miércoles, 22 de octubre de 2025

Le bonheur



La siempre sorprendente Agnes Varda dirige esta película que fue premiada en el Festival de Berlín con el oso de Plata en el año 1965 , llevándose igualmente el Premio especial del jurado en el festival de Berlín. 

La directora franco belga siguió con la felicidad el camino iniciado con su debut, "Cleo, de 5 a 7".

De espíritu de independiente y de fuertes convicciones feministas la directora intentó en sus primeros firmes dar muestras de las relaciones que se establecen entre el hombre y la mujer planteándolo de manera diferente en cada filme. 

Si su primera incursión narró dos horas en la vida de una mujer en clave documental con la felicidad producida por Mag Bodard Parc por medio de Film partió de un guion dramático escrito por ella en el que se explica una abierta infidelidad. Para dar mayor énfasis a la historia utilizó una familia real para que que representaran la familia que parece en pantalla. El resultado fueron diversos premios internacionales en la historia en la que François es un joven carpintero felizmente casado con su novia , Therèse, a la que conoce desde que hizo el servicio militar y con la que tiene dos hijos. 



Un día conoce un correos a otra mujer, Émilie, que se convertirá en su amante. Franços se convence de que puede vivir con su mujer y su amante de forma paralela. El verdadero problema es que no consigue aclararse con sus sentimientos: ama a su mujer y también a su amante, pero no sabe a cuál de las dos ama más.Los personajes de Thérèse (Claire Drouot), la esposa de François, y su hijo e hija, Pierrot y Gisou, son interpretados por la familia verdadera del actor Jean-Claude Drouot (François en la película). Fue la única vez que aparecieron en alguna película..

La película cuenta con Marcel le Fauré Berlín, Sulvie Saurel, Christian Riehl, Paul Vecchiali como Paul, Gregory Hoblit, Marc Euraud, Manon La dos y Marie France Boyer. 

La película está asociada con la Ola Nueva francesa y ganó dos premios en el 15.º Festival Internacional de Cine de Berlín, incluyendo el Gran Premio del Jurado. 

Comienzo sugestivo con varios planos y contraplanos de girasoles: uno luce radiante y erguido, es hermoso, en el otro aparecen girasoles mustios, y opacos. Fuera de foco a lo lejos se acerca un matrimonio con dos pequeños. El es François (Jean-Claude Drouot) un joven carpintero que trabaja para su tío, vive una vida cómoda y feliz, casado con su mujer Thérèse (Claire Drouot) , una modista. La pareja tiene dos niños: Pierrot (Olivier Drouot ) y Gisou (Sandrine Drouot). La familia suele pasear y hacer pícnic los días libres de primavera en un bosque a las afueras de la ciudad. 

A pesar de que François se siente feliz con su vida y ama a sus hijos y a su esposa, se enamora de Émilie Savignard (Marie-Francia Boyer), una mujer que trabaja en la oficina de correos, que lleva una vida independiente y tiene un apartamento propio. François es muy directo con Émilie y le dice la verdad sobre su familia, su felicidad y el amor que le profesa a su mujer y a sus hijos. Un fin de semana, mientras están en un día de campo, Thérèse le pregunta François por qué parece estar tan feliz últimamente. 

Al principio, él se niega a decirle por temor a herirla pero, tras la insistencia de ella, François explica que está feliz de estar con ella y con los niños, pero que se ha sentido más contento al encontrar a Émilie. Él explica que ella y los niños son como un campo de manzanos delimitado y que otro manzano externo se puede añadir a ese campo, complementándolos. Thérèse expresa su tristeza diciéndole a François que sólo lo quiere a él. 

Tras mantener un encuentro romántico, ambos quedan dormidos. Cuando François despierta, no encuentra a Thérèse y, tras buscarla desesperadamente con sus hijos, encuentra su cuerpo que unos pescadores han sacado del lago. Tiempo después de que algunos parientes se hayan hecho cargo de los niños, pasado el verano, François regresa para trabajar y busca a Émilie. 

Pronto, ella está viviendo en su casa, cuidándolo a él y a los niños, incluso recogiéndolos de la escuela. La nueva familia es muy feliz y salen juntos a pasear al bosque, ahora otoñal, de las afueras de la ciudad acabando así la película

Ella dijo de su película , según señala la Filmoteca de Cataluña "“Esta película es una excursión campestre en que el amor y las meriendas ocupan un gran lugar. Pero los niños también, puesto que se trata de una familia en que la felicidad no puede ser imaginada sin niños. Querría hacer la crónica feliz de cierto ambiente artesano que vive en los alrededores de París y hacerla de una manera cariñosa. Conozco personas que no son envidiosas ni reivindicativas. Finalmente, el amor físico, que ocupa un lugar tan importante en la vida, es tratado no con descripciones sino como elemento de equilibrio, en especial al final del film. Todos los personajes son abiertos y la imagen es coloreada por el verano. Me gustaría que hiciera pensar y suscitara la emoción que siento ante las fotografías de forofos y, en otro aspecto, ante la pintura impresionista” (Agnès Varda). ". 

