De Doses como la princesa Domitila. Renato Giovannoli como el Cardenal Ottaviani, Dennis Christopher como el hippie, Anna Magnani ( su último papel en el cine ) como ella misma entrando en su casa, Feodor Chaliapin, Jr. como actor interpretando a Julio César, además de Gore Vidal , John Francis Lane, Elliott Murphy, Federico Fellini como él mismo o Cassandra Peterson.

Las escenas en las que intervinieron Marcello Mastroianni y Alberto Sordi fueron suprimidas en copias posteriores editadas en formato VHS y DVD como está de 2010.

Intervienen igualmente Britta Barnes, Marne Maitland, Elisa Mainardi, Paule Raout, Galliano Sbarra, Paola Natale, Marcelle Ginette Bron, Mario Del Vago, Alfredo Adami, Stefano Mayore, Dante Cleri , Angela De Leo, Libero Frissi , Norma Giacchero , Gudrun Mardou Khiess, Mimmo Poli, Giovanni Serboli , Alvaro Vitali , Renato Zero y Francesco Di Giacomo.

En completa ruptura con las estructuras de la dramaturgia clásica, la película se presenta como una serie de cuentos y retablos donde Fellini evoca recuerdos de la infancia y la juventud y restaura la atmósfera de Roma en la Roma en la que vivió desde 1939 hasta el año 1943, y después igualmente aparece el presente.

Comienza con el joven Fellini en Rimini , narrando lo que aprendió sobre Roma en la escuela, con su profesor mostrándole de manera gráfica como la compleja historia de Roma tiene un momento clave en el momento en que César cruzó el Rubicón.

Después nos muestra los días de Escuela en con sus compañeros y amigos en una clase en la que ya estaba presente el peso del fascio y algunas de sus conversaciones adultas.

Lo vemos llegar a Roma en 1939 cuando la Segunda Guerra Mundial acaba de comenzar y llega a la capital italiana para estudiar. Tras la llegada a una abarrotada Estación Termini con una auténtica marea humana lo vemos subir al piso en el que pasará este periodo.

Un piso inmenso, la casa de los Palletta , llena de muchos personajes que entran y salen , que son mayores y menores, que van desde niños que le aporrean la maleta, hasta niños que evacuan y que llaman para que lo limpien. otros que comen en la cocina, junto a señoras y señores de todo pelaje, algunos quemados por una excursión a Ostia, otros encamadas como la señora de la casa que es presentada por la chica que actúa como asistente.

Poco después vemos al joven Fellini comienzo con las personas de la Pensión y otras del barrio en una calurosa noche de ferragosto comiendo comida popular desde caracoles, hasta pasta o careta de cerdo. Vemos las reacciones de muchos de los comensales en sus mesas y como interactúan con otras.
Tras esto fresco popular y tan bello como desagradable, pero muy , muy humano, vemos escenas de prostitutas en las afueras de la ciudad en la vía Flaminea que una la capital con el sur vemos como la historia pasa al presente. Vemos la llegada a la Roma moderna por una carretera abarrotada de un grupo de personas entre las que se encuentra el mismo Fellini con un equipo de rodaje.

Vemos como coincide su llegada con un atasco monumental un día en que juega el Napoli en la ciudad. Vemos la calzada llena de charcos y baches , con coches que se manchan en un importante aguacero en la Grande Raccordo Anulare azotada por la tormenta.Posteriormente entran ya de noche en la ciudad y vamos identificando algunos espacios.

Cuando el equipo ha llegado a un parque perteneciente a Villa Borghese el director habla con algunos universitarios en el momento en que llega un autocar lleno de turismo y en ese momento aparece un gigoló en busca de asuntos profesionales.

Tras esto volvemos a los años de la guerra y en concreto a un espectáculo popular en un salón de música, el Teatrito de la Barafonda, durante el bombardeo aéreo de la Segunda Guerra Mundial. Descubrimos a parte de la fauna que hemos identificado en la casa o en la plaza mientras comían, así como otros que se muestran tremendamente groseros con los artistas que no tienen reparo en contestarles capaces de devolverles un gato muerto que le han lanzado a un bailarín que intenta imitar a Fred Astaire (Álvaro Vitali), tres cantantes de cara blanca , un narrador que es abucheado. ünicamente se libran y parcialmente las mujeres y sin llevan poca ropa. Tras cortar el espectáculo para contar un parte de guerra , la actuación acaba con el sonido de la sirena.

