lunes, 25 de septiembre de 2023

Mujeres



El año 1939 fue un año de la gran cosecha del cine norteamericano. Títulos como Lo que el se llevó o como La diligencia marcarán la Historia del Cine, pero ese año hubo otros títulos valientes y rupturismo, especialmente, si se miran desde la distancia y el tiempo. Prueba de ello fue la película The Woman una película del ese mítico año, 1939 que llevó en España el titulo de "Mujeres" y que contó con George Cukor como director de una película en la que no sale un solo hombre y que tiene un reparto estelar de las grandes damas del cine de la época como Norma Shearer, Joan Crawford y Rosalinda Russell en los principales papeles.


A lo largo de cuarenta y ocho películas, la carrera de George Cukor (1899-1983), estando en activo 51 años (1930-1981), aparece como el ejemplo perfecto de un cine plenamente adscrito a la política del sistema de estudios. Sin embargo, sería erróneo reducir la importancia de esta obra aún nos intereses de tan corto alcance y encerrar a su autor y el limitado coto de los artesanos vulgares, como hizo demasiado a menudo Pauline Kael, a quien Cukor, no sin razón, reconoció detestar. Es más lógico afirmar con Henri Agel que, al principio, "había en este cineasta algo de modista, pero su oficio se ha refinado y desprovisto de retórica hasta el punto que es necesario ver en él mucho más que aún psicólogo elegante. A través de la purificación, el estilo de George Cukor kukour ha llegado a la interioridad absoluta". Y mientras Henri Langlois invoca la elegancia y "la ética del saber vivir, propia de las civilizaciones refinadas", el espectador actual comprende que en la obra de George Cukor siempre hubo algo más. 

Se presenta como uno de los grandes narradores del cine y el que, desde sus primeras experiencias, fechadas en mil novecientos treinta, establece con mayor rigor el equilibrio entre la imagen y la palabra. Nada sorprendente si pensamos que procedía del teatro y que pertenece a esa época en que las necesidades del sonoro obligaron a los estudios de Hollywood a buscar en Broadway el relevo de los grandes artesanos del pasado. Es así como Cukor, clásico por vocación narrativa, pudo presentarse como un moderno. 

Por su especial y significativa predisposición al universo femenino este maestro ha sido a menudo encasillado bajo el epíteto de " director de mujeres". Es significativo que la mayor parte de estas mujeres inolvidables diesen. Bajo la dirección de Cukor, sus mejores interpretaciones en los personajes más agradables de sus respectivas carreras. 

Cuenta además con Cora Whiterspoon, Florence Nash, Hedda Hopper, Paulette Goddard, Phyllis Povah, Joan Fontaine,Virginia Weidler,  Lucille Watson, Marjorie Maine, Mary Boland y Muriel Hutchison. Marjorie Main y Phyllis Povah también participan, retomando su roles de la pieza teatral. También lo hacen Ruth Hussey, Virginia Weidler, Butterfly McQueen, y Hedda Hopper en pequeños papeles. 



La película de la Metro Goldwyn Mayer, fue producida por Hunt Stromberg y está basada en una comedia de Clara Boothe que fue adaptado por la guionista Anita Loos, junto a  Jane Murfin. Siendo en blanco y negro cuenta con una secuencia en Technicolor, un desfile de modas, con los diseños del modisto Adrian. 

En todo el filme, ningún personaje masculino se ve o se oye. aparte del director, los hombres se limitan a ser técnicos en la película como en la dirección artística Cedric Gibbons, en la música Edward Ward y David Snell. En la fotografía Joseph Ruttenberg y Oliver T. Marsh y en el montaje Robert Kern .

Al inicio de la película las simbolizan con animales siendo Norma Shearer una cervatilla (Mrs Mary , esposa de Stephen Haines ), Joan Crawford como una pantera ( Cristal Allen), Rosalinda Russell como una gata siendo Sylvia o Mrs. Howard,  Fowler, Mary Boland como Flora - un mono aullador-  la Condesa De Lave , Paulette Goddard como una zorra siendo Miriam Aarons, Joan Fontaine como un corderito Peggy o Mrs. John DayLucile Watson como una lechuza siendo Mrs Morehead, Phyllis Povah como Edith o Mrs. Phelps Potter (una vaca) y Virginia Weidler como un cervatillo siendo la pequeña Mary, la hija de la protagonista, Marjorie Maine ( una yegua relinchando) como Lucy la granjera de Reno ( Nevada) donde van todas a divorciarse. 

