jueves, 12 de julio de 2012

Un poco de corrupción es inevitable


Un poco de corrupción es inevitable le dice el sheriff / capitán de Jerichó a John Smith el protagonista de El último hombre (Last Man Standing), la película estadounidense de 1996, dirigida y guionizada (vale, que ya lo sé) por Walter Hill. Parece ser que éste se basó en la obra original de Yoyimbo cuyos autores fueron Ryuzo Kikushima y Akira Kurosawa. A su vez es una recreación de la novela "Cosecha roja" del gran Dashiell Hammet. La música fantástica es obra de Ry Cooder y Elmer Bernstein, siendo la fotografía es de Lloyd Ahern. La productora de la película fue New Line Cinema. 

Last Man Standing es una película de cine negro estadounidense de 101 minutos de duración y estrenada en 1996 protagonizada por Bruce Willis. Como he señalado anteriormente es una nueva versión de la película de Akira Kurosawa, Yojimbo, obra que a su vez inspiraría Por un puñado de dólares de Sergio Leone, el segunda remake de una película japonesa. La película resulto ser un fracaso de ventas, su presupuesto de producción fue de $67 millones de dólares y solamente generó 47 millones (18 en los EE.UU) en taquillas. 

La película, como vemos, tuvo malos resultados en cuanto a la recaudación, con solamente un total aproximado de 18 millones de dólares en diciembre de 1996. Recibió pobres críticas; muchas de las críticas negativas hacen referencia a la atmósfera depresiva y opresiva de la película, y también de la casi monótona personalidad del personaje interpretado por Bruce Willis. Sin embargo, la película es estéticamente interesante y como obra de venganza muy bien trazada. 
En el año 1931, durante la era de la ley seca en Texas un misterioso personaje (Bruce Willis) identificado por él mismo como "John Smith", o sea el "hombre sin nombre" llega a Jericho, un pueblo cercano a la frontera con México. 
En el pueblo, John Smith que está huyendo de la justicia...creía haber solucionado sus problemas...nada más lejos de la realidad, ahora es cuando comienzan. Magnífica la escena en la que le dan la bienvenida al pueblo los matones de Doyle ( David Patrick Kelly). se encuentra con un enfrentamiento entre una banda de gangsters de origen irlandés (liderada por Doyle) y una banda italiana (liderada por Strozzi) procedente de Chicago, por otra parte se encuentran algunos ciudadanos que intentan sobrevivir y Joe Monday, un oficial corrupto. 
Inmediatamente Smith gana reputación al matar a uno de los hombres de Doyle, un descarado acto que atrae la atención de ambos bandos. En primer lugar, la banda de Strozzi intenta tenerlo bajo su control como pistolero, y más tarde parece cambiar para favorecer a Doyle. 
La película juega en el paso y el intento de control entre unos y otros. El se aprovecha de su capacidad para matar y sacar partido de las bandas, pero poco a poco va tomando conciencia en favor de los má débiles como la prostitutas o el dueño del hotel. También se encuentran algunos ciudadanos que intentan sobrevivir como Joe Monday (William Sanderson) a cargo del un hotel de tercera y un oficial corrupto, el Sheriff Ed Galt (Bruce Dern). 
El pueblo permanece resignado ante la violencia que les rodea y son los matones de una de las bandas los que intentan echar al protagonista de la ciudad. Esto tiene su importancia, pues dada la indiferencia de los habitantes de Jericho, resulta difícil de creer el cambio que darán algunos de ellos ayudando a Smith en la última parte de la película. Por ejemplo, se puede ver en el papel del sepulturero que queda reducido a un par de escenas, algo cómicas en las que saluda al protagonista desde el otro lado del cristal de su negocio, agradeciéndole el incremento de muertes acaecido desde su llegada. En el filme de Hill, el sheriff es un hombre cuerdo, que hace tiempo que se vendió a la corrupción de la ciudad pero que en ultimo momento encuentra una salida ayudando a Smith aunque siempre desde una posición algo alejada, y en gran parte empujado por la situación y no debido a un impulso moral propio. 
En la película de 1996 todas las mujeres giran en torno al personaje de Bruce Willis no teniendo razón de ser en el guión si no es por y para él. Siguiendo uno de los tópicos del cine de acción norteamericano de los años 90, el sheriff le dice a Smith en un momento de la película: “Creo que adivine tu debilidad. Cuando fracases será por una mujer”. Las mujeres aquí se convierten en mero elemento decorativo y algo demagógico sin ningún poder real sobre la trama, incluso la mujer a la que Smith salva, cambia su función en el filme. El rescate de la mujer conlleva la entrega de un dinero conseguido de su mismo captor, y la incita para que huya. En Last man standing, queda la sospecha, bastante fundada de que el protagonista salva a la mujer por un simple (y algo platónico) interés romántico. 
Inmediatamente Smith se gana la atención al matar a uno de los hombres de Doyle, un intrépido acto que atrae la atención de ambos bandos. Mientras el número de tiroteos y de muertes va aumentando, Smith se toma su propia justicia para conseguir ser el último hombre vivo. Además de las armas de fuego, la mejor arma de este misterioso agente es su afilada lengua con una capacidad asombrosa de persuadir y sembrar cizaña. Él sabe jugar todas las cartas con un as en la manga en todo momento. Es decir, prima la inteligencia sobre la artilleria. 