En la actualidad el equipo de grabación va a las obras del metro que avanzan muy lentamente. Se trata de una secuencia larga, casi documental, que muestra el interior del trabajo del metro, que se estaba perforando en ese momento.

Los trabajadores regularmente descubrieron importantes sitios arqueológicos, previamente desconocidos. Fellini crea aquí un vínculo poético entre la Antigüedad y el período contemporáneo al dar a los rostros de frescos antiguos las características de aquellos que, en el mismo movimiento, los descubren y provocan involuntariamente su destrucción.

En el metro que conduce al descubrimiento de sitios arqueológicos como una villa, una vieja casa llena de pinturas murales al fresco completamente decoradas y en las que las pinturas desaparecen con la entrada del aire, ante la angustia de todos los que las ven.

También vemos momentos de los viejos burdeles, las casas de tolerancia, de la época en los días del fascismo; tanto los populares o económicos a los que iban masivamente los soldados, como a otros algo más refinados. Vemos el universo de prostitutas y la naturaleza de los que allí van en busca de frenar su líbido.

Igualmente asistimos a la decadencia de la nobleza romana visible en  un desfile eclesiástico de moda en el palacio de un vieja dama de la aristócrata, el de la Princesa Domitilla que ve como la vieja Roma aristocrática ha muerto .

En el mismo palacio tiene lugar un desfile de moda de la iglesia y sacerdotes de patinaje sobre ruedas o en bicicleta que quieren entrar en el paraíso muy rápido.

La película acaba con la Roma contemporánea y la generación del movimiento hippie . En las calles de una ciudad tomada por los hippies durante la Fiesta de Noantri en sus lugares más emblemáticos descubrimos a algunas celebridades que aparecen brevemente no sólo al propio Fellini, sino al escritor norteamericano Gore Vidal , que vivía entonces en Roma, o a la gran diva del cine, Anna Magnani , que había trabajado anteriormente con Fellini y que murió de cáncer poco después de aparecer en su película Roma .

La película termina con una idea general de un grupo de motocicletas conduciendo por las principales calles y zonas monumentales de esta Roma de noche.

Fellini en su Roma , ciudad en la que rueda esta película , aunque también en los Estudios de Cinecittá , a lo largo de la pprimavera de 1971, combina la realidad, a menudo en su forma más realista, de una Roma sucia, decadente y de aspecto medieval pero que nunca deja de ser fascinante.

Federico Fellini cuenta su juventud en Roma. En palabras de su director esta película es la "historia de una ciudad". En ella el director enlaza una serie de lienzos a modo de imágenes de la ciudad del Lazio y, a través, de su mágica y singular visión personal, la ciudad se convierte en un ser vivo.

Mezcla de documental objetivo y vivaz imaginación, el de Rímini lleva a acabo su particular homenaje a la Ciudad eterna, tomando como referencia la actualidad de la caótica ciudad, la de inicios de los setenta, llena de baches, de embotellamientos, jóvenes hippies que buscan la belleza y el amor libre, pero también los algunos de sus recuerdos escolares con su profesor cruzando el Rubicón, los días de escuela o los años previos a la Segunda Guerra Mundial, los espectáculos interrumpidos por partes de guerra y por un público impresentable, ruín y grosero o que come ruidosamente en las plazas de la ciudad y todo ello mezclado con la fantasía de un fantasioso director.

La película se estrenó en el cine Barberini de Roma el 18 de marzo de 1972, con una duración de alrededor de 130 minutos. En mayo, fue presentada internacionalmente en el marco del 25ª Festival de Cine de Cannes, fuera de concurso, el 15 de dicho mes de 1972, aunque obtuvo el Gran Premio de la Técnica cinematográfica.

Para la presentación en el mercado extranjero Fellini, de acuerdo con el productor de la película y Bernardino Zapponi, decidió reducir la película a cerca de 115 minutos. Los cortes, efectuados de manera independiente y sin intervención por parte de la censura cinematográfica, que ya había dado luz verde a la película, con la prohibición para los menores de 14 años, sólo afectaron a algunas secciones de la película, mientras que otras quedaron intactas.