En un tributo a la memoria de Agnès Varda en 2019, Sheila Heti, TAN Hamrah y Jenny Chamarette incluyeron a Le Bonheur entre sus películas favoritas de Varda, con Charmarette diciendo que era su favorita y describiéndola "como nada más: una película de horror envuelta en girasoles, una excoriante diatriba feminista que toca a la melodía de una balada de amor. Es uno de los filmes más aterradores que he visto." Hamrah llamó a Le Bonheur "la película más impactante de Varda", añadiendo "es profundamente subversiva y funciona como una película de horror [...] ¿Cuántos filmes son realmente impresionantes de la manera en que lo es Le Bonheur? No creo que haya muchos". Heti declaró "no tengo un favorito, pero en el que pienso más a menudo es probablemente Le Bonheur porque tiene un final tan devastador. Es quizás el más directo en cuestión de narrativa, y, al mismo tiempo, realmente radical – emocionalmente radical, llegado el final. [...] Es imposible dejar de pensar en el final y qué dice sobre el amor, la vida, el caos y el destino." 

Papel esencial en la película es su música de Jean-Michel Defaye y la bellísima fotografía -ahora restaurada- de Jean Rabier y Claude Beausoleil llena de encuadres fotográficos, primerísimos planos, insertos y planos detalle que juegan en favor de la estética congujándose con la representación del color, que no sólo está en la puesta en escena sino en la estructura técnica o gramática visual del filme, donde los fundidos a diversos colores, representan o están sujetos a los cambios dramáticos del largometraje. Gran valor merece su montaje labor de Janine Verneau. 

La crítica es unánimemente positiva en todos los lugares en los que se estrenó. En los Estados Unidos Richard Brody en las páginas de The New Yorker señaló que "Es una película en la que la vida emocional y el deleite sensual se ven a través del prisma de la sociología, la psicología y la reflexión filosófica." 

Jonathan Rosenbaum en el Chicago Reader escribió que es "Hermosa y perturbadora (...) Provocativa y adorable. Es una de las mejores películas de Varda." 

Andrew Chan de Slant sostuivo que "El poder de esta película reside en que sigue siendo deslumbrante incluso en nuestra época sabia, dejándonos con incertidumbre y sospecha como a los primeros espectadores." 

David Pirie de Time Out la definió como "Pura elegancia visual y esplendor romántico" 

Noel Murray de AV Club nos pone a todos de acuerdo con su lacónico "Una gran película" 

Sofía Brucco en la revista digital Encuadra afirma que "Leí alguna vez que Agnes Varda dijo, en relación a Le Bonheur, que se trataba de árboles. De otras cosas también, pero sobre todo de árboles, porque los hombres se comportan como árboles" Y añade " El intenso amarillo de los girasoles, el verde de la vegetación de los jardines rurales. Los colores de la ropa que coincide con el ánimo de las estaciones: rojos, amarillos y naranjas en verano; ocre y marrón en otoño. El imperio del blanco en las escenas de intimidad. Los detalles en los interiores: fotos de estrellas de cine en las paredes, vasijas con enérgicos arreglos florales, ollas de cobre colgadas en la pared de la cocina, envases de perfume de vidrio,decoración al estilo casa Monet. La atmósfera que acompaña las representaciones de dulzura familiares la perfecta puesta en escena de los ideales burgueses, que no sólo se derrumban sobre sí mismos, sino que también arrasan y desgarran. La ingenuidad —y su eventual hundimiento— será el ocaso de la felicidad para esta familia primorosa." Y acaba su comentario con " El film finaliza con un escena que toma las dimensiones de una auténtica película de terror: en un bosque donde el otoño ya se hace presente en el color de los árboles, los cuatros miembros de la nueva familia caminan tomados de la mano, dando la espalda a la cámara, todos utilizando un suéter similar, de un llamativo amarillo pastel los adultos y de un rojo fuerte los niños. La imagen imita la forma, nuevamente, del idilio de la familia perfecta que se nos presenta al inicio de la película. 

La propuesta de Varda es osada y plena de ironía y de sensualidad frente a una sociedad aburguesada, incluso, la del proletariado. Hay una crítica a la familia tradicional y a la conciencia moral judeocristiana en esta historia de infidelidad, llevada a la idealización del amor y la felicidad del hombre, sin un tono moralista o aleccionador, sino más bien un cuento utópico donde el amor de un hombre por su mujer e hijos, es igual al que siente por la sensualidad de una nueva mujer, la felicidad como oda a la honestidad, a la pureza, a la sencillez. No hay gente malvada sino personajes inocentes aunque no exento de egoismo

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