Como es obvio ya no puedo cantar la canción de Moris que lleva por título Sábado noche. Recordad esa que empezaba "Sábado a la noche ya cobre y mi dinero me lo gane , mi madre me dice ven y quédate pero hoy es sábado a la noche y que puedo hacer que puedo hacer me la gastare por ahí la invitare a salir a recorrer la ciudad como alguna vez lo soñé". Evidentemente mi vida va por otros derroteros y los sábados por la noche son en mi casa, con mi mujer y mis hijos. Así que entre cenas, duchas y charlas nos metemos a altas horas de la noche sin ver nada. Así que empezamos a zapear y entre las opciones, únicamente dos, o ver la película con Sylvester Stallone de protagonista o un clásico actual que refleja fielmente los últimos momentos de Hitler y de Berlín ante la ofensiva final rusa en la capital del Tercer Reich. Sí, estay hablando de la película "El hundimiento", película que he visto ya en bastantes ocasiones y que no me canso de ver, sobre todo si la tercera alternativa era el Festival de Eurovisión. Así que opte por la película del director Oliver Hirschbiegel.
Os dejo aquí la anterior entrada que hice sobre la misma y que titulé "El monstruo en sus últimos momentos". Debo reconocer que la película todavía me impresiona, más aún después de haber visitado la actual ciudad alemana. El saber que allí, en aquella plaza cercana a la antigua cancillería. No deja de impresionarme la frialdad, no, más bien maldad, de la señora Goebels, el espíritu de supervivencia , natural cuando ves que todo se hunde, el trabajo de todos los actores y actrices, la capacidad crítica actual de gran parte del pueblo alemán ante su pasado o el resentimiento del mandatario alemán hacia su propio pueblo que ve imparable el paso de las tropas soviéticas.
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