La película también fue seleccionada como la entrada italiana para la Mejor Película de Lengua Extranjera en los 45 Premios de la Academia, pero no fue nominada. Sin embargo, fue Premio della critica SFCC (Le Syndicat Français de la Critique de Cinéma) a la mejor película extranjera. o sea, el Prix ​​Léon Moussinac de la Association Française de la Critique de Cinéma como la mejor película extranjera entragado en 1973.

En el mismo año, la película recibió una nominación al Golden Globe a la mejor película de habla no inglesa . También en 1973 Danilo Donati recibió un Nastro d'Argento para el escenario del Sindacato Nazionale Giornalisti Cinematografici Italiani . El resultado es una película poética que combina la comedia, con el drama y con toques de semiautobiográfica .

Es un homenaje a la ciudad, que se muestra en una serie de episodios conectados libremente durante el pasado y el presente de Roma. La trama es mínima, y ​​el único "personaje" que se desarrollará significativamente es Roma misma.

En los Globos de oro fue nominada a la Mejor película extranjera y en los Premios BAFTA a la mejor dirección artística Roma se nos muestra como realidad multiforme, interminable y contradictoria a través de una serie de escenas y personajes heterogéneos con un estilo que pasa del lirismo a la sátira, de la nostalgia a lo truculento sin solución de continuidad.

Entre las diversas escenas no existe nexo narrativo alguno, sólo la memoria y la voluntad de recuerdo del director — se pasa de un tema a otro sin transición. Durante la edición, se cortó una escena con Alberto Sordi porque se consideraba demasiado inmoral y cruel. Sordi interpretaba a un hombre rico sentado en un bar viendo a unos niños pobres jugando a la pelota. Un hombre pobre, ciego, enfermo y cojo, cruza la calle para evitar que el hombre rico vea la escena. Alberto Sordi, molesto, comienza a gritar insultos al ciego: "¡Quítate del camino, viejo feo! ¡Fuera!".

La música de la película, compuesta por Nino Rota y dirigida por Carlo Savina, fue vendido en los Estados Unidos con el subtítulo de «The Fall of Roman Empire 1931–1972».

Fellini contrasta repetidamente la vida romana durante la época de guerra de la Italia fascista con la vida a principios de los años setenta. Las escenas de tiempos de guerra enfatizan la congregación de vecinos en los lugares públicos de Roma, como restaurantes en la calle, un espectáculo de variedades y un refugio antibombas . Con la excepción de los hippies y una escena conversacional con Fellini lamentándose de la pérdida de la vida romana con estudiantes y las escenas de la década de 1970 se encuentran entre los automóviles y las motocicletas.

Fellini hace una comparación entre el desfile de prostitutas en los burdeles de guerra y un desfile de modas de fantasía con atuendos clericales y público papal .

La trama muestra dos viajes a la Ciudad Eterna por el director. El primero es cuando era joven a fines de la década de 1930 y principios de la década de 1940. El segundo es como el director de un equipo de filmación que crea una película sobre Roma.

La película alterna entre estas dos narraciones. De ella los críticos de la época dijeron un poco de todo. Michel Duran, en The Duck Chained , el 24 de mayo de 1972 dijo de ella "Solo puedo admirar su última película, esta evocación, estos recuerdos mezclados con informes, fantasías, este vagar en la Roma de su juventud y la de hoy, sus recuerdos de clase y burdel y su satiras lanzadas con dardos  como la presentación de la nueva colección de disfraces eclesiásticos ante un cardenal.

Para Henry Chapier en ese mayo de 1972, tras verse en Cannes, comentó que b" Roma , la fantástica explosión de la película, no se detendrá para estimular nuestra imaginación de que las otras películas anémicas del Festival hayan fallado durante una semana para privarnos de un elemento esencial: la inspiración y el impulso. "

Robert Chazal , del France - Soir- escribió que es "Una sucesión de escenas brillantes y ruidosas, de bravura aplaudida, un desfile de personajes pintorescos ya menudo monstruosos con la aparición fugaz de la gran Anna Magnani , filmada en la noche mientras se va a casa. Federico Fellini lo llama. Pero desaparece después del lanzamiento: vete a la cama, Federico. Es tarde ! . "

