viernes, 9 de mayo de 2014

Escoria danesa (III)


Bizarre es un término francés que se usa para señalar que algo es raro. Pues bien, una vez vista la segunda y última temporada de ese monumento visual dedicado a lo extraño como es la segunda temporada de la miniserie Riget (en danés), también conocida como The Kingdom, es mejor calificativo que le puedo aplicar a la misma es el de “bizarre”. Esta ha sido la serie que he elegido para ver entre el martes y el jueves.
Y es que esta segunda temporada que realizó el director danés Lars von Trier conjuntamente con Morten Arnfred en 1997 es tan extraña y más maléfica que la realizada años antes. Al igual que la primera entrega las historias se basan en los guiones firmados por Lars von Trier, Tómas Gislason, Niels Vørsel. La música de presentación es la misma composición de Joachim Holbek y que presenta los títulos de créditos con la cancioncilla de The Kingdom, mientras que la fotografía – se supone- fue tomada por Eric Kress. 
En la serie vuelve a repetirse el mismo elenco que vimos en la primera temporada encabezado por Ernst-Hugo Järegård (Stig Helmer), Kirsten Rolffes (Sigrid Drusse), Holger Juul Hansen (Einar Moesgaard), Søren Pilmark ('Hook' Jørgen Krogshøj), Ghita Nørby (Rigmor Mortensen), Baard Owe (Palle Bondo), Birgitte Raaberg (Judith), Udo Kier (Aage Krüger / Little Brother), Jens Okking (Bulder Harly Drusse), Otto Brandenburg (Hansen), Annevig Schelde Ebbe (Mary Krüger), Birgitte Raaberg (Judith Petersen), Peter Mygind (Morten 'Mogge' Moesgaard), Vita Jensen – la chica down que lava platos- y Morten Rotne Leffers– la chico down que lava platos- , Solbjørg Højfeldt (Camilla), Birthe Neumann (el secretario de Moesgaard, para posteriormente Helmer), Erik Wedersøe (Ole), John Hahn-Petersen (Secretario Nivesen), Henning Jensen (director de Bob), Louise Fribo (Sanne Jeppesen), Laura Christensen (Mona Jensen), Ole Boisen (Christian), Nis Bank-Mikkelsen (Sacerdote), Thomas Bo Larsen (Falcon), Henrik Koefoed (Radióloga), Poul Hüttel (Steenbæk), Helle Virkner (Emma Mogensen) y Stellan Skarsgård (el abogado sueco). En esta ocasión adquiere más presencia el actor Udo Kier (Åge Krüger / Little Brother).


La serie en esta segunda – y última- temporada sigue el modelo anterior de cuatro capítulos de duración variable – el primero (que lleva por título Mors in tabula de cincuenta) y los tres restantes (que llevan por título Aves de paso, Gargantúa y Pandemonium) de 75 minutos- y continuó con su rodaje en Copenhage(Dinamarca) en concreto en el mantodóntico Rigshospitalet de Østerbro, el principal centro hospitalario de la capital danesa, una gigantesca mole de cemento que concentra "a los mejores cerebros del país y a la más perfecta tecnología", como describe cada episodio en su apertura de inquietantes tonos amarillos, apodado "Riget" surgido de las tinieblas de este lavadero blanqueador. Un sitio en donde la gente no podían descansar antes de morir.
"Riget" significa "el reino", vinculándose el mismo al concepto danés de "dødsriget", el reino de los muertos. Este espacio sigue siendo el marco de trabajo de unos médicos, unos trabajadores sanitarios, unos enfermos y, en esta ocasión, unos espíritus que lo invaden todo. El hospital se encuentra encima de pantanos antiguos que se utilizaban como estanques de blanqueo. 
En el siglo XX, el Reino se ha destacado por el avance de la ciencia, la lógica y el progreso, y refuta la medicina alternativa, así como los fenómenos paranormales. Los protagonistas siguen siendo los mismos personajes con sus mismas obsesiones, neuras o incapacidades, aunque algunos como Hook cambian de posición 

En estos cuatro episodios los espíritus- mayoritariamente buenos, aunque algún malvado controlado por Åge Krüger- son cada vez más poderosos y se manifiestan con más rotundidad. Los seres sobrenaturales acechan en los pasillos y subsuelos de El Reino. Murmuran mientras espera que alguien los ayude a llegar a la"zona swedenborg", una especie de antesala que conduce al cielo. El limbo al que llega la señora Drusse en el primer capítulo de esta segunda temporada. 