Esta interpretada por Bruce Willis- John Smith-, Christopher Walken el salvaje Hickey, Bruce Dern el corrupto sheriff Ed Galt, William Sanderson Joe Monday – el ex alcalde de Deadwood, Alexandra Powers Lucy Kolinski, David Patrick Kelly el jefe Doyle, Karina Lombard la bella Felina, Ned Eisenberg el mafioso Fredo Strozzi, Michael Imperioli como el mafioso Giorgio Carmonte, Ken Jenkins Capt. Tom Pickett Leslie Mann. 

Película muy entretenida, violenta, bien ambientada y con un reparto adecuado. Con un Bruce Willis, haciendo de "tipo duro". Con un comienzo espectacular, esos movimientos de cámara, abusando de unos planos cortos muy expresivos, una fotografía espectacular y una buena música hasta la voz en off parece bastante acertada. Detaca el final con el asesinato de Doyle por parte de Joe Monday y el de Hickey por parte de Smith. Sin duda Last man standing tiene algunos aciertos como son la elección mas que acertada de Bruce Willis y de Christopher Walken como protagonistas del filme, una correcta utilización de las luces y las sombras, el ambiente de western en el que tiene lugar la acción, y la incertidumbre en la que mantiene al espectador, al no ser consciente, durante buena parte del filme, de los tejemanejes que se lleva entre manos John Smith. 

La cinta es irónica, pero sobre todo polvorienta, sombría, muy violenta con muertos por doquier y con una voz en off necesaria para entender la compleja personalidad de un Bruce Willis que está en estado puro. 

Interesante la forma de recrear la ambientación histórica es muy buena, los coches, las casas, el vestuario, etc. La imagen de la época en general está magníficamente conseguida, para ello ayuda también una estupenda fotografía que se vuelve anaranjada al retratar los escenarios polvorientos del pueblo. 
Otro buen aliciente son las espectaculares escenas de acción, con tiroteos donde las pistolas y ametralladoras suenan como nunca de fuerte, aquí las víctimas son literalmente acribilladas a tiros, nada de un tirito y ya está, por lo que los amantes de la artillería pesada quedarán muy satisfechos en este sentido si se deciden por ver este filme. 

La impresión primera que uno siente es que volvimos al género puro de los clásicos de gánsters de buenas épocas pasadas. Walter Hill reconstruye un excepcional thriller de acción pura sangre con todos sus agregados: honor, valentía, coraje, determinación, orgullo y soberbia desmedida, todo ello con una soberbia dirección por parte del más aventajado discípulo de Sam Peckinpah (el tratamiento de las escenas de acción, la atmósfera y la fotografía, son puro Peckinpah). 

Como señalaban en el País Luis Martínez y Fernando Morales: “Un pistolero no conoce otra moral que la del mejor postor. Así, un brillante y bien ruidoso ejercicio de estilo" y una "Conseguida historia de gángsters. La violenta acción se sitúa en un pueblo de Texas". 
El mayor mérito atribuible al filme de Walter Hill es probablemente el hecho de que su película lleve a los espectadores hasta la película original, y les haga disfrutar así de una de las piezas clásicas del cine del japonés. 

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