Jean de Baroncelli , en Le Monde , afirmaba que "Saliendo de esta película tumultuosa, barroca, despeinada, y, sin embargo, dominada tan perfectamente, tan sutilmente compuesta, esta película que no se puede comparar con otras, parece estar hecha de una tela, un diferente metal, cómo no decir que, entre tantos excelentes cineastas, Federico Fellini es definitivamente uno de los pocos que realmente merece el nombre de creador. "

Jean-Louis Bory , en Le Nouvel Observateur , decía que la película era "Monumental. Este es el epíteto necesario. En primer lugar, porque esta película impresiona por la escala de su arquitectura, por la grandiosa armonía de sus proporciones, por la vigorosa originalidad con que se manifiesta el temperamento del arquitecto (sin mencionar el genio). Tan vigorosa es esta originalidad que el arquitecto se sintió obligado a compartir el papel central de la película con la estrella. "

En la alemana Wissen.de se dice que "La "Roma" de Federico Fellini no ofrece a los espectadores ninguna acción en el sentido convencional, sino que es un retrato muy personal de la ciudad de Roma, compuesto por varios aspectos. Fellini cuenta su propia historia de cómo deja su ciudad natal de Rimini cuando tenía 20 años y viaja a la capital italiana. Allí expone al espectador a una abundancia opulenta de impresiones y experiencias en las que los niveles de sueño y realidad a menudo se entremezclan ".

El mismo Paolo Sorrentino declaró que "Roma y La dolce vita son películas que no puedes ignorar cuando haces una película como esta. Son dos obras maestras y la regla de oro es verlas, no imitarlas. Yo intenté ceñirme a eso. Es verdad que las obras maestras transforman la forma en la que sentimos o percibimos las cosas. Nos condicionan. Por lo tanto no puedo negar que esas películas me hayan influenciado y guiado a la hora de hacer La Gran Belleza. Solo espero que me hayan guiado en la dirección adecuada", confesó el propio Sorrentino, que escribió el guión junto a Umberto Contarello. 

En España Miguel Ángel Palomo en El País dijo de ella que era un "Fascinante recorrido por la ciudad, entre el documental y el ensueño, entre lo naturalista y lo mágico (...) un asombrado espectador que asiste a secuencias prodigiosas - el desfile de modas eclesiástico, el recorrido por los burdeles- envueltas en el barroquismo visual de la puesta en escena de un director que vuelca una ilimitada pasión en la imágenes, en las calles, en la gente que habita la Ciudad Eterna."

Según Terenci Moix Rom es una película que "puede calificarse de gran contribución al fellinianismo autobiográfico, en este caso trasladado al terreno de la mitificación urbana. Retrato de una ya antigua fascinación del autor por la ciudad eterna, es el mismo tiempo, o principalmente, una mitificación de su relación sentimental con la misma a través de múltiples aspectos, repartidos en episodios cuya ordenación dista mucho de ser ortodoxa: arranca con la llegada del joven Fellini en los últimos años treinta y , con el desorden propio de la memoria, combina escenas del presente absoluto, ya sea con elementos que convierte la eternidad de Roma en un caos - así una entrada en una autopista, transformada en una pesadilla abstracta- ya con otros que buscan el significado de aquella eternidad en el espíritu mismo de la urbe".  Y añade " sigue triunfando el genio de Fellini para el apunte costumbrista  en tres secuencias magistrales: la  visita al burdel, la cena al aire libre y el espectáculo de varietés. Secuencias que encuentran su culminación en estas tracas finales que son el desfile de moda eclesiástica en el Vaticano, la fiesta Noialtri en el Trastevere y la apoteosis de los motoristas que circulan por las calles desiertas".

El propio Federico Fellini reflexionado sobre su manera de concebir el cine llegó a decir que " Es evidente que la lectura intensa de esas historias, en una edad en que las reacciones emotivas son tan inmediatas y frecuentes, condicionó mi gusto por la aventura, lo fantástico, lo grotesco y lo cómico. En este sentido es posible encontrar una relación profunda entre mis obras y los cómics norteamericanos. De sus estilizaciones caricaturescas, de sus paisajes, de los personajes siluetados contra el horizonte, me han quedado imágenes felizmente "chocantes", imágenes que de vez en cuando vuelven a aflorar y cuyo recuerdo inconsciente ha condicionado el elemento figurativo y las tramas de mis películas". Eso explicaría que la película sea capaz de mezclar lo que surge de la memoria - habitualmente intencionalmente deformada - y lo conjuga con el presente, en una mezcla de realidad y fantasía.