El protagonismo absoluto del Reino reside dos figuras contradictorias, dos polos opuestos, que sacuden el hospital supuestamente rígido, ultramoderno hasta sus cimientos demoníacos. El primero es asumido por el Dr. Stig Helmer que continúa tan soberbio, fanfarrón, y autoritario como en la primera temporada, a cargo del Departamento de neurocirugía. Continúa lanzando puyas contra la cultura danesa, a la que odia y lo hace por su famosa frase que dio título a dos entradas anteriormente: “Escoria danesa”, en su primera y segunda entrega. Pero ha cambiado de espacio. Ya no lo hace desde la terraza o la azotea de un hospital, sino que ahora lo dirige frente a un espacio más cercana a su personalidad: el váter. Un sanitario que lo acerca a su miseria moral y profesional una vez retornado de Haití. En esta temporada nos enteramos que huyó de su país natal, Suecia, debido a su propia incompetencia profesional y personal – dejó abandonada a su mujer y a toda una prole- y su insensibilidad hacia sus compañeros y hacia sus pacientes es absoluta. Sigue todavía envuelto en un escándalo de cirugía chapucera que ha dejado como víctima a Camilla, una niña que habla a través de los cubos entregados por una amable/diabólica enfermera. Es de recibo que Helmer reciba con un símbolo de su amada e idolatrada Suecia- un Volvo- la orden de presentarse en los juzgados tras ser notificado por el representante de un abogado disfrazado de mecánico de la Volvo. Su boda muestra su mezquindad. 
Frente a la falta de humanidad del sueco sigue estando el Dr. Hook que sigue decidido en derribar Helmer, y él no está solo. En el primer capítulo “Mors in tabula” descubrimos que Helmer una vez regresado de Haití se ha traido una bebida con tal de envenenar a Hook y convertirlo en un muerto viviente, con tal de que no pueda actuar como testigo de cargo por sus negligentes actuaciones.

El otro personaje central es la Sra. Sigrid Drusse, un paciente de edad avanzada perenne que parece ser un hipocondríaca total, pero que ve en el Reino múltiples fenómenos sobrenaturales y todo un ejército de espíritus que le piden ayuda. Ella es un espiritualista que se hace muy a tono con los sucesos extraños y aterradores que impregnan el Reino. Es curioso que al ser dada de alta, sea atropellada casi mortalmente, reingresada y , finalmente, reactive su capacidad para conocer toda la trama fantasmagórica del hospital.

A todos estos se le suma una cuadrilla cada vez más desquiciada y desquiciante, encabezada por la novia del Dr. Hook que si en la primer temporada veíamos sus complicaciones en el embarazo, debido a la identidad del padre del bebé; Åge Krüger, ahora ha dado a luz a un niño-monstruo que crece de forma geométrica y cuya vida vamos a ver como se desarrolla agónicamente y con un trágico destino final, visible en Pandemonium, el cuarto capítulo, aunque hay que reconocer que es uno de los pocos seres bondadosos de la serie. Vemos también el progresivo debilitamiento del Doctor Bondo , que tras experimentar con un cáncer lo desarrolla él mismo como apuesta / locura científica. 

Por su parte, la ambulancia prosigue su devenir nocturno, pero lo que parecía en la primera temporada como una historia fantasmagórica del pasado, descubrimos que tienen mucho que ver con el presente, con las apuestas clandestinas y con el carácter suicida de muchos de sus protagonistas, al ir siempre en dirección contraria. Descubrimos igualmente que sigue la locura en la logia masónica médica, el poder demoníaco de la cabeza cortada, así como nuevos protagonistas como un nuevo médico residente, de carácter aburrido y enamorado sin respuestas que por amor y con locura se introduce en la ambulancia y tiene, literalmente un encuentro con la muerte, que le llega a decir que le espera un día ajetreado, así como la reactivación en el protagonismo del director médico del hospital convencido de su locura, así como la mordaz crítica a la vertiente administrativa del sistema hospitalario danés,- aunque podía ser ampliable al español, y , especialmente, al andaluz, como lo son las cifras que deben ser manipulados ( cuyo mejor ejemplo es la cama de la Llave dorada para cumplir los objetivos ) . 

Riget ofrece una mezcla variada de zombies , demonios , monstruos , fantasmas, la violencia , woodoo , adoradores de Satanás , y por supuesto los seres que pululan en un hospital , como el estudiante de medicina que trata de remediar su miedo a la sangre por ver películas de terror , y el médico patología que pone un hígado infestado el cáncer en sí mismo. A ellos se le une Åge Krüger que ahora como diablo cornudo campea a sus anchas por el hospital, y que ha vuelto para presionar a la madre de su hijo, para hacerle daño al mismo, y para llevar el triunfo del mal a este armatoste de edificio. 

Una gran cantidad de caracteres distintivos completan la serie con sus propios argumentos secundarios, pero los hilos unificadores todos ellos reúnen al chocar hacia la verdadera naturaleza del Reino. 