La película sigue la idea de la obra teatral de que todos los personajes son femeninos y así el elenco completo se compone de 130 mujeres. Situada en los sofisticados departamentos de Manhattan de la alta sociedad, y en Reno, Nevada, presenta un mordaz comentario de las vidas regaladas y de las luchas de poder de varias mujeres casadas, ricas y hastiadas, y de otras mujeres que entran en contacto con ellas. 

La historia se resume en la dialéctica entre Mary Haines (Norma Shearer) cuando esta se plantea divorciarse de su marido al enterarse de la aventura que este mantiene con una vendedora de perfumes, Crystal Allen (Joan Crawford), de unos grandes almacenes. Esto se convierte en el cotilleo de moda en su círculo de amistades. Tal vez, si la historia no se hubiese divulgado ella no habría tomado esta decisión, pero siendo de dominio público, no tiene más remedio que poner fin a su matrimonio. 


Mujeres sigue las vidas de las mujeres de Manhattan, centrándose en particular en Mary Haines (Norma Shearer), una mujer alegre y feliz, esposa de Stephen y madre de la dulce e ingenua Little Mary (Virginia Weidler). 

Después de que se oyen algunos cotilleos, un grupo de mujeres visitan a esta mujer adinerada y afortunada, entre ellas la prima de Mary, Sylvia Fowler (Rosalind Russell) que va a un salón para obtener el nuevo y exclusivo color de uñas: Jungle Red. 


Ella oye de una persona que trabaja en la manicura que el marido de Mary ha estado teniendo una aventura amorosa con una chica vendedora de perfume llamada Crystal Allen (Joan Crawford). Siendo un chisme notorio, 

Sylvia se complace en compartir las noticias con las amigas de Mary; un día queda con Mary en la misma manicura para que escuche el rumor sobre la infidelidad de Stephen. 

Mientras la madre de Mary (Lucile Watson) le insta a que ignore los chismes, Mary comienza a tener sus propias sospechas sobre las afirmaciones cada vez más frecuentes de su marido de que necesita trabajar hasta tarde. 

Ante esto decide Mary viajar a las Bermudas con su madre para pensar y darse un tiempo sobre la situación y esperar a que los rumores se desvanezcan. 

A su regreso, Mary se dirige a un desfile de moda y descubre que Crystal está presente, probándose la ropa en un vestidor. Mary, ante la insistencia de Sylvia, se enfrenta a ella, pero Crystal no se disculpa y sugiere astutamente que Mary mantenga el statu quo a menos que quiera perder a Stephen en un divorcio. 


Con el corazón destrozado y humillado, Mary se va rápidamente. El chisme continúa, exacerbado por Sylvia y su amiga Edith (Phyllis Povah), quienes convierten el asunto en un escándalo público al contar la versión de Sylvia de la historia a una columnista de chismes. Mary, tras pensar y mucho tanto en su matrimonio como en su hija, decide divorciarse de su marido a pesar de sus esfuerzos para convencerla de que se quede y salve su matrimonio. 

En el tren a Reno, Mary se encuentra con varias mujeres con el mismo destino: la extravagante condesa de Lave (Mary Boland); Miriam Aarons (Paulette Goddard), una corista; y, para su sorpresa, su amiga Peggy Day (Joan Fontaine), una joven tímida. Mary y sus nuevas amigas se establecen en un rancho de Reno, donde obtienen un montón de consejos no solicitados de Lucy (Marjorie Main), la mujer que dirige el rancho. 


La condesa cuenta historias de sus múltiples esposos y parece haber encontrado otra perspectiva en Reno, un vaquero llamado Buck Winston. Miriam revela que ha tenido una aventura con el esposo de Sylvia Fowler y planea casarse con él. Antes de que Mary pueda decidir, suena la llamada de Stephen, quien le informa que Crystal y él se han casado. 

Pasan dos años. En el apartamento de los Haines, Crystal, ahora la Sra. Haines, está tomando un baño de burbujas y hablando por teléfono con su amante, que resulta ser Buck Winston, ahora marido de la condesa y una exitosa estrella de radio. 