Casualmente hace unos días encontré una entrevista que se le hacía a Paolo Vasile, Consejero delegado de Mediaset e hijo del productor de Roma . En la misma Paolo Vasile comentaba que Federico Fellini puso del revés su vida  cuando éste era adolescente.  El padre, Turi Vasile, un intelectual siciliano (guionista, productor, escritor y articulista en Il Giornale), asumió la producción ejecutiva de la más abundante y costosa de las películas del director, Roma. Era 1971. 

Turi Vasile era propietario de Ultra Films y asumió el proyecto. Fellini desplegó en los estudios de Cinecittà a cientos de extras. Los atrecistas replicaron en cartón piedra calles y paisajes exactos de la ciudad. El centro de Roma se iluminó como un plató durante varias semanas. Aquello acumuló todos los tics de la monumentalidad. Turi Vasile apostó su patrimonio entero por esa obra extraordinaria. Y cuando no quedó una sola lira ilesa, sólo hubo que sentarse y hundirse. La película no recuperó la inversión. Fellini desapareció con la agilidad de los tipos capaces de hacerse humo. Los acreedores destriparon sin piedad al hombre de los dineros y Roma arrasó el patrimonio de Turi Vasile, que había empezado escribiendo teatro y un guión para Antonioni, y colaborando con Zampa, y con Tessari, y con Brusati... Además de dirigir seis películas. 

Desde que se estrenó, el 18 de marzo de 1972 en el Cine Barbieri de la capital italiana, Paolo Vasile no había vuelto a ver Roma. 

A las pocas semanas del estreno, comenta que " mi familia y yo pasamos de un piso burgués estupendo a un barrio popular de Roma". Y comenta en la entrevista que "En el tiempo que duró este rodaje mi padre pasaba de estar eufórico a deprimido varias veces al día. Era una montaña rusa. Al final vivió dramáticamente aquel fracaso, porque él también tenía algo de personaje de tragedia griega". Para su hijo Paolo Vasile: "Es curioso que ningún romano haya podido contar Roma en toda su plenitud. Esta película es un poema y un plató de muchísismas Romas distintas. Se nota que quien mira la ciudad tras la cámara no es romano. Y tampoco Fellini en esta película es un director de cine, sino un pintor. Un pintor de frescos que apuesta más por la alegoría que por la metáfora. Despliega la mirada de un niño dentro de un teatro. Fellini es aquí un asombrado de la ciudad". 

Turi Vasile produjo una película más, Pan y chocolate (1973), de Franco Brusati, una de las mejores películas italianas sobre la inmigración. Y continuó vinculado al cine hasta que la literatura fue tomando posiciones. "Fue en los últimos años de su vida cuando mi padre volvió a escribir. Dejó el cine y se dedicó a sus memorias y relatos. Regresó a la escritura durante los siete años que duró la enfermedad de mi madre". 

Vasile padre publicó parte de su obra (L'ultima cigarreta, Un villano en Cinecittà, Paura del vento) en la  editorial Sellerio de Palermo, donde también publicaba (y publica) su amigo Andrea Camillieri el mismo que dirigió uno de los textos teatrales de Vasile: Quiz."Mientras mi padre se alejaba del cine, yo comencé a acercarme al oficio. Primero llevando agua a los actores. Después pasé a ayudante del ayudante de producción. Luego por distintas fases hasta ser lector de guiones. En esos años leí cientos de ellos. En el guión está todo. A mí me gustaba aquel cine artesano que se hacía con las manos".

A esto se suma que Roma es un magnífico escenario de película y son las calles de Roma y sus romanos los grandes protagonistas como lo han sido en otras muchas , desde el Ladrón de Bicicletas , hasta Vacanze Romane, pasando por la misma Dolce Vita o La Gran Belleza de Sorrentino, o que nos permite encontrarnos una obra de arte en esta muy querida Roma de mi corazón.


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