El director de la serie Von Trier, una vez enunciados los fundamentos del movimiento Dogma 95 que buscaba nuevos enfoques para el cine, y que concluyó en 1997 la serie iniciada en 1994, bajo sus mismos presupuestos dogmáticos, dejando de lado los modelos clásicos. Entre estos dogmas se encuentran que El Reino fue filmado en un 16mm deliberadamente granuladas, utilizando cortes y con cámara en mano, adaptándose a la luz existente y con un color sepia monocromo que ofrece todo lo que un aspecto amarillo / marrón La imagen también es un poco pixelada y áspero en comparación con la mayoría de otras producciones de televisión. Las imágenes temblorosas son un portal visual a un mundo subterráneo y le dice que todo puede pasar. 

El Reino , como serie, desafía toda clasificación. Puede ser considerado un drama médico o una serie en tono de humor negro absurdo, o una sátira hospitalaria. Surge como vimos en la primera temporada de una historia grotesca y de terror sobrenatural en la que los espíritus de los muertos están inquietos por la presencia del mismo Satanás o Belcebú, o Gran Duque, como se le llama en algún momento. 

El protagonismo es asumido por personajes excéntricos, articulados por una imaginería macabra y surrealista. Si en la primera temporada el hilo conductor espiritual es el de María ( Annevig Schelde Ebbe ), una niña de 10 años de edad, cuyo padre ( Udo Kier ) fundó el hospital, ahora lo asumen a la par el niño-monstruo interpretado por el mismo Udo Kier y por la anciana Sra. Sigrid Drusse (Kirsten Rolffes ), siempre acompañada de su inactivo hijo Buldur ( Jens Okking ). Memorables son dos momentos entre madre e hijo en Gargantúa y Pandemonium , el vuelo en avión y la resolución del accidente y el descenso a las profundidades del hospital y del mal entre madre e hijo descubriendo el símbolo inicial de la serie: el sangriento Riget o el hecho de ser el hermano secreto del Doctor Bondo. 

En esta temporada en sus dos últimos capítulos, Gargantua y Pandemonium, las historias que se desarrollaban con relativa lentitud en la serie de 1994 y en los primeros capítulos de esta segunda entrega, se reactivan y muestran una velocidad vertiginosa en los acontecimientos presentados que acaban con una revelación tras otra. 

Como en la temporada anterior, aquí, volvemos a encontrarnos al final de cada capítulo con Lars von Trier , vestido de smoking, analiza lo que acabamos de ver, siempre con una simpática sonrisa, sus pensamientos finales que intentan resumir lo que hemos visto y lo que nos queda por ver en esa lucha maquineísta entre el bien (representado por la cruz que dibuja en el aire con sus dedos) y el mal (representado con los cuernos digitales). Pero fastidia saber que von Trier no cerró la serie en su segunda temporada , sino que la dejaba abierta en una tercera temporada con la que buscar la resolución de la historia del Reino. Pero los fallecimientos de Ernst-Hugo Järegård y Kirsten Rolffes pusieron un final truncado a esta serie, la Twin Peaks danesa, como ocurrió con Carnivàle. 

Hernán Casciari, autor del blog Espoiler publicado en El País dijo de ella " (...) estamos frente a una historia coral que se mueve entre lo posible y el absurdo, y de lo que parece ir brotando a cada rato de la cabeza antojadiza de Lars von Trier. Lo maravilloso en su caso es que, pese a lo experimental, ¡funciona!). El propio Casciari prosigue: "Para hacer Riget el director danés se inspiró en Twin Peaks. Se preguntó por qué la historia de David Lynch era tan buena y tan diferente. Y llegó a la conclusión de que a Lynch sólo le importaba ganar un poco de dinero con ella y llenar la nevera de su casa. Twin Peaks, por lo tanto, era el trabajo de un cineasta genial que se había sacado de encima la presión de hacer una obra de arte. Lars von Trier también, en aquel tiempo, necesitaba dinero para sus proyectos cinematográficos, y además quería hacer algo por placer. Le salió redondo, porque la serie fascinó al público de su país —que después de la primera parte clamó por una segunda—, y porque además la versionó Stephen King para Estados Unidos en una serie de 13 capítulos. Allí se llamó Kingdom Hospital y pasó por la pantalla con más pena que gloria". 

He leído que la serie de Lars- perdoname por tutearte-, en cambio, vació las calles de Copenhague y juntó a todos los daneses frente al televisor con cada nuevo capítulo de este cuento extraño, de clima enrarecido y surreal. Una historia de médicos pero de terror; una comedia negra que sucede en la Dinamarca de los años noventa, filmada al estilo Dogma y con la marca personal de Lars von Trier. Todo eso es Riget. Y yo digo que Riget no es precisamente “escoria danesa”.



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