La pequeña Mary escucha por casualidad la conversación antes de ser ahuyentada por Crystal, quien, como era de esperar, no tiene tiempo ni paciencia para la niña. Sylvia descubre con quién está teniendo una aventura amorosa Crystal. Sylvia guarda esta información para usarla más tarde. 

Mary organiza una cena para sus amigos de Reno para celebrar el aniversario de dos años de la condesa y Buck, después de lo cual la condesa, Miriam y Peggy van a un club nocturno e instan a Mary a que vaya. Mary decide quedarse en casa. 


Pero esa noche charla con Little Mary, quien sin querer revela lo infeliz que es Stephen y menciona la conversación de Crystal con Buck por teléfono. Esta noticia cambia la opinión de Mary sobre la fiesta. Se viste, con la intención de luchar para recuperar a su ex: "¡He tenido dos años para cultivar garras" 

En el club nocturno (en la sala de mujeres), Mary vitorea los detalles de la aventura de Sylvia, luego se asegura de que se le avise a un columnista de chismes (interpretada por una de la vida real, Hedda Hopper). Mary le dice a la condesa que su marido, Buck, ha estado teniendo una aventura con Crystal, luego le informa a Crystal que todos saben lo que ha estado haciendo. 

A Crystal no le importa y le dice a Mary que puede recuperar a Stephen, ya que ahora tendrá a Buck para mantenerla. 

La condesa revela que ha estado financiando la carrera de la radio de Buck y que con Crystal, estará sin dinero y sin trabajo. Crystal se resigna al hecho de que volverá al mostrador de perfumes, y agrega: "Y, por cierto, hay un nombre para vosotras, pero no se usa en la alta sociedad, sino en una perrera". 

Terence Moix señaló en el segundo volumen de su Gran Historia del Cine publicada por Blanco y negro en los años 80 que "al enfrentarse a la comedia de Claire Boothe" Mujeres" , Cukor velaba sus armas ante el altar de la frivolidad absoluta. Estuvo perfectamente a sus anchas entre un reparto exclusivamente femenino encabezado por auténticas reynonas todas ellas con la mirada puesta en Reno, capital del divorcio, y el oído en todas partes. Shearer fue la única que se permitió hacer una incursión en el reino de la lágrima, claro que a fin de cuentas tenían motivos para la tristeza: ¡Seguía amando a su marido pese a que este tenía amoríos con la perversa Joan Crawford! Pero acaso sabiendo que las completamente buenas tienen todas las de perder ante las fribolonas- y todas las actrices estaban magistrales en este aspecto-, Norma norma se permitió un estallido de temperamento, despertando de su letargo doméstico para luchar por el hombre amado. Enfrentándose directamente a la cámara, sacó las uñas y exclamó con mi expresión de fiera: "En estos dos años me han crecido las uñas, son rojo jungla!". En una salida muy parecida a la de Constance Bennet, la protagonista de potra de sus obras" la mujer de las dos caras"(Two faced Woman, 1941). 

Sobre la película se ha escrito por parte de la crítica  valoraciones que fueron consideradas  positivamente como por ejemplo, Jeanette Winterson del The Guardian escribió que "Te lo pasarás muy bien y entenderás por qué el feminismo tenía que surgir." 

Por su parte, Jeremiah Kipp en la revista Slant comentó que "Como en una fiesta sobrecargada, no hay espacio para respirar, pero los espectadores pacientes y resistentes podrán saborear algunos de sus mejores momentos (...)" 


Ted Shen del Chicago Reader dijo de ella que "George Cukor dirigió con su característica teatralidad y con amor por sus actrices" Tony Sloman en Radio Times comentó que los "Diálogos maravillosos (...) Disfrutable e ingeniosa (...) George Cukor estaba en su elemento con este reparto y con un material original tan sólido (...)" 

Por último, en  Time Out se publicó que The Women era "Una película más excéntrica que 'The Philadelphia Story', con la que comparte algunas caras, y es casi igual de fabulosa."


Por mi parte señalar que la película se mueve entre la sororidad y la lucha entre mujeres de la alta sociedad neoyorkina, pero también, lo más destacable es ver como existe una auténtica fractura entre el mundo de arriba, con sus problemas convencionales entre ricos, y el de abajo, con sus sirviente y criadas que igualmente toman partido.  

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