jueves, 16 de enero de 2020

1917


La primera entrada del año pasado en este penoso blog que mantengo desde hace unos años, y que nunca pretende ser una crítica cinematográfica, pues ni soy competente ni tengo idea de como hacerla con un mínimo de dignidad, simplemente expongo aquí lo que he visto , lo que me ha trasmitido y aspectos de los que me ido informando una vez vista - no me gusta saber nunca a priori lo que veo, pues me condicionaría- comenzó con un mediometraje del año 1919 que se titulaba The Lost Battalion una película muda y en blanco negro -obviamente las dos cosas- y que se centraban en un episodio de la Primera Guerra Mundial. 

Considero que este conflicto bélico , si bien ha sido llevado al cine en alguna ocasiones, no ha tenido la producción que se merece, puesto que el duro y criminal conflicto que desangró a muchos países de Europa y con ellos sus colonias, así como a la juventud igualmente de otros territorios como desde el año 17 los norteamericanos, ha sido menos objeto de atención por los cineastas con honrosas execepciones , como señalaba en aquella entrada. 

Sin embargo, el centenario de su inicio y su fin , ese periodo que fue desde 2014 a 2018 sí que nos ha dejado algún título, pero creo que este filme de Sam Mendes y titulado simplemente 1917 será por muchos años LA PELÍCULA  postcentenario. 

Ya ha sido premiada y me imagina que acabará siendo multipremiada. Además se lo merece. Es un ejercicio técnico, de estudio y de investigación para dejarnos en un plano secuencia que dura más de hora y media una auténtica joya.

Ciertamente no es el primero de la historia. Es bien conocido que Sir Alfred Hickcock ya demostró su sabiduría en La soga, que si bien no es la más acabada , desde el punto de vista técnico si estuvo muy elaborada. Igualmente , y no hace tanto - y aunque la tengo pendiente de ver- apareció El arca rusa, una película del año 2002 y dirigida por Aleksandr Sokurov rodada de la misma manera rodada en formato de alta definición sin comprimir, y siendo una de las primeras películas comerciales sin editar y su único plano secuencia con Steadicam de 90 minutos y que fue rodada el 23 de diciembre de 2001 por los Salones, salas y escalera del que fuera Palacio de Invierno y hoy Museo del Hermitage de San Petersburgo.

Pero en este caso el tándem creado por un más que solvente director como Sam Mendes, y uno de los más prestigiosos - y con mucha razón- director de fotografía que junto a un excelso montador como Lee Smith quien ha hecho del "corte invisible" han permitido desarrollar una historia pequeña en su contexto, pero gigante en cuanto narración.

Reconozco que la película me ha encantado por el tono de la narración, el trabajo previo de preparación, planificación y ensayo que ha duraro más de 4 mesespara concretar cómo se llevaría la puesta en escena final, por su precisión histórica en cuanto al realismo de algunos momentos - me ido acordando de capítulos de Marc Ferro y de Pierre Renouvin, permanetemente -, por su alarde técnico que viene descrito a la perfección por Victor López G. en Espinof, por la actuación de sus dos principales actores (George MacKay y Dean-Charles Chapman) pero especialmente del primero que sabe llevar el peso en todo momento aunque el apellido que nos quedará será el de Blake, como ya pasara con Ryan en la película de Spielberg. Cuando nos hartemos de ver lo multipremiada que va a ser, volveremos a hablar de ella en el formato habitual. Una gran